diumenge, 21 d’agost del 2016

NO es NO a la corrupción, el chantaje y el franquismo

Llama la atención el hecho de que ninguno de los estafermos de la vieja guardia del PSOE o sus jóvenes aliados, deseosos de hacer carrera al arrimo del orden, hable de la corrupción. En sus razonamientos a favor de que el PSOE se abstenga y posibilite un gobierno del Sobresueldos, la corrupción, que es el segundo problema en orden de importancia para la ciudadanía, simplemente no existe; nadie la menciona. 

De C's no es preciso hablar. Quienes iban a votar "no" a cuenta de la corrupción, van a votar "sí" gracias a un pacto que nueve a risa sarcástica porque lo han firmado con los responsables y beneficiarios de esa misma corrupción. Para sacudirse la sensación de ridículo, amenazan ahora (la política española sigue haciéndose a golpe de amenazas) con abstenerse o volver al "no" si el PP no cierra ese acuerdo perfectamente inútil a la mayor brevedad. Pero la opinión general es que el PP ya cuenta con el apoyo de Rivera y los suyos. O sea, las amenazas son parte de la escenificación de un apaño que se presenta como sacrificio en interés de la estabilidad. Un puro teatro porque la causa primera de la inestabilidad es, precisamente, la corrupción que quedará condonada de hecho si se permite que el partido corrupto y su líder, responsable político de la situación, sigan en el gobierno del Estado. Imposible tomarse aquí nada en serio.

El razonamiento de los socialistas claudicantes y los de C's es que España, democracia europea, debe tener gobierno cuanto antes y acostumbrarse a los gabinetes de coalición porque ese es el hábito en el continente, casi todo él en régimen parlamentario y multipartidista. Correcto. Pero España es diferente de las democracias europeas. Muy diferente.

En ningún país europeo se permite que un presidente del gobierno en la situación de Rajoy conteste irritada y displicentemente a una pregunta de una periodista sobre la corrupción. Aquí, sí. No pasa nada. Y tampoco es la primera vez que lo hace. La periodista estaba cumpliendo con su obligación y el presidente tuvo una reacción intolerable. No intentó meter un bolígrafo por el escote de la periodista (como hizo su colega Aznar en similar situación) porque mediaba demasiada distancia. Pero el desprecio y la altanería son similares.

Según parece, la trama Gürtel ocultó a Hacienda ganancias por más de 50 millones de euros y eso solo pudo hacerlo en estrecha connivencia con el PP, al que los jueces conceptúan como una asociación de presuntos malhechores. No es que en los demás países europeos no puedan producirse estos desmanes. Estos y otros mayores. Lo que sí sucedería en esos países es que el gobierno del partido responsable y, según parece beneficiario, de esos presuntos delitos no duraría veinticuatro horas. Aquí, en cambio, se presenta de nuevo a las elecciones.

Y hay mucha gente dispuesta a votarlo. Entre otros motivos porque escuchan a políticos demócratas de la oposición pidiendo que se le faciliten las cosas pues esto es lo que exigen la moderación, la estabilidad y el sentido europeo. De la corrupción, ni palabra. 

Y, si hablamos del asunto catalán, la cosa se aclara más. Los abstencionistas piden que se deje gobernar al sector más duro e intransigente del nacionalismo español. El que apuesta por un choque de trenes con el independentismo catalán. Que siga gobernando el partido y el personaje que han traído España a este punto de ruptura, cuyo alcance podrán sus señorías calibrar a partir del próximo 11 de septiembre.

En defensa de los conductores

Hay un saber convencional de las izquierdas, especialmente las municipales: la culpa de la contaminación, el tráfico y el ruido insoportables en nuestras ciudades es de los coches, de la sobreabundancia de coches. Nadie discute esta verdad que pasa por axiomática. No hay ayuntamiento progre que no excogite algún plan para salvar las ciudades de esta plaga automovilística. Es más, por malos que sean esos planes, serán éxito seguro porque van en contra de un sector de la población estigmatizado por todo el mundo: los conductores.

Todo el mundo, en efecto, de acuerdo, incluidos muchos conductores de buena fe: la culpa de que nos ahoguemos en las ciudades, de que no se pueda caminar por ellas, de que todo sea ruido y malos olores la tienen los coches y, por ende, los conductores, seres semisalvajes, egoístas, incapaces de hacer nada por los demás.

Hay algo de verdad en esto. Pero también hay algo de mentira y de exageración y, sobre todo, de injusticia. Veamos algunas precisiones que debieran obligar a los ayuntamientos progres a reconsiderar sus políticas de circulación.

1.- El coche ya no es un artículo de lujo, como en tiempos del franquismo, sino un medio de trabajo. Nuestro modo de producción está basado en la movilidad de la mano de obra dentro y fuera de las ciudades, gracias a los coches. Si se pierde esa movilidad, habrá problemas.

2.- La industria automovilística es uno de los sectores que más aporta al PIB. El porcentaje de población activa directa o indirectamente dependiente de ella es enorme. Todo el modelo está basado en la publicidad de los automóviles, de forma que esta consiste en fomentar en la gente el consumo de un medio que luego le prohíben utilizar.

3.- En buena medida, las haciendas locales se nutren del impuesto de circulación de vehículos que todos los conductores pagamos religiosamente. Sin embargo, los ayuntamientos prosiguen su política de excluir la circulación de superficies urbanas cada vez más extensas. Es decir, se nos obliga a pagar por un bien pero se nos impide acceder a él. En la medida en que los ayuntamientos eliminen la circulación automovilística de las ciudades debieran dejar de cobrar el impuesto de circulación.

4.- Y no solo por exclusión, sino también por un sistema de privilegios para unos cuantos y un trato injusto para los conductores ordinarios. El ejemplo más sangrante es el del gremio del taxi: entre otros injustificables privilegios a costa del contribuyente, los taxistas circulan por las vías reservadas a los servicios públicos y tienen zonas de estacionamiento prohibidas a los conductores normales. O sea, prohibidas a quienes pagamos los impuestos para conservar esos privilegios para que los disfruten quienes no los pagan. Suele decirse que el del taxi es un servicio público, pero eso no es verdad: es un servicio público de empleo singular, privado y costoso. Solo es público de nombre, pero no de contenido. Suele decirse, asimismo, que los taxistas necesitan los privilegios citados porque el taxi es su trabajo. Pero es que esa es la circunstancia de más del 70% de los coches que circulan por nuestras ciudades: trabajo. Los coches se usan para ir al trabajo y volver de él, para hacer gestiones, chapuzas, encargos. Casi siempre que vamos en coche por las ciudades, estamos trabajando. Ni más ni menos que los taxistas. Lo que los conductores no tenemos es un lobby, una asociación, un grupo de interés para presionar a las autoridades, amenazarlas con huelgas, etc., para lograr los privilegios.

Privilegios que tenemos que pagar los conductores, el sector estigmatizado por excelencia.

Tomen el último ejemplo: una empresa privada de alquiler de bicicletas convence al Ayuntamiento madrileño de lo progre y ecológico que es fomentar el uso de esos aparatos. Dicho y hecho: se reservan unos espacios (que se restan a las escasas y muy caras plazas de estacionamiento de los automovilistas) para las bicis y, por supuesto, se permite que los ciudadanos las usen sin el preceptivo casco ya que ello haría mermar los beneficios de la empresa. Si usted va pedaleando por su pueblo sin casco, le puede caer una multa; si va usted sin casco por Madrid no le cae nada porque el Ayuntamiento de Madrid, muy ecológico y progre, está al servicio de las empresas privadas y no de los ciudadanos, especialmente si son conductores.

Palinuro está de acuerdo, por supuesto, en que son necesarias políticas municipales medioambientales y que es preciso poner coto a la invasión automovilista. Pero no por el procedimiento fácil, demagógico e injusto de cargar todas las culpas sobre los conductores a los que se pretende expulsar de las ciudades al tiempo que se les siguen cobrando los impuestos de circulación. Y ello para que los taxistas, los ciclistas (que, por cierto, no suelen respetar las reglas de tráfico) y otros privilegiados (por ejemplo, los repartidores de géneros en comercios o bares, que interrumpen sistemáticamente la circulación) puedan seguir disfrutándolos sin pagar.

dissabte, 20 d’agost del 2016

El Sobresueldos no sabe qué hacer

Entra en lo posible que en la asociación de malhechores del PP haya alguno no definitivamente idiota. Ignoro si se encuentra en la recua de la foto, aunque eso no la haría menos irrisoria por ridícula. ¿A qué extremos de ignominia puede arrastrar un sinvergüenza sin escrúpulos a todo un país? Ese caso excepcional en el PP ha debido avisar al de los sobresueldos de que su decisión de chantaje del 25D es problemente la más estúpida que ha tomado en su vida. Y lleva unas cuantas.

Presa de la desesperación, el de los "hilillos de plastilina" sigue el guión de sus fábulas y, a punto de un ataque de nervios, insiste una y otra vez en que el PSOE le saque las castañas del fuego porque él es incapaz de hacer nada bien. Cuenta con la ayuda de esa pandilla de socialistas acobardados, claudicantes y serviles que nunca se ha atrevido a plantar cara a esta derecha franquista. Si Sánchez resiste el bullying de los matones de la derecha y las trampas saduceas de las viejas glorias, de los seudointelectuales y de Susana Díaz, con sus faralaes de falsa eficacia, representará definitiva y claramente la esperanza de regeneración de millones de españoles. Que NO sea NO el día 31 de agosto y el 2 de septiembre, y Sánchez se habrá consagrado como un líder de verdad, con visión y temple, frente a las argucias, mentiras y corruptelas de la derecha y la cobardía y miseria moral de los socialistas claudicantes.

El PSOE es la centralidad política y Sánchez representa la única esperanza de liberación de esta banda de parásitos que han dejado exangüe el país y lo han destrozado. Algo que ya admiten hasta los neocomunistas de Podemos porque es evidente: el PSOE es decisivo; ellos no pintan nada y seguirán sin pintar mientras no abandonen su actitud de injustificada arrogancia y su deseo de aniquilar al PSOE.

Si les fastidia la situación, siempre pueden abstenerse ellos y permitir el gobierno de Rajoy. No me extrañaría.

El chantaje tonto

La contumacia de este hombre no conoce límites. Está aferrado al cargo -que le viene ancho- con uñas, dientes y balbuceos. Y dispuesto a hacer lo que sea, decir lo que sea, firmar lo que sea por quedarse en él. Tras reírse de Rivera en sus inexistentes barbas, le ha firmado el pacto pedido. Todos dan por descontado, empezando por él mismo, que no cumplirá nada de lo comprometido. Nada. Carece de palabra, como ya reconoció en el arranque de aquella infausta Xª legislatura, cuya obra ahí queda, esperando la piqueta. Pero Rivera está exultante. Tanto que se permite el lujo de ser generoso y acepta no suprimir de cuajo las diputaciones sino recortarles los presupuestos. En cambio es firme en exigir que los imputados (ahora "investigados") dejen sus cargos ipso facto. Y eso lo dice con el pacto en la mano que han acordado dos equipos negociadores, el de C's y el del PP en uno de los cuales, el segundo, según parece, hay un par de negociadores que bordean la imputación.

Ese pacto no es si no una hoja de parra para tapar las vergüenzas de C's, volviendo sobre su palabra (es endémico; aquí las palabras no valen nada) y transigiendo en un pacto con el partido procesado por corrupción, con un presidente que tiene un ojo en la poltrona y otro en el banquillo, según se desarrollen los inminentes procesos judiciales, escándalo tras escándalo.

Los medios siguen empleándose a fondo a favor de Rajoy. Todos dan por bueno su chantaje: o es él presidente o vamos a terceras elecciones y, fíjense ustedes, en Navidades. Fatalmente el 25 de diciembre. Una poderosísima razón para atosigar a Sánchez, sacándole una abstención aunque sea in extremis. Hasta los medios críticos, como Público se hacen cruces del espanto de a dónde piensa llevar el país este irresponsable: Ana Pastor denigrada, el Rey, salpicado. Terrible lo de este hombre. ¡Qué falta de respeto a todo lo que dice tomarse en serio: la Navidad, la Monarquía y la Mujer! Todo a los pies de los caballos. O a los suyos y él sabrá a qué tipo de equino pertenecen. Es desconsolador ver a tantos medios bailando al son harto torpe que toca el presidente de los sobresueldos. Quizá se reporten recordando que la señora Pastor no es más que un busto parlante por cuya boca habla Rajoy y el Rey ya es mayor para buscarse la vida.

En el PP, la noticia se ha convertido ya en un arma potente para lanzar a la cabeza de Sánchez. La idea -si puede hablarse así- consiste en culpabilizar a Sánchez del hecho de que, con sus decisiones Rajoy condicione el día concreto de unas hipotéticas elecciones con la finalidad, descaradamente socialista, de amargar el turrón a la parroquia. Es una estupidez tan grande que cuesta imaginar a alguien sosteniéndola. Pues ya hay dos dirigentes que la han expuesto: nuestro hombre en Barcelona, Albiol y la ratita hacendosa, Sáez de Santamaría. El uno, un gigante y la otra casi una muñeca, dos extremos opuestos en la gama anatómica humana. Opuestos en lo anatómico; en la inteligencia ambos coincidentes en uno de los extremos. Adivinen cual.

Es obvio que Rajoy lleva meses maniobrando. En realidad, lleva años, desde que inició su ya larguísima carrera política, empezada, precisamente en una diputación. Es un veterano, un supeviviente, un maestro en el regate corto. La lectura cotidiana del Marca da pericia. Estos días está esmerándose. Le ha llevado ocho meses presentarse a la investidura. Calculen los que pretende que pasen sin gobierno y échense a temblar. El hombre sabe que, de contar los tiempos como él hace y los medios le corean, de no salir él elegido, habrá elecciones el 25 de diciembre. Claro que le importa una higa y menos aun el papel del Rey que tendrá que hacer el ridículo en el día de reflexión. Y claro que le encantaría que este cálculo suyo, este chantaje, hiciera efecto y todos se plegaran a sus designios, consistentes, como dijo Sánchez, en gobernar sin oposición.

Lo que sucede es que es un chantaje tonto. Porque no es él quien decide lo que pase después de su previsible fracaso, sino el Rey. Hay otras opciones antes de convocar nuevas elecciones. Varias. Unas más razonables que otras como siempre, pero varias. Por haber, hasta hay la posibilidad de un pacto PSOE-Podemos-C's si estos últimos cambian de aliado, cosa en la que tienen experiencia. Igualmente posible si los dos gallos, Rivera e Iglesias, dejan de mirarse de reojo, ahora que ya han visto que están en el mismo barco: el de evitar las terceras elecciones. También está la opción PSOE-Podemos-Indepes que Palinuro ha defendido siempre, sin perder de vista sus complejidades. En definitiva, Rajoy no es el demiurgo de la política española sino que en menos de dos semanas, si el PSOE se mantiene en el NO es NO, puede pasar a la condición de espectador no solo incompetente -que eso ya lo es ahora- sino también impotente.

Por supuesto, es posible que, a causa de la incapacidad de la izquierda para entenderse, se cumplan los planes del presidente de los sobresueldos y haya elecciones el 25 de diciembre. Él cuenta con la abstención y con la idea de que esta daña sobre todo a la izquierda. Pero, en este caso la provocación es tan evidente, y la mala fe tan patente y detestable que es muy probable haya una respuesta que nadie espera. Por poder, en este momento, puede pasar de todo.

Lo que no ceja es la campaña de los socialistas abstencionistas. Son gentes con influencias y todas quieren ver un gobierno del PP. Acaba de añadirse, al parecer, Susana Díaz, pidiendo la abstención con el argumento de acelerar tiempos y empezar ya a derogar leyes de la derecha, como la ley de educación o la reforma laborar, antes de fin de año. Es buen argumento. Suena bien a oídos de gente de izquierda. Pero está sacado de la pura ignorancia o algo peor. Si hay un gobierno del PP, tendrá, en principio, 169 o 170 esscaños, a falta de media docena para la mayoría absoluta. Conociendo la capacidad de marrullería del presidente y el filibusterismo resultante, eso de derogar leyes así como así va a ser muy complicado. Y va a eternizarse en embarullados trámites. Eso, la Ratita Hacendosa lo borda. Se dirá que es juego parlamentario ordinario y hay que atenerse a él. Y se añadirá que peor sería la situación si, tras las terceras elecciones, aumentara la mayoría del PP.

Todos son imponderables. Pero hay un asunto cierto del que, según se ve, todos los dirigentes, los políticos, los intelectuales orgánicos y los consejeros áulicos se olvidan de modo sistemático: la corrupción. España no puede seguir gobernada por el mismo partido y el mismo presidente que han generalizado y amparado la corrupción y, en muchos casos, se han beneficiado de ella. Eso es ridículo.

La irresponsabilidad de los abstencionistas socialistas alcanza un grado superior cuando se aborda la cuestión del referéndum catalán, en realidad, de la independencia de Cataluña. Igual que la democracia española no puede regenerarse devolviendo el poder al partido responsable de la degeneración, tampoco la cuestión catalana podrá resolverla el partido que la ha instrumentalizado para sus fines y la ha azuzado cuanto ha podido. En realidad los socialistas abstencionistas desean a la derecha en el poder -aunque sea corrupta- porque coinciden con ella en su idea de la nación española y de ella esperan un gobierno contra Cataluña. Por eso la apoyan.

NO es NO.

divendres, 19 d’agost del 2016

La investidura

Ayer la Corte hervía de bulos y rumores. Los mentideros echaban humo, fabricando historias y fantasías. El resultado de la era de la información y la comunicación es que, con las noticias importantes, puede armarse tal batiburrillo que al final, los ciudadanos se vayan a la cama sin saber lo que ha pasado de verdad. Quizá por eso recurren a unos medios fuertemente ideologizados y partidistas como los españoles, para que los adoctrinen.

Tómese la noticia principal: hay fecha de investidura. El día comenzó como terminara el anterior: sin fecha para el debate y con un displicente Rajoy haciendo de menos a Rivera. De pronto, todo cambia. La cabeza parlante del gobierno en el Parlamento, Ana Pastor, anuncia la fecha del debate para el 30 de agosto y Rajoy se declara presto a firmar las condiciones de Rivera, de las que, según él mismo, nadie le había hablado en el Comité Ejecutivo de su partido. Conclusión de los medios y los mentideros: este Rivera pesa más de lo que parece o Rajoy tiene un as en la manga, tipo tamayazo, por ejemplo. O ambas cosas.

No tuvo eco alguno, sin embargo, la otra noticia que podía explicar el repentino giro del de los sobresueldos: Sanchez avisaba de que no tenía intención de reunirse con Rajoy (quien lo había citado para hablar del asunto) en tanto no anunciara la fecha de la investidura. Esa es la verdadera razón del cambio de Rajoy. Es decir, si hay fecha de investidura es gracias a Sánchez.

Pero esa interpretación, apoyada en hechos, no se verá en los medios. Estos siguen fabulando sus deseos. El titular de El Confidencial, compartido por muchos otros, pareciendo una noticia, es una opinión, basada en el chantaje de Rajoy: o él es presidente o hay terceras elecciones y, para más INRI, el día de Navidad. Puro mentidero, puro runrún casi de eso que llaman las redes con bastante gracia cuñaos: más presión para Sánchez. Y la Iglesia, ¿qué dice? El día de Navidad vienen todos a casa, no habrá abstención, etc., etc.

Lo más grave es el hecho de plantear la alternativa como excluyente. ¿No hay otras opciones? Es patente que sí. Si Rajoy fracasa, otro, por ejemplo, Sánchez, puede aspirar al nombramiento de candidato. U otro candidato del PP. O de fuera del PP, de consenso. Claro que hay otras posibilidades, por ejemplo, el gobierno de la izquierda apoyado por los independentistas catalanes. Estos plantearán la cuestión del referéndum, algo que el PSOE debiera reconsiderar por cuanto acabará siendo inevitable, dadas las circunstancias.

Dudas cabe abrigar también respecto a la actitud de Podemos. Tras haber fracasado en sus pronósticos de que el PSOE facilitaría un gobierno del PP mediante la abstención, reaparece ahora con la habitual panoplia de arrogantes declaraciones. Empieza por señalar que él, Podemos, representa el "No" a Rajoy. Pero el único "No" a Rajoy que ha contado ha sido el del PSOE. Añade que Iglesias lleva días negociando con Sánchez sobre un gobierno de izquierdas y el PSOE lo desmiente oficialmente. La lealtad de esta gente no existe, y su palabra tiene un valor muy relativo pues está condicionada por su profundo deseo del sorpasso que implica la destrucción del PSOE. Por eso suena tan falso el propósito de formar un gobierno de las izquierdas con un partido al que se quiere aniquilar.

Y las terceras elecciones, sean el día de Navidad, el de Reyes o el de los Santos Inocentes, no están decididas ni mucho menos. Solo a los más zotes del PP puede ocurrírseles que cabrá culpar al PSOE de las elecciones el 25 de diciembre siendo así que quien ha decidido los tiempos ha sido el PP.  Ese resultado está más abierto que nunca. Quienes apoyan al PP (y no tienen por qué militar en él) vaticinan su mayoría absoluta. Otros, en cambio, tendemos a pensar que unas nuevas elecciones harían subir al PSOE y bajar al PP y a Podemos. Con C's puede pasar cualquier cosa, según sean los resultados del PP.

Por qué apoyo la República Catalana

1. Porque es una causa justa. Los catalanes son una nación y tienen derecho a decidir su futuro.

2. Porque es una República. Y Palinuro es republicano.

3. Porque es democrática. El único régimen tolerable hoy día y del que no andamos sobrados en España.

4. Porque afectará a España. Es necesaria una sacudida de este calibre para que España reaccione de un marasmo que dura más de tres siglos.

5. Porque afectará a Europa. Puede cundir el ejemplo y obligar a un replanteamiento de la Unión Europea.

dijous, 18 d’agost del 2016

Un gobierno de izquierdas, desde luego

Han sido necesarios ocho meses de chantaje a cargo de ese prodigio de incompetencia, chulería, embuste y estulticia que es el de los sobresueldos para que la izquierda entienda que la unidad es la única vía. Ocho meses soportando la fanfarria franquista de esta banda de delincuentes dedicados a esquilmar un país entero. Ocho meses soportando también las graves necedades de esos fantasmones del pasado con su insoportable petulancia, los González, Bono, Leguina, Guerra, Corcuera y otros excedentes de cupo. Todos tratando despectivamente a Sánchez para que se pliegue a sus turbios designios igual que el pobre Rivera ha tragado los desprecios del Sobresueldos.

La revelación, la sorpresa del verano ha sido Sánchez. Hasta Palinuro debe confesar haber infravalorado su entereza que ahora aplaude sin reservas y más desde que ha rechazado el chantaje del Sobresueldos y lo ha puesto con elegancia en su miserable sitio. Ese es el camino, el mismo que Palinuro viene recomendando desde el comienzo: un gobierno de PSOE + Podemos con otros añadidos; luego veremos cuales.

El valor, la decisión de uno despeja las brumas que la miseria moral del Sobresueldos y la estúpida arrogancia de Podemos vienen esparciendo desde hace meses. La disyuntiva no es el Sobresueldos o nuevas elecciones, como trata de colar la derecha. Existe la posibilidad del gobierno de izquierdas. Posibilidad que se da porque los de Podemos ya no pueden seguir siendo desleales, dado que, si hay terceras elecciones, no van a quedar de ellos ni las raspas. Como tampoco de C's dado su invertebrado oportunismo.

Así que el gobierno de la izquierda debe articularse en torno a la alianza PSOE - Podemos con este de adjunto. Ambas partes deben domeñar las fuerzas contrarias al pacto en sus respectivos senos. El PSOE debe ignorar la falsa retórica de los viejos peplas que tratan de colar su venta al neoliberalismo como la razón en la historia. Podemos tiene que apartar ese núcleo de paleocomunistas al estilo Anguita o su replicante Monereo, cuya obsesión es impedir toda alianza con el PSOE, todo gobierno de izquierda, aunque sea al precio de que siga gobernando la delincuencia organizada.

Ambas fuerzas deben refrenar asimismo su tendencia al personalismo y su narcisismo. Sobre todo Iglesias, cuya agresividad dialéctica solo es comparable a su falta de sinceridad y sentido de la lealtad. Gobierno de izquierda, sí, pero no a cualquier precio.

El núcleo debe a su vez aglutinar todo cuanto pueda en su entorno. Nada sobra en el intento de librar al país de esta banda de delincuentes y parásitos. Si C's corrige por fin el tiro y abandona el intento de ir de bufón de la derecha, sea bienvenido a la alianza y que todos dejen a la puerta unas incompatibilidades que son puros pretextos.

Y lo mismo sucede con los independentistas. El PSOE debe abandonar su absurda intransigencia frente a ellos. Los indepes son gente bregada y pragmática y, desde luego, pueden dar lección y media de política y capacidad de negociación a este hatajo de fantoches españoles que llevan ocho meses paralizados por pura incompetencia. Están también interesados en tener un interlocutor mínimamente razonable en Madrid y no un puñado de franquistas. Y su derecho a pedir la independencia de Cataluña es irrefutable y no los convierte por ello en apestados con quienes no se pueda contactar. Al contrario, los muestra como gente con principios y dignidad. Algo de lo que los de por aquí pueden aprender bastante. 

De todos los demás puede dudarse legítimamente. De lo que no cabe duda es de que el independentismo catalán es la única oposición real que ha habido al neofranquismo imperante en España en los últimos cinco años y que, si hay hoy posibilidad de librar al país de esta plaga, es gracias a él.

Se pide votar a esta gente

La entereza y la decisión que están demostrando Pedro Sánchez, el Comité Federal del PSOE, el partido mismo y sus votantes son un aire de esperanza para la renovación de la enquistada y putrefacta situación española. Sánchez no es un radical, extremista, antisistema, como a veces lo presentan los medios del PP. Tampoco es un adocenado, vendido a la derecha y al neoliberalismo, como suelen presentarlo los propagandistas de Podemos. Es un líder de la izquierda democrática, moderada, reformista, de nivel europeo. El único que, hasta la fecha, aduce motivos de principios y no puros cálculos tácticos para justificar sus decisiones.

Eso los tiene a todos de los nervios.

El presidente de los sobresueldos, fiel a su espíritu franquista, quiere gobernar sin oposición, como dice el mismo Sánchez. En realidad, quiere gobernar como en la Xª legislatura de mayoría absoluta: sin tener en cuenta al Parlamento; sin Parlamento. (Por cierto, a eso contribuyó entonces el PSOE no osando presentar una moción de censura). Y quiere gobernar sin programa y sin un solo compromiso que lo obligue a limpiar el cenagal en que convertido España. Formula un chantaje trufado de amenazas: yo o terceras elecciones, porque debe de pensar que está en su mano impedir un gobierno alternativo. ¿Cómo, por cierto? Pónganse en lo peor. Esto es España.

La decisión de ayer del Comité Ejecutivo del PP y la retranca de Rajoy, riéndose de Rivera y sus famosas seis condiciones, han aniquilado a C's. Estos partidos emergentes son de una tosquedad política patética. Probablemente por ser partidos de aluvión. La única respuesta posible de Rivera a la afrenta de Rajoy de ayer es retornar al "No" y retirarse un poco a meditar si no le interesará mucho más pedir al PSOE la novación de su trato de diciembre.

Los de Podemos también piafan inquietos, mientras parchean las habituales broncas internas de la "verdadera" izquierda. Estaban seguros de que Sánchez (despreciable socialdemócrata al fin y al cabo) se abstendría en segunda vuelta. No estaban preparados para el NO es NO. Pedían con retintín al socialista que se decidiera por el PP o por ellos. Ahora, silencio. Admiten que el PP puede fracasar y recuerdan que están dispuestos a hablar con el PSOE. El recuerdo de la última vez que lo hicieron no anima a confiar en ellos. Aunque ahora quizá sean más de fiar, pues la alternativa es una tercera consulta electoral de la que pueden salir trasquilados. Eso, si no gana la partida en el interior el sector anguitista del sorpasso, dispuesto a que en España gobierne el Cid Campeador antes que el PSOE.

Con los nervios a flor de piel está la vieja guardia socialista, los caballeros de la transición, los jubilados solemnes, el consejo o sanedrín informales de los ancianos. Todos a una piden la abstención del PSOE sabedores de que eso es gobierno del PP. Y el asunto está enconado porque toma forma de un debate interno ideológico/generacional que nadie quiere reconocer como tal, unos por soberbia y otros por elegancia. Los sacerdotes encuentran mucho eco en los medios. El País es su portaaviones. Por contra, los del NO es NO apenas tienen acceso a los medios, pero dominan las redes. Un signo también de los tiempos. A favor del "Sí" (la abstención es un "Sí", dejémosnos de tonterías) guerrean los grandes jefes y los hoplitas. Detrás del Felipe González de que gobierne "el que no lo merece", publica ayer un artículo José María Maravall titulado El Desconcierto que no glosaré por encontrar la argumentación artificiosa y falsa. Basta considerar dos objeciones que responden a dos hechos objetivos e incontrovertibles: a) todo el comparativismo de Maravall descansa sobre el supuesto de que España es una democracia homologable a las europeas y eso no es una tesis que comparta todo el mundo ni mucho menos; b) en las más de 1.900 palabras del artículo sobre la situación política española ahora mismo no aparece ni una sola vez la palabra "corrupción". Eso es más que un error o inadvertencia; es complicidad y encubrimiento.

Sin embargo, este aspecto es decisivo. Porque se pide dejar gobernar a un partido literalmente comido por la corrupción, que tenía -y puede seguir teniendo- maquinarias para organizar mejor el saqueo de las arcas públicas, en todas partes, a todos los niveles, como esa trama organizada en el Ayuntamiento de Valencia para administrar y repartir los cuantiosos ingresos de las mordidas. Un partido que ha colonizado las instituciones con sus deudos y allegados y desmantelado todo lo público en interés de núcleos privados de poder financiero, económico, político, pero todos suyos. Lo más llamativo de esta corrupción es el grado en que está permeado también el tejido empresarial. Se quiere que gobierne un partido que es presunta delincuencia organizada. Cinco investigados por los tribunales tuvieron que ausentarse ayer del Comité Ejecutivo para que la granujería no cantara demasiado y nadie, ni ellos, podría una mano en el fuego por los asistentes.

Se pide igualmente dejar gobernar a un hombre cuya ejecutoria en su anterior gobierno es un desastre, el político peor valorado de la democracia desde hace años, sospechoso habitual de comportamientos ilícitos o inmorales o ambos; un hombre sin palabra (que es lo único que vale en una persona), sin prestigio alguno, sin crédito; un embustero descarado y sistemático. Un  incompetente, marrullero al que su país importa una hija, su gente menos de una higa y solo se interesa por el futbol. Un devoto franquista al que le gustaría gobernar no como presidente democrático sino como dictador a la vista del desprecio que tiene por el Estado de derecho. Uno capaz de dejar en ridículo a otro líder político aprovechándose de su ingenuidad, su oportunismo y su inexperiencia. Un tipo sin principios y sin la capacidad mental para, al menos, intentar fingirlos.

NO es NO.

El gore filosófico

Hay diversas maneras de tratar los más densos problemas de la ética y la filosofía moral. Una de ellas es mediante sesudos ensayos académicos, llenos de sutilezas y distingos hasta marear. Otra, mediante la literatura, la novela, el teatro. Otra mediante comics o historietas de aventuras. Esta tercera es la de la película en comentario y el grave tema, la eutanasia. Ya sabemos que se trata de algo muy serio, que toca lo más profundo de las personas y plantea todo tipo de conflictos. Por ello, el director parece haber decidido sacudírselos de encima con una referencia colateral. En uno de los escasísimos diálogos morales se plantea la cuestión de si se trata de sustituir a Dios, que es una de las facetas del problema y no la más interesante. Ese problema ya lo había resuelto el propio Dios en su libro, cuando el arcángel San Miguel lanza el célebre "¿quién como Dios"? La última y más célebre versión hasta hoy es el Frankenstein de Mary Shelley. Todo lo demás es un thriller de lo más visto, persecución de coches por las calles de Nueva York incluida (taquilla segura) y relámpagos de gore con destellos de El resplandor y en la más rancia tradición de los estudios Hammer, actualizados, claro.

Lo habitual es atribuir el intento de suplantar a Dios a la ciencia. El film introduce una variante: el intento corre ahora a cargo de lo paranormal. Tanto los criminales -se trata, ya se sabe, de un asesino en serie, también fórmula segura- como los que los combaten tienen facultades milagrosas, ven el futuro y el pasado. Obviamente, la ciencia no puede padecer así que, al comienzo de la historia, la agente del FBI (son pareja, tipo mayor y joven ambiciosa) dice que no cree en lo paranormal. El doctor que la policía contrata por sus dotes paranormales coincide: es médico, científico, no cree en lo paranormal. Pero él tiene dotes paranormales. O sea, haberlas haylas. Tanto Hollywood para esto.

Con tan absurdo planteamiento, el desarrollo ya es barra libre. Sentimentalismo a raudales, turbulencias, mucha tecnología, disparos, garages, apartamentos, el metro, asaltos, movimiento incesante. La clave del problema moral entre tanto ruido, se nos da al final en un flash back del principio de todo. Claro, si nos lo exponen antes, no hay película.

Y que hay película lo atestigua el almibarado final feliz en la más cursi tradición de Hollywood.

dimecres, 17 d’agost del 2016

Si, NO, NS/NC

En los sondeos, las respuestas son "Sí", "No" y "NS/NC".Igual que en la tortuosa investidura de Rajoy, segundo asalto. Las tres respuestas son válidas y ayudan a hacerse una idea del estado de la opinión en el momento de preguntar, así como a figurarse el futuro. También igual que en la investidura, en donde, el "Sí" es "Sí" a Rajoy, el "No", no a Rajoy y el "NS/NC", "abstención". Todas asimismo válidas y no menos útiles para saber cómo están las cosas y cómo puedan estar en el futuro.

El PP da un "Sí" rotundo y acepta las condiciones de C's con matices. Las condiciones de C's, a su vez, son absolutas y su "Sí" es con matices. Es inteligente por parte de Rivera porque así se garantiza una vuelta al "No" con solo decir que los matices del PP son inaceptables, que lo serán porque nada de lo que haga ya el PP será aceptable. El problema es que si C's cambia ahora al "No" tras haber cambiado del "No" al "Sí", es difícil que alguien se lo tome en serio, por razones evidentes. El "Sí" de C's ha perdido todo su valor ejemplarizante porque a Rivera ya no le queda más remedio que seguir uncido al carro de la derecha, pero sin tirar de él; más bien como el gozque de compañía.

El "No" es del PSOE. De su Comité Federal y de su dirección. O sea, del partido. Tan válido como el "Sí". Sánchez no ha cambiado como Rivera, no ha oscilado ni matizado. NO es NO. Porque, por el motivo que sea, ha captado el fondo de la cuestión. Que es una cuestión de principios. NO es NO porque el gobierno que el "Sí" propone es el mismo desastre de desgobierno que ha traído al país a este estado de postración, por ´más que sus responsables quieran ocultarlo. Un desgobierno encabezado por el mismo irresponsable responsable que ha provocado el desbarajuste de la corrupción, la crisis constitucional y la inoperancia de las instituciones. Al paso que lleva el gobierno, puede acabar compuesto exclusivamente por su presidente, cosa que no le disgustará, dado su acendrado franquismo. Un gobierno de uno solo. Una especie de golpe de Estado en diferido. Un gobierno que no es responsable ante el parlamento y reducido a la figura de su presidente. ¿Cómo se llama eso? Es fácil, por tanto, entender, que el NO es NO del PSOE obedece a una cuestión de principios.

Sin embargo, pesos pesados del PSOE andan predicando en contra y tratando de torcer la voluntad negativa en favor de una abstencionista, un "NS/NC". En los sondeos, los NS/NC no pueden computarse en favor de ninguna de las opciones "Sí" o "No" y funcionan como indecisos. Y los indecisos, se supone, acabarán decidiéndose en el último momento, al menos parte de ellos. En la investidura, el "NS/NC" no tiene la misma función, no es indecisión ni neutralidad o indiferencia. Es un "Sí" encubierto, con engaño. Lo que se pretende es que el PSOE siga el ejemplo de Rivera, que se desdiga, que claudique, aunque no lleve su abyección a dar un "Sí". Que entregue el gobierno del Estado a un partido que va a pasarse los próximos años en los juzgados, con un presidente desprestigiado a quien puede esperar la misma suerte y sin que ninguno de los dos haya dado la mínima muestra de deseo o ánimo de enmendar los yerros.

Los de la abstención invocan siempre el supremo interés del Estado. Pero ni ellos son quiénes para imponer su idea del interés del Estado ni el interés que para ellos cuenta es el del Estado, sino el del gobierno. Y el de este gobierno. No son hombres de Estado. Son hombres de gobierno. Burócratas de una burocracia hostil. Pusilánimes dispuestos a cambiar la justicia por la conveniencia.




El testamento de Chirbes

Rafael Chirbes (2016) París-Austerlitz. Barcelona: Anagrama.
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Hace un año aproximadamente murió Rafael Chirbes. Dejó dos textos que han visto la luz póstumamente. Uno es el discurso que había preparado para recoger el Premio Nacional de Narrativa de 2015 publicado por los cuidados de su sobrina, quien también recogió el premio en junio pasado. Un discurso brillantísimo, por cierto, quintaesencia de un Chirbes ya en el último recodo del camino. Un parlamento claro, conciso, duro y repleto de cariño. El otro texto es esta su última novela que terminó, no llegó a ver publicada, pero a la que dedicó veinte intermitentes años de su vida, según su propia confesión. Muchas coincidencias y casualidades que contribuyen a desvelar un Chirbes que se fue prematuramente, dejando tras de sí mucha admiración y un punto de inquietud sobre si se hará realidad el deseo que siempre lo animó, el deseo de hacerse notar, de dejar huella, de quedar, de perpetuarse. No el deseo de ser célebre, que no lo tenía, sino el de ocupar un puesto en una sucesión de modelos, un lugar en el canon, como diría Harold Bloom, aunque fuera un canon menor.

Por azares del destino, esta novela póstuma, como el discurso del premio, son casi sus testamentos ológrafos y nunca mejor dicho. Unos testamentos literarios que remiten, la novela al menos, a los orígenes literarios del autor. Así, París-Austerlitz es el contrapunto de Mimoun, su primera novela, publicada hace casi treinta años, que gozó desde el principio del apoyo de Carmen Martín Gaite, uno de los modelos de Chirbes en todos los sentidos. Martín Gaite se hizo lenguas de Mimoun, que fue finalista del premio Anagrama y entusiasmó a Jorge Herralde hasta el punto de sellar con Chirbes una gran amistad y colaboración editorial. El escritor las respetó escrupulosamente, manteniendo su fidelidad a la editorial, a pesar de recibir ofertas tentadoras de otras casas. 

De Mimoun debió impresionar a Martín Gaite su exotismo, la densidad de su por lo demás intrascendente trama y la indefinición e inocente promiscuidad de los personajes. Incluido el autor, pues la novela es autobiográfica. Como autobiográfica es París-Austerlitz. El bucle se cierra treinta y tantos años más tarde. La promiscuidad se mantiene, pero la indefinición ha desaparecido. París Austerlitz es casi una crónica. Chirbes se había pasado toda la vida escribiendo para encontrarse a sí mismo. Y, según lo hace, misterios de la literatura, descubre que su obra le oculta aquello que busca. Él mismo lo dice con su habitual sencillez en alguno de sus ensayos literarios (pues Chirbes, además de un gran novelista, era un excelente crítico), que escribe para vivir vidas ajenas, que no podía permitirse vivir. Conclusión: la suya no le gustaba. Por eso tardó tanto tiempo en aceptarse como era.

Su obra intermedia, de altura, se ve hoy como una especie de fresco de la sociedad española desde la Transición (con juicio muy negativo sobre esta) hasta la crisis y concomitancias. Y tiene muy encendidos partidarios entre las nuevas izquierdas que buscan en un típico representante del "antiguo régimen" argumentos estéticos contra ese "antiguo régimen".  Lo convierten en un estandarte, cosa que lo irritaría profundamente y no caen en la cuenta de que el hombre es dinamita pura de cualesquiera ideologías, incluidas estas de la seudoliberación. Su voz quiere ser (por implícito deseo del autor) una de las de quienes llama "autores pesimistas del siglo XX", Céline, Drieu, Jünger. 

En efecto, después de La buena letra, comienza la serie de novelas más ambiciosas. La buena letra, es como una hermosa metáfora de su propósito: una mujer cuenta a su hijo en los retazos de una carta cómo era la vida en la posguerra. Va a dar comienzo un relato alternativo a la versión oficial a través de un personaje femenino, especie de testigo pasivo de un acontecer tumultuoso en el que las cosas cambian drásticamente Dar voz a una mujer, hacerla reveladora de una verdad escamoteada es situarse en una punto de vista dificil, de realismo, resignación rebeldía. Porque ella no actúa sobre los acontecimientos, eso es cosa de los hombres, pero los padece. Esa es una de los sutiles habilidades narrativas de Chirbes, la de reflejar la realidad a través de un juego de prismas, como un periscopio.

Una precisión más. La estructura de las novelas de Chirbes es complicada y variada. Nunca convencional. El narrador cambia, a veces en una misma novela, las estructuras narrativas son muy diferentes y los tiempos, todo. Con respecto al narrador, una preocupación esencial para alguien tan creyente en la función de sinceridad de la literatura, queda claro desde el principio que no es de fiar. Los disparos del cazador, su siguiente obra, vuelve a ser un relato por escrito que un hombre, ya próximo a la muerte, confinado en una silla de ruedas, hace a su nieto con el fin de que este conozca otra visión de lo que fue la historia de su familia. Otro periscopio, ya desde la puerta de salida y en un relato cargado, como siempre, de referencias literarias. Por supuesto, esa historia familiar es muy densa y tiene facetas políticas  y de clase social muy relevantes, todas relacionadas con las preocupaciones de Chirbes. Pero el caso es que, como argumenta Gustavo Muñoz, el presentador de la novela, esta debe leerse teniendo presente la influencia de Ford Madox Ford (El buen soldado)   y Kazuo Ishiguro (Un artista del mundo flotante). El propio Chirbes se remite frecuentemente a Ford Madox Ford. Se trata de dos historias contadas por narradores no fiables. Y eso es lo que se considera Chirbes, un narrador no fiable, lo opuesto al omnisciente en quien el lector debe confiar como el creyente en la palabra de Dios, con su fe íntegra. Este narrador incierto plantea crudamente la razón de ser de la novela (cuya persistencia defiende Chirbes frente a un momento pesimista de Eduardo Mondoza) al mostrar que la realidad no existe sino que solo lo hacen los relatos sobre la realidad. Y, en concreto, el suyo obsesionado con su tema preferido: los destrozos que el paso del tiempo revela en nosotros, tanto en lo físico como en lo espiritual. Chirbes proyectaba su descontento con su propia vida sobre todo lo demás. Y eso revela un ánimo depresivo, pesimista, incluso fatalista. El entusiasmo que sus lectores de la nueva izquierda sienten por él debe de nacer de sus fantasías juveniles. Los otros modelos que actúan en el fondo de la saga posterior de Chirbes, explican bien lo que el autor pretendía: Galdós (por quien tenía gran admiración), Dos Passos, Aub, cuya serie sobre la guerra civil, El laberinto mágico, alienta en la obra del valenciano.

La trilogía sobre la postguerra, La larga marcha, La caída de Madrid, Los viejos amigos tres textos densos, con estructuras complicadas, muy bien armados y equilibrados y absorbentes. Los tres tienen influencia de Dos Passos pero especialmente el primero, La larga marcha, recuerda Manhattan Transfer. Multitud de protagonistas de multitud de historias de muy diferentes ambientaciones que se entrecruzan (algunas) incluso en sus descendientes y se prolongan luego en parte en la siguiente novela. Junto a la colectividad como protagonista, la técnica narrativa del stream of consciuosness aun complica más la trama, pues vemos los acontecimientos comunes desde diferentes subjetividades, alimentadas por experiencias distintas y sintetizadas en discursos independientes. Sin olvidar que muchos de esos acontecimientos implican ascensos o descensos sociales y todo tipo de conflictos. En algún lugar, Chirbes se felicita de haber tenido una formación marxista por algún motivo que he olvidado, pero esa formación aflora en su permanente dibujar personaes sobre trasfondos de clase social. La clase en sí misma -una hendidura moral fuerte en la personalidad del autor- no suele aparecer, pero lo hace su superestructura. La larga marcha es el oscuro ayer y el no menos oscuro hoy. La caída de Madrid, una especie de oculto homenaje a Joyce, pues ocurre en un solo día, el de la víspera de la muerte de Franco, un periodo intermedio pero de máxima lucidez porque coincide con un momento de plenitud juvenil, donde se arman los castillos de ilusiones que luego se desmoronarán irremediablemente. Un periodo de atrevimiento, de la poesía como provocación (Baudelaire) o la pintura (Bacon) como descubrimiento. Los viejos amigos, de nuevo una compleja relación entrelazada en la que se contraponen las promesas que fuimos y que nos hicimos (el autor vive en varios de los personajes que acaban convertidos en lo contrario de lo que pretendían) y lo que somos en el desolador panorama de la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria que viene a ser como la metáfora del estallido de las esperanzas de una generación.

La crisis se apoderó de él en sus últimos años: esa sensación de un país hundido, desmoralizado, corrompido, sin esperanza es la que se respira en sus dos últimas novelas en vida, Crematorio y En la orilla. Crematorio vuelve a ser una novela colectiva al estilo Dos Passos y su tiempo, un día joyceano, el de la muere de Matias Bertomeu, el menor de dos hermanos, supuestamente acuadalados, aunque el negociante es el mayor. Matías quintaesencia la evolución de la generación: de ideólogo de la revolución en su etapa universitaria, se retira amargado a su finca de Misent, a cultivar su huerto, como recomendaba el Cándido de Voltaire. En la orilla es casi un alambicado epitafio del héroe, del propio autor, del país. Cuenta en primera persona la historia de una ruina de empresa que retrata la de esta sociedad que ha sustituido los árboles por las torres de las grúas y se ha quedado sin grúas y sin árboles. Seguramente, por estos rasgos tan negativos con que aparece pintado un presente sin esperanza, las dos novelas han conocido un gran éxito y cosechado varios premios.

Así que cuando Chirbes termina París-Austerlitz, ya está todo claro, ha vivido cientos de vidas, ha ascendido y descendido varias veces de clase, ha destripado una sociedad primero aterrorizada, luego acobardada, después conformada y por último corrupta. Cuando Esteban se sumerge en el pantano, ha puesto punto final a la historia. Paris-Austerlitz es una coda y un resumen. Concentra todos los elementos, todas las facetas de Chirbes, hasta las más anodinas, como las culinarias que él respetaba mucho sin embargo, a fuer de lector de Vázquez Montalbán y de redactor de una revista de cocina, la de vagabundo de las ciudades, de algunas de las cuales ha dejado descripciones muy curiosas en El viajero sedentario que a veces trae a la memoria otra pieza algo más oculta de su modelo, Blasco Ibáñez. En su íltimo libro encontramos los cruces de clases sociales, la reticente admiración por la clase alta, la obsesión con el deterioro físico y la muerte, una sexualidad turbulenta, que está hecha de angustia, desesperación, entrega e instrumentalización, una angustia por la realización de los anhelos propios, una necesidad de reconciliación consigo mismo y un espíritu crítico corrosivo que debio de verse corroborado con la aparición del SIDA como la plaga del siglo, espina dorsal de esta novela póstuma. Y así el Chirbes proyecto de pintor en París resulta ser el Manuel de Mimoun, profesor de español en Fez. 

Al poner el punto final a París-Austerlitz, Chirbes ponía involuntariamente punto final a su propia vida. Su muerte fue prematura. En un libro de viajes se había concedido a sí mismo cuando menos hasta 2021. No llegó.

dimarts, 16 d’agost del 2016

La negociación según los franquistas

Menos de 24 horas han tardado los franquistas del gobierno en soltar un zasca al infeliz Miquel Iceta, que anda tratando de encontrar una salida al enquistamiento con su mejor voluntad. Ni mejor voluntad ni porras en vinagre. La presencia del Sobresueldos es innegociable por tres razones: 1ª) ha ganado dos elecciones; 2ª) lo ha nombrado el Rey; 3ª) no hay otro. La primera es falsa: ha perdido dos elecciones porque es tan inepto que, aun teniendo mayoría en votos, no es capaz de convertirla en escaños y ya hace falta ser burro para eso. La segunda también es falsa: el Rey lo ha nombrado porque es lo que manda el reglamento, si no, ¿de qué? Este Rey no es muy listo, pero tampoco es tonto del bote. La tercera es muy posible: no hay otro... comparable. Claro que no. Un tipo tan falto de escrúpulos como de inteligencia no es fácil de encontrar.

Así que quien se pasa el día diciendo a los demás que tienen que negociar no está dispuesto a negociar nada por su parte. Se tragan ustedes al Sobresueldos o se rompe la baraja.

Como buen criado, Rivera ya ha agachado la cerviz y de decir que votaría "no" a un gobierno de Rajoy, ha pasado a decír que votará "sí" a un gobierno de Rajoy. Es literalmente entregarse al otro sin condiciones, lamerle los zapatos. ¡Ah, no! Rivera tiene su dignidad y ha impuesto siete condiciones a Rajoy para votar en su favor. De las siete, el Sobresueldos ya se ha saltado la primera (poner fecha a la investidura) sin que Riverilla haya dicho esta boquita es mía. Las otras seis, el Sobresueldos se las saltará cuando tenga la aprobación del Comité Ejecutivo Nacional del PP, un órgano lleno de siervos.

Según Rivera, la posición del PSOE con el "no" es "irreal". Para él, que carece de entereza, constancia y moralidad, seguramente sí. ¿Cómo decir que "no" al que manda? Lo lógico, lo "real" es ponerse a su servicio, de felpudo a sus patas. Para los demás, el "NO es NO" es lo único real, racional y moral que cabe hacer hoy.

Para disimular la mala conciencia de haberse entregado sin  condiciones al Sobresueldos y la banda de ladrones, Rivera alza la voz diciendo que no permitirá que Rajoy toque o "matice" una sola de sus condiciones. Vamos, hombre, que la gente te ha calado: no es que vaya a matizarlas, es que se las va a saltar todas.

Y tú, a callar y votar que sí.

NO es NO.

NO es NO

La falta de dignidad en este país es apabullante. ¿Cómo puede querer alguien que gobierne el partido más corrupto de la historia de la democracia? Un partido que tiene a todos sus secretarios generales y tesoreros citados ante el juez y si no lo están también Rajoy y Cospedal debe de ser por alguna oscura razón procesal que es de esperar se aclare en su día. Resulta incomprensible que se pretenda dejar en el gobierno de España a la presunta asociación de malhechores que viene esquilmándola hasta la fecha. El partido que ha privatizado en favor propio y de allegados todas las empresas y servicios públicos que ha podido. El que ha suprimido subvenciones, becas, subsidios, ayudas a los dependientes, mientras se los adjudica a sí mismo, a sus deudos, allegados, padres y demás parentela. El que ha malversado dineros públicos a manos llenas, se los ha apropiado linda e ilegalmente y ha corrompido el conjunto de la administración pública.

¿Cómo puede nadie en serio postular que siga al frente del gobierno un personaje tan inenarrable como Rajoy? El presidente de los sobresueldos carece de palabra por propia confesión, cuando admitió que no podía cumplirla pero que velaba por el interés de España. El interés de España descansa así en la prosperidad de un puñado de mangantes y corruptos y la voluntad del presidente sobresoldado de usarlo como excusa para su pavoroso desgobierno, del que no rinde cuentas, por el que no admite responsabilidad alguna y que no pretende enderezar en absoluto.

Que Rajoy pida la continuidad de Rajoy es esperable para quien conozca la indiferencia de la derecha frente a las opciones cambiantes de la opinión. Que la pida la manga de inútiles que componen su gobierno es lógico. Que la pidan quienes se benefician directamente de la arbitrariedad y el favoritismo del gobierno es natural. Que la pida un partido de la oposición, C's, que hasta hace poco mantenía un "no" al PP y específicamente a Rajoy, es lamentable, pero comprensible, dada la flaqueza de la naturaleza humana y el oportunismo de Rivera. Que la pidan también algunos socialistas relevantes, que tuvieron su momento y hoy están al margen de la política práctica aunque no renuncian a tutelar abusivamente los pasos de la dirección actual, no tiene nombre. Es una indignidad.

La Transición tuvo muy buena prensa en sus comienzos que ha ido perdiendo a lo largo de su trayectoria. Actualmente predomina una visión negativa que le achaca haber sido una pura pantomima continuista de la dictadura. Justamente hoy, después de una legislatura de gobierno claramente neofranquista, la decisión de apoyar que este prosiga durante otra legislatura equivale a reconocer que, en efecto, la Transición fue una especie de gran estafa. Resultará así que su finalidad consistía en un retorno a un franquismo sin Franco y con una pátina de democracia cuya función es disimular el desastre de un gobierno corrupto, autoritario, arbitrario e incompetente. 

NO es NO.

dilluns, 15 d’agost del 2016

A la izquierda con cariño

Lo llevan en la sangre. No pueden evitarlo. La diosa Eris habita en la izquierda. Unos lo atribuyen a su prurito crítico. Nunca está conforme con nada. Otros, a una pulsión oscura, dionisiaca, destructiva que le hace odiar la posibilidad del triunfo. Otros, en fin, a un irremediable personalismo y narcisismo de sus líderes que los llevan a disfrazar de discrepancias ideológicas puras rencillas de preeminencia. Pero es así.

Garzón, ese joven líder, el mejor valorado popularmente, es breve en años pero largo en experiencia. IU es un auténtico campo de entrenamiento en supervivencia. Y su experiencia le aconseja evitar a toda costa el frente de liberación de Judea. No parece percatarse de que, por el hecho de mencionar la posibilidad, contribuye a su realización, por aquello de la "profecía que se autocumple". O quizá sí se percate. Esto es la izquierda. Incluso ha dado un paso decisivo al poner nombre propio a la división, Iglesias/errejón. También es posible que esté sacándose la espina del enfrentamiento con el segundo a raíz de los resultados de las elecciones del 26J. En la izquierda plural se puede ser plural, pero no ejercer.

A esta tensión viene a añadirse la pérdida de identidad de Podemos en En Marea en Galicia. Obstinarse en prevalecer frente a una marea era vana pretensión, pero el resultado plantea un problema de visibilidad e identidad del proyecto alarmante. Y sobre esto, el oscuro asunto de los supuestos acosos sexuales en algún círculo de Madrid. Un asunto sobre el que recae un sospechoso silencio oficial que induce a pensar lo peor de una organización que apesta a patriarcado machista. Eso, sí, muy popular.

En la otra vertiente de la izquierda, el PSOE, a lo tonto a lo tonto, se está dando una situación excepcional, casi como un parto. Las continuas injerencias de los jubilados de oro, sus pomposos discursos, su pavoneo como hombres de Estado, se han encontrado con una resistencia firme del aparato del partido, de sus bases y de sus votantes. Sánchez, un líder debilitado desde el principio, casi de carambola, que ha seguido perdiendo votos y no tiene respaldo de las fuerzas de la fronda autonómica, se ha erigido en símbolo de esa resistencia, ha sacado fuerzas de flaqueza y aprovecha la coyuntura de que el PSOE es el partido de la centralidad, el que todos necesitan y, por lo tanto, el más fuerte. El partido fortalece a Sánchez y Sánchez fotalece al partido. Es un caso de simbiosis política. 

Situación excepcional, de parto. El PSOE del NO es NO puede liderar una política de regeneración democrática. Y, por supuesto, está obligado a abrir negociaciones con la Generalitat para encontrar una solución distinta a la del NO es NO de la derecha que solo se refiere a Cataluña. Otra cosa es que lo consiga. Si en el PSOE triunfa el NO es SÍ, entregará el gobierno de España al que ya ha fracasado. Cuatro años más tarde, el peligro del sorpasso puede haberse convertido en una realidad. Dependerá de Podemos. Solo de Podemos.

España es diferente

Pablo Casado, el petimetre que ha sustituido a Carlos Floriano, reclama de Sánchez "sentido de Estado". Albert Rivera invoca el superior "interés de España". Felipe González pretexta la estabilidad para dejar gobernar a Rajoy "aunque no lo merezca". El País, con un ojo en sus finanzas, pide responsabilidad a Sánchez para que España tenga un gobierno, su gobierno.

Responsabilidad, estabilidad, interés de España, sentido de Estado. Palabras altisonantes. Graves conceptos. Nobles ideales. ¿Referidos a qué?

A un partido procesado por los jueces por llevar años repartiendo entre sus dirigentes sobresueldos con cargo a una contabilidad ilegal, opaca. A una organización muchos de cuyos miembros están también procesados o condenados en firme por saquear sistemáticamente las arcas públicas a base de todo tipo de presuntos delitos. A un presidente, sistemático cobrador de esos sobresueldos, cosa que llegó a admitir en una sonada comparecencia parlamentaria a cuenta de Bárcenas y cuando aún decía estar convencido de que cobrar esos sobresueldos era lo lógico porque es lo que se hace en las empresas. Pues, para estas gentes, el partido y el gobierno son eso, empresas, cuya finalidad es ganar dinero. Cómo se reparta ese dinero lo decide el empresario, quien empieza por quedarse más que su congrua parte. 

El interés de España, el del Estado, la responsabilidad y la estabilidad ¿exigen que el partido imputado, con sus dirigentes en varios momentos procesales, gobierne el país que ha destrozado? ¿Hasta ese punto llega la abyección de tan amplios sectores de la opinión? ¿Hasta ese punto llega su claudicación ante el obvio chantaje del presidente de los sobresueldos? ¿Es tal su sumisión que aceptan hacer presidente del gobierno a quien no tiene apoyos voluntarios, no tiene programa y no tiene palabra?

Pues claro que España es diferente. En cualquier otro país democrático ya se hubiera obligado educadamente al de los sobresueldos a retirarse y se estaría organizando un gobierno alternativo, con las izquierdas y los nacionalistas, cuya función sería sacar al país del hoyo y regenerar su democracia, cosa nada fácil a la vista del grado de corrupción. Pero si España es diferente, también lo son las izquierdas, a fuer de muy y mucho españolas. Y es posible que no pueda constituirse ese gobierno alternativo porque ambas izquierdas se detestan profundamente. En tal caso, en cualquier otro país se procedería a las terceras elecciones. Malo es, pero mucho peor permitir el gobierno de quien no lo merece.

Contra las terceras elecciones suele aducirse la previsión de que darán mayoría absoluta al PP, el de los juicios. Es posible. También lo es que den esa mayoría absoluta a la izquierda o permitan alguna otra combinación. Y, en todo caso, saldremos de dudas y cada cual podrá actuar con mayor seguridad.

Lo más llamativo y más aumenta esa sensación de ridículo de las terceras que Rajoy atiza sin piedad es que vayan a ellas justo los mismos líderes que perdieron las dos anteriores. Sí, en efecto, es ridículo. Tanto que podrían trasmitir sus declaraciones de campaña en play back, ahorrándoles voz y poniendo lo mejor de sus arengas anteriores. Es muy ridículo, en efecto. Sin embargo, piensen ustedes en el espectáculo que darían sus respectivos sustitut@s si consiguen identificar algun@.  

diumenge, 14 d’agost del 2016

Rivera de día, Rivera de noche

Ungido por el verbo patriarcal de Felipe González (que ahora anda abroncando a la judicatura venezolana y metiéndose en donde no le llaman) Rivera merece honores de portada de El País. En ese diario, además, publica una carta en forma de homilia dominical a los socialistas, o manifiesto patriótico fichteano, titulada A mis compatriotas socialistas en el que invoca los sacrosantos intereses de la Patria para justificar su cambio de posición, su claudicación ante Rajoy y la derecha, su sometimiento, y pretende arrastrar a los socialistas a la misma abyecta actitud. Forma parte de la naturaleza esencialmente oportunista del ideario de C's que solo está firme como una roca en el antinacionalismo catalán. Ahí no se le conocen vacilaciones ni fisuras. Siempre es "no". Los catalanes lo conocen bien. Pero esto son menudencias. Quien quiera calibrar el crédito que merecen las actitudes de Rivera consultará con provecho una magnífica tribuna de Miguel Ángel Vecino en El Confidencial llamada Cuestión de dignidad. Pues eso, cuestión de dignidad.

Más importante parece averiguar, si se puede, la razón del proceder de los partidos políticos, casi todos (excluyo a los nacionalistas) conchabados para presionar a Pedro Sánchez a fin de que permita un gobierno del PP con la abstención del PSOE. Parte de la presión más intensa (y menos ética) procede de las filas del propio PSOE: barones, viejas glorias, jóvenes ambiciosos, quieren que su partido claudique, como lo ha hecho C's. No reconocen que esa abstención supondría el fin del PSOE a manos de Podemos en las siguientes elecciones.

Sin embargo, considérese la situación fríamente desde el inicio. Estamos en este punto porque Rajoy no ha sumado un solo voto a sus 137 escaños. Ni uno solo. No lo quiere nadie. Probablemente ni en su propio partido. ¿No sería lo lógico, dado que a todos importa tanto el superior interés de España, que Rajoy se retirara y dejara paso a otro candidato del PP que pudiera formar gobierno? Todos sabemos que sí, que sería lo lógico y lo que, sin duda, se habría hecho en cualquier otro país democrático. El propio líder tendría que haber dimitido. En realidad, debió hacerlo al comienzo de su mandato. A estas alturas, en que el hombre lleva ocho meses de prórroga en funciones y en situación alegal de enfrentamiento con el Parlamento, todos sabemos también que no lo hará. Está dispuesto a sacrificar el país entero a su capricho personal de seguir desgobernándolo.

¿Y no da vergüenza a los partidarios de la abstención aceptar esta circunstancia indigna, en la que un candidato sin crédito ni prestigio, incapaz de conseguir apoyos, pretende chantajear a los demás, especialmente al PSOE, para que este haga no lo que conviene al país sino lo que le conviene a él personalmente? Es evidente que no les da vergüenza. Se han tragado el marco ideológico de la derecha neofranquista. Se han rendido y aceptado el criterio de esta, según el cual le corresponde gobernar porque el Estado, el país, es de su propiedad. Lo ha heredado de quienes ganaron la guerra, que son los suyos. Casi se diría que estamos como al comienzo de la transición. Entonces había que librarse de los franquistas; hoy hay que librarse de los neofranquistas. Habiendo tragado esto es lógico que no les dé vergüenza mentir abiertamente ya en el introito de la misa, al encomendar al presidente de los sobresueldos y al partido de la corrupción la lucha contra aquellos y contra esta.

Por eso, la petición del PSOE de una comisión de investigación sobre los dineros que el PP ha venido repartiendo alegremente durante veinte años entre los dirigentes del PP, incluido Rajoy, pone las cosas en su sitio. No se puede permitir que gobierne un señor que está pendiente de comparecer ante una comisión de investigación por sus presuntos manejos pasados, de un presidente que mañana puede sentarse a la vera de Bárcenas. No puede encomendarse la regeneración del país a un partido corrupto, imputado, con serio déficit democrático y que no tiene la menor intención de enmendar nada.

No es serio.

NO es NO.

Otro difamador comunista: Enrique González Duro

El otro día subí un post titulado Diez consideraciones sobre el anticomunismo en el que, de modo razonado, exponía mi opinión sobre que el anticomunismo, lejos de ser una especie de psicosis o muestra de perversión moral, es una actitud perfectamente legítima y razonable y, mientras no pretenda imponerse a la fuerza, también respetable.

Como era de esperar y cumpliendo los vaticinios que hacia Palinuro en el post, las redes se llenaron de manadas de comunistas atacándome personalmente con la habitual batería de insultos, groserías, barbaridades y mala fe con que  proceden estos totalitarios no solo contra quienes no piensan como ellos sino que, además, llevan su desfachatez a pensar lo contrario de lo que ellos piensan. Si a lo que hacen cabe llamarlo pensar y no mero recitar consignas bovinas. Nada nuevo. Forma parte del modus operandi de esta doctrina: mentir a través de la propaganda y del control de los medios y tratar de machacar a los discrepantes. El post había hecho pupa; nadie argumentaba en contrario, se limitaban a sacar a los matones y jenízaros de turno a insultar. En efecto, nada nuevo, bastante aburrido, así que procedí bloquear a todos lo energúmenos que acudieron en manada a verter odio y estupidez mezclados.

Pero entonces apareció uno en especial que requiere explicación. El psiquiatra Enrique González Duro (en la foto) dejó un escrito calumnioso e insultante en mi muro de FB. Es la segunda vez que este difamador profesional me acusa de defender los GAL en mi propio muro, que ya hace falta ser provocador. La otra fue el año pasado: le advertí de que estaba mintiendo y difamándome y que si seguía lo bloquearía. Siguió; lo bloqueé y subí el post siguiente, titulado La enésima calumnia de los GAL, aclarando el asunto. Ignoro cómo haya conseguido colarse de nuevo en mi muro, dejando esta basura.

Su reiteración me obliga a hacer ya un planteamiento más completo y exponer en público el asunto para que se vea a qué métodos recurren estos sujetos que se dicen de izquierdas pero, en realidad, son fascistas. Lo que dice González Duro es mentira. Jamás defendí a los GAL. Ciertamente que por aquellas fechas sí defendí a los gobiernos socialistas y ello es timbre de gloria para mí porque lo hice en solitario frente al ataque combinado de la derecha e IU, en la famosa pinza de Anguita y también contra la cobardía de muchos socialistas que a la vista de la agresividad de los "antifelipistas", estaban escondidos. Defendí unos gobiernos que son los únicos que han hecho algo por modernizar España y hacerla más justa y próspera, al contrario que esta farfolla del PCE, IU y, ahora, Podemos, que nunca han hecho otra cosa que hablar, poner palos en las ruedas, dividir a la izquierda y, como se ve, calumniar a los que los critican.

Jamás defendí a los GAL, porque separé cuidadosamente mi juicio sobre el gobierno socialista del terrorismo de Estado. Es más, tengo pruebas de ello. Fuí de los pocos, poquísimos, que en los años duros de plomo, pedía ya en 1988 que se investigara todo lo relativo a los GAL, cayera quien cayera, mientras el resto del personal, incluidos los González Duro de rigor estaba callados. Lo publiqué en un artículo en El independiente, titulado GAL, GANE Gatos y en el que, además criticaba el pragmatismo de González de la época con lo del gato cuyo color no importa siempre que cace ratones. Quien quiera leerla, lo encontrará en el post citado más arriba de La enésima calumnia de los GAL.

Ya tiene chiste que el único que se alzó desde el principio contra los GAL (con pruebas) tenga ahora que soportar los infundios habituales de los comunistas, incapaces de juego limpio y siempre tratando de arruinar la reputación de los demás mediante calumnias. Porque lo que hace este González Duro es imputarme la defensa de un delito y, por lo tanto, un delito. Le recomiendo que, si cree tener pruebas, las presente en un juzgado.

De lo contrario, si no prueba su acusación (ni lo hará porque no puede. Como buen comunista confía más en el "calumnia que algo queda"), si no prueba su acusación, digo, yo estaré legitimado para decir que González Duro es un sinvergüenza, un granuja, un difamador y calumniador, un típico especimen del juego sucio comunista. Un tipo despreciable.

dissabte, 13 d’agost del 2016

Abren fuego

Enhorabuena a Lydia Valentín por el bronce y a la pareja Rafa Nadal-Marc López por el oro

La reforma de la Ley de Montes, aprobada hace un año permite recalificar los suelos incendiados a voluntad de las CCAA cuando haya razones de interés público, asunto abierto a las más dispares interpretaciones. Según informa El País, en los últimos días han ardido más hectáreas en España que en el resto del año. Ya lo decíamos ayer, que España arde, quizá preparándose para la próxima burbuja inmobiliaria y el próximo desastre.

Decíamos también: arde en sentido literal y en sentido figurado. No solo arden los bosques, arden también los despachos, los plenos, las tertulias, los comités, las comisiones. En sentido figurado, ya digo, pero con muy distintas clases de fuegos.

Fuego vivo. El PSOE pide una comisión de investigación sobre los desmanes financieros del PP. La misma que lleva años pidiendo, siempre negada por la mayoría absoluta del partido del gobierno pendiente de investigación. Ahora, la petición apunta alto: a la comparecencia de Rajoy, Aznar y Bárcenas. Los dos primeros tienen una obvia responsabilidad política. El tercero una probable penal. Con el clima de hartazgo e indignación que hay sobre la corrupción, nadie, seguramente, votará en contra de la comisión, como no sea el PP, naturalmente. La comisión se creará y empezará a citar a los comparecientes. Se promete por tanto un septiembre muy agitado. Los de C's se han enfadado pero tienen que apoyar e igualmente los de Podemos quienes, sin embargo, ya hablan de condicionar su apoyo a que la investigación afecte a más partidos. En principio, no habrá inconveniente en que así se haga, pero que se presente como otra iniciativa, para evitar la impresión de que lo que se quiere sea retrasar o entorpecer los trabajos de la primera propuesta.

Fuego lento. Es como mejor salen los guisos. Rajoy se toma su tiempo para considerar y sopesar las seis condiciones de Rivera, mientras los miembros del comité ejecutivo más involucrados en procesos judiciales van dándose prudentemente de baja en él, para evitar más bochornos. Con la paradoja de que C's pida medidas contra los imputados a un partido que está imputado. Proceso lento. Rajoy sigue sin anunciar no ya la fecha de la investidura sino su misma comparecencia en ella. Aquí no va a quedar más que el socarrat.

Fuegos artificiales. La especialidad de Rivera, el gran prendedor de cohetes. Su habilidad es fascinar a las gentes con figuras luminosas muy variadas. Tan pronto afirma que jamás votará a Rajoy como le ofrece su apoyo a cambio de seis condiciones y un requisito. El requisito, esto es, fecha fijada de investidura, no se ha cumplido ni se cumplirá y de las seis condiciones, ya lo hemos dicho, una es innecesaria; dos, imposibles; y tres, irrelevantes. Puro fuego de artificio. Por eso gusta tanto y es el segundo líder en valoración popular, por detrás de Garzón.

Fuego amigo. Podemos ha sellado, según parece, un pacto de última hora con En Marea a base de integrarse en ella sin su marca. Bueno, no lo ha hecho Podemos en sentido estricto sino su secretario general, Iglesias, que lo ha anunciado en Twitter como signo de los tiempos. Aquí no solo se han esfumado las asambleas, los círculos y los polígonos. También se han desvanecido las mismas instancias orgánicas encargadas de la negociación. Y, sin embargo, es lo correcto. Los líderes están para esto, para corregir el rumbo cuando la tripulación falla. Porque el rumbo es la confluencia. Podemos no puede permitirse deshacerla e ir por libre a las elecciones, dividiendo más la izquierda en fuego cruzado, tan peligroso cuando es amigo como cuando es enemigo. Otra cosa es que salga bien en las elecciones gallegas, para lo cual esta debería de ser la última muestra de desavenencias internas, que suelen ser destructivas en el ánimo de los votantes.

Fuego graneado. Es el panorama catalán. Con el sistema de partidos más fraccionado del Estado y un multipartidismo muy vivo, muchas veces es difícil averiguar cuáles son los destinatarios de unas u otras decisiones de las diversas fuerzas. Se añade que hay una gran movilización de la sociedad civil y que el Ayuntamiento de Barcelona actúa de hecho como un partido más, uno que quizá se haga partido de derecho, según vengan las ciscunstancias en un juego politico complejo. Junts pel Sí y la CUP mantienen una difícil y conflictiva colaboración y ambos hacen frente a su vez al resto de los partidos que no priorizan la independencia. Con excepciones como en el Ayuntamiento de Barcelona. En Comú Podem tira contra el frente independentista y contra el unionista, aunque preferentemente el segundo. A su vez, todos cargan contra la versión catalana de Podemos, unos por su carácter vergonzantemente unionista y los otros por su carácter vergonzantemente independentista. Porque en el centro de este debate está la sempiterna cuestión del referéndum. En cuanto se lo mencionan, el PSC se convierte en un cañón giratorio y dispara en todas direcciones, incluida la propia. El referéndum es munición muy apreciada porque tiene todos los calibres: hay referéndums unilaterales, constituyentes, ratificatorios, inmediatos o mediatos. Por haber, hasta hay referéndums acordados con el Estado, pero esa munición es de fogueo, para los simulacros. No causa bajas.

Fuegos fatuos. Los que lucen en el PSOE, esos resplandores que se avistan en los cementerios, en los lugares en que se acumula materia en descomposición. La vieja guardia socialista es como la Santa Compaña, una procesión de difuntos que aparece de pronto en la noche cerrada para sobresalto de los vivos. Son los fuegos de los próceres del pasado, que se revuelven en sus tumbas al ver que el PSOE, instalado en el NO es NO, se niega a facilitar un gobierno del PP. Los próceres no entienden cómo quien ha sido siempre tan obsequioso con sus pasadas glorias, se obstina ahora en una actitud de rebeldía, impropia del empaque de un partido dinástico. Y, sin embargo es muy sencillo. Es una cuestión de principios y de sentido del ridículo.

La cuestión de princios es tan evidente que da vergüenza mencionarla. Es absurdo encomendar la regeneración democrática al gobierno responsable de su degeneración. Quizá González, Bono etc., no lo vean así, pero eso solo quiere decir que han aceptado la corrupción como forma normal de la política española y eso no es admisible.

El sentido del ridículo es también apabullante. Al pedir a Sánchez la abstención se le está pidiendo que haga al PP ganar las elecciones que ha perdido, que haga por Rajoy lo que este holgazán es incapaz de hacer por sí mismo. Es decir, se pide a Sánchez que otorgue la victoria a quien no la merece y en detrimento de sus propias aspiraciones. Hacerlo sería sencillamente ridículo.

NO es NO.