Venimos aquí a hablar de las "cuentas" de Gara; no de los cuentos, sino de las cuentas. De las cuentas que tienen mucho de cuento, como las de la lechera o las del Gran Capitán, por no hablar del ajuste de cuentas, que ya entra en un terreno distinto e inhóspito. Según esas cuentas, la negociación se rompió cuando las otras partes (PNV y PSOE, al parecer) se alzaron de la mesa (sobre la cual la izquierda abertzale había puesto las condiciones para la "solución definitiva del conflicto", o sea, no más tiros) sin explicar nada y sin hacer una propuesta alternativa. ¿Pero no habían los gorrinos aceptado unos compromisos que luego rompieron como eso, como gorrinos? Ahora resulta que no habían roto y que sólo rompieron al ver la muy sensata propuesta de acuerdo político.
Tengo por imposible hacer ver a estos señores de Batasuna que el hecho de que uno quiera algo vehementemente y comparta la vehemencia con el 15% del electorado no le da derecho sin más a hacerlo realidad ni mucho menos a decidir sobre los territorios y las gentes que en ellos residen en torno a una mesa sin otorgar voz y voto a esas mismas gentes porque las negociaciones habían sido secretas. Si no se entiende algo tan elemental, hay un problema de entendederas; si no hay problema de entendederas es porque a uno no le importa hacer ver que su legitimidad procede del uso de la violencia.
Así que es muy de agradecer el puñetazo sobre la mesa del señor Imaz que desmiente a ETA, a Gara, a Batasuna, a la izquierda abertzale y al sursum corda haciendo ver que la ruptura la provoca ETA, al exigir la territorialidad y la autodeterminación. A eso, por cierto, lo llama el señor Barrena (de Batasuna) "ir a la negociación a buscar la rendición del otro", se entiende, ir a que se rindan los bravos hijos de Euskal Herria. Realmente esta gente no sabe ya lo que dice.
Con el señor Otegi en chirona y por una temporada, Batasuna y la izquierda abertzale tendrán que encontrar a un dirigente que no vaya a la zaga de aquél. Por cierto, en chirona el dirigente más señalado de la izquierda abertzale y aquí no sucede nada, ni sucederá. Ser mártir es cosa que lleva su tiempo. Piénsese en el caso de Nelson Mandela: su indudable autoridad moral descansa sobre más de veinte años de prisión ininterrumpida. Me da la impresión de que estos mendas del movimiento de liberación, sector armados, están deseando que se acabe el "conflicto" porque entre rejas va a verte el abogado y poco más, y se acaban las declaraciones de prensa, los focos y las primeras de los diarios. Y no digo yo que la izquierda abertzale se reduzca al espectáculo pero no es mucho más, al menos en la dimensión de "izquierda".