dijous, 20 de març del 2008

El éxito de los criminales.

Acabamos de pasar el quinto aniversario del bombardeo, destrucción y posterior invasión criminal del Irak por un contingente angloamericano en una acción ilegal e inmoral con fines de saqueo a la que prestó su apoyo de lacayo de tercera el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar. En todo el mundo se han celebrado manifestaciones de repulsa contra aquel acto de barbarie que trajo como consecuencia cinco años de sufrimientos al pueblo iraquí, con cientos de torturados, decenas de miles de asesinados, cientos de miles, millones, de desplazados, básicamente población civil. Añádese a ello la destrucción de las infraestructuras del país, la división de éste en territorios y tribus enfrentados en permanente guerra civil, la invasión turca con matanza de decenas de miles de kurdos.

Parece claro ya que dicha guerra ilegal e inmoral, decidida por los señores Bush, Blair y Aznar en contubernio en las Azores en contra de las decisiones de la ONU y de la opinión pública mundial, incluida mayoritariamente la de sus propios países, sólo goza del apoyo de las grandes multinacionales petroleras angloamericanas. De éstas, claro es, y de la opinión de los señores Bush y Aznar. Aún no se ha escuchado al señor Blair pero es seguro que, si habla, lo hará también para mentir como los otros dos, asegurando que la invasión del Irak ha sido un éxito.

En el caso del español, señor Aznar, sí que es claro que la operación fue un éxito, el triunfo de su vida: gracias a su servilismo en las Azores se le han abierto posibilidades que lo han enriquecido. Que cada euro que se mete en el bolsillo este hombre al que muchos consideran un criminal de guerra, esté tinto en sangre de iraquíes no es cosa que parezca preocupar a su conciencia de católico ferviente.

También el señor Bush anda discurseando en su país y diciendo a quien quiere escucharle que la dicha guerra criminal ha sido un triunfo estratégico. El peor Presidente de la historia de los Estados Unidos, con el índice más bajo de aceptación de sus conciudadanos, que ganó las elecciones haciendo trampas, que está llevando a su país y, con él al resto del mundo, a una crisis económica sin precdentes, dice que aquel acto de piratería internacional fue una "victoria estratégica". El asunto no requiere mayor comentario.

Ahora bien, sería bueno que, además de las manifas callejeras en contra de este innoble atropello, otras instancias hicieran oír su voz para que cese esa agresión permanente a un pueblo que ya sólo se justifica por obcecación de un cretino al que el hado ciego ha encumbrado al puesto de mayor poder del mundo.

Estaría bien que se escuchara la opinión del Vaticano al respecto.

Estaría bien que se oyera la voz del Consejo Mundial de las Iglesias.

Estaría bien que se oyera la voz de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ya que el Consejo de Seguridad, paralizado por el veto estadounidense, no podrá hablar.

Estaría bien que se oyera la voz del Consejo de Europa.

Estaría bien que se oyera la voz de la Unión Europea, aunque sea con el voto en contra de la Gran Bretaña, si se atreve a formularlo su Primer Ministro laborista.

Estaría bien...

Y que los dioses maldigan a los tres criminales que desataron tan inhumana carnicería.


(La imagen es una foto de soundfromwayout, bajo licencia de Creative Commons, cada par de botas representa a un soldado de Illinois (EEUU) muerto en la guerra del Irak).