Los tres sujetos de ETA que ayer declararon en el juicio del 11-M, Gorka Vidal, Irkus Badillo y Henry Parot, negaron tener relación alguna con los atentados del 11-M o con islamistas en general. Resopablan de vez en cuando y daban la impresión de estar fastidiados por considerar que nada de aquello iba con ellos y que la situación era ridícula. Mira por donde, por una vez en la vida estoy de acuerdo con unos etarras. En efecto, es de todo punto absurdo que, a causa de que una manga de sinvergüenzas haya decidido embarullar el proceso a ver si consigue salvar los platos rotos del partido que gobernaba en 2004 y que por su fabulosa incompetencia encajó el atentado de Atocha, lxs ciudadanxs tengamos que presenciar espectáculos que estarían mejor en una pieza de Ionesco que en la sala de un tribunal de justicia.
El tribunal ha hecho bien en llamar a declarar a los etarras para que no quede ni sombra de duda y lxs antedichos sinvergüenzas no encuentren otro enganche para seguir con su murga sobre la conexión de ETA en el 11-M. Pero el espectáculo era de risa.
Se sabe de sobra: siempre que hay un acontecimiento de trascendencia social, como un atentado de esta magnitud, mucha gente (desequilibradxs, ociosxs, granujas, murmuradorxs, cotillas, etc) ponen en marcha bulos de todo tipo con las más diversas finalidades como matar el tiempo, darse importancia en la oficina o sacar unos dineros a base de vender supuestas revelaciones. El atentado de las Torres Gemelas en NY ha suscitado una miriada de fantásticas versiones donde se dan citas teorías de todo tipo, desde quienes creen que fue el mismo presidente George W. Bush quien dio la orden de atacar a los edificios hasta quienes suponen que Ben Laden es la Bestia, pasando por los partidarios de las teorías sobre platillos voladores. Esa abigarrada afición social por la fábula tiene buen mercado en unas sociedades plurales. Lo que ya no es tan frecuente es que, cuando se abre la vista oral del proceso judicial, tras una instrucción ejemplar, con miles y miles de folios del sumario, cientos de pruebas, documentos, etc, sobrevuele permanentemente en la sala la sombra de uno de estos camelos. ¿Por qué? Porque habitualmente, estas "teorías" son invención de algún cerebro enfermizo y...aislado, mientras que aquí, el cerebro enfermizo (si es que es tal y no un aprovechado) tiene detrás una formidable máquina que lo ampara compuesta por el principal partido de la oposición, un importante rotativo de papel y otro digital, una emisora de radio y una cadena de televisión de cierta audiencia. Quien haya visto el programa de dos horas que TeleMadrid dedicó a sostener la teoría de la conspiración hace unas fechas estará, supongo, de acuerdo en que emitir ese reportaje es lo mismo que si yo proyecto un video sobre la generación espontánea en un congreso de biólogos.
Ahora los etarras han hablado y han dicho que no. No importa, cada vez estará más claro: los etarras no eran necesarios pues las bombas las pusieron los islamistas siguiendo las consignas de don José Luis Rodríguez Zapatero, el Papa Benedicto XVI y Fidel Castro. Que lo sé de muy buena tinta.