"El infierno existe", parece que ha dictaminado Su Santidad. En efecto, se llama Irak. No vamos a entretenernos mucho con las cuestiones infernales. Dada la naturaleza de todo asunto religioso en todos los órdenes del saber, es claro que, cuanto se afirme de Dios o de su circunstancia, pertenece tanto (o más) al campo del deber ser como del ser. En cuanto objeto científico, Dios deja bastante que desear y parece una entidad desiderativa. En definitiva, cuando Benedicto XVI afirma que el infierno existe, el asunto significa que Benedicto XVI quiere que el infierno exista. La Teología es una forma de la psicopatología. Ya hace falta ser mal bicho para querer que exista algo tan horripilante como un castigo eterno. Hasta Juan Pablo II, que era bastante ultramontano, dejó en las tinieblas de la duda la existencia del infierno. Pero este guardián de la doctrina de la fe, ha restablecido su existencia. Estoy seguro de que, de existir Dios, ya le habrá reservado un lugar en él.
Para mí aquí no hay más que el infierno iraquí, del que los EEUU tendrán que salir por decisión senatorial antes del 1º de marzo de 2008. El Senado ha seguido el ejemplo de la Cámara de Representantes, vinculando la ley de ampliación de crédito con una fecha fija de retirada del Irak y en términos aun más perentorios que los de la Cámara. Por fin, el Congreso de los EEUU empieza a respirar. Ahora el Presidente puede vetar la ley, trazando una línea de conflicto entre la Presidencia y el Congreso. No hay duda de que eso sería lo que haría el primer Bush y sus amigos los halcones "neocons". Pero ahora estamos al final del mandato, los "neocons" ya han mostrado alcanzar las mayores cotas de ineptitud y crimen que cabía imaginar. Cuestión de ver si el Presidente osa vetar la medida. Así lo ha reafirmado, pero es el primero en saber que, si veta, con el proyecto se van los fondos que ha pedido para seguir cometiendo sus fechorías en Mesopotamia. Así que tendrá que elegir entre cometer más crímenes hasta marzo de 2008 o cometer los mismos hasta diciembre del mismo año. Angustiosa elección.