En este blog se habla de asuntos de actualidad; siempre que hay ocasión, de asuntos culturales y hasta con ínfulas teóricas. El autor lo considera una especie de diario. Bitácora llaman algunos a los blogs. Que no quede por nombres, ahí van algunos más: diario digital (que hasta tiene lindas siglas, dd), bloguiario, diablog. Lo importante es la cosa, el hecho de sentarse todos los días, al acabar la jornada y escribir. Al ser de actualidad, se echa una ojeada a la prensa y se acaba enganchando uno en algo, si es que no trae el tema pensado de algún otro asunto. No sé, supongo que hay muchos estilos. Miro blogs por ahí, y se dan para todos los gustos. Y en cuanto uno lleva una temporada escribiendo acaba uno indefectiblemente colocando un rollo sobre el tema favorito de los escritores que es el escribir mismo. ¿Para qué, por qué se escribe? Pues para que lo lean a uno y para explicarse uno a sí mismo. Un blog es una recapitulación. Por supuesto, muchas otras cosas, pero también una recapitulación. Y una expansión. Un acto de introspección y extraversión casi al unísono pues basta con apretar a un botón del teclado para que esa entrada en el diario que suele presentarse como el momento íntimo por excelencia pase al dominio público planetario. Porque la red es mundial. Y también se escribe por vanidad y por vanagloria, para codearse con los grandes. Por eso he puesto ese título grandioso al post de hoy. Claro que la ilustración no tiene nada que ver con él. Frente al mundo fantástico y un poco enloquecido, casi romántico, de la fábula de Shakespeare, este cuadro de Rafael que se encuentra en la National Gallery de Londres es un sueño (El sueño del caballero) simbólico, metafísico y clasicista al tiempo. Siempre he pensado que Rafael es el primer prerrafaelista. El árbol de la vida divide el cuadro en dos campos de fuerte significado moral. En uno, la virtud, con el discurso de las armas y las letras y en el otro el placer. Al pie del árbol, el caballero dormido está en los dos campos. La interpretación puede ser una o su contraria: el caballero debe optar por uno de los dos campos o bien debe unirlos. ¿Por qué no? Además de ser universalmente conocida la fama guerrera de don Quijote, sabemos que todas las doncellas quedaban siempre presas de sus encantos, o tal cosa creía él, que era doctor en amores caballerescos. Sí, sí, los sueños son el ámbito de lo fascinante, otro mundo que está en éste pero en el que no rigen sus leyes, y que lo ha acompañado al menos desde que andamos nosotros por él. Los sueños han estado presentes en la historia de la humanidad. Los del Faraón, que José interpreta, cambiaron su destino. Y desde entonces, aparecen siempre en momentos cruciales (y, por supuesto, en los anodinos), con motivo de la batalla del puente Milvio, hay sueños a puñados en el Imperio romano y en el ciclo artúrico. Los sueños tienen función premonitoria. Luego la tendrán moral y metafísica en el Siglo de Oro español, con La vida es sueño. Sueño es el de El diablo cojuelo y bastantes otros. En la Ilustración, Goya abriría una galería con el sueño de la razón. Los sueños aparecen muchísimo en el romanticismo y ya en el siglo XX resultan ser material de estudio e investigación para el psicoanálisis, que se considera a sí mismo como un método científico. El sueño es un territorio fantástico, desde luego, en el que se liberan las potencialidades humanas más ocultas, sea eso lo que sea, que no lo sé muy bien, pero de algún modo tenía que interpretar ese increíble cuadro de Courbet que se llama El sueño (1866-68) y se exhibe en el Museo del Petit Palais, en París. Es toda una imagen la que el artista ha pintado, un mundo de agotada pasión ciertamente nada convencional. Y no va a quedar por importancia creciente del sueño, pues ¿no es América el "sueño americano"? ¿No se hizo famoso Martin Luther King con un discurso que se llamaba "I have a dream"? Por eso no estaba tan mal escogido el título del post, porque el sueño lo invade todo, la realidad se hace un sueño. Ese terremoto del Perú es como un mal sueño en el que uno se repite: qué putada ser pobre. Pobre de verdad, en casas de adobe que se desploman a la menor, rodeado de mugre, con las carreteras colapsadas y en peligro de que te asalten y te saqueen. Otro sueño, esa fantasmagórica crisis bursátil, que ha aparecido como las perseidas, que para eso estamos aún en época y, como ellas, ha desaparecido al instante, dejando sólo un vago recuerdo en la retina. Esos inmigrantes africanos que se ahogan en un viaje imposible en medio de las aguas picadas del pacífico Mediterráneo son figuras imprecisas que desaparecen entre las olas como entre los sobresaltos de un sueño. ¿Y qué decir de las cifras de siniestros en las carreteras? ¿No suenan ya como pesadillas? Un blog que se actualiza al cabo del día entra necesariamente en el territorio de la ensoñación; recupera la realidad y la recompone según criterios distintos para armar esos relatos oníricos, deslumbrantes, inmorales, devastadores: un cholo tripula una estadística que se hunde sin remisión en una mar espumosa hecha de grasienta chatarra de automóviles destrozados. Un blog es, sobre todo, un lugar de sueños. A veces, un sueño de una noche de verano. Y los sueños, sueños son.