diumenge, 22 de febrer del 2015

La alfombra roja.


El Partido de los Socialistas Europeos (PSE) ha escenificado un acto de unidad por encima de las diferencias de sus miembros con una clara función propagandística. Esa alfombra roja en el espíritu de los Oscars traiciona el subconsciente de los organizadores. Una ceremonia. Pero una ceremonia que tiene su alcance y significado. En primer lugar, según se dice, respaldar a Pedro Sánchez. Los miembros de la tabla redonda socialista arman caballero al hidalgo Pedro Sánchez. Y no son unos cualesquiera quienes han velado las armas con él. En primera fila gentes que son, han sido o serán presidentes de sus países. González, Ogórek, Sánchez, Stanishev, Valls, Schultz y Gabriel. Notable presencia alemana o germanófila. Podían haber incorporado a Zapatero para equilibrar por el lado latino. Es de esperar que su ausencia no sea motivo de pelea. Porque, en todo caso, este espectáculo de familia socialista a quien deja fuera de juego es a Susana Díaz que ha ido a reforzar su faceta internacional al vecino reino de Marruecos.

Lectura interna del PSOE, trasmitida a los medios: somos un partido serio, en una organización seria, tenemos responsabilidades de gobierno y gestionamos instituciones europeas; no somos inmovilistas ni demagógicos, se puede contar con nosotros porque, además, tenemos un proyecto común para salir de la crisis. Suena bien y, observando las agitadas relaciones de Grecia con la UE, especialmente Alemania, se pretende que la gente valore la ventaja de elegir gobernantes que se entiendan con quienes mandan en Europa. Es lectura interna y es lógico que sea así, pues es un discurso que llega a una parte del electorado. Sobre todo, si se acompaña con hechos. El PSOE es el único que tiene candidatos conocidos a las elecciones de mayo. Un catedrático de Metafísica y un conocido economista, profesor universitario y tertuliano. Mensaje: somos gente de fiar. Llegado el momento, tendremos el mejor candidato a la presidencia del gobierno.

La lectura externa es otra. Sobre todo en la izquierda. Este acto de la alfombra roja es una oferta de gran coalición con el PP. Gabriel es vicecanciller en un gobierno con la CDU y Schultz presidente del Parlamento por el intercambio de votos con Juncker. Todo pura gran coalición. Se llevan además a Felipe González que anda de muñidor de un pacto de esta naturaleza, justificado en la necesidad de salvar el sistema. La izquierda tiene que aglutinarse en una candidatura única (al menos en Madrid) que haga frente al PP/PSOE. Sistema contra antisistema. Típica polarización política.

Al margen de la objeción obvia de que la polarización propuesta sea una reedición del bipartidismo, se da la circunstancia de que pudiera ser imposible aritméticamente. La idea es un enfrentamiento entre la izquierda y el PP/PSOE. Pero la aparición de Ciudadanos podría complicar el panorama. Aunque solo sea por puro sentido de la congruencia. Cuando se tiene tanto interés en acabar con el bipartidismo, culpable de infinitos males, hay que estar dispuesto a admitir el multipartidismo. Pero quien dice multipartidismo, dice gobiernos de coalición. En realidad, en Europa, lo normal son los gobiernos de coalición, si se exceptúa Inglaterra (que también tiene ahora una alianza) y algún otro como Francia. Gobiernos de coalición de dos o más partidos. Entre los cuales, por supuesto, están las llamadas "Grandes coaliciones" (en el sentido de derecha/socialdemocracia) relativamente frecuentes en Alemania y Austria.

En España, a pesar de su sistema electoral, los gobiernos de coalición no existen. Todos los gobiernos españoles desde 1979 han sido monopartidistas (en la medida en que cabía considerar la UCD un solo partido) con mayorías abolutas o con apoyo parlamentario variable cuando la mayoría era relativa. Pero los gobiernos, todos monocolor. No hay, pues, eso que llaman la cultura de la coalición, o sea, el espíritu de transacción, pacto o acuerdo. No es estilo de la casa. Para uno vez que dice que lo consiguieron, con la Constitución de 1978, la han embalsamado como la momia de Tutankamon. Y esto de la cultura de la coalición, ¿se aprende? Es posible, sí, pero no sé si da ya tiempo.

De resultar, como es verosímil, un parlamento con cuatro partidos de ámbito estatal de cierta relevancia y varios otros de ámbito autonómico, en principio, todas las combinaciones son posibles, aunque unas más probables que otras. De lo que se trata es de no hacerlas todas improbables.


La belleza del cisne.


La historia la escriben los vencedores, dice el saber convencional, dando por supuesto que aquella es producto de batallas y guerras. Ampliemos sin miedo a otras actividades que, siendo humanas, tendrán su parte belicosa. Al arte, por ejemplo. La historia del arte del siglo XIX la han escrito los vencedores, los que se alzaron contra el gusto dominante y empezaron siendo rechazados por este, los refusés, los que tuvieron que montar salones paralelos, alternativos, porque los consagrados querían condenarlos a la invisibilidad. Al final fueron los únicos visibles, prevalecieron y, claro, escribieron la historia. En ella desaparecieron los pintores academicistas, los de temas históricos, mitológicos, religiosos y si quedaron los simbolistas fue como precedente del triunfo incontestable del impresionismo y sus derivados vanguardistas. Sin embargo, las otras corrientes sobrevivieron, siguieron tratándose temas históricos en formatos de gran tamaño con un espíritu edificante, aleccionador, moralizante. No era un arte muy apropiado para la burguesía con ínfulas que pronto tiraría por otros formatos y, sobre todo, otros temas, más de la vida cotidiana. Pero sí lo era para los grandes espacios, las obras públicas, los monumentos. Y las autoridades e instituciones, las que financiaban los "salones" siguieron encargándolos y los artistas consagrados produciéndolos con un estilo cada vez más refinado y que pronto pasó la frontera de lo artificioso, relamido, falso. Este arte académico es frío tanto en la forma como en el contenido. Pero sigue siendo bello y de grata contemplación a pesar de tiempo pasado porque, como dice Keats, A thing of beauty is a joy forever" ("la belleza es una alegría eterna").

El canto del cisne, llama la Fundación Mapfre de Madrid a la exposición que ha abierto hace unos días en su sala del Paseo de Recoletos. Una ocasión única. 84 piezas representativas de la pintura academicista francesa de la segunda mitad del XIX, algunas míticas. Vienen del Museo d'Orsay y son todas francesas ¡Qué país, Francia! ¡Qué genio artístico! Porque si el impresionismo de la época es extraordinario, aquellos contra los que se alzó, a los que combatió, los academicistas, los vencidos, no lo son menos. A su modo claro. El título de la expo lo dice todo: "el canto del cisne", el crepúsculo, el ocaso de un estilo, de un arte bello como un cisne.

Si no yerro, todas los autores son franceses excepto un Böcklin, un Sargent y un Franz von Stück. Aquí están Ingres, Meissonier, Tissot, Bonnat, Bouguereau, Belly, Puvis de Chavanne, Gérome, Courbet, Cabanel, Laurens, Moreau y otros. Por supuesto, hay notables diferencias de temas y tratamientos. Para pasarse horas mirando y remirando.
Recibe al visitante El manantial, de Ingres que, además, se emplea como banderola para anunciar la exposición. Ese desnudo es el más representativo de la imagen femenina que luego se adoptaría como patrón y se llevaría al extremo en los dos Nacimiento de Venus de Cabanel y de Bouguereau que también pueden admirarse aquí. Y es un experimento bien curioso: son desnudos integrales femeninos que quieren revestir de erotismo una estatua clásica a base de encarnar sus redondeces pero privándola de sexo. La verdad es que en el caso de Bouguereau (del que se exhiben cuatro telas, entre ellas su sorprendente Virgen de la consolación) es un poco estomagante. Lo mismo con Cabanel, del cual también hay cuatro cuadros: la consabida ninfa raptada por el fauno para el desnudo y dos obras de más interés, una Tamar y un Dante y Virgilio en el episodio de Francesca de Rimini. Esto apunta a otro factor de esta pintura: que hay que venirse con la enciclopedia británica bajo el brazo, porque está llena de referencias cultas. Un episodio napoleónico de Meissonier; el Herculano de Leroux, que trata de trasmitir un sentimiento de catástrofe inminente casi al modo en que podría haberlo hecho Racine; los famosos Peregrinos a la Meca de Belly; un par de Orfeos y el Jasón y Medea, de Moreau, un cuadro que cuenta una leyenda.

Un par de retratos. Está Victor Hugo, maduro, pintado por Bonnat (de quien también hay un Job). Al lado, casi como no queriendo, el retrato de Marcel Proust de Jacques-Émile Blanche. Junto al león romántico y revolucionario de Cromwell y Los miserables, un pisaverde de veintiún años, atildado como un dandy, con un cuello almidonado, una orquídea en la solapa y la raya del pelo al medio, un diletante de la alta sociedad que diez o doce años después empezaría a escribir En busca del tiempo perdido. En otras partes hay otros retratos, de esos de marquesas y condes sin mayor interés.

La historia la escriben los vencedores, pero los vencidos también cuentan su batalla.

dissabte, 21 de febrer del 2015

Rajoy y Mas no se muerden.

Insólita noticia: Rajoy y Mas coinciden en un acto y no se lían a mamporros sino que, al contrario, hasta son capaces de sentarse contiguos sin escupirse. Una noticia digna de un reportaje entero en el que se da cuenta de una reunión de ambos con el primer ministro francés, Valls; pero no de su contenido que, al parecer, es irrelevante, sino de sus formas. Se sabe que han almorzado juntos, notable proeza, en la selecta compañía de 300 comensales (o sea, una pasta) sin darse codazos ni collejas. No consta que se saludaran a la entrada pues nadie los vio llegar, pero la situación era obviamente tensa. Toda una noticia.

Sin duda. En medio de una crisis sin precedentes, Rajoy y Mas llevan siete meses sin verse y sin hablarse. No se mandan ni whatsaps, con lo aficionado que es Rajoy a los SMSs. Y vaya usted a saber si se siguen mutuamente en Twitter. Valls, que tiene mucho de español, debía de sentirse en casa: un lugar en el que nadie se habla. ¡Hablar! ¿De qué tiene que hablar Rajoy con quien niega la unidad de la Gran Nación española, vamos a ver? De nada, señor mío, de nada. La soberanía del pueblo español no se negocia. Mientras yo sea presidente, España no se romperá. Ahora ataque usted las endivias o como las llamen aquí.

En Madrid, en IU, están a dentelladas, llamándose cosas de peleas callejeras y amenazándose con los tribunales. Izquierda Unida, una historia de fraccionalismo legendario que acaba en una explosión final con una parte que pide entrada en el baluarte de Podemos al frente de unas mesnadas ideológicas variopintas y otra que se ha quedado extramuros y corre el riesgo de ser masacrada. El patriarca interior, Cayo Lara, parece fuera de combate y el exterior, Anguita, quiere estar dentro, pero no sabe cómo. El Partido Comunista de España parece en estado catatónico.

Versallescos, en cambio, están los socialistas. Detrás del guerrero Sánchez, victorioso en la batalla de Madrid, viene el intelectual Gabilondo a legitimar la conquista. Es el equivalente al Rey filósofo platónico. Frente a este peso pesado poca cosa era Zerolo, que parecía más candidato de un Madrid alegre y algo grafitero. De todas formas, la ciudad tiene sus peculiaridades. Presentar de candidato a un catedrático de Metafísica para un puesto actualmente desempeñado por un político bastante chisgarabís que nadie ha elegido, con evidentes carencias de todo tipo y abundantes sospechas de irregularidades, es desproporcionado.

Y a saber si Gabilondo ha de vérselas con González o con algún otro pues también la derecha anda a mordiscos en la capital del Reino. Alguien ha desempolvado la divertida historia de la gestapillo, un asunto de espionaje en el PP en el que está implicado el presidente de la autonomía, que ya carga con la mala fama de un ático de fórmula registral cuando menos confusa.
 
La confusión es la culpable de todos los males. La confusión en que viven los gobernantes y las clases dominantes. La carencia de valores, el relativismo moral, bestia parda del Cardenal Rouco. Ha tenido que recordarlo una vez más este Papa medio rojo:  que la limosna no basta para encubrir a quien paga en negro. Digo yo que tampoco a quien cobra en negro, sobre todo, sobresueldos. Y ya estamos en casa en donde, al parecer, cobra en B hasta el presidente del gobierno.

No obstante, Rajoy dispondrá de los correspondientes asesores neoliberales que le explicarán qué respuesta debe darse a las palabras de Bergoglio. Veamos: el PP es una autoridad política o teológico-política y las autoridades no tienen por qué meterse en las relaciones entre particulares. Si el Papa asegura al corrupto que dar limosna para conseguir el perdón de los pecados no sirve para nada, la respuesta racional del corrupto será suprimir la limosna.

La fotografía como arma tiene que esperar.

Hace cuatro años, el Reina Sofía mostró una interesante exposición sobre el llamado Movimiento de fotografía obrera. Era una corriente de artistas soviéticos y alemanes que en los años veinte y treinta del siglo pasado convirtieron en objeto de su quehacer, tanto en fotografía como en cine, sobre todo el documental, la denuncia de las condiciones de vida y trabajo de los obreros, los barrios de los trabajadores, la explotación de los campesinos, la injusticia y la miseria. Palinuro dio cuenta de ella en un post titulado El arte y la lucha de clases. Fueron aquellos tiempos de intensa confrontación política y social, movimientos revolucionarios, el ascenso del fascismo, la guerra civil española. El movimiento Foto Soviética y, sobre todo, la revista Die Arbeiter Illustrerte Zeitung (AIZ) ("Revista Ilustrada de los Trabajadores"), centro gráfico del emporio erigido por Willi Münzenberg, el maestro de la propaganda comunista de la IIIª internacional, tuvieron impacto en el mundo de la fotografía y la imagen gráfica, aportándole una iconografía revolucionaria, protestataria de agitación y propaganda que hasta entonces había estado ausente del género más comercial y convencional.

La teoría de este movimiento sostenía que, así como la clase obrera debía tomar su destino en sus  manos en lo político, económico y social, debía hacerlo en lo fotográfico y artístico. Lo iconográfico era esencial en la lucha de clases. Las publicaciones, las fotos, los reportajes, los documentales, debían mostrar la vida de los trabajadores y ser obra de ellos mismos. No es este el lugar para decidir si el proyecto emancipador se cumplió en los otros campos. En el artístico, no. La baja calidad del material que producían los operarios obligó al movimiento y sus muchas publicaciones a nutrirse del quehacer de profesionales y expertos. Todos ellos muy izquierdistas, la mayoría comunistas o colaboradores de los comunistas en su gigantesco aparato de propaganda, pero no trabajadores manuales. Gracias a este fracaso del proyecto originario, el mundo conserva ahora la obra gráfica de cineastas, documentalistas, reporteros, fotógrafos de primer orden: Tziga Vertov, Joris Ivens, Tina Modotti, Eugen Heilig, Arkadi Shaiket, Semen Fridliand, Robert Capa, Gerda Taro, etc y, por supuesto, el caso especialísimo de John Heartfield, el inventor de los fotomontajes. Todos, y algunos otros más alejados de la estricta influencia comunista pero muy populares, como Barbusse, Paul Strand, etc tuvieron que ver con los dos genios de la organización y la agitprop que fueron el ruso Mijail Koltsov, luego asesinado por Stalin, y el alemán Willi Münzenberg, probablemente también. Y varios de ellos, activos en la guerra civil española. Gerda Taro murió en ella.

Lo anterior viene a cuento de la nueva exposición del Reina Sofía, Aún no. Sobre la reinvención del documental y la crítica de la modernidad, magníficamente comisariada por Jorge Ribalta. Hasta el título es un acierto y una lección de realismo y autocrítica. Aún no. Aún no ¿qué? Pues la realidad de las promesas emancipatorias del Movimiento de Fotografía Obrera de los años veinte y treinta, cuya continuidad en los últimos sesenta, setenta y ochenta se expone en esta ocasión. Al comienzo, en los sesenta, unos fotógrafos izquierdistas de Hamburg redescubren el legado fotográfico de la AIZ, sobre todo gracias a la propaganda del Partido Comunista (SED) de la  República Democrática Alemana, fundan la revista Arbeiterphotograhie y tratan de desarrollar una actividad similar a aquél aunque, obviamente, en un ambiente y condiciones muy diferentes. De nuevo sucede como en el caso anterior, esto es, la teoría es coherente y hasta convincente. El amplísimo movimiento de fotografía y documentalismo politizados, comprometidos, revolucionarios de estos años en todo el mundo encuentra su clave doctrinal en dos magníficos textos que Ribalta considera, con razón, determinantes: el de Allan Sekula en 1978 sobre "Desmantelar la modernidad, reinventar el documental. Notas sobre la política de la representación" y el de Martha Rosler, en 1981, "En y en torno a; reconsideraciones sobre el documental fotográfico". La cuestión es si el resultado práctico está a la altura de las expectativas.

Este renacimiento de la fotografía y el documental revolucionarios que trata de trasladar al último tercio del siglo XX el espíritu del primero tiene algunos rasgos que lo distinguen: en primer lugar, su cosmopolitismo. Así como el movimiento originario fue básicamente soviético y europeo occidental, su prolongación, sin dejar el núcleo europeo, se ha extendido por los cinco continentes. En donde quiera que se hayan dado condiciones de explotación, injusticia, represión, se han hecho reportajes, documentales, fotos; se ha aprovechado el material que, si no es de gran calidad artística, es de mucho impacto mediático y ha alimentado abundante prensa gráfica, fotoperiodismo: el conflicto de los Panteras Negras en los EEUU (por cierto, imágenes, estas sí, muy llamativas), los de centroamérica, Nicaragua, El Salvador, el de Soweto en Sudáfrica,  en donde la agencia Afrapix se establece según el modelo de la célebre Magnum, etc. Testimonios de luchas y combates que forman ya parte de la memoria visual colectiva.
 
En segundo lugar, su carácter fundamentalmente urbano. En los "paisajes sociales" que traen estos reportajes apenas hay lugar para las luchas industriales. Los trabajadores dejan el protagonismo a los inmigrantes, los ciudadanos, los habitantes de los barrios, los conflictos por viviendas, ocupaciones o planificación urbana al servicio de la gente o de intereses especulativos. Casi todas las fotos de Alemania están en relación con estos asuntos. Encuentro de especial interés los reportajes sobre ciudades y conflictos ingleses a  través de la obra del grupo Camerawork y, sobre todo, la abundancia de material en relación con las luchas en las ciudades italianas en los años setenta, con testimonios graficos de Potere Operaio y Lotta Continua.
 
Todo, por lo demás, muy relacionado con la herencia del 68. Por estos años asimismo Henri Lefebvre en Francia y Manuel Castells en España desarrollan su visión crítica sobre la vida cotidiana y las luchas urbanas, de cuya presencia hay tambien testimonio en la exposición, así como sobre la breve pero intensa experiencia del Centre Internacional de Fotografía Barcelona ( 1978-1983), único lugar de España en que parece haber prendido el movimiento.
 
En tercer lugar, el cambio en el punto de vista sobre la violencia. Los Panteras Negras, las luchas latinoamericanas, la resistencia italiana, muestran una voluntad no solamente de retratar la violencia estructural sobre los oprimidos sino también la que estos oponen a los opresores. "Aún no" se ha culminado el programa emancipador, pero hay una voluntad clara de conseguirlo, recurriendo a los medios necesarios para ello. Quizá esta circunstancia, así como la existencia de la crisis, expliquen en parte que el movimiento haya vuelto a decaer en los años noventa, a medida que se cerraban los grifos de financiación pública. Se agota el modelo del capitalismo que podríamos llamar "progresivo"; se enfundan las fotos como armas, en espera de tiempos mejores. Llegan tiempos más oscuros.
 
Además de las interesantes reflexiones teóricas que aporta la exposición no pueden dejar de mencionarse dos actividades prácticas, dos experiencias, dos hallazgos que Palinuro ha encontrado de sumo interés. Se trata de dos formas deconstrucción gráfica, por así decirlo. La primera es un trabajo de Martha Rosler sobre los sin techo, la calle y otros lugares que culmina con una serie de fotos del Bowery neoyorkino, acompañada de unos textos que chocan con las imágenes de muchas maneras. El trabajo, entre 1974 y 1975 se llama The Bowery in two inadequate descriptive systems ("El Bowery en dos sistemas decriptivos inadecuados"), aunque quizá fuera mejor traducción "incompatibles". Retrata esta mítica zona del bajo Manhattan en uno de sus momentos de degradación urbana y le contrapone unos enunciados aislados, como disparos, que nos obligan a reinterpretar las imágenes de formas no habituales.

La otra obra de deconstrucción es un trabajo de fotoperiodismo de 1982, de Susan Meiselas, sobre los procesos revolucionarios de Nicaragua y El Salvador. Aparece en un corcho a lo largo de las paredes en tres franjas superpuestas. En la superior están las fotos publicadas en revistas y periódicos que ilustraban las noticias consideradas interesantes. En la central, las imágenes que había publicado en un libro y tenían un sentido narrativo, cronológico. En la tercera, las que no habían aparecido en ninguno de los dos soportes anteriores. Viéndolas a la par se pueden construir varias historias, algo muy recomendable para quien le gusta interpretar lo que ve y no que lo aleccionen.

Colofón innecesario: entre las muchas actividades que internet está revolucionando, la fotográfica ha sido una de las primeras en cambiar de arriba abajo. La aparición de photoshop es un reto artístico de primera.

divendres, 20 de febrer del 2015

No pasa nada.


No, no pasa nada. Nada que no haya pasado hace tres años, siete, diez, quince. Según la UDEF, el PP valenciano pagó en negro a la Gürtel dos actos electorales de Rajoy en la Comunidad en 2007 y 2008. Lo normal. El PP viene financiándose ilegalmente desde los años 90. Ganando elecciones con trampas. Cientos de trampas en las que, además, un rosario de sinvergüenzas ha estado enriqueciéndose. Elecciones que deberían anularse porque se ganaron ilícitamente, con ventaja ilegal sobre los competidores. En puridad y buena ley, todos los actos de estos gobiernos debieran declararse nulos por ser producto del engaño. El PP no ha ganado las elecciones. Las ha comprado.

No se trata solamente de que, al hacer lo contrario de lo que prometió en su programa electoral en 2011, Rajoy haya perdido toda legitimidad de origen; tampoco de que, además, sea sospechoso de haber estado cobrando dineros de la caja B y viajando a cuenta de la Gürtel; es que los triunfos electorales mismos son presuntos productos del engaño y el fraude.

En realidad, cuando se dice que el PP, anegado en la corrupción, más parece una asociación para delinquir que un partido político, se está siendo indebidamente caritativo. No hay duda de que la Gürtel es una asociación para delinquir; tampoco la hay de la estrecha relación entre ella y el PP, al extremo de que casi debería nombrarse un secretario del partido encargado de gestionarla. La Gürtel y el PP vienen siendo lo mismo. Sus gentes se tratan, sus estructuras se cruzan, sus relaciones son tupidas.

La Gürtel es el alma del PP. No como logística sino como ética. La visita del Papa Ratzinger a Valencia en 2006, amañada por la gente de el bigotes, según parece, conjuntamente con la TV valenciana (esa que se arruinó luego) y altos cargos del PP es el mejor ejemplo del negocio de la política montado por estos pillastres. Dejó más de tres millones de euros en comisiones, mordidas y socaliñas repartidos entre todos ellos. Supongo que los cobrarían después de haber comulgado píamente y haberse dado unos golpes de pecho.

¿Rajoy abrazado a Camps? Claro, son lo mismo. También podría decirse "Camps abrazado a Rajoy". Rajoy tiene tanto que rascar como Camps. Todo el PP es un escozor.

Pero no pasa nada. Nadie dimite salvo que se haya dado un atracón de confetti, como Ana Mato, o de verbo divino, como Ruiz Gallardón. Todo sigue igual. Entran y salen de las cárceles y los juzgados como de sus domicilios, y se comportan como si estuvieran en ellos. ¿No se borraron los discos duros de los ordenadores de Bárcenas en su día? ¿A santo de qué ha de haber un sumario sobre un borrado de discos? Lo lógico es que también se borre el sumario y, dicho y hecho, la Audiencia Nacional pierde el sumario del maldito borrado.

No pasa nada. ¿Qué va a pasar? A efectos parlamentarios, la oposición no existe. No se atreve a presentar una moción de censura. A efectos extraparlamentarios, tampoco. La izquierda está literalmente a bofetadas. El próximo debate sobre el estado de la nación, previsto para la semana que viene, el último de la legislatura y primero de Sánchez, promete ser divertido. Ninguno está preparándolo porque los avatares procesales y las rebatiñas internas por los puestos, las candidaturas y las listas no les dan respiro. Tampoco es grave pues no hay nada nuevo que tratar. La nación está como el año pasado, el anterior y el anterior, sumida en una triple crisis económica, política y moral. El país no sale adelante, las instituciones no funcionan y la confianza de la gente en ellas, como en los políticos que las gestionan, es nula.

Para gobernar no basta con conseguir mayoría de votos por métodos engañosos. Hay que tener un proyecto y una visión. Y no es el caso.

Pero no pasa nada. Nada de nada.

dijous, 19 de febrer del 2015

Unidad, claridad y lealtad.


Nadie, supongo, pondrá en duda la voluntad unitaria de Palinuro, igual que su libertad e independencia de criterio. Su posición ha sido siempre de una claridad meridiana y reiteradamente expuesta: la izquierda tiene la obligación política y moral de unirse para hacer frente a una derecha depredadora cuya fortaleza reside, precisamente, en su unidad.

Por "izquierda", Palinuro entiende, también lo ha dicho, el PSOE y las demás fuerzas que se digan de izquierda. Mucha gente, al parecer en posesión de claves de autenticidad ideológica (nunca contrastada con realidad práctica alguna), sostiene que el PSOE no es de izquierda y, por tanto, no ha lugar a unirse con él. Algunos otros afirman que no solamente no es de izquierda sino que es igual al PP. Opiniones ambas tan legítimas como las contrarias y que pueden defenderse con el mismo derecho con que Palinuro defiende esas contrarias pero que, en principio, no obligan a quien se le exponen a tenerlas más en cuenta que el vuelo de una mosca.

Ese afán unitario invade hoy todos los cuarteles de la izquierda con insólito fervor. Léase lo que dice doña Tania Sánchez de que "la gente quiere una alternativa única al PP en Madrid". Es tan fuerte la pasión por la unidad que hasta los bravos luchadores contra el bipartidismo quieren otro bipartidismo. El suyo. Tan fuerte que alguien que, como esta señora, hubiera sido calificada en otras circunstancia de tránsfuga, que es lo que es, se erige en abanderada de la unidad de la izquierda.

Cierto que no la llama unidad de la izquierda. Los estrategas de la formación con la que quiere confluir la señora Sánchez no gustan de estos términos de izquierda y derecha y prefieren hablar, como ella, de unidad popular. Bizantinismos inútiles y un poco ridículos si se tiene en cuenta que, de cumplirse el deseo unitario en estos términos, la lucha sería entre el Partido Popular y la Unidad Popular, lo que suena un pelín cantinflesco.

Pero hay algo de mucho más calado. En su grito por la unidad, la señora Sánchez pide que los "militantes defraudados del PSOE" se unan a su proyecto. Eso ya no es tan inocente y es una carga de profundidad contra ese partido, al querer introducir una cuña entre sus militantes "no defraudados" (probablemente unos burguesazos sin principios ni verdadero espíritu izquierdista, unos traidores) y los "defraudados", que son los buenos a quienes se recibe en esa flamante Convocatoria por Madrid que tiene una semana de vida y a la que quizá apenas le quede otra, si quien la promueve actúa como tiene por costumbre, escindiéndose de las organizaciones al grito de "unidad".

Ignoro hasta dónde llega la memoria de la señora Sánchez y, por tanto, no sé si recuerda que esta táctica de promover la unidad por abajo (los militantes "defraudados") y el enfrentamiento por arriba, con la dirección "traidora", etc, etc. es el meollo de la política sectaria de los comunistas en los años veinte del siglo XX que, en algunos casos los llevó a aliarse con los nazis en contra de los socialdemócratas, a los que llamaban "socialfascistas" con el habitual alarde de ingenio. Quizá lo recuerde o quizá no, eso es indiferente. Aquí lo único esencial es que se postula una unidad de la izquierda (o popular, tanto da), al tiempo que se trata de fraccionar el PSOE, tildándolo de derechista y ofreciendo la salvación izquierdista, la integración en el rebaño de los buenos, a los "defraudados".

En contra de lo que parece a simple vista, lo llamativo no es que una señora haya fracturado su propia formación por razones entre las que parece haberlas personales y muy fuertes para crear a toda prisa una organización que puede sacrificar mañana por parecidos motivos. Eso es marca de la casa. Lo llamativo es que niegue al PSOE la vitola de izquierda y discrimine a sus afiliados según sus particulares criterios. Lo llamativo es cómo todas las prédicas sobre unidad enunciadas en el territorio de la "verdadera" izquierda siguen estando presididas por el odio a la socialdemocracia típico de los citados años veinte y típico también del inagotable afán de Anguita -el referente intelectual de estas fuerzas "populares", "cívicas", etc- de hundir al PSOE.

Pero mucho más llamativo es el comportamiento de algunos militantes de este partido. Leo que mi amigo Enrique del Olmo, militante del PSOE, que se postuló para candidato a la alcaldía de Madrid, al frente de un grupo llamado gana Madrid, compuesto sobre todo por socialistas, se ha integrado en la Convocatoria por Madrid. Ignoro si Del Olmo y sus amigos forman parte de la primera cosecha de defraudados, de doña Tania Sánchez. Ellos sabrán. Pero defiendo con uñas y dientes su derecho a estar en donde les parezca y hacer y decir lo que quieran, igual que, espero, ellos respetarán el mío de hacer lo propio. Sobre todo porque, al no tener nada que ver con el PSOE, me es imposible sentirme defraudado o satisfecho.

Solo me permito una observación que tiene algo de reveladora: ¿alguien imagina una situación como la de los amigos de gana Madrid en algún otro partido de esos de la "verdadera izquierda", de esos que dicen lo de que el PSOE y el PP son iguales? ¿Alguien piensa que unos militantes del Partido Comunista, de IU, de Podemos, pueden actuar conjuntamente con otras gentes que los consideran "defraudados" por el partido en el que militan?

No siendo Palinuro de partido alguno y rigiéndose solo por criterios de integridad personal, rectitud y sinceridad, sin reconocer deber de obediencia a nadie, defiende el derecho de estos militantes socialistas a hacer lo que crean en conciencia que deben hacer.

Pero, en serio, ¿cree alguien que puede dudarse de la condición de izquierda de un partido que muestra esta tolerancia, democracia y libertad internas y que lo hagan, además, gentes que estas virtudes ni las huelen?

El ciudadano del traje gris.


Los sondeos reflejan fuerte ascenso de Ciudadanos (C's) y los focos comienzan a virar hacia la formación porque se supone que pueden saltar la barrera de los partidos testimoniales y ser actores en un parlamento más fragmentado por multipartidista. Hace poco también eran noticia cuando, tras enésimas negociaciones, UPyD cerraba toda posibilidad de trato con ellos y sentenciaba así su paso a la marginalidad pues de inmediato el sondeo de Metroscopia para El País arrojaba un 12,2% de intención de voto para C's mientras la llamada formación magenta se quedaba en un 4,5%, o sea, fuera del Parlamento en Madrid.

Ascenso vertiginoso. Algunos dicen que C's es el Podemos de la derecha. Hay coincidencias, al menos en lo aparente: juventud, desenfado, actitud algo provocativa, abundante presencia mediática y un narcisismo patente. Hay, incluso coincidencias retóricas. Ese Podemos del título del libro de Albert Rivera, publicado en febrero de 2014 lo deja bien claro. Además no es copia porque el partido Podemos se registra el 11 de marzo de 2014. Rivera piensa que podemos si vamos juntos, mientras que los de Podemos eso deben de darlo por descontado. La coincidencia no es irrelevante sino prueba de que ambas organizaciones comparten elementos de fondo. Por ejemplo, las dos se complacen en sus orígenes no convencionales, llanos, asamblearios. Podemos afirma venir directamente del 15M y C's se llamaba hasta hace poco Movimiento ciudadano, habiendo abandonado el término, de ingratos recuerdos en  una sociedad que se tragó cuarenta años de Movimiento Nacional mientras se estaba quieta. Además, los dos, a pesar de ser partidos por exigencias del guión, se precian de ser abiertos, osmóticos.

Esta coincidencia orgánica viene de otra más profunda. Los dos son partidos muy hechos en las redes sociales. Y muy hechos a ellas. Mucho más que los partidos tradicionales. Estos creen que la consigna de estar presentes en las redes se cumple abriendo cuentas en Twitter y timelines en FB, bombardeando a la ciudadanía con las excelencias del propio partido. Y es eso, sí, pero también mucho más. Estar en la redes consiste, sobre todo, en tomarlas como fuente de información. Esto es lo que permite a Podemos y C's encontrar un lenguaje que todos entienden y formularlo en términos que se pueden viralizar, cosa imposible con los engendros que trata de difundir el PSOE o las trolas legendarias del PP. El lenguaje de la gente de la calle. El del hombre del traje gris con el que todos se identifican sobre todo ahora que tiene buena planta y se ha quitado la corbata.

Esta adaptación del discurso a las redes corre pareja con contenidos genéricos, ambiguos, dirigidos sobre todo a singularizar (y, por lo tanto, asustar) a la menor cantidad de gente posible, un cogollo, un puñado, una casta. La inmensa mayoría está por definición del lado del bien y va a echar a la mafia. Son rasgos de Podemos ya muy señalados. Algo parecido sucede con C's, cuya definición oficial es ser un partido constitucionalista, postnacionalista y progresista. Lo de constitucionalista quiere decir "unionista" en lo territorial; lo de postnacionalista, también; y lo de progresista no quiere decir nada. Son, sin embargo, las tres mismas teclas que toca UPyD, esto es, Unión, Progreso y Democracia (que tampoco es decir gran cosa), con lo cual queda claro por qué C's asciende como la espuma en donde UPyD fracasa a pesar de su veteranía.

Precisamente por eso, por su veteranía. Las ideas de UPyD debían de calar en la gente. La de confiar el tirón de la nueva fuerza a un carisma personal tampoco era mala. El problema es que Díez lleva más de veinte años ejerciendo carisma y este se va perdiendo como el aroma de las flores. Su fuerza reside en el fulgor repentino de Febo Apolo, la aparición de un nuevo Lohengrin a bordo de una barca tirada por un cisne. Esos jóvenes líderes que emergen en las pantallas de plasma, repartidas ya hasta en las paradas de los funiculares. Los repetidos intentos de alianza o fusion han fracasado porque, en el fondo, UPyD tiene más raíces en el sistema dinástico que en el territorio mediático digital.

IU intentó asimismo el giro a la cibermodernidad sustituyendo a Cayo Lara por el joven Garzón. Pero no era bastante. En IU hay muchos Cayos Laras muy difíciles de desalojar, así que los Garzones han volado a zonas más à la page y han dejado al Garzón genuino con un conjunto vacío, como un general sin tropa de asalto pero con mucha impedimenta.

El PSOE también ha hecho cambio cosmético de Rubalcaba por Sánchez y ha ganado a ojos vistas de las portadas de publicaciones del corazón. Pero su problema son también los Rubalcabas que, siendo el PSOE un partido más vasto, toman formas distintas según lugares y circunstancias. No obstante, a diferencia de Garzón, Sánchez tiene los resortes del poder y el partido le responde. El sifón de Podemos le ha hecho perder votos, pero no cuadros ni dirigentes, como sucede con IU. Al tiempo que reconstruye el partido como instrumento, Sánchez se prepara para la próxima batalla que se va a dar por el dominio del centro.
 
Ahí coincide con los otros dos. En la toma de posesión del centro. Los de Podemos lo dicen cuando hablan de "ocupar la centralidad del tablero". O sea, el centro. Por eso no son de derechas ni de izquierdas. Los de C's no hace falta que lo digan; lo ejercen. Si tuvieran algo más de audacia podrían decir para distinguirse de Podemos que ellos sí son de izquierdas y derechas al mismo tiempo. Total lo del "postnacionalismo" en la España de hoy viene a ser algo de parecida coherencia.
 
Las razones anteriores tratan de explicar las felices cuanto repentinas y fulgurantes expectativas electorales de Podemos y C's en un contexto general de indignación, antipatía y crítica permanente y una bajísima intención de voto a los partidos dinásticos que damos por sabida. Y la conclusión es muy simple en términos mercantiles que todo el mundo entiende: los dos partidos nuevos saben vender su producto mejor que los otros, son más agresivos comercialmente, vienen más o menos impolutos, tienen mejor publicidad, conectan con la gente, se hacen entender, ofrecen menos blanco y aguantan mejor las andanadas.
 
Por último, es curioso que un partido originariamente catalán, tenga mucha más intención de voto en España que en Cataluña. Según mis últimas noticias (de diciembre de 2014) estaba en un modesto 2,5% en su tierra de origen. Es un dato interesante que será bueno no perder de vista. Algunos no debieran perderlo tampoco de oída. El coordinador de la campaña del PP, Carlos Floriano, cree que el partido de Rivera se llama Siudatans, sin duda porque le suena a polaco. Aunque de esa manera se cumple la consigna del mando de subrayar siempre que el partido es catalán, o sea, extranjero. Muy inteligente
 
(La imagen es una foto de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

dimecres, 18 de febrer del 2015

Golpes de partido.

La escandalizada petición al PSOE de que requiera las actas a Griñán y Chaves es de una evidente y bovina mala fe. Los estatutos exigen la imputación y ninguno lo está. Han sido llamados a declarar en condición de imputados, pero que lo estén o no dependerá de la declaración y mediante auto motivado del juez. O sea, tiene razón Chaves cuando dice que nada ha cambiado con la citación a declarar. Eso es evidente y la escandalera demuestra que el debate político tiene las variaciones del Bolero de Ravel. Lo llamativo es que el portavoz del PSOE, Hernando, fuera incapaz de explicar algo tan elemental y se aturullara en el trago probablemente más amargo de su vida hasta ahora. Como siga así, le quedan muchos. ¿Las declaraciones en hemeroteca de Sánchez y Díaz sobre imputados y actas? En principio, siguen teniendo el mismo valor: tráigame usted los imputados y yo les pido las actas. Pero tráigamelos; no se los invente. Vamos, que no es difícil.

Estas consideraciones no convierten a Palinuro en ciego seguidor de las consignas del PSOE. En un país en el que las gentes del PP no dimiten ni cuando se los llevan los alguaciles, pedir la dimisión o renuncia a dos políticos llamados a declarar porque ellos habían pedido declarar voluntariamente es pasarse varios pueblos puritanos. Y, además, para nada, porque es asunto que va a resolverse en un sentido u otro en breves días.

Mucho más grave para el PSOE es esa declaración de no idoneidad de Tomás Gómez como candidato a la presidencia de la Comunidad. Es para dejar boquiabierto a más de uno. ¡Declaración de no idoneidad! Suena a excomunión, a extrañamiento, quizá a la proscripción de los antiguos romanos. Gómez, enemigo público número uno del PSOE. "No idóneo", ¿quiere decir que queda inhabilitado para aspirar a una nominación? Y eso, ¿puede hacerse así, por decreto? Palinuro no quiere fastidiar, pero suena un poco a un golpe de Estado de cuarto de estar, a golpe de mano dentro del partido. El aparato del partido reduce el terreno de juego de Gómez, le cambia las cerraduras, lo proscribe, mientras el afectado recorre los platós tratando de hilar un discurso coherente.

La cuestión parece ser ahora cómo resolver una pugna entre tres posibles candidatos de momento: Valcarce, Zerolo y Gabilondo. La primera es la opción gomecista, según parece; el segundo tiene más aspecto de espontáneo; y el tercero se declara disponible si se le solicita y, además, se consulta a las bases. Y de cómo se resuelva esta cuestión se encarga una comisión gestora presidida por Rafael Simancas quien habla con la autoridad que da que te hayan quitado la poltrona justo cuando ibas a sentarte en ella.

En la escudería vecina, de IU, un medio daba cuenta ayer de una segunda escisión en IU, al tiempo que informaba de que el grupo capitaneado por Tania Sánchez constituía un ente de cuya composición exacta aún no me he enterado aunque supongo que será abierta, llamado Convocatoria por Madrid . En cuanto al número ordinal de la escisión, si es la segunda o la enésima, depende de cuándo arranque el cómputo. En los últimos días, es posible. Y llamarlo convocatoria por Madrid solo demuestra poca imaginación. Lo de calificarla como de unidad popular revela la voluntad de confluencia en un vigoroso río de esa unidad. En todo caso, es un golpe de partido en defensa, claro es, de aquello que se rompe. Podía haberse llamado Convocatoria por la Unidad Popular, pero eso hubiera dado CUP, con la consiguiente confusión con las CUP catalanas.

En el PP no ha habido golpe de partido ni parece vaya a haberlo. El mando se impone. Solo se conoce un motín sin importancia en la parte de la alcaldía, con la autoatribuida condición de candidata de Esperanza Aguirre, dispuesta por defenderla a echarse en las fauces de Évole como Daniel en las de los leones. En el resto, silencio y a la expectativa de lo que decida el jefe que siempre paga con largueza la lealtad inquebrantable.

El arte, las mujeres y los gorilas.


Las Guerrilla Girls, un grupo de artistas feministas, fundado en 1985, lleva desde entonces agitando conciencias, de una forma combativa, agresiva, aunque no violenta, más en el estilo escrache, en pro del adelantamiento de las mujeres y en contra de la disciminación dominante. De ahí el nombre de "guerrilla", ese tipo de guerra inventado, al parecer, por los españoles para combatir a un enemigo mucho más poderoso, ayer las tropas napoleónicas y hoy el patriarcado mercantil. Son feministas y son artistas. Su protesta es estética, pero muy contundente, acuñada en frases, fórmulas que resumen la situación de injusticia y hacen visibles en lugares representativos. Algunas son ya historia: Menos del 5% de los artistas aquí presentes son mujeres; más del 85% de las mujeres representadas están desnudas, reza uno de los más famosos que a veces puede verse a la entrada del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

El Matadero de Madrid muestra una retrospectiva con toda la obra gráfica de este grupo (carteles, imágenes, libros, ilustraciones, montajes y un par de vídeos) comisariada por Xabier Arakistain, concentrada en la protesta contra la discriminación de las mujeres en el mundo del arte como empresa y negocio: galerías, marchantes, museos, exposiciones, críticos de arte, medios de comunicación. Un mercado patriarcal controlado por hombres blancos, generalmente millonarios, que se reproduce con exclusion de todas las mujeres y los hombres de raza no caucásica. La protesta y la denuncia se hace en términos artísticos radicales. El mundo del arte no es la vanguardia; es la retaguardia, decían allá por 1988. Su arte, en cambio, hecho de performances o escenificaciones, a base de denuncias, de estadísticas, tiene impacto sobre la realidad social y política en un sentido vanguardista, abriendo paso a la emancipación de las mujeres como un logro pendiente y hasta difícil de imaginar. Solo por contemplar el sencillísimo, minimalista, cartel con el que prueban que vemos menos de la mitad del mundo merece la pena visitar la exposición.

El feminismo de las guerrilleras se considera inserto en la línea del movimiento tradicional, especialmente del más radical de los años 60 y 70 del siglo XX y su sentido se ve en esa otra fórmula de que "Hasta que el feminismo no haya alcanzado sus objetivos, no podrá hablarse de postfeminismo". Su actividad se ha extendido a ámbitos sociales y políticos no artísticos siempre en lucha contra la discriminación y se mantienen al día. Dos de las miembros históricas del grupo, que se hacen llamar Frida Kahlo y Kathe Kollwitz, estuvieron en Madrid, ocultas bajo sus máscaras de gorilas y escenificaron una conferencia sobre su movimiento, compuesto por una cantidad indeterminada de artistas estadounidenses presumiblemente de todas condiciones y digo presumiblemente porque son todas anónimas, con un sentido de anonimato colectivo de activistas precursor de los Anonymous con la máscara de Guy Fawkes. Luego largaron mucho por los medios, hablando de lo encantadas que están de que Beyoncé se declarara feminista en el escenario, ante millones de personas o de lo mucho que admiran a las Pussy Riot y a Femen. Eso está bien. Muestra solidaridad y unidad.

El grueso de la crítica va dirigido al machismo dominante, tanto en el medio cultural ("Si te violan, relájate, de todas formas, cuando denuncies, no van a creerte") como en el específicamente artístico ("¿Es necesario que una mujer tenga que estar desnuda para entrar en un Museo de arte?"). Es curioso que ese machismo de la cosificación de la mujer a través del desnudo, el erotismo, se combata en la publicidad comercial pero no en el arte. A lo mejor no se puede porque el arte es libre, mientras que la publicidad, no, porque es una actividad mercantil. Al margen de si, por ser mercantil se deja de ser libre, la cuestión es que tampoco es seguro que el arte no padezca tal condición. De hecho, la actividad de las Guerrilla Girls va contra el arte como negocio y, por tanto, la obra de arte como mercancía. Asunto complicado, sobre todo si se tiene en cuenta que toda protesta por contenidos e imágenes artísticos bordea peligrosamente la censura.

En conjunto, una actividad de arte comprometida, militante, muy digna de aplauso. Esa interpretación de la Venus de Ingres (que, a su vez, contenía una referencia a la Fornarina de Rafael), muy celebrada y conocida, tiene fuerza. La otra, menos conocida, de la Venus del espejo, de Velázquez no tiene tanta porque el tema es manido. Poca gente se resiste a imprimir sus rasgos y repintar un rostro que cree difuso.

Una sugerencia. No recuerdo que las Guerrilla Girls se hayan propuesto alguna vez aprovechar la máscara que han escogido. Han contado por qué la escogieron, les divierte la experiencia de las reacciones de la gente y explican por qué siguen usándola. Pero no sé si alguna vez han pensado sacarle partido. La primera imagen que se le viene a uno al recuerdo al ver la máscara es King Kong, que contiene una crítica al mercantilismo feroz de la época (y de todas), con un hilo conductor de un machismo apabullante, interpretación estadounidense de la leyenda la Bella y la bestia. No se me ocurre qué se podría hacer para sacar punta al hecho, pero el recurso a la máscara del gorila puede tener su mensaje.

dimarts, 17 de febrer del 2015

Cuestión de tiempos.

El sondeo de la SER es otra pedrada en esta piscina de barómetros, encuestas, vaticinios e informes de la política española. Podemos sigue en cabeza, pero pierde puntos; el PP se mantiene de segundón, pero baja; el PSOE sube pero solo décimas. Todo son "peros". Se consolida la opción Ciudadanos en un codiciado cuarto puesto, mientras Rosa Diez se muerde los nudillos e IU (penúltimo acto de esta tragedia shakesperiana de celos, traiciones y venganzas), se va por el sumidero de la historia. Ninguno de los dos supera la barrera electoral, al menos en Madrid, y quedan fuera del Parlamento. El acta al que ha renunciado Tania Sánchez tenía los meses contados.

En su tercer puesto, el PSOE aguanta bastante bien el efecto sifón de Podemos. Escila ya no atrae tanto; veremos si tampoco lo hace Caribdis. El radicalismo de Podemos se ha tragado a la anquilosada IU, pero no al PSOE. A ese modesto porcentaje que toca a los socialistas habrá que sumar el de la espiral del miedo.

El radicalismo no hará ya más efecto del que ha hecho en el PSOE. Ahora se le retará en el campo de la viabilidad, de la práctica, del realismo y la eficacia. Iglesias ha ido a asesorarse con Stiglitz. Esa visita va a dar para mucho. Los economistas domésticos, los patriotas, sean o no economistas, objetarán. La intención es clara: quitarse la aureola de simpáticos pero disparatados, utópicos e irresponsables y revestirse de la autoridad de una opinión experta contraria a los criterios del austericidio.

Ignoro qué efecto tendrá esta finta, pero el problema de Podemos no es fundamentar teóricamente sus propuestas sino mostrar la capacidad de llevarlas a cabo en términos organizativos y de recursos humanos. Añádase que las próximas elecciones de mayo van a poner a prueba esa capacidad. Ya lo están haciendo con las primarias y otros preparativos que no son muy lucidos. La participación es muy baja y los resultados, en algunos lugares, difíciles de gestionar.

No importa. La cuestión no es facilitar un entendimiento de las izquierdas. Está incluso implícitamente dicho en la insistencia en la llamada unidad popular. La cuestión es ejercer la hegemonía, invertir las tornas. Y hacerlo ya. Para lo cual hay que ir de frente, al cuerpo a cuerpo. Y si, ¿a pesar de todo, o precisamente a causa de ese todo, no se consigue? Habrá que esperar a la siguiente ocasión, dentro de otros cuatro años. Y ahí es donde los partidarios de la venganza histórica o creyentes en el luminoso mañana tendrán que encontrar forma de zafarse de la muy evidente acusación de ser el instrumento para la perpetuación del dominio de la derecha. Aunque quizá esto no les importe mucho.

Es una cuestión de tiempos. Los de Podemos traen, según parece, un proyecto de reforma radical, un proceso constituyente, nada menos. Conseguir una mayoría a favor de tal cosa es muy arduo. Planteada la opción como todo o nada, es más probable la nada. Pero no es la nada. Son cuatro años más de gobierno de esta derecha. Cosa que tampoco es grave para los de Podemos que hablan mucho del cambio generacional porque traen sus propios proyectos vitales, además de los de reformas. Se trata, al parecer, de dirimir un viejo contencioso de la izquierda consigo misma y de celebrar un sorpasso al estilo griego, haciendo del PSOE un PASOK e imponer una hegemonía de la verdadera izquierda con vistas a... ¿qué? A otro bipartidismo imperfecto.

El inconveniente es que esos proyectos vitales pueden no coincidir con los tiempos de muchas otras gentes que no dan un ardite por la hegemonía de nadie pero no les gusta la idea de estar gobernadas cuatro años más por esta derecha inenarrable, que va a ponernos a todos a rezar el rosario en familia. Y ahí está la fuerza sobrevenida del PSOE.

La fuerza del mal menor.

El cráneo de un elefante.


Entre exposición y exposición, mientras se preparan los espacios, la Fundación March de Madrid, por no perder el tiempo, organiza breves miniexhibiciones de otras temáticas con algunas piezas relacionadas entre sí. En esta ocasión,  de tres de los escultores ingleses más interesantes del último siglo, Henri Moore y los moorianos Barbara Hepworth y Anthony Caro, su discípulo más directo.

De Moore se muestra un bronce de 1953 que representa un tema caro al artista, madre e hijo, muy agradable de ver. Lo bastante figurativa para que se entienda y lo suficientemente libre para que cada cual  la interprete como quiera. Porque decir madre e hijo, así, a secas, es decir el Ser. Es el genio del artista: llevarnos a preguntarnos el porqué de nuestras interpretaciones. Si interesante es saber qué ve cada cual en una obra así, más lo es saber por qué.

De Barbara Hepworth, una pequeña pieza de alabastro lustroso de 1952 llamada figura en un paisaje, referido, al parecer, a Zennor, lugar de residencia de la escultora que da a las curvas y volúmenes redondos heredados de Moore, una connotación erótica.

De Anthony Caro, un par de ensamblajes de hierro oxidado, curiosos de ver, aunque no me parecen muy inspirados.

Pero la pieza realmente impresionante salta a la vista como una explosión fría en la pequeña sala de la expo. En 1966, Julian Huxley, uno de los hermanos biólogos de Aldous Huxley, regaló a Henri Moore un cráneo de elefante. Ese cráneo calcificado es el que puede ver el visitante. Es enorme. Hay que darle la vuelta despacio. Está lleno de cavidades, oquedades, rugosidades, pliegues, protuberancias lisas, porosas, de todo tipo y piezas óseas de las más variadas apófisis. Moore la instaló en su taller, como vemos en la ilustración de la derecha de un folleto de la Thorleybourne Gallery, y se puso a grabar frenéticamente.

Esos grabados, aguafuertes, también están en la exposición y son impresionantes. De pronto uno comprende el sentido de la obra última de Moore. Está ahí visible a partir de un modelo. Algo así debió de pasarle al propio artista al recibir el cráneo. Quizá vio en él el término de la búsqueda que había iniciado con la ruptura del realismo y su adentramiento en las formas primitivas, cada vez más onduladas. El cráneo traía la clave de la combinación de vacíos y volúmenes. Estaba en la naturaleza. Como siempre.

Si alguien quiere verla, queda poco tiempo. La levantan el 1º de marzo para dar paso a una exposición de art déco muy prometedora, pero que no tendrá nada que ver con ese mundo casi telúrico.

dilluns, 16 de febrer del 2015

La Iglesia militante.



Con su pompa y boato habituales, la Iglesia católica escenificó el sábado el nombramiento de veinte nuevos cardenales, veinte príncipes de la Iglesia. Un cuadro solemne. ¡Cuánta púrpura! ¡Cuánto color! Los hay de todos los continentes. La Iglesia es ecuménica. Pero el Papa Bergoglio los ha tratado uno a uno, según sus circunstancias personales; algunos han pasado a presbíteros, otros, además, han conservado la diaconía a título presbiteral  pro hac vice, por así decirlo, "a término". La Iglesia cuida de sus hijos, incluso cuando son príncipes para que asciendan en el espíritu sin perder la seguridad del mundo.  Presente estaba el Papa jubilado Ratzinger. Grandioso consistorio. Una imagen de otro mundo.

El Pontífice pronunció una breve homilía militante, casi combativa, y en un lenguaje con copyright, cuando animó a los nuevos purpurados y al resto del colegio cardenalicio a que “no se aíslen en una casta”. Precisamente. Con razón titula el reportaje el autor, Pablo Ordaz, Un Papa contra "la casta". Va a resultar en efecto que hay una afinidad electiva entre Pablo Iglesias y el Papa. Probablemente cuenta el origen argentino de SS. Y no menos que se trate de uno de origen italiano. El grueso de los argentinos son de origen hispano o italiano (con grandes aportaciones de otros pueblos y razas) pero ignoro si hay algún saber convencional acerca de cuál de los dos grupos sea más chanta. Porque escuchar a un Papa decir a los cardenales que no hay que ser una casta produce cierta perplejidad.

¿Y por qué se atribuyen al Papa esas motivaciones reformistas radicales? ¿Por qué se lo teme en los obispados y sacristías? Pues, según parece, porque invoca el nombre y la autoridad de Cristo. El Papa anterior, más dado a lo contemplativo, sobre Cristo teorizaba. Escribió una biografía suya, llena de celestiales consideraciones que Palinuro reseñó en su día allá por 2007, (El Cristo del Papa). Este Papa Bergoglio parece practicar las enseñanzas de Cristo en vez de teorizar sobre ellas. Es curioso que, cuando esto sucede, se arma considerable revuelo, los capelos se erizan, las sotanas se encrespan. Es justo el momento que suelen gozar los cristianos de base, esos fieles descontentos con una Iglesia jerárquica y burocratizada. Creen que, por fin, el Cristo al que el mínimo Francisco seguía, se enseñoreará de su Iglesia. Porque es suya. Que esto lo inste el Papa, animando a la curia a echarse a esos polvorientos caminos, al rescate de los oprimidos, los marginados, los repudiados, los perseguidos, les parece verosímil y muy esperanzador. Los cristianos de base tienen su hogar en la primera de las bienaventuranzas, bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
 
No obstante, la homilía debió ser incendiaria para los purpurados. El español Blázquez regresa a España, firmemente decidido a luchar contra la pederastia en la Iglesia. Solo con que lo haga con la mitad de denuedo que pone el obispo Reich de Alcalá de Henares en luchar contra la homosexualidad en el mundo, los curas pedófilos van a salir si no escaldados, sí aburridos. Denodadas batallas a las que podrá contribuir monseñor Rouco ahora que, para demostrar que no pertenece a casta alguna, acaba de mudarse a un piso de 370 metros cuadrados en Madrid, procedente del palacio episcopal.
 
Terminó el Papa Bergoglio avisando de que el camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre. Y lo dijo delante de la copiosa delegación española, compuesta por la vicepresidenta del gobierno, los muy píos ministros de Asuntos Exteriores e Interior y otros ocho altos cargos de un gobierno que acaba de establecer la cadena perpetua, o sea, para siempre. Los españoles siempre más papistas que el Papa, hasta cuando es argentino.
 
Y, por cierto, ¿qué hacían estos gobernantes españoles en la vaticana celebración a cuenta del erario? ¿No es España un Estado aconfesional? Si los señores Sáenz de Santamaría, García Margallo, Fernández Díaz y resto del piadoso séquito querían ir a unos rituales y liturgias de la religión que profesan, que se lo paguen de su bolsillo.  Pero no ha lugar. España sigue siendo un país nacionalcatólico.
 
El más directamente interpelado por la afirmación del Papa de que la Iglesia no condena a nadie para siempre era el ministro Fernández Díaz, a quien los espectadores pudieron contemplar ayer en crueles close ups  en la entrevista con Jordi Évole. No es interesante lo que dijo, que fue la sarta habitual de dislates y falsedades, aunque hubo momentos sublimes, como cuando negó tener previstas multas para quienes fotografiaran a los policías haciendo los trabajos que él les encarga. Lo interesante fue cómo lo dijo, con qué acritud, destemplanza, altanería, obcecación, irritación apenas contenida en un mar de gestos, guiños, tics nerviosos que hacen temer seriamente por el equilibrio anímico del personaje. Este hombre necesita asistencia psiquiátrica inmediata. Se ve que sus continuas plegarias no son remedio suficiente.

Del coro al caño.


Segunda y última mesa redonda en la Fundación Ortega y Gasset sobre comunicación política. En la anterior debatimos con militantes de tres organizaciones políticas relacionados con la comunicación (Beatriz Talegón, de PSOE; Oriol Duran, de ERC; y Carlos Martínez, de Equo), esto es, gentes prácticas. En esta se pretende escuchar a los especialistas, los estudiosos de la materia, los cabezas de huevo, los que elaboran teorías. Y la pregunta a la que trataremos de buscar los tres pies es si los contenidos determinan la forma de comunicar o la forma de comunicar determina los contenidos. No es una cuestión bizantina, sino que afecta a la esencia de la acción comunicativa. Adaptar la comunicación a los contenidos puede ser una fórmula segura de fracaso; pero adaptar los contenidos a la comunicación puede llevar a desvirtuarlos. Como siempre, hay que escoger, aunque habrá quien recomiende mezclar y adaptar los contenidos en parte y en parte la comunicación. Lo interesante es escuchar cómo se argumentan las opciones.

José Antonio Olmeda es decano de Políticas en la UNED y hace años que se dedica a la comunicación política. Con él editó Palinuro La democracia del siglo XXI. Política, medios de comunicación, internet y redes sociales. (Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2014).

Jesús Gutiérrez Villalta es profesor de la Universidad Carlos III y consultor político especializado en gobiernos locales. Un mundo.

Juan Quesada es consultor de comunicacion y consultor politico,  socio director de CAREP  y director general del grupo de empresas MOSAIQ.
 
O sea, los participantes saben de lo que hablan.  Palinuro modera y, de paso, aprenderá algo.
 
El lugar, el de siempre, la Fundación Ortega (Fortuny, 53). La hora 19:00
Entrada gratuita (para que luego digan que no hay nada gratis). 

diumenge, 15 de febrer del 2015

Palinuro en Els Matins de TV3, en Barcelona.

Gracias a TV3 por invitarme als Matins el otro día. Me sentí realmente a gusto. Los contertulios, Joan Manuel Tresserras, Ricard Fernández Déu i Màrius Garcia Andrade, fantásticos. Un abrazo especial a mi amiga Magda Oranich, a quien conozco desde hace mucho.

  
 
La presentadora, Lídia Heredia, una profesional como la copa, no de un pino, sino de un cedro. El artista FER me regaló unas acuarelas geniales que subiré a FB en cuanto pueda.

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Gente que se hace respetar cuando habla porque no grita ni insulta. Porque razona. Un honor.

Teoría y práctica de la corrupción.

Esto no pasa en ningún país del mundo. Los hay más corruptos que España, que hace el lugar 37 de 174, según el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional, por debajo de San Vicente y Granadinas, los Emiratos Árabes Unidos y las Bahamas. Una hazaña, dicho sea de paso. Pero no sé si en los otros 137 más corruptos hay alguno en el que ese fenómeno afecte de modo más completo al gobierno y al partido que lo sustenta. A la vista de la situación es legítimo preguntarse si es en verdad un partido o, como sostiene algún juez, una asociación para delinquir. Sea lo uno o lo otro, sí que semeja una organización cuyo objeto es el fraude en sentido práctico y teórico.
 
En sentido práctico, esta asociación parece entender que gobernar, representar a los ciudadanos, implica robarles, enriquecerse por cualquier medio o garantizarse un modus vivendi guapo. Innumerables casos en distintas instancias y momentos procesales muestran que, para los miembros del partido, la política es un negocio, desde lo más vulgar, como hacerse pagar los trajes o los viajes, hasta lo más rocambolesco, como defraudar cientos de millones de euros, causando la ruina a miles de personas. Enriquecerse como sea, a base de mordidas, comisiones, sisas, sobreprecios, estafas directas. Llenarse los bolsillos con dinero público, esquilmar el erario.

En defensa directa o indirecta de lo indefendible, suele insinuarse que todos los políticos son iguales y todos los partidos, gemelos. Sí y no. En donde se da una permanencia prolongada en el poder, aparecen prácticas corruptas, como en el PSOE en Andalucía o en CiU en Cataluña. Pero las comparaciones terminan ahí. En el PP la corrupción se ha convertido, aparentemente, en su forma ordinaria de acción y ha desprestigiado el conjunto del sistema político. Recuérdese que financiación ilegal, al margen de si es delito o no, significa jugar con ventaja ilícita en los procesos electorales y, por lo tanto, invalida sus resultados. Eso es crear una situación sin salida, pero es que la financiación ilegal mina la democracia misma. No son todos iguales en absoluto.

Además, hay también un sentido teórico de la corrupción. El eje central de la política de la derecha es privatizar cuanto se pueda, industrias, empresas, servicios públicos, con el argumento de la mayor eficiencia. No hay pruebas de tal cosa sino más bien de lo contrario, como es lógico por puro sentido común, ya que los servicios públicos no tienen por qué generar beneficio económico privado alguno. Toda privatización es una puerta abierta a la corrupción: los intereses privados, las puertas giratorias, la información privilegiada, la cercanía al gobierno, la doble condición de empresarios y militantes del PP, todo apunta a lo mismo. La teoría habla del libre mercado, pero una parte importante del libre mercado consiste en ordeñar al Estado, es decir, a la ciudadanía, a los contribuyentes.

La teoría se difunde mediante una política de comunicación consistente en negar la evidencia, en dibujar una realidad ficticia. Rajoy se traicionaba el otro día al responder a las críticas de Cayo Lara sobre la pobreza en España usted me pinta un país que no conozco. El único país que conoce es el que pintan él y sus medios que son prácticamente todos los audiovisuales y escritos. Es atosigante. Las pinceladas más fuertes:
  • la ley y la justicia son iguales para todos. No es cierto lo uno ni lo otro;
  • el gobierno cumple la ley y le toca hacerla cumplir. Tampoco es verdad sino que a veces incumple la ley y otras, cuando no quiere incumplirla, la hace cambiar, lo cual es equivalente;
  • la principal preocupación del gobierno es la seguridad de la ciudadanía, cuando él mismo, por su arbitrariedad y autoritarismo, es la fuente principal de inseguridad;
  • el gobierno aplica medidas e insta legislación en pro de la transparencia como no lo ha hecho nadie. No es verdad. No da los datos; cuando los da están manipulados; tergiversa, cierra u oculta indicadores y manipula las estadísticas (especialmente las laborales) a extremos insólitos;.
  • el gobierno encabeza la lucha contra la corrupción. El mero sentido común indica que es imposible que el gobierno más acosado por los casos de corrupción de la democracia española, cuyo mismo presidente es sospechoso de haberse beneficiado de ella, pueda combatir la plaga;
  • el Pp es el partido más honrado que pueda haber. Eso no es solamente ficción, sino delirio y desvergüenza a toneladas.
La única forma de salir de ese mundo ficticio a la realidad, de poner al gobierno públicamente frente a sus responsabilidades, exigirle cuentas por estos más de tres años de legislatura, es que la oposición, en concreto el PSOE, presente una moción de censura. La oposición no está solamente para firmar grandes pactos de Estado y lloriquear por todo lo demás, sino para hacer valer los derechos de la ciudadanía frente a un gobierno que los ignora, los recorta o los niega.
 
Empezando, paradójicamente,  por el derecho de propiedad pública y privada.

Palinuro en aguas procelosas.

Traigo aquí mi último libro, que acaba de aparecer, sobre la cuestión nacional española. Un tema arduo, que me ha llevado su tiempo. Es el último de los trabajos. responsables del cierre de Palinuro por unos meses. Espero el perdón de la benevolencia de l@s lector@s y asimismo comprensión si en un futuro próximo me veo obligado a hacer lo mismo. Trato de organizar mi tiempo, convencido como Ford y Taylor, de que la organización del trabajo es el secreto de la productividad pero, por desgracia para mí, con resultados económicamente mucho menos lucidos. Habiendo aprendido con la experiencia, ojalá no me vea obligado a dejar de nuevo a Palinuro en dique seco unos meses. De momento, Cronos me da holgura. La cosa se pondrá chunga hacia abril/mayo. Por nada del mundo quisiera Palinuro perderse las elecciones en el mes de María.

Y el libro, ¿de qué va? Reproduzco el texto de la contracubierta, que es bastante descriptivo, con unas gotitas de ditirambo, lo cual es lógico. Nadie publica un libro señalando en la contracubierta que es un bodrio insufrible. Además, estoy razonablemente seguro de que no es el caso. De todos modos, el único juicio que vale es el de l@s lector@s, suponiendo que l@s tenga.

"¿Es España una nación? ¿Un haz de ellas? ¿Un Estado que oprime a las naciones no castellanas? La cuestión secular, sigue siendo tema de debate preferente en la esfera pública y la privada de las gentes. La mentira franquista de la Una, Grande, Libre comenzó a deshacerse con la Transición, penúltimo intento de resolver el sempiterno contencioso territorial. El auge soberanista catalán, las propuestas de reformar la Constitución en un sentido federal o de abrir un nuevo proceso constituyente son pruebas de que se avecinan tiempos de transformaciones profundas. Este libro indaga en los orígenes y evolución de la cuestión del ser de España, hasta llegar al momento actual y sus perspectivas. Lo hace con rigor y seriedad pero en un lenguaje llano, sin falsos distanciamientos y accesible a todos pues versa sobre un asunto de importancia esencial, que afecta directamente a la vida cotidiana de todos."

Quienes quieran adquirirlo, pueden pinchar en la imagen o ir a la página de la editorial, Tirant Lo Blanch.

dissabte, 14 de febrer del 2015

El gobierno de los hombres y la administración de las cosas.


O sea, el ejercicio del Poder. Jesús del Gran Poder llamaban a Jesús Polanco. La muerte, el tiempo, la vida, convirtieron aquel Gran Poder en la impotencia de un querubín del Barroco. Ahí está El País dispuesto sacar adelante al PSOE a golpe de encuesta, horrorizado ante la alternativa, con un éxito menos que mediano. El Poder no se crea ni se destruye. Pero, ¡oh dioses! cambia de mano, o sea de brazo. Los medios han perdido su poder en una sociedad absolutamente permeada de información en tiempo real. Se acabó el sueño de los medios independientes, basados en el éxito económico.


Todos los periódicos de papel son una ruina y tienen que sobrevivir como pueden. Sometiéndose al Poder que se ha desplazado hacia el dinero. Es decir, tampoco ha ido tan lejos porque siempre ha estado ahí. El poder del dinero. 800 millones de € de fianzas a Rato y otros. Podrán depositarlos, supongo, porque los tienen. Los han obtenido presuntamente de forma fraudulenta. Y hay un escándalo. Bastante hipócrita, por cierto. ¿De dónde proceden las demás fortunas? Seguramente habrá ejemplos de muy meritorios empresarios que, empezando de la nada, gracias a su trabajo, tesón y sentido del ahorro, levantaron un emporio. Pero en la mayoría de los casos, las grandes fortunas proceden de saqueos, expolios, robos, estafas, fraudes, engaños. En definitiva, vienen de la explotación del trabajo ajeno.

Muchos se escandalizan no porque Caja Madrid estuviera gestionada por un presunto chorizo, sino porque lo han pillado. Pero, hombre, eso se hace sin que te pillen porque, entre otras cosas, pones en peligro la seguridad del latrocinio organizado. Y ¿qué se sigue de esto? Que la administración de las cosas, ese aspecto esencial del ejercicio del poder, ha estado en manos, al parecer, de un absoluto incompetente o un ladrón o de un ladrón incompetente.

No se dirá que el capitalismo no es un sistema magnífico en el que cabe nombrar al frente de una de las mayores entidades de crédito a quien pudiera ser un ladrón incompetente. El problema no es el capitalismo, dicen los capitalistas, sino el control político de las cajas. Pero el control político de las cajas es cosa del capitalismo. Prueba: tan contentos estaban los empresarios y los sindicatos participando en el unto.

Claro parece quedar que, como administrador de las cosas, Rato es tan malo que no solo ha arruinado a miles de personas sino que se ha buscado su propia ruina. 

¿Y qué pasó con el gobierno de los hombres? El mismo que presuntamente ha arruinado a su empresa y a un montón de gente más, el que abandonó el FMI haciendo mutis por el foro y en sentido estricto, pues ni una explicación dio, venía de ser Ministro de Economía y Hacienda y vicepresidente de los gobiernos de Aznar. Según las leyendas, el autor del milagro español. Eso tampoco era mucho decir porque, cuando los del Wall Street Journal, siempre unos impertinentes empiricistas de la tradición anglosajona, vinieron a enterarse de eso del "milagro español", en 1997, Aznar los sacó de dudas como Jehová a Moisés: yo soy el milagro. A Rato, ni las migajas. Además, ¿no estaba destinado a pillar la pasta de Caja Madrid?

¿Por qué hay que creer que, quien fue un incompetente y un supuesto estafador en la administración de las cosas, no lo fue antes en el gobierno de los hombres solo que no lo han pillado? Por un acto de fe. Nada más. Años después, declarando ante el juez por el latrocinio de Caja Madrid, Rato dijo que no sabía contabilidad ni conocía la normativa legal sobre la materia. Es decir, puedes llegar a ministro de Economía y Hacienda de tu país sin saber cómo funciona tu territorio. 

Pues sí, parece que, en efecto, fue un milagro.

Contrapodemos


Asís Tímermans (2015) ¿Podemos? Madrid: última línea. (194 págs).

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Según reza la portada, este libro va por la segunda edición. Podemos está de moda. Es negocio escribir sobre este novísimo. Y acertado hacerlo rápidamente porque, como están las cosas, quizá dure poco. Un ascenso tan vertiginoso e inesperado puede agotarse con la misma celeridad porque no se sostiene sobre bases firmes, sino sobre ilusiones muy vivas y sinceras, pero momentáneas. En otras palabras: la revelación de mayo de 2014 puede no llegar a la nueva temporada de septiembre de 2015. Se dirá que Podemos tendrá más votos que IU, UPyD, o Equo. Es posible, pero, al haber planeado una estrategia basada en la mayoría, no alcanzarla será perder. Y los sondeos empiezan a mostrar señales de inflexión en la curva. No es solamente que la intención directa de voto se haya estancado o que (sondeo de Metroscopia de hace unos días) la cantidad de quienes jamás votarían a Podemos sea ya superior a la de quienes sí lo harían, sino también que la aparición del fenómeno ha dado lugar, sin duda como fenómeno no querido, a una recuperación del PSOE. 

Pero todo esto son vaticinios. Entre tanto, las librerías hierven de ensayos sobre Podemos, la mayoría, rendidos, a favor; algunos otros en contra, generalmente infumables. Pero también hay excepciones. El de Asís Tímermans está más documentado que la media, tiene mayor trabajo de investigación, más distancia crítica y, por tanto más interés. Tiene también el tono doctrinario típico neoliberal de estar dando lecciones de mercado libre continuamente. Pasa mucho con los seguidores de esta idea. Recuerdan a los saintsimonianos, que no podían abrocharse solos los mandilones y debían ayudarse unos a otros formando círculos y no de Podemos precisamente. 

Estas narrativas neoliberales son siempre miríficas. El libre mercado es todo: panacea, elixir de la eterna juventud, néctar, ambrosía, crecepelo, bálsamo de Fierabrás y poción mágica de los druidas. Todos los bienes proceden de ella, único orden racional, humano, benéfico, equitativo, justo. Y todos los males son siempre, siempre, culpa de los demás. Si la derecha fracasa en sus políticas desreguladoras, la culpa es suya por no ser suficientemente desreguladora. Si lo hace la izquierda, se pasó de frenada en la regulación. Es un modo de razonar prepopperiano porque la cuestión no es si las hipótesis se falsan o se validan. La cuestión es que las hipótesis se convierten en conclusiones y no se pueden falsar, por lo cual la teoría prueba claramente no ser teoría sino ideología. Y funciona como tal.

Salvado ese primer escollo, sin embargo, el libro es de lectura interesante y provechosa. Está bien escrito, es ameno y, en ocasiones, tiene gracia. Su idea fundamental y reiterada a la hora de explicar el éxito de Podemos es que han rescatado y emplean conceptos necesarios, imprescindibles pero que los políticos al uso han abandonado o pervertido como "decencia", "Patria", "democracia", "libertad" y "derechos humanos" (pp. 23, 30, 88). Tímermans tiene buen olfato porque, aunque ahora es ya claro que las relaciones entre Podemos e IU son tormentosas, cuando él escribió el libro no daban esa impresión. Sus líderes habían militado en la federación y asesorado a sus grandes figuras (p. 38). No se veían como competidores y Pablo Iglesias llegó a afirmar que quienes verdaderamente le preocupaban eran los de UPyD (p. 48)

Y ¿de dónde sale esta fresca y potente corriente de renovación de la izquierda? Según Tímermans, Monedero y un grupo de profesores de Políticas parten de la idea de la Transición como traición, una derrota de la izquierda (p. 53) que ahora corresponde remediar acabando con el sistema que instauró, llamado el Régimen. Son un grupo de amigos: Ariel Jerez, Heriberto Cairo (p. 58), Cotarelo, Verstrynge (p. 61). Supongo que está en lo correcto pero, por lo que hace al caso de Cotarelo, autor de Palinuro, no puede ser más errado. Al margen de la amistad o no amistad, que es un libre sentimiento humano, Cotarelo no solo no sostiene la tesis de la Transición como traición (más bien la tiene como una componenda dictada por el miedo y la incompetencia de las partes y que ha entrado en crisis) sino que es señalado por algunos de los teóricos de la traición como el fabulador y embellecedor de esa teoría legitimatoria de la transición a los auténticos objetivos de izquierda. Y no solo eso sino que se encuentra tachado de franquista de acuerdo con la explicación de Tímermans acerca del fenómeno desde el punto de vista de los ideólogos de Podemos: la transición fue un proceso diseñado por el franquismo para perpetuarse (p. 107). No está mal el hallazgo: Palinuro/Cotarelo tachado de "franquista". Ya advertí que el libro de Tímermans tenía momentos divertidos.

Para Tímermans no hay duda de que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, está dentro de la más acrisolada tradición comunista, pero es un comunista avanzado, neotecnológico, mediático, habitante del siglo XXI y no del XIX como sus antecesores y en nada se nota más esa diferencia que en la seguridad de que quien no tenga clara la función esencial de la TV en nuestra sociedad para los fines revolucionarios no tiene nada que hacer (p. 76). Con ese concepto nació la Tuerka (p. 79). Únicamente el asalto a los medios, la colocación del discurso a través de los medios la izquierda "verdadera", haría realidad aquella llamada a conseguir un sorpasso que solo el infeliz gutenberguiano de Anguita había pretendido a través de IU sin levantar un palmo del suelo. Había que superar el vuelo de la gallina, entrar en los bastiones de articulación ideológica de derecha, en programas como, el Gato al agua o el cascabel al gato o Intereconomía (p. 86). Para ganar.

Ganar es la gran misión histórica de esta renovación de la izquierda que, a su vez, se ve como la solución de la crisis actual del capitalismo. Ganar, ¿qué? Javier Iglesias, padre de Pablo, fue de la FUDE, relata Tímermans (p. 100) y sostiene que en Iglesias "confluye la frialdad del experto en comunicación con la emotividad del que está librando una batalla. Estrictamente hablando, una guerra: la que perdieron sus padres y sus abuelos. La que él está dispuesto a ganar" (p. 105) Sus abuelos es posible pero, si el padre era de la FUDE, organización, por cierto, a la que perteneció el franquista Cotarelo desde sus orígenes, no perdió guerra alguna porque ambos nacimos después de ella y sospecho que Javier bastante después que yo, para fortuna suya. La idea esencial, matriz, inspiradora es ganar y la bestia que tira de su carro, el pragmatismo (p. 123) que a Tímermans escandaliza sobremanera pero no tanto a este crítico que, quizá erróneamente, suele avecinar el pragmatismo no con la madurez o el cinismo de la vejez sino, contrariamente a un parecer extendido, con un impulso juvenil recocido con los años.

Tímermans presta atención a los desencuentros internos en Podemos entre el mainstream y las gentes procedentes de la antigua Liga Comunista Revolucionaria (p. 108). Esta aparece reconvertida hoy en la Izquierda Anticapitalista que Jaime Pastor, Miguel Urbán y otros (p. 160) han importado en España procedente de Francia. Les sirve para reproducir las consigna litúrgicas de estos sacerdotes de la pureza bolchevique al grito de "¡todo el poder a los círculos!"  (p. 160). Son ecos de los sucesores de los soviets, lo cual es muy posible que acabe provocando cierto conflicto en el interior de la organización.

El asalto al paraíso vendrá con un partido hegemónico (p. 170), capaz de aplicar un programa que Tímermans considera en todo similar a la estrategia del judoka (p. 119/120), consistente en dar a la gente básicamente lo que pide:  Estado del bienestar (p. 123); reparto trabajo (129); banca pública, el Estado empresario, derecho a la vivienda contra propiedad privada (p. 139); fiscalidad de los ricos (p. 141); renta para todos (p. 143); expropiaciones (p. 145); libertad de información (p. 149); control de la educación (p. 151); y derecho a decidir (p. 153). No es preciso que el autor se esfuerce mucho en demostrar el carácter quimérico, la imposibilidad de estas medidas. Le basta, a su juicio, con hacer una pregunta que considera definitiva: ¿con qué dinero va a hacerse todo eso? Imposible olvidar que Tímermans procede de una escuela de pensamiento económico que venera como dogma irrefutable el principio de TINSTAFL o There Is Not Such A Thing As A Free Lunch.

Ahí reside la verdadera discrepancia, al menos con Palinuro. Todo depende de lo que se considere "gratis". Los ricos Epulones que en el mundo han sido y son han almorzado siempre gratis a costa del trabajo de los demás. No sé si esto convierte a Palinuro en simpatizante de Podemos, pero sí muestra que no comulga con ruedas de molino. No comulga con nada.

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