Hace cuatro años, tres mandatarios (los señores Bush, Blair y Aznar) decidieron en Las Azores desencadenar una invasión criminal y pirata contra un tercer país, tras haberlo sometido a todo tipo de embargos, amenazas y ultimata. Intentaron hacerlo involucrando a las Naciones Unidas en sus planes agresivos, engañando al Consejo de Seguridad (como hizo el ministro estadounidense de AAEE, Mr. Colin Powell), coaccionando y amenazando a su Secretario General (como hicieron numerosos lobbies yankies y el embajador de los EEUU en el organismo), presionando a mandatorios extrajeros (como intentó hacer el señor Aznar con el presidente de México, señor Fox) e intoxicando a la opinión pública mundial con todo tipo de embustes y patrañas sobre el grado de peligrosidad del Irak.
Hace tres años, los islamistas radicales perpetraron el mayor atentado de la historia de España en Madrid como consecuencia directa de la decisión del Gobierno español de acudir y sostener con tropas la invasión criminal del Irak decidida por el trío de Las Azores. Esta es la fecha en que ninguno de quienes participaron en aquellas decisiones delictivas, empezando por el señor Aznar y siguiendo por sus subordinados, alguno de los cuales, como el señor Acebes lleva tres años mintiendo sin parar al respecto, ha hecho una sola autocrítica del crimen que perpetraron ni, por supuesto, ha pedido disculpas o perdón por tantísimo daño como han causado directa e indirectamente.
Hace dos años, los invasores angloamericanos (que, para disimular su crimen, hablan de una fuerza multinacional cuando saben bien que ellos constituyen el 99% de las fuerzas de ocupación) montaron un gobierno títere iraquí tras una farsa electoral, con la misión de entregarle la gobernación de los asuntos cotidianos, mientras ellos siguen saqueando el país con sus tropas de ocupación y sus empresas -Haliburton a la que está vinculado el vicepresidente Mr. Cheney, entre otras- hacen su agosto con contratos fabulosos en medio de la corrupción y el latrocinio organizado en un país donde gobierno indígena y tropas ocupantes recurren de modo sistemático a la tortura, las violaciones, los asesinatos extrajudiciales para mantener su dominio.
Hace un año, el gobierno títere del Irak, luego de una farsa judicial, condenó a muerte y ejecutó al antiguo dictador del Irak, señor Husein, y puso en marcha un dispositivo de seguridad que tendría que traer la paz y el sosiego a este país ocupado, humillado, destrozado y sumido en una guerra sectaria de muchos frentes en la que mueren los civiles a decenas de miles, sin que se haya podido detener la matanza de la que los ocupantes siguen beneficiándose.
Anteayer murieron casi doscientas personas y media docena de soldados estadounidenses en dos ataques terroristas suicidas. Está claro desde hace años que esta aventura criminal, decretada por tres irresponsables que debieran estar procesados por crímenes contra la Humanidad, ha degenerado en un caos de masacres, robos, pillajes y que no hay modo de recomponerlo si los agresores no reconocen su derrota y se marchan del país, dejando paso a una conferencia internacional sobre el Irak en la que todas las partes interesadas en el asunto intervengan para tratar de encontrar una solución a esta barbarie desencadenada por tres delincuentes.