Mira que tiene gracia la foto que me ha llegado hoy o ayer por el correo electrónico. Es como un chiste sin palabras que todo el mundo entiende a la primera y que podría llamarse "El pringao". ¡Ah, en el fondo, todos somos Paco! Hasta los de recursos humanos, que son la forma evolucionada y avanzada de la jefatura de personal de la Oficina siniestra. Paco el Currante.
La foto me recordó de inmediato a Larra. A ver, si no. Carta de Andrés Niporesas al Bachiller (Juan Pérez de Munguia), en la que, entre otras cosas, le da cuenta de cómo va a varios miembros de su familia y, al llegar a Frasco, dice:
Frasco, a quien conoces, ha tenido más desgracia. Solicitó una plaza de Vista de no sé dónde: entregó el Memorial tal como a las cuatro y cuarto, porque supo que a las cuatro estaba agonizando el que la tenía, y aunque en rigor todavía no había muerto, debía de morir de allí a poco. Pero le dijeron que llegaba tarde, porque ya estaba dada. ¡Qué prontitud de demonios! En vano alegó sus grandes conocimientos en la materia y la exactitud que tiene acreditada. La plaza de Vista se la dieron a un buen señor, ciego por más señas, o poco menos: dicen que se habían compadecido de él porque se veía arruinado, de resultas de una trabacuenta. ¡Cierto que ha sido una caridad! ¡Pobrecillo!Suena, ¿verdad? ¿Cuándo es clásico un autor? Cuando lo que escribió sigue "sonando" a los ciento sesenta y nueve años de haberse pegado un tiro.