Tampoco es tanto dislate. Tengo leído que hace unos meses el Gobierno del señor Blair se propuso hacer algo parecido, preguntándose qué imagen tienen los británicos de Gran Bretaña. Si los de la Union Jack, O Britannia rules the waves, el león y el unicornio, las chaquetas rojas, el Big Ben, Honi soit qui mal y pense, Pompa y Circunstancia, God Save the Queen y la conducción por la izquierda tienen problemas de identidad, para qué hablar de los españoles, que cambian de bandera casi tanto como de nombres de calles, cuyo himno carece de letra (nuevo concurso para dotarlo de una) y que, en muchos casos, evitan usar el nombre de la nación, sustituyéndolo por dos denominaciones geográficamente imprecisas, como "este país" y el "Estado español" que, por cierto, es la oficial del tiempo de Franco. Hoy es más correcta "Monarquía española", pero queda pelín cursi. Aunque este último ente tiene una historia gloriosa ya desde los tiempos de la "Monarchia Hispanica", cuando Tommasso de Campanella escribió una tratado político con ese título y también más tarde cuando Felipe IV encargó a Zurbarán una serie de cuadros glorificando la Monarquía española, cosa que hizo el artista identificando de paso al monarca con Hércules como su ascendiente y pintando diez escenas de su vida para el Buen Retiro que hoy están en El Prado (En la imagen, Hércules y el león de Nemea, 1634). Mutatis mutandi es lo que ha hecho el Gobierno español con su concurso.
Supongo que la preocupación de la Autoridad es genuina. En tiempos de privatizaciones, las administraciones se consideran empresas y tienen que cuidar lo que éstas llaman la "imagen corporativa". Es necesario que, al nombre de "Coca Cola", millones de potenciales bebedores visualicen un símbolo. En realidad, les pasa a todos los gobiernos. El del señor Aznar plantó una banderaza rojigualda en la plaza de Colón de Madrid, a imitación de la que hay en el Zócalo mexicano. Los socialistas gobernantes quieren un membrete. Son más morigerados. Claro que también quieren que la radio televisión española "contribuya a la construcción nacional española." Tomo la expresión literalmente de El País y supongo que estará bien. Hago la salvedad porque eso de la "construcción nacional" me suena a rayos, a esas melopeas nacionalistas que se pasan la vida "construyendo" cosas intangibles. En todo caso, parece que el Gobierno aplica la teoría de la "hegemonía ideológica" de la doctrina de Gramsci, como hacen los "neocons" y el presidente Chávez, que se la explica a las honradas masas populares venezolanas mientras éstas afluyen como un solo hombre al Partido Socialista Unido de Venezuela sin que nadie suelte la risa con eso del Partido Unido.
También ha de haber alguna razón celtíbera. Supongo que el Gobierno "de España" está hasta los gayumbos de que lo llamen Gobierno "de Madrid". También podría ponerse Gobierno "de las Españas", aprovechando el pintoresco hecho de que nuestro país admita el nombre en singular o plural, como "las Rusias", si bien lo de "las Españas" es más poético; pero también es poético lo de "las dos Españas" y conserva una vigencia real inmisericorde, tanta como el "ya no hay Pirineos" de Luis XIV aunque en sentido contrario.
No sé yo si tantas cuitas no son inútiles. Los símbolos surgen de los sentimientos, pero no creo que los sentimientos surjan de los símbolos. Probablemente es correcto que el Gobierno se esfuerce por "construir la nación" y también lo es que premie un diseño tan discreto. En el caso de Alemania, la discreción se da por supuesta ya que ningún alemán tiene dudas sobre la existencia de Alemania. No es el caso de los españoles, cuyo sentimiento nacional es más problemático y se manifiesta más en lo negativo que en lo positivo. Los españoles suelen hacer causa común en la desgracia, cuando hay una catástrofe en alguna parte que requiere la ayuda de las demás. Hay una nación española en el infortunio; pero, a la hora del triunfo, cada cual pretende caminar por su cuenta y tener su camino propio. Esa diversidad española es tan aguda que hasta un hombre tan "españolista" como el señor Aznar define a España como una "nación plural", concepto de inexplicable alcance poco más o menos como el de "nación de naciones", aunque éste sea más sencillo de visualizar como Rey de reyes o Cantar de los cantares.