Además de la exposición de Mucha, la Caixa-Forum tiene también otra temática llamada El pan de los ángeles, o sea la Eucaristía en todas sus manifestaciones alegóricas, simbólicas, etc. Bueno, en todas las que tengan en los Ufizzi que es de donde viene la exposición. Hacen una al año y la de éste ha gustado tanto que la tienen in giro. No esta mal, aunque no parece mucho lo que hay en los Ufizzi para un tema tan socorrido en la iconografía cristiana. Porque la eucaristía supone la última cena, motivo frecuentísimo, la pasión de Cristo, que tiene muchos momentos muy pintados, como el Ecce Homo, la flagelación, etc, el Calvario, todo ello acogido al rubro de "sacrificio". Lógicamente, cuando de sacrificio se habla, aparece siempre Abrahán y, de hecho, la exposición trae uno no especialmente interesante de un flamenco, Livio Mehus, afincado en Florencia.
De la pasión puede verse una escena de la Verónica de Luca Giordano, aquel exuberante napolitano barroco que acabó pintándolo todo, incluido a Carlos II de España y del que una de las cosas que más me fascinan son los autorretratos. A ver si me animo y hago una serie de posts sobre autorretratos en la pintura, que es un subgénero casi como un mundo desconocido. El autorretrato es una manifestación de esa extraña mezcla que es un acto expresivo de introspección. De momento dejo éste aquí, uno de los varios que se hizo Giordano de joven y no lo traigo porque esté en la exposición, que no está, sino porque lo encuentro extraordinario. En una composición tenebrista, el haz de luz que rebota en el rostro de rasgos angulosos y prominentes muestra que no nos está mirando, aunque parezca hacerlo, sino que se mira a sí mismo.
También parte de la exposicion son algunas madonas. Hay una muy delicada del Parmigianino, una obra de juventud, aun incipiente su manierismo, que resulta todavía un poco cursi. Y por supuesto, la que se lleva el honor de la cubierta del folleto, que es la Madona de la Galería, de Botticelli, también una obra primeriza, pero curiosa de ver porque tiene muchas reminiscencias medievales. Y hay alguna otra. Ello se debe a que muchas de las vírgenes con niño, que es un tema muy demandado por iglesias, conventos, monasterios, etc tiene simbología de la Pasión. Sucede frecuentemente también con las sagradas familias: a veces el artista hace referencia simbólica a la muerte de Cristo, en lo que la profesión de carpintero de su padre ayuda mucho para representar leños y clavos, instrumentos de la crucifixión, o bien cuando se trata de una Madonna, como en otro óleo claramente manierista de Michele di Rodolfo aquí expuesto, la alegoría se hace a través de la posición del niño.
El título de la muestra , El pan de los ángeles, hace referencia sobre todo al pan (incluso hay un cuadro con una escena de maná) pero poca a los ángeles. Alguno aparece como motivo ornamental en unos tapices mediceos y no sé al comienzo hay una anunciación. En el resto de la exposición, los ángeles están ausentes, dejando el sitio a otros muchos personajes, porque ya se sabe que fools rush in where angels fear to tread ("los tontos se lanzan de cabeza allí donde los ángeles no se atreven a pisar", traduciría yo el verso de Pope).
Una de las piezas que más me ha sorprendido y que tiene poco que ver con el tema propio de la exposición de modo inmediato (de modo mediato tiene todo que ver) es una representación barroca de la creación de Adán, de Jacopo da Empoli (1632). La composición es bastante curiosa, pero lo más interesante me parece que es la figura del Innombrable. No es una representación arquetípica de Dios Padre, aunque sí se encuentran estas figuras de ancianos venerables en el barroco y en artistas como Champaigne. En esta han desaparecido los atributos que habitualmente simbolizan la divinidad de Dios. Hasta el aura parece un juego de luz natural.
Es una exposición que se deja ver con agrado.