En el PP culpan al Gobierno de los atentados de ETA. Así, el señor Astarloa dice que la debilidad del Gobierno fortalece a ETA. El señor Rajoy insinúa que el gobierno no está interesado en derrotarla al decir que le ofrece su apoyo "siempre que sea para derrotar a ETA". La estrategia es ruinosa. Insinuar que hay connivencia alguna entre el Gobierno del PSOE y ETA es algo que pueden creer los incondicionales, pero no los votantes. Y con los incondicionales sólo no se llega a La Moncloa. No es razonable pensar que no entiendan algo tan claro y que a la gente le fastidian los extremismos. Soltando tales barbaridades, los dirigentes del PP cada vez aíslan más a su partido. No es posible que no lo sepan. ¿Por qué lo hacen? Porque los pierde el afán de venganza, que les nubla la vista. Vivieron el resultado del 14 de marzo de 2004 como un expolio y quieren la revancha, sin darse cuenta de que, al dejarse llevar por ese afán de venganza, están yendo a un desastre.