dimecres, 20 de setembre del 2006

A cada cual, lo suyo.

Ciutadans-Partit de la Ciutadania.

Es original el cartel del nuevo partido catalán para las próximas elecciones autonómicas. Lo que no sé es si será eficaz. Esa publicidad provocadora recuerda a Benetton y acentúa el aspecto friki de la organización. Claro que a lo mejor eso es un punto en el electorado. El desnudo ha sido siempre, desde antes del magnífico Apolo de Belvedere, símbolo de la pureza, la juventud, la divinidad. Así que el mensaje simbólico del cartel va cargado. Y al tratarse de política, se le añade una alusión a la verdad, desnuda siempre. Más heterodoxo es aun que el desnudo sea del Secretario General de la organización, señor Albert Rivera: no hay precedentes. Tampoco de que dicho cargo sea ostentado por un joven de 27 años, edad a la que otros andan zascandileando en las inocentes juventudes. Pero es que este partido es innovación y riesgo. Sólo por ello, merece un aplauso y porque contribuye a hacer más rica y matizada la política catalana. Pero, además, llega con pretensiones casi revolucionarias. Según su 2º manifiesto quiere:
"Una societat postnacionalista. Volem una nova classe de partit en el qual puguin coexistir persones de diverses tendències polítiques."
Audaz idea, un partido interpartidos, aunque inverosímil, lanzada por españolistas que no son los del 39, sino demócratas y constitucionalistas. La derecha del PP y la izquierda lo atacan tildándolo ambos de "extrema derecha". Hay dentro gente que me parece de extrema derecha, desde luego; y gente que no. Ideas de extrema derecha no he leído ninguna y las formas habituales en esa tendencia aquí no se muestran . Al contrario, he leído cosas como el aborto o la laicidad de las instituciones, que no son de extrema derecha, y algunas exageraciones sobre la situación lingüística en Cataluña, nada extraño en el ordinario intercambio político.

Así que lo razonable es darle una oportunidad y ver cómo le va en las elecciones. De su porcentaje de votos depende en buena medida quién esté en la Generalitat este invierno. Me parece un partido de intelectuales, profesores y profesionales liberales, es decir, elitista y, lo dicho, pelín friki. No sé si calará en la sociedad catalana ese españoleo a tambor batiente. Tengo la impresión de que sacaría más votos (proporcionalmente) en el resto de España que en Cataluña. Así que a lo mejor puede pensar en extenderse al conjunto del país si el resultado en las elecciones catalanas le es adverso, y antes de que el señor Rivera haga full monthy.

De momento, no le va bien: el Defensor del Pueblo ha recurrido el Estatuto de Cataluña por inconstitucional aduciendo cuestiones de reparto de competencias, como Ciutadans venía solicitando insistentemente. Y, aunque parezca que esto sea un éxito, tiene un coste altísimo de oportunidad porque va a radicalizar mucho las posiciones en la campaña electoral, lo que no beneficia al partido, al convertir la votación en una reedición del referéndum sobre el estatuto.



Se agrava el problema que teníamos.

El señor De Juana Chaos ha entrado en su 44º día de huelga de hambre y lo han hospitalizado. Debe de ser la tercera o cuarta vez que posteo sobre este asunto. En la primera, creo recordar, decía que lo peor que podía pasarnos era encontrarnos en una situación así, con un hombre en peligro de muerte, al que los independentistas consideran "rehén" de los españoles y sin tener claro qué se pueda hacer. Porque habría que pronunciarse sobre la alimentación forzosa o no. Ya está aquí la situación y ya ha decidido la Audiencia Nacional que, llegado el caso, se alimentará forzosamente al señor De Juana Chaos. La alimentación forzosa de alguien en huelga de hambre voluntaria se me hace una forma de tortura.

Es verdad que la Audiencia Nacional dice que habrá de hacerse

"sin empleo en lo posible de fuerza física alguna y, en todo caso, sin vulneración de su dignidad como ser humano".
¿Cómo se hace algo a alguien a la fuerza, es decir, en contra de su voluntad, sin vulnerar "su dignidad como ser humano"?