No sé si a estas alturas quedará alguien por ahí, además del señor Aznar, dispuesto a defender cualquiera de los proposiciones siguientes respecto a la guerra y posterior ocupación del Irak: a) que fue una medida acertada; b) que la guerra se ha acabado; c) que el Irak ha salido ganando; d) que el mundo es un lugar más seguro; e) que la causa de la democracia ha triunfado en Oriente próximo; f) que nos podemos largar del Irak cuando queramos con la conciencia del trabajo bien hecho. Y con "nos", me valgo de una licencia poética puesto que yo, al igual que una enorme cantidad de españoles, no fui al Irak, ni me sentí representado por quienes iban. No planteo la cuestión de la justicia o injusticia del hecho para no acabar de liarlo pero, a mi modesto entender, la decisión primera, conocida como "de las Azores", además de errónea, fue injusta, malvada, incluso. Pero admito que estos juicios no tienen por qué ser igual de importantes para todos. Habrá quien diga que si algo es útil, tanto da que sea injusto.
En cualquier caso, la situación, a la vista está, es desastrosa. Hace mes y medio, unos generales estadounidenses, declarando en una comisión del Senado, veían un peligro cierto de guerra civil en el Irak. Su Gobierno, ese puñado de fríos señores de la guerra, se les echó encima vomitando desmentidos como Zeus lanzaba rayos. Pero ayer el Pentágono dio a conocer un informe en el que prácticamente se admite que el Irak está al borde de la guerra civil. Eso es un understatement; la guerra ha estallado ya, aunque se encuentre en sus comienzos. ¿Qué pintan ahí las tropas invasoras, refugiadas en enclaves aislados y protegidos que recuerdan a los fuertes de las películas del Oeste? Ya, nada. Y, luego, veremos si consiguen salir.
A quien los dioses quieren perder, primero lo vuelven loco, según los clásicos. No contento con haber organizado este desastre, el señor Bush anda presionando en busca de una excusa para organizar otro peor en el Irán, la República islámica fundada en 1979 por el Ayatola Ruhola Jomeini, en la foto, que he sacado de una historia del Irán de la Iran Chamber Society. Parece bastante claro que los EEUU, que tienen el "poder duro", están dispuestos a emplearlo si lo creen necesario en pro de su objetivo de dominación mundial. Si pueden alcanzarlo valiéndose de la ONU y/o la Unión Europea, miel sobre hojuelas; si no, el Irak es claro ejemplo de que emprenden their own way con el fin de imponerse por lo militar, cual recomiendan los halcones de la administración y sus mentores, como Robert Kagan. La cuestión, sin embargo, es si el país, en efecto, tienen el poderío militar que los Kagan del mundo le atribuyen. ¿Cuántos teatros de guerra más similares al del Irak pueden sostener los EEUU? Porque no serán infinitos. Y por ahí puede venir una catástrofe si otros Estados (Rusia, China, India) entran en conflictos regionales, aprovechando que el sheriff está atascado en remotas montañas y desiertos lejanos.
En cierto modo, ya la tenemos encima. El conflicto palestino-israelí está internacionalizándose. La agresión israelí, aun contando con el apoyo estadounidense, ha fracasado. El alto el fuego y la Resolución 1701 son un mal menor para un ejército de ocupación que estaba perdiendo la guerra, una forma de salvar la cara...y de atraer al foco del conflicto a una docena de naciones de las tropas de interposición. No es ésta la imagen que dan los medios occidentales, casi todos ellos favorables a la posición de Israel, pero es un juicio bastante acertado de la situación y si alguien quiere escuchar estos razonamientos en la TV del señor Murdoch et son valet de chambre, Aznar , que pinche en Sky News, donde el diputado exlaborista George Galloway expone de modo contundente las razones para estar en contra de Israel y de los países occidentales en este conflicto. La entrevista es realmente buena.
El enfrentamiento en cuestión opera como un elemento en las peleas políticas intestinas de nuestros países, a veces hasta la exasperación. Quienes metieron a España en una guerra inmoral e injusta acusan ahora al señor Radríguez Zapatero de hacer lo mismo, después de haberse opuesto a aquella, cuando resulta obvio que no es lo mismo, ni puede serlo, apoyar un acto de piratería decidido por tres mandatarios (dos de ellos directos beneficiarios de la aventura y el tercero de mera comparsa) en una isla que una medida adoptada por el -poco o mucho- único gobierno mundial legítimo de que disponemos hoy por hoy: las Naciones Unidas.
Ahora bien, la decisión de enviar tropas al Líbano, siendo legal y justa, no es grata y está llena de peligros, y no entiendo la celeridad del señor Rodríguez Zapatero en ofrecer efectivos. Parece que lo hubiera movido un sentimiento de culpa por la retirada del Irak, como si pensara que de allí había que salir por razones morales y jurídicas, pero que, para valientes, él, dispuesto a mandar el ejército a dónde sea. Con todo, me temo que no es posible apoyar la decisión y eximirse del envío de soldados. Espero que, al menos, tomemos pie en la ocasión para negociar con los otros países europeos que nos ayuden a impermeabilizar la frontera sur que a lo peor tiene que ser custodiada también por el ejército.