¿Quién dijo que la política es aburrida? Todo lo contrario: es apasionante como una tragedia shakesperiana, un "cuento lleno de ruido y de furia, contado por un idiota y que no significa nada". La vida misma. El señor Rajoy ha hecho frente común con una fronda periférica en contra del poder de "Madrid", personificado en este caso por la señora Aguirre. Lo hubiera hecho, creo, también contra el señor Ruiz Gallardón si éste hubiera salido triunfador de su trifulca con la señora Aguirre en lugar de claramente revolcado. Los frondeurs de la derecha nacional cuestionan tanto la preminencia madrileñata como los denostados nacionalistas periféricos.
Que el congreso se celebre en Valencia, lo organicen los murcianos, y a los madrileños no los dejen ni hablar es verdaderamente fuerte. Los gallardonistas estarán conformes pues al fin y al cabo la cosa va contra Aguirre; pero los aguerridos echan las muelas. Y precisamente estos cuentan con poderosos medios de comunicación que cuestionan el liderazgo del señor Rajoy al que invitan sin ambages a retirarse. El partido puede llegar al Congreso en una situación de tensión interna a cuenta del liderazgo. La aparición y desaparición meteóricas de una oscura política del PP, presta a presentarse candidata a la presidencia de la organización en el congreso, la señora Castro, de quien ya nadie se acuerda, prueba que esto del liderazgo del partido es cosa que los populares se toman muy en serio.
Nada de tonterias democráticas de niñatas. El ungido se presentara a aclamación en congreso y ya está, que es lo que contaba el señor Aznar hace un par de días en declaraciones al diario Clarín cuando afirmaba que el señor Rajoy había sido "democráticamente" elegido en el PP, esto es, el señor Aznar profetizaba. Hay que concentrar fuerzas porque de inmediato vienen las elecciones vascas y las europeas y otras autonómicas, las municipales... la vida de un político candidato a la presidencia del Gobierno es una carrera de obstáculos. Si el PP gana las próximas europeas, por ejemplo, el señor Rajoy saldrá reforzado; en caso contrario, las presiones para que abandone serán mayores. El puesto de líder de la oposición es especialmente incómodo porque está abierto a todos los desafíos, especialmente los que vienen del propio partido. Nadie discute al líder que es presidente del Gobierno, pero sí al que no lo es y más si ha perdido dos veces la ocasión de serlo.
El nombramiento de doña Soraya Sáez de Santamaría en lugar del señor Zaplana no me parece de momento determinante. Se dice que dicha señora es más moderada que el señor Zaplana, pero eso está por ver. Lo que sí parece es persona de confianza del señor Rajoy, que es conveniente tener fieles en el desempeño de los cargos políticos, lugares de navajeo a la luz de la luna. Entre tanto queda pendiente hasta el mes de junio el destino del segundo escollo a la entrada del PP, el señor Acebes, que era el Escila donde el señor Zaplana era el Caribdis. Aquí es donde se verá si la señora Aguirre, que no ha conseguido lugar de relieve para su paladín Pizarro, protege lo suficiente al segundo o ha de resignarse a perderlo, en menoscabo de su fama de aguerrida valkiria. Pequeña digresión madrileña: este Pizarro, a pesar de su apellido, no ha conquistado ni un palmo cuadrado de territorio en el PP y la señora Aguirre sólo reina en el corazón de las audiencias de la COPE, Telemadrid y los lectores de El Mundo que bien pueden ser los mismos. Su única posibilidad antes del congreso del partido es dar una campanada a lo Lady Godiva. Pero no se la ve en eso; le gustan demasiado los modelitos de marca. Porque si la señora De la Vega es, según sus detractores, "de la Vogue", ésta señora Aguirre es más del género "Marie Claire".
Entre tanto, el señor Aznar, a quien se le han manifestado en contra veinte mil gallegos en la Argentina (y creo que son gallegos en sentido español y no argentino) pidiendo que lo procesen por criminal de guerra, dice que lo importante es la la batalla de las ideas. No tengo la menor duda. Lo que sucede es que su partido parece hoy sumido en una batalla por las personas y por las ambiciones de las personas. En el caso de la señora Aguirre lo de las ambiciones es absolutamente patente; como lo es en el caso del señor Gallardón, aunque en éste la ambición se estrelló. Pero ambiciones al fin y al cabo. De ideas, ni batalla ni no batalla: cero.
La cuestión del liderazgo en nuestra sociedad es la de quién gana elecciones porque, si no se ganan las elecciones ya se pueden tener las ideas más brillantes del mundo que se las come uno con patatas. A su vez, para acabar de complicar las cosas, las elecciones se ganan con ideas pero también con caras, gestos, consigna y confianza del electorado en que sólo se presentará una opción (unidad) y no varias enfrentadas. La idea mayoritaria triunfa, aunque no sea la "mejor" que por supuesto no lo será para quienes hayan perdido.
Por lo demás, ¿qué clase de lider sería el señor Rajoy si no consiguiera convencer a sus seguidores de que puede alcanzar el triunfo tras dos derrotas seguidas?
(Las imágenes son sendos grabados del gran Kitagawa Utamaro, pintor japonés de fines del XVIII, tituladas respectivamente "La viuda de Hinodeya" (1795) y "La hora del tigre" (1796) y se encuentran en La ciudad de la pintura).