Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Política.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Política.. Mostrar tots els missatges

dimecres, 13 d’abril del 2016

Vacío de poder en España

Mi artículo de hoy, en elMón.cat, que me lo han trasladado del finde a la mitad de la semana, el miércoles, que es el día dedicado a Mercurio, un metal líquido. Tengo simpatía por ese dios, el Hermes de los griegos, a su vez un tipo polivalente: mensajero de los olímpicos, patrón de los ladrones, los comerciantes y los mentirosos (sans blague!) y de muchas otras cosas y presente en muy diversos momentos de capital importancia en la historia de la humanidad. Por ejemplo, es el encargado por los dioses de llevar a Paris la manzana de Eris y decidir el famoso juicio con el que empezó la guerra de Troya. Tuvo amores con Afrodita (¡afortunado inmortal!) de los que nació, lógicamente, Hermafrodito, alguien muy peculiar y que yo convertiría a mi vez en patrón/a de la autarquía o el autoservicio de no ser porque, por otra parte, ligando a la vieja usanza se conoce gente y se hace uno una culturita. En su encarnación como Hermes Trismegistos, da origen al conocimiento hermético que viene a ser una contradicción en los términos y a la hermenéutica o métodología científica que nos enseña cómo siempre cabe entender las cosas de una forma que no se le había ocurrido a nadie antes.

Bueno, lo dicho, sans blague, al grano: el artículo pretende demostrar que España vuelve por donde suele: el vacío de poder como el que hay ahora en el Estado, en el centro de la Península en donde reina un tirano o no manda nadie y el gobierno está en sede vacante. La idea es que los independentistas catalanes aprovechen el momento y aceleren la hoja de ruta. Todo lo que hagan es lo que llevarán ganado cuando los partidos consigan componer un gobierno medio viable en Madrid.

El texto castellano:

El vacío del vacío.


El vacío de poder es condición endémica española porque, cuando no hay vacío, tampoco hay poder. En España no hay nada ni funciona nada, como no sean las organizaciones de delincuentes, desde las redes de trata de mujeres hasta los partidos políticos formados por presuntos malhechores y las burocracias corruptas. La única diferencia entre el gobierno en plenas facultades, que no hacía nada, y el gobierno en funciones, que aun hace menos, es que este último, además, se ha declarado en rebeldía y se niega a rendir cuentas al Parlamento. Ya puede la Cámara pedir la comparecencia del ministro Soria por los papeles de Panamá. Antes comparecerá en el Parlamento de Panamá. O en el de Marte.

Según todos los pareceres, es posible que este gobierno de la derecha ultramontana gane las próximas elecciones con una mayoría holgada en lo que resultará ser un caso único en la historia de masoquismo colectivo. Gente que vota a quien la desprecia, la explota y la esquilma. Incomprensible, pero cierto. Es muy posible que haya cuatro años más de corrupción, de saqueo, de sobresueldos, de chulería españolista, de ley mordaza y franquismo por doquier. Muy posible que el país siga paralizado a merced de la absoluta incompetencia de estos gobernantes. Muy posible que la “gran nación” de Rajoy siga sin pintar nada en los escenarios internacionales.

Frente a este gobierno no hay oposición; no existe un terreno común entre los otros tres partidos institucionales desde el que oponerse. Los tres mosqueteros con un mandato clarísimo de constituir un gobierno como fuera han fracasado en su empeño. Los mismos que se reían de los catalanes porque no componían gobierno a raíz de las elecciones de 27 de septiembre se encuentran ahora en la misma situación, pero con peores perspectivas y una evidente falta de capacidad para resolverla. Se intercambian acusaciones, no proposiciones. Como el gobierno al que se oponen, tampoco sirven para nada. 

En este momento, la única oposición real que hay al gobierno en funciones es Cataluña. El único territorio que marca distancias y tiene a raya al nacionalismo español es Cataluña. Las relaciones entre el gobierno del Estado y la Generalitat no solo son inexistentes sino de abierta confrontación… por parte del gobierno central. Rajoy llega a Cataluña y no se entrevista con el presidente de la Generalitat que es tan Estado como él, sino que se limita a proferir amenazas en tono apocalíptico y tonterías en clave castiza. Como si esto fuera el backyard del decrépito imperio español.

Por lo demás, a Cataluña, como única oposición del régimen de la derecha neofranquista, le da igual que el gobierno del Estado esté en manos de la derecha o de la izquierda en la medida en que las dos son nacionalistas españolas y contrarias no solo a la secesión de Cataluña sino a la mera idea de un referéndum consultivo, no vinculante, con el fin de aplicar el principio democrático. Solo Podemos parece aceptar la idea de un referéndum catalán y no está muy claro en qué términos.
Siendo el único contrapoder real al gobierno del Estado, la Generalitat no puede esperar ayuda de ninguna otra parte, sino, al contrario, reproches, críticas y amenazas. Cuando no meras provocaciones, como suele suceder en las redes en donde se vierte el mayor porcentaje de catalanofobia imaginable. Solo puede contar con sus propias fuerzas, sus instituciones, su sociedad civil y su gente. Y con la simpatía que pueda despertar en la comunidad internacional por su carácter abierto, democrático y pacífico.

La minoría nacional catalana en España tiene derecho de autodeterminación diga lo que diga el Tribunal Constitucional español y todas las autoridades del Estado, pero ningún gobierno español permitirá su ejercicio. Siendo como es una minoría nacional estructural en el conjunto del Estado, no puede esperar que funcione en su caso el principio democrático porque los catalanes nunca serán una mayoría dentro de España y no les llegará solidaridad de ninguna de las partes que extraen beneficios del sojuzgamiento catalán.

Por eso, lo mejor que puede hacer es aprovechar ese vacío de poder que hay en España para llevar adelante su hoja de ruta y proceder a la desconexión cuanto antes.

dijous, 7 d’abril del 2016

La política del robo y el robo de la política

Nadie ignora que la Xª Legislatura, el gobierno de Rajoy al frente del PP, ha sido la época de más desaforado latrocinio de la historia de España. La era del expolio, del robo a mansalva, del trinque sin miramiento. Los años de los ladrones sin escrúpulos que, desde las más altas a las más bajas instituciones del Estado han saqueado los fondos públicos, los han malversado, han estafado, engañado a la gente y se han llenado los bolsillos sin tasa ni tino, con una codicia que casi parece legendaria.

En la Casa Real y sus aledaños hay dos o tres presuntos ladrones que son el pasmo del mundo entero porque ¿qué necesidad sentían estos pájaros de cometer tropelías si tenían todo garantizado gracias a la necia generosidad del pueblo?

El presidente del gobierno lleva cuatro años acusado de haber cobrado dineros en B y de haber dejado que una trama de sinvergüenzas y ladrones le pagara sus ternos y sus viajes y no ha hecho ni ademán de dimitir. Es más, reconoció los sobresueldos y reconoció haber enviado SMSs de apoyo a un supuesto chorizo encarcelado como si fuera de la misma mafia y ahí sigue, como si fuera presidente democrático y legítimo del gobierno. Que no lo es pues, no pasa de ser un okupa en rebeldía.

El partido del gobierno tiene a casi todos sus tesoreros procesados por presuntos mangantes. El propio partido como persona jurídica está acusado de robar. Varios presidentes de Comunidades Autónomas (los de Madrid, el de Valencia, el de Baleares, por cierto en el trullo) están acusados de relaciones directas o indirectas con una amplia gama de delitos en relación con la propiedad (ajena) y los caudales públicos. Alcaldes (y alcaldesas, como Botella en Madrid), consejeros, concejales, diputados del partido del gobierno a lo largo y ancho del país, todos robando o permitiendo que otros -siempre los suyos, claro- roben sin tino ni tasa.

En España, la política de la derecha es puro robo.

Y no solo eso: quienes practican con fruición la política del robo también están empeñados en robar la política, hacerla desaparecer, que no haya política, esto es, debate, negociación, acuerdo, conflicto, discusión. Solo anhelan el silencio de quienes se resignan a ver cómo una banda de ladrones que se constituye en partido político, controla todos los mecanismos del Estado e instala una cleptocracia con la bendición de los curas. Es el clero uno de los estamentos más beneficiados o quizá el más beneficiado por esta política de ladrones, esto es, una mezcla de cleptocracia y hierocracia o gobierno de ladrones y curas.

Este robo de la política, este intento de suprimir toda crítica, toda interpelación, participación y control de los poderosos fue evidente desde el primer momento del gobierno de la derecha en 2011. Por entonces quedó claro que el presidente de los Sobresueldos no estaba dispuesto a dar cuenta de sus actos, ni explicación alguna, ni a comparecer en ruedas de prensa ni a admitir preguntas y que pretendía limitarse a aparecer en pantallas de plasma, como si fuera el Gran Hermano.

Esa actitud refractaria a todo talante democrático, a toda política de entendimiento y negociación se vio claramente en la entrevista de Évole al Sobresueldos hace una fechas. Difícil encontrar un ejemplo más claro, evidente, palmario y en primer plano de lo que es un caradura, esto es, alguien que no escucha lo que no quiere oír, que miente con absoluto desparpajo, falta al respeto al auditorio y cree que este es imbécil y se le puede colocar cualquier patraña. Dos o tres perlas de este ejemplo de robo literal de la política y escamoteo del derecho de los ciudadanos a estar informados de lo que sus gobernantes hacen con sus votos y, sobre todo, con sus dineros:

Rajoy se equivocó en los SMSs a Bárcenas. Pero no hay consecuencias de su equivocación.

Él no es responsable de que haya un montón de corruptos y ladrones en todos los puestos del PP, a pesar de ser el presidente del gobierno y el del partido. 

Él no es responsable de que el independentismo catalán se haya multiplicado por dos, a pesar de haberse mostrado radicalmente catalanófobo desde su primer momento, un provocador y un absoluto incompetente en las relaciones entre Cataluña y España.

No le consta que en España haya más de 110.000 personas asesinadas por los fascistas de Franco (su antecedente ideológico) y enterradas en fosas comunes.

Su gobierno en funciones no tiene por qué ser controlado por el Parlamento porque, según la ratita hacendosa que funge como vicepresidenta y tiene una visión del mundo de eso, de ratita hacendosa, al tratarse de un Parlamento nuevo no ha lugar justo cuando más lugar hay.

Su empeño es que no pueda formarse gobierno a los efectos de ver si, con unas nuevas elecciones y una mayor abstención es posible una nueva mayoría absoluta del PP que permita ambas cosas:

1) una política de robo a la ciudadanía; 

2) un robo de la política a la ciudadanía. 

diumenge, 14 de febrer del 2016

La matanza de San Valentín

Un disparo ha bastado a Esperanza Aguirre para acabar con toda la clase política (especialmente de izquierda) del país y puñados de finos analistas. Un disparo cargado con el señuelo de una dimisión por "responsabilidad política", que no penal personal (faltaba más) que además quiere ser una lección de transparencia y sensibilidad democráticas. 

Un paseo por las redes de hoy, domingo de San Valentín, produce verdadero bochorno: todos los políticos pegándose por atribuirse la dimisión de Aguirre, el honor de haber matado el oso (en este caso, la osa, por cierto mucho más lista que todos ellos juntos) cuya piel, como siempre, están vendiendo sin haber matado al animal de verdad. De leer a nuestras lumbreras, Aguirre ha caído por la presión de Podemos, de C's, de IU, del PSOE y ¡hasta del PP! En algún caso, el delirio ha llevado al presuntuoso de turno a confundir a Reagan con Nixon, que es como confundir a Churchill con el Rey Faruk.

Esperanza Aguirre no ha dimitido de nada de lo que no fueran a echarla en un futuro inmediato. Su sucesión en la presidencia del PP por Cifuentes es ya cosa hecha. Prueba: que González, su hombre, también dimitió hace un mes de la secretaría general de la organización de Madrid, ya preparando el camino.

Resumiendo para que se entienda: Aguirre se va de donde van echarla en todo caso en unas semanas, convierte su destitución en una dimisión honorable "por razones políticas", pone en un brete al Sobresueldos y se mantiene en su puesto de portavoz del PP en el Ayuntamiento, desde donde planea dar la batalla por la presidencia del PP nacional cuando a Rajoy no le quede más remedio que irse.

Más inteligente aun: la tarea de quitarle de enmedio al Sobresueldos se la están haciendo todos los demás que, desde el PSOE hasta el PP, pasando por los neonatos de Podemos y C's piden a una la dimisión de este pájaro. Ella que, además, tiene sentido del humor, quizá le envíe un SMS pidiéndole que sea fuerte.

¿Más claro? Aguirre no ha dimitido. Igual que no dimitió la otra vez que dijo que lo hacía. Ha hecho un repliegue táctico en el que ha contado con la ayuda del coro de bocazas de la oposición que no sabe ni cómo se lee una partitura. La maniobra puede salirle bien o no porque tiene sus riesgos, pero es mucho más inteligente que el conjunto de sandeces que cabe leer en las redes celebrando una victoria ficticia y haciéndole el juego a una política que da cien vueltas a sus adversarios dentro y fuera de su partido.

diumenge, 24 de gener del 2016

La España oficial y la España real

Todos lo medios de comunicación, todos los mentideros, las tertulias, las barras de las cervecerías, en donde los españoles suelen resolver el problema del Oriente medio entre caña y caña, hablan sin parar de lo mismo:las consultas reales para la formación del gobierno. No hay sitio para nada más. Una situación muy enrevesada, casi laberíntica.

Prácticamente todos los comentaristas se rindieron a la audacia de Pablo Iglesias al proponerse a sí mismo como vicepresidente de un gobierno de coalición con el PSOE, antes de que nadie hubiera dicho esta boca es mía. Una jugada maestra, fulminante, un órdago, una finta que, según muchos analistas dejó descolocado a Sánchez e indujo a Rajoy a quitarse de enmedio.

De escuchar los habituales ditirambos que Podemos se dedica a sí mismo permanentemente: el movimiento de Iglesias fue la causa de la retirada de Rajoy. Solo que Rajoy no se retiró, sino que se hizo a un lado cucamente, a esperar acontecimientos porque, dando por cierto que no será investido, prefiere nuevas elecciones, mientras Pedro Sánchez, nada interesado en ellas, tomó distancias de la oferta de Iglesias y sus amigos del PSOE la calificaban de humillación y chantaje, ignoro por qué. No veo el chantaje por parte alguna. Veo, sí, mucha petulancia, habitual en estos salvapatrias de nuevo cuño populista, pero nada de chantaje. Es lógico, además, que pujen por sacar adelante un gobierno, antes de que retornen las fricciones en su grupo con las franquicias una vez se sienten estas a considerar cómo ese "ministerio de la plurinacionalidad", en realidad suena a ministerio de las reservas indias.

El repliegue del presidente de los sobresueldos desconcierta el protocolo. No está previsto que quien dice haber ganado las elecciones no pueda formar gobierno. Pero sí está previsto que el que no pueda formar gobierno haga mutis por el foro y no se quede a un lado, a ver si tiene mejor suerte en otra ocasión y bloquea la salida. El Rey convoca nueva ronda de contactos y, según se supone, la solución podría ser el gobierno de coalición de la izquierda PSOE, Podemos y los dos de IU. Ya analizamos ayer sus perspectivas y facetas. Mientras tanto, Metroscopia, en sondeo encargado por El País, llega a la conclusión de que la gente valora negativamente a Rajoy, Sánchez e Iglesias, pero pone nota alta a Rivera. Este último dato es tan sorprendente que comienza uno a sospechar que el país oficial es, en realidad, una ilusión, una quimera, una fábula narrada por un idiota, como dice Shakespeare.

Ese es el país oficial: gobierno, partidos, tribunales, jueces, Parlamento, Constitución, elecciones, representación, negociaciones, etc. El país del que hablan los medios, sobre el que se cruzan apuestas y que debaten los expertos. A su lado está el país real, el verdadero, el que responde a la verdadera esencia de este cortijo gobernado de siempre por una oligarquía corrupta, inepta y reaccionaria. Una jueza imputa un delito al partido del gobierno, el PP, por el borrado de los discos duros del ordenador del presunto delincuente Bárcenas, extesorero del partido. Llama a declarar a la tesorera actual del partido y al propio Bárcenas. Justo el mismo día que el hombre mano derecha de la vicepresidenta del gobierno se ve obligado a dimitir por su supuesta implicación en una estafa al parecer propiciada desde la misma Moncloa, sede del gobierno. En cualquier lugar del planeta el presidente de ese partido estaría ya en su casa. Aquí está en el gobierno y quiere seguir.

Es el país real,  gobernado por un presunto corrupto, rodeado de ladrones y sinvergüenzas, algunos de los cuales están ya en la cárcel y otros esperan entrar en breve, al frente de un partido que es una banda de malhechores que llevan años tomando las instituciones públicas al asalto y esquilmando el erario en donde quiera que se relacionan con él. Un país cuyo Jefe del Estado tiene a su hermana sentada en el banquillo acusada de delinquir y un cuñado en idéntica circunstancia y un padre, Rey dimisionario, cuyo comportamiento ha sido inadmisible desde todos los puntos de vista y que ha amasado un dineral, de lo que informa la revista Forbes, sin que hasta la fecha haya dado explicación alguna sobre el origen de su fortuna.

Real y muy real es que el mismo pavo que protegió y amparó a su amigo Bárcenas, que cobró sobresueldos de procedencia dudosa, engañó a todo el mundo con un programa electoral falso, mintió descaradamente en al Parlamento y protegió y amparó prácticamente a todos los delincuentes del PP, tiene el morro de presentar su candidatura a la presidencia del gobierno. Como lo es que el partido cuyos miembros (muchos de ellos con altos cargos de la administración, empezando por el consejo de ministros), han entendido la política como un medio para enriquecerse a costa del bien público, para enchufar a los amigos y parientes y esquilmar el país, privatizando sus bienes colectivos o simplemente robándolos, tenga la representación parlamentaria más numerosa

Son estos sinvergüenzas quienes, disfrazados de políticos, atienden a todos los ritos de la democracia, como si aquí hubiera un gobierno y no un consejo de forajidos; un Parlamento y no un coro de paniaguados, enchufados y botarates; unos tribunales y no unos jueces obsequiosos con los poderosos; como si los medios tuvieran periodistas independientes y no sicarios a sueldo; como si los curas se dedicaran a pastorear a la grey y no a arramblar con cuanta riqueza se cruza en su camino para enriquecer a la Iglesia. Háganse cuantas excepciones se quieran en todas esas categorías. Siempre serán excepciones.

El país real es este que todos padecemos. El otro, el de las consultas reales, las tertulias, en el fondo, es una ilusión, un mundo virtual.



divendres, 22 de gener del 2016

"Esto no es serio" o el pito del sereno

-----------------------------------------------------
¿Nadie puede librar al país de este imbécil?

Un periodista catalán llama a Rajoy haciéndose pasar por Puigdemont y el sobresueldos pica.

Escuchen el audio. Escuchen con qué premura las secretarias se lanzan a pasar la llamada a Rajoy. Nadie comprueba nada; nadie verifica nada. Con qué ansia se echa sobre el teléfono el de los sobresueldos que, obviamente, pierde el trasero por hablar con Puigdemont.

Escuchen la conversación, que no tiene desperdicio. Cómo le toman el pelo. El pájaro cree que tiene una baza: ya no es el inepto al que nadie llama, del que nadie se acuerda, al que nadie toma en consideración. ¡Puigdemont lo llama! Reconoce la superioridad de su gobierno; se somete. Por fin cree contar con una baza, algo de que presumir, algo que vender a la prensa y a Felipe V + I. No es el cero a la izquierda, el presidente amortizado, el perdedor de las elecciones con que ya no cuenta nadie, en espera de que en España haya un presidente y no este pelele en funciones.

¡Puigdemont lo ha llamado! Y es todo mieles. Recuerda cuándo se conocieron en el pasado en alguna inauguración o juego de cualquier cosa. Ha hecho cálculos y, como tiene algo que ofrecer al Borbón, le pide que espere al lunes, le dice que lo llamará él y la reconoce que tiene la agenda "bastante libre". Se entrega en canal. O sea, nada que hacer.

Y cuando le descubren que le han tomado el pelo, solo acierta a balbucear que esto "no es serio".

De verdad. Es absolutamente urgente que el país se libre de este majadero de mala idea si quiere tener alguna posibilidad de salir adelante.

dijous, 21 de gener del 2016

El trilero de Dios

El Plural de ayer traía esta noticia: Pablo Iglesias marca la casilla de la Iglesia en su declaración de Hacienda. Puede parecer algo trivial, pero no lo es. Tiene una importancia inmensa. Tanta que requiere una explicación inmediata. Mientras llega, que ha de llegar porque, si no lo hace, quedará clara una superchería y estafa mayores que las que se han practicado con los de las franquicias para los grupos, enumeremos las posibilidades:

1ª.- Es una noticia falsa, una superchería, un bulo, un fake. Desde luego, El Plural es un digital muy favorable al PSOE igual que otros lo son al PP, a Podemos, etc. En España no existen los medios independientes. Pero el diario tiene cierto nivel de seriedad. Es improbable que recurra a procedimientos tipo La Razón. Pero pudieran haberles colado una patraña. Si es así, que lo aclaren cuanto antes.

2ª.- La noticia es cierta, pero Iglesias no tiene nada que ver con ella. Un gestor, que le hace la declaración, ha tachado la casilla de la Iglesia sin saberlo el declarante. Es poco verosímil, aunque podría darse. Que también lo aclare cuanto antes.

3ª.- La noticia es cierta. Si es así, aquí hay una estafa de proporciones bolivarianas. Podría decirse que estamos exagerando y que tachar la casilla de la Iglesia católica es una tontería sin importancia ninguna. Mentira. Hacerlo es contribuir a la hipocresía y el expolio de la gente perpetrado sistemáticamente por los curas. Cualquiera sabe que tachar la casilla es voluntario, pero lo que no es voluntario es que, todos los que tachan la casilla obligan a los demás a financiar a los clérigos y su empresa de acumulación de dinero, la Iglesia, porque lo que ellos no aportan a la caja común del Estado, tenemos que pagarlo los demás, seamos católicos o no. O sea, un robo y un robo hipócrita. Obviamente, Iglesias tiene derecho a ser católico, por supuesto, pero no con el dinero ajeno, sino con el suyo.

Pero hay más, Iglesias está ahora obligado a aclarar si es o no católico para que no se le pueda acusar de trilero, a él, que empezó acusando de trileros a los de izquierdas. Y aclararlo de forma tajante, puesto que esto no es un asunto privado. Y no basta con salir diciendo que él fue comunista. Con todos mis respetos, la similitud entre católicos y comunistas, es innegable, sobre todo el comunismo leninista. Tampoco vale que se diga que, en el fondo, a pesar de todas las tonterías sobre el "ni de derechas ni de izquierdas", es de izquierdas. América Latina está llena de "izquierdistas" (estilo Correa del Ecuador), que tanto gustan a los de Podemos y son auténticos meapilas en cuyos países el aborto está prohibido.

De darse esta circunstancia, ahora sí estaría claro por qué en Podemos no hablan del aborto (excepto aquella vez en que Bescansa dijo que "no era una prioridad" para callarse a continuación seguramente cuando comprendió que no convenía levantar la liebre); por qué no hablan de potenciar la educación pública y suprimir la concertada, que es una estafa por la que los curas drenan recursos públicos a favor de las clases privilegiadas mientras se destruye la educación pública; y por qué no hablan de la separación entre la Iglesia y el Estado en una país nacionalcatólico, gobernado por los clérigos.

Hay que aclarar esto porque tiene toda la pinta de ser la mayor estafa de los últimos años a la ya muy castigada y baqueteada izquierda española. Dado el aportunismo ilimitado de los de Podemos, probablemente este silencio es un cálculo táctico, de esos de no hablar de cosas que hagan perder votos. Pueden encubrirlo con la habitual mentira de la derecha de hablar de las cosas "que verdaderamente interesan a los españoles". 

Que hagan lo que quieran. En menos de un mes ya han demostrado que lo que querían era participar de la vieja política (aunque todavía sean tan inexpertos que les cuelan todos los goles), pero que dejen claro si el líder máximo es o no católico, y qué piensan respecto al aborto, la enseñanza concertada y la separación de la Iglesia y el Estado. 

Porque lo que ya no pueden hacer es seguir engañando a la gente.

dissabte, 16 de gener del 2016

La aporía de la unidad

Cuando, en la misma noche electoral del 20D, Palinuro advirtió de que pasaría lo que hoy trae en portada El País, se le echó encima la legión de trolls de Podemos con la habitual sarta de improperios de linchaflautas.

Esa misma noche, Iglesias daba la interpretación canónica y falsa del resultado electoral: Podemos = 69 diputados y tercera fuerza política. Algo había que decir para disimular la verdadera situación: 42 diputados (los otros 27 eran de las franquicias locales) y de sorpasso al PSOE, nada. Una derrota en toda línea en comparación con las expectativas. Desde entonces, las terminales mediáticas de la formación morada -Público, la Sexta- y los fieles creyentes siguieron con la patraña con fervor doctrinal: 69 diputados. Y quien dijera lo contrario era un fementido traidor, un envidioso, un facha, un... En fin.

La dura realidad se ha impuesto y, aunque lo intentaron, los de Podemos no consiguieron los cuatro grupos que necesitaban vitalmente para que el conflicto en su seno no estallara y se hiciera patente. (De todo esto ha dado cuenta Palinuro en posts anteriores). De ahí el exabrupto de Iglesias cuando finalmente le dijeron que no: era el fin de la patraña del 69. Una patraña típicamente española y no de vieja política sino antediluviana: el adalid de la España plurinacional es incapaz de reconocer esa plurinacionalidad en su propia casa. Como siempre: se venden recetas que no se tienen, pieles que no se han cazado, fantasías, castillos en el aire.

Aquí cabría una pequeña consideración aquilatando lo que realmente han traído de nuevo a la esfera pública española estos innovadores. Muy poco. Nada. Llaman comunicar a contar mentiras e invenciones; los análisis independientes no se escuchan y se pretende ahogarlos con manadas de trolls rabiosos; los discursos del mando están alimentados de propaganda y falsedad; la autocrítica no existe y la crítica es pura conveniencia táctica; solo cuenta el efecto mediático inmediato; autenticidad, sinceridad, verosimilitud: cero. 

Pero no merece la pena. Esta legislatura no ha hecho sino arrancar. Habrá más ocasiones de hablar. De hecho, ya vuelve la canción unitaria que acunó los primeros vagidos de estos guerreros de la nueva política en la vieja IU. En Oviedo, algunos cargos de Podemos, que sienten la querencia unitaria celebran una reunión  con los restos del pecio comunista y algunos de sus más gloriosos capitanes, como Anguita, Gerardo Iglesias y Manuel Monereo, todos ellos en busca del sempiterno Eldorado de IU, esto es, la formación de una alternativa unitaria (la unidad jamás desaparece de los discursos de estos escisionistas compulsivos) a la fementida socialdemocracia. 

Es de esperar, por el bien de Podemos, que esta reunión de comunistas y excomunistas se reduzca a amargar el fin de semana a Llamazares porque, como vaya más allá y crezca y se plantee una unidad real con tan recalcitrantes fracasados, los 42 diputados de Podemos de ahora pueden no llegar a la veintena  en las siguientes elecciones y la casta solo les habrá durado una legislatura.

dimarts, 29 de desembre del 2015

La memoria tiene dueño

Richard Overy (consultor editorial) (2013) El siglo XX. Madrid: Akal. (320 págs).
------------------------------------------------------
Las editoriales suelen obsequiar a sus autores con algún libro suyo, de esos que son adecuados para regalos. Esta año, Akal me ha enviado esta especie de resumen del siglo XX, un buen ejercicio de fotoperiodismo de la centuria pasada, publicado originalmente en inglés, bien documentado, bien concebido y muy grato de leer.

En ocasiones se dice que el siglo XX ha sido el más corto pues, habiendo comenzado en la revolución rusa de 1917, terminó con la caída de la Unión Soviética, también Rusia, en 1991. Se trata, pues, de un siglo monotemático, pero con un tema grandioso: el siglo en que la utopía comunista se hizo realidad y tuvo tiempo para demostrar que en su seno se gestaba una de las más inhumanas y odiosas tiranías que haya conocido el planeta. Disponemos ya de numerosos análisis explicativos de cómo pudo producirse ese repentino derrumbe, pero ninguno, que yo sepa, desde una perspectiva marxista, siendo así que, al menos oficialmente, la URSS era un régimen inspirado en el marxismo. Sin embargo, los marxistas siguen callados. No me refiero a los escritos de los trotskistas que hablaban de la corrupción del régimen soviético, sino de obras de estudio e investigación marxistas. Silencio. El marxismo se creyó capaz de predecir el hundimiento del comunismo, pero no es capaz de explicar el del comunismo que es el que se ha producido. Los pocos partidos comunistas que quedan, seguidores del marxismo y de su curiosa perversión leninista, prefieren ocultar sus siglas y símbolos y, como IU en España, presentarse bajo otra denominación de origen, algo en lo que insisten, pues no les queda otro remedio. El trasvase masivo de miembros de IU a Podemos en España augura una operación  similar y, aunque por ahora, parece tener un relativo éxito, es cuestión de tiempo para que el fondo comunista del experimento acabe revelándose a los ojos de un electorado momentáneamnte embelesado con las apariciones televisivas de sus líderes.

Este fenómeno de unos militantes de una ideología, la comunista, que actúan en el seno de organizaciones que la ocultan es uno de los más curiosos fenómenos de psicología colectiva del siglo XX. El comunismo tiene una autoconciencia enraizada en la clandestinidad y este comportamiento desdoblado (somos de IU pero, en el fondo, somos comunistas; no somos de izquierdas ni de derechas pero, en realidad, sí somos de izquierdas), esquizoide caracteriza todas sus organizaciones y determina su comportamiento individual. Algún día volveremos sobre ello porque es fascinante para entender muchas otras cosas.

El siglo XX es el siglo del comunismo y el del fracaso del comunismo. Pero también es el de muchas otras cosas. Ha sido una centuria abigarrada, llena de sorpresas, invenciones, novedades, glorias y miserias. Como todas. Como lo será el siglo XXI. Pero, para nosotros, es el que encierra las claves inmediatas de muchos de los fenómenos coetáneos y por eso tiene más interés. Esta obra es un buen repaso, completo y documentado... desde un punto de vista inglés. Es decir, no es inocente. Los temas que se tratan evidencian una determinada perspectiva. Si el libro fuera francés, habría habido variantes. Por ejemplo, en lugar de dar importancia a la guerra de los bóers, a lo mejor comenzaba con el triunfo del Partido Radical y la separación de la Iglesia y el Estado en Francia. O daba más importancia al caso Dreyfus, que la tuvo. Algo que cien años después, los españoles aún no han logrado ni llevan camino de hacerlo.

Es más, este "anglicismo" de la visión mundial se observa en otro dato curioso: España no aparece como sujeto prácticamente en las 320 páginas del libro excepto para hablar de la guerra civil que fue el episodio español de mayor proyección internacional en ese siglo. Terminada la guerra civil, silencio; el silencio de la historia, eco del silencio que cayó como un manto sobre el país entero. Ni siquiera la famosa Transición merece una entrada en este repaso. Sí la hay para la Revolución de los claveles en 1974, en Portugal, pero no como preludio al fin de la dictadura en España, que ni se menciona, sino por derecho propio y para subrayar que, desde siempre, ha habido una relación especial de protección entre Inglaterra y Portugal que, de hecho, ha sido casi como una colonia o un "dominion" inconfeso de aquella. 

Es lógica esa perspectiva inglesa. La reina Victoria, epítome de la grandeza del imperio británico, murió en 1901, cerrando un siglo XIX que lleva su nombre y en el que la monarquía británica pasó a ser Imperio oficialmente pues la reina adoptó el título de emperatriz de la India. Lógico, pues, que los británicos comenzasen el siglo XX con una sobredosis de optimismo que los acontecimientos posteriores se encargarían de rebajar: la primera y la segunda guerra mundiales que quizá las democracias europeas no hubieran podido ganar sin la intervención de los Estados Unidos, la descolonización del África, la aventura de Suez en 1956, su tendencia al declive y estancamiento a partir de entonces que la revolución thatcherista de los años 90 no supo frenar, aunque lo prometió; y no solo no frenó sino que le añadió una nueva carga de desigualdad e injusticia social propia del neoliberalismo que otros países hemos padecido después.

Pero esa pérdida de hegemonía económica y militar vino, en parte, compensada por un aumento de su influencia política tanto en el seno de la Commonwealth como en la Unión Europea cuando, por fin, Gran Bretaña pudo ingresar tras la muerte del general De Gaulle que se oponía a su entrada y, como se ha visto luego, con muy buenas y poderosas razones. Compensada también con una enorme influencia cultural: el fenómeno de los Beatles carece de parangón en la historia. Y no solo la música: el cine, la literatura, el teatro, la moda, la ciencia ingleses estuvieron y están en primer plano en el mundo.

El siglo XX fue el del ascenso de los Estados Unidos a potencia mundial. Su intervención en la primera guerra de la mano del presidente Wilson y sus famosos 14 puntos para la paz fue decisiva para configurar el mapa de Europa en la posguerra. Por cierto, esta contienda tiene un tratamiento también típicamente inglés: se abre con dos páginas dedicadas a Gallipoli, episodio que, salvo los especialistas, el público no anglosajón casi ignora por entero. Pero, para los ingleses fue muy importante porque en él entraron en combate por primera vez efectivos de la ANZAC, esto es, tropas de Australia, Nueva Zelanda y el Canadá que sufrieron un desgaste terrible. Y junto a episodios más conocidos como el Somme o Verdun, de nuevo asuntos absolutamente británicos, como la guerra en Arabia y el fascinante asunto de Lawrence.

El resto del siglo, American Way of Life, la gran depresión, la ley seca y, en Europa, el ascenso de los totalitarismos, fascistas, nazis y comunistas. El camino hacia la segunda guerra mundial que, como es de imaginar, tiene un tratamiento detallado, desde Dunkerque hasta Hiroshima y Nagasaki. La guerra en el desierto, Pearl Harbor, el Pacífico. Una guerra verdaderamente mundial. Francia ocupada, De Gaulle, la resistencia, el maquis. Las atrocidades nazis. El Holocausto.

El mundo de la posguerra se inicia con el discurso de Churchill en Fulton sobre el telón de acero y la guerra fría: la contención, el muro de Berlín, la crisis de Cuba (el momento en que el mundo estuvo más cerca de una III guerra nuclear) y sus consecuencias, entre ellas las negociaciones para limitación de armamentos y la doctrina final cuyas siglas, MAD, apuntaban a la fundamental irracionalidad de la carrera armamentística: Mutual Assured Destruction. El mundo de Stanley Kubrick. No he encontrado (quizá se me haya pasado) referencia a la aportación alemana al fin de la guerra fría a partir de la llamada "Política del Este" (Ostpolitik) de la República Federal, origen de la conferencia de Helsinki y de la OSCE hoy activa. Pero sí al cierre de la guerra fría con la Perestroika y la Glasnost.

El relato no solo se refiere a asuntos políticos, militares y económicos sino que también trae interesantes resúmenes de corrientes artísticas, culturales y científicas por decenios: la agricultura, el arte y las vanguardias, la arquitectura (especialmente en los años 20), los automóviles de los años 40, el cine de los 50, la música en los 60, la medicina en los 70, la moda en los 80 y la tecnología en los 90.

Además de la visión anglosajona, hay huecos para otros países y partes del mundo muy interesantes de recordar y relacionar: la revolución cubana, la guerra civil del Congo, la guerra del Vietnam (en donde los Estados Unidos sustituyeron a Francia como potencia militar colonial solo para salir derrotados como habían salido los franceses de Dien Bien-Phu), la batalla de Argel, la revolución china y su aftermath, con la revolución cultural. Francia tiene un tratamiento de estrella en los años 60 por la revolución de mayo del 68, Praga por la de agosto del mismo año y Alemania retorna al escenario en los años setenta con el surgimiento de las guerrillas urbanas de la Rote Armee Fraktion, más conocida como "grupo de Baader-Meinhof".

Termina el repaso en los años 90 con la globalización y la apertura de la actual crisis económica.

Una última consideración, mirando el cambiante mapa de Europa en los cien años del siglo XX. En el llamado "viejo mundo", obsesionado con la seguridad de las fronteras, los Estados no han parado de moverse no solo territorialmente, sino también políticamente: Alemania ha cambiado varias veces de tamaño; Polonia ha aparecido, desaparecido y vuelto a aparecer, como el Guadiana; de los Países Bálticos no hablemos; y de los Balcanes, menos aún; Checoslovaquia se ha partido, como Chipre, mientras Alemania se ha reunificado; han desaparecido y aparecido Estados y han cambiado sus formas de gobierno. Compárese con  las Américas: los mismos Estados que accedieron a la independencia a fines del XVIII y el XIX son los que hay ahora, con leves cambios territoriales y frecuentes transformaciones de democracias en dictaduras y dictaduras en democracias. Pero nada más.

Europa es un continente de experimentación. Está vivo.

dimarts, 3 de novembre del 2015

La gestión de la reputación.


Rubén Tamboleo García (2014) Community Management: Comunicación Política 2.0. Madrid: Instituto de Educación Superior. (182 págs).
-------------------------------
Rubén Tamboleo es un joven politólogo especializado en comunicación política y con un amplio bagaje de experiencia práctica en asesoría de campañas, gestión de comunidades, manejo de redes, etc. Tiene asimismo un espíritu abierto y dispuesto a integrar perspectivas distintas en la aplicación de políticas concretas. A veces en exceso, lo que suscita en algún momento en el lector una sensación de excesiva premura y propuestas no del todo sedimentadas. Pero, claro está, quien no se arriesga, no yerra nunca.

Su objetivo con este ensayo concebido con ánimo muy didáctico, pues hasta contiene preguntas de repaso de los capítulos, es entender la comunicación política al servicio de la gestión comunitaria. Para ello repasa los fundamentos teóricos de la comunicación política e institucional con un espíritu muy clásico. También en exceso. Su definición de masas dentro de la comunicación de masas está necesitada de actualización. Que las masas sean "formas degradadas de asociación social donde predomina lo irracional y la identidad personal queda sumergida" (p. 22) parece algo más propio de los venerables teóricos de las elites a lo LeBon y Mosca, que de alguien que se mueve en el ciberespacio en el que se dan las "multitudes inteligentes", smart mobs (Rheingold). No está claro si se pretende delimitar la comunicación de la propaganda (cual es preocupación habitual de los comunicólogos) o solo se señala su punto de conexión en el objetivo de la persuasión. En este campo hay una veta muy feraz hasta la fecha que habría que explorar teóricamente, pues se ha abandonado a la práctica directa de las empresas, que son las relaciones públicas (Bernays), aunque quizá no sea una recomendación apropiada para quien, como el autor, guarda escasa simpatía por el marketing.  

La gestión comunitaria tiene que tener en cuenta las dos esferas sociales hoy actuantes: la real y la virtual. En la primera operan las redes sociales basadas en la socialización política: actitudes, valores y cultura política, ideologías y cambio ideológico (pp. 48-49). La esfera virtual es otro mundo compuesto de webs digitales con una inmensa panoplia de recursos de todo tipo (basta con pensar en la función de los hipertextos y los enlaces) y la presencia de internet como catalizador (p. 52). Esta apreciación de internet es a mi juicio muy correcta: internet es hoy decisiva en el proceso político en todo el mundo, pero no como causa, sino como difusora, aceleradora, reveladora o indagadora.

La organización de la comunicación política se da en una multiplicidad de ámbitos como gobiernos, partidos, medios, estrategias y personas y ha de adaptarse a ellos. En contra de un uso muy extendido, Tamboleo diferencia el marketing de la comunicación política en atención a su objetivo puramente mercantil (p. 62). No estoy seguro de que quienes se dedican a este menester estén muy conformes con este criterio. Si no lo están, siempre pueden responder haciendo hincapié en que ellos trabajan con el modelo optimista/triunfador de la comunicación y no con el pesimista/derrotado (p. 71), que se lo dejan a los teóricos, gente triste.

Tamboleo dedica atención especial lógicamente a las campañas electorales y la planificación estratégica y, en un espíritu bastante postmoderno, concluye que vivimos en una campaña permanente. La identidad del término con el que se emplea en los tratados militares me ahorra subrayar el tino del autor al recomendar que en toda planificación estratégica se tengan muy en cuenta las enseñanzas del arte de la guerra, como recuerda Pizarroso (p.84). Sun Tzu sigue siendo el fanal que guía todas las aventuras militares, políticas, comerciales y, me atrevería a decir, vitales. La existencia misma es lucha por la existencia.

Un subcampo muy prometedor de la comunicación es el de las administraciones y empresas públicas, esto es, la comunicación gubernamental. Formula Tamboleo aquí de nuevo su escrúpulo moral, rechazando el  "marketing público" porque es propaganda y corrupción en aras de la pura "comunicación gubernamental" (p. 94). Suficientes barreras ha de superar esta (marco de referencia, distancia física, jerarquía, sobrecarga de información, lenguaje, sesgos o prejuicios, distracciones, habilidades defectuosas) para que se añadan los problemas de la mercantilización. Me surge aquí una duda al comprobar cómo las tendencias neoliberales que propugnan el debilitamiento y hasta desmantelamiento de lo público (bajo tendencias como la nueva gestión pública) conviven con ingentes aparatos de comunicación muchas veces en sospechosas relaciones con los privados. Eso no puede considerarse marketing en el sentido de que se venda un producto porque no se vende ninguno, pero sí se legitima la inacción pública, la cual tiene un coste.

Un capítulo dedicado a la metodología de la investigación para la comunicación estratégica explica sucintamente las técnicas de investigación cuantitativa (encuestas)  y cualitativa (entrevistas, grupos de discusión, grandes charlas, big talk) (pp. 110/111). Es interesante que aborde la tendencia a emplear las investigaciones como armas o medios para influir en los resultados, hablando de los dos recursos más frecuentes, el método underdog y el bandwagon (p. 116) que están, por cierto, muy presentes ya en la actual precampaña de las generales del 20 de diciembre. Es de esperar que en ediciones posteriores se extienda en el tratamiento de un asunto que aquí se limita a apuntar: el de cómo internet  genera espacios de alegalidad (p. 119) que obligan a los sistemas políticos a reaccionar.

En cuanto actividad mercantil, la gestión comunitaria tiene un capítulo dominante que es la gestión integral de la reputación: estructura, misión, visión y valores. Internet, ha de repetirse, es el campo de la guerra y, más en concreto de esa que se conoce con un nombre en realidad redundante, guerra sucia (p. 131). Se mencionan aquí dos corrientes de la psicología relevantes en la estrategia de reputaciones, el conductismo y la psicología de la Gestalt (p. 133). La segunda me parece más eficiente que el primero y, desde luego, lo predominante aquí cada vez más son las neurociencias y la semiótica.

La web y las cibercomunidades son los espacios de la gestión integral de reputaciones. Es posible que considerarlas sin más como comunidades cibernéticas no sea muy esclarecedor ya que estas, en principio son autopoyéticas. De lo que se trata con la gestión comunitaria es de intervenir en ellas, de manejar las webs, los posicionamientos en los buscadores, Facebook,  como medidores de reputación. Hay otras comunidades cibernéticas, como FourSquare, Flickr, Instagram (p. 150), pero la que incide de lleno en la interacción en la que se construyen y destruyen reputaciones es Twitter, cuyas posibilidades en punto a la guerra sucia (el prostituit) están todavía por determinar.

Con sus altos y bajos, un libro interesante para entrar en contacto con lo que el propio autor llama los "desafíos comunicativos de la III revolución industrial" (p. 160).

dissabte, 10 d’octubre del 2015

La lucha por la vida en el Mediterráneo.


Javier de Lucas (2015) Mediterráneo: el naufragio de Europa. Valencia: Tirant lo Blanch. (155 págs.)
--------------------------------------------------

Para los países ribereños, el nuestro entre otros, el Mediterráneo es un mar muy especial. No es un océano, pero tampoco es un lago grande. Es eso, un mar aristotélico, es decir, un mar del justo medio, de la proporción áurea, un mar equilibrado, un mar europeo. Lo llevamos tan en el fondo de nuestras identidades culturales que, a veces, nos lo hemos apropiado. Los romanos lo llamaban mare nostrum y los españoles, mar español. En torno a él se ha fraguado la civilización europea, la ciencia, el comercio, la filosofía, la religión. Lo hemos cruzado incontables veces, para predicarnos o combatirnos o esclavizarnos o liberarnos los unos a los otros. Él es la cuna en la que hemos aprendido el nombre de las cosas, a contar, a nombrar los días y los meses, a narrar, a mentir, a fabricar nuestras leyendas. Odiseo es un héroe europeo, pero también los almogáraves, Juan de Austria, Andrea Doria, Eneas, los cruzados, Solimán el Magnífico. Todos son nuestros. Somos hijos del sol, del azul del cielo y la mar y el producto de mil fábulas en las que hemos crecido.

Así que cuando, al comienzo de este interesante libro escrito por un jurista que es medio poeta, se nos dice que el Mare Nostrum es la mayor falla demográfica de Europa (p. 13) y que se ha convertido en una de las aguas más peligrosas del mundo, sentimos profundo desasosiego. Nuestro Mar no ha sido nunca una balsa complaciente, desde luego, pero tampoco una cloaca en la que bandas de criminales realizaran sus inhumanos negocios. Ni siquiera cuando lo surcaban naves de terribles piratas de la Berbería. Algo ha cambiado en él; una nueva circunstancia se ha extendido a costa del sufrimiento de miles y miles de seres humanos en busca de asilo y refugio. Y nosotros, los Estados europeos, ribereños o no, que hemos presumido siempre (unos más que otros, desde luego) de ser tierras hospitalarias, lugares de asilo y protección, nos hemos convertido en cómplices de lo que la historia acabará considerando uno de los mayores genocidios puesto que nuestras políticas en la materia ignoran y pisotean tres derechos que el autor llama repetidamente "elementales": a) el derecho a no emigrar; b) el derecho a emigrar; c) el derecho a instalarse en otro país (p. 16). Hemos hecho realidad el dictum de Agamben y nos hemos instalado en un estado de excepción permanente (p. 19)

De Lucas nos advierte de que somos nosotros los interpelados: de te fabula narratur. El desafío migratorio es global (p. 28) y no nos es ajeno, aunque, nos empeñemos, como dice Balibar , en erigir fronteras internas de nuestras democracias (p. 33). Las respuestas políticas llevan para nuestra vergüenza a la construcción de un espacio de un "infraderecho", un "limbo jurídico" cuyo emblema son los CIEs (p. 37).

El Mediterráneo es hoy una gran frontera. En realidad, una resurrección del viejo limes romano: del lado de acá, nosotros; del de allá, una turbamulta oscura y amenazadora, compuesta de bárbaros o pordioseros, ¿qué más da? Con mayor frialdad de docente, de Lucas detecta cuatro errores en nuestra visión, en la ingenua esperanza un poco psicoanalítica de que, si somos capaces de ver nuestros fallos, empezaremos a corregirlos: a) los inmigrantes no son conscientes de los riesgos; b) son meras víctimas de los traficantes; c) los países de tránsito (Túnez, Turquía) tienen capacidad o interés para contener la inmigración; d) la lucha contra las redes de traficantes es la única política eficaz; e) no hay que exagerar el efecto llamada de nuestras políticas (pp. 49-51).

Los inmigrantes y los refugiados son los parias entre los parias. Las claves para construir políticas migratorias eficaces y legítimas es recuperando la relación entre Estado de derecho, democracia y solidaridad (p. 44). El fin es construir un Estado de derecho global, universal, como lo quería Kant, en una gran federación de Estados (p. 61). Debe haber una "solidaridad abierta", suscitada por una idea del derecho de asilo como Urrecht (p. 65). La hospitalidad y el fundamento del derecho de asilo es la sacralidad de la vida (p. 67). Perfecto. Suscribo, aunque mi viejo demonio realista me recuerda que, por muy en alemán que lo pongamos, pocos respetarán los derechos ajenos si no respetarlos es beneficioso y sale gratis. Item más, que la sacralidad de la vida, proclamada por los pontífices de nuestras religiones debe modularse a la luz de la idea del homo sacer también agambengiano.

De Lucas es taxativo: la garantía de los derechos es un objetivo irrenunciable (p. 75). Recoge cuatro observaciones críticas de Judith Sunderland: 1) rechazo al "efecto llamada"; 2) la identificación de las mafias del tráfico como único problema; 3) aplicar un modelo hidráulico de política migratoria, dejando pasar solamente a los que se necesiten en el marcado de trabajo; 4) situación de emergencia. Europa estaría colapsada por las oleadas de inmigrantes (pp. 86-87), un argumento este al alcance de cerebros privilegiados como el de García Albiol. Resulta sencillamente estúpido que en un continente con tasas de natalidad negativas, en donde, como sucede en Dinamarca, el estado tiene que calentar a l@s ciudadan@s para que  aporten nuevos contribuyentes al fisco, impidamos la entrada de sangre nueva.

Casi desmayado ante el predominio de las consideraciones de obtusos intereses nacionales a corto plazo, el autor habla de deberes jurídicos universales y primarios ante los derechos humanos elementales (p. 89). A los Estados ya no solo los obligan los derechos humanos de sus ciudadanos (p. 90). Hay un marco jurídico vinculante, el Derecho internacional da refugiados, la Convención de Ginebra de 1951 y el Protocolo de Nueva York de 1966, las obligaciones con refugiados, desplazados, etc, por catástrofes medioambientales, por ejemplo, tomando el caso del MV Tampa el 24 de agosto de 2001 (pp. 92-93). El hecho de que se trate de un caso excepcional prueba lo lejos que estamos de ahormar estos propósitos en alguna forma de imperativo categórico.

Sin duda tenemos obligaciones jurídicas primarias respecto a los seres humanos que pierden la vida en el Mediterráneo (p. 97). Y lo que hacemos en enfocar el problema como uno de orden público y seguridad, y reforzamos la agencia FRONTEX, con sus operaciones de vigilancia y control antes que de salvamento y rescate en las operaciones Tritón (Italia) y Egeo (Grecia) (p. 98). En el fondo, estamos llevando una guerra sucia clandestina contra inmigrantes y refugiados (p. 103) Lo acuerdos de Bruselas de 23 de abril de 2015, que querían abordar con urgencia la "tragedia humanitaria", en realidad son pura hipocresía y verdadera xenofobia institucional (p. 105). Que el majadero de La Moncloa regrese de los cónclaves europeos vendiendo estas trapacerías como justicia es inevitable. Que así se piense en las capitales más ilustradas del continente es una vergüenza.

En el fondo, de lo que se trata, aunque De Lucas no sea tan taxativo, es de ganar tiempo a ver si, entre tanto, el problema desaparece por exterminio de los solicitantes en los lugares de origen, por ejemplo. La nueva agenda europea para la inmigración, de 13 de mayo de 2015, hecha por la Comisión persigue cuatro finalidades a plazo: a) reducir incentivos para la inmigración irregular; b) salvar vidas y garantizar la seguridad de las fronteras exteriores; c) firme política de asilo; d) nueva política de inmigración legal (p.113). El vergonzoso cálculo de las cuotas de asilo, asignadas a unos gobiernos reticentes tienen en cuenta: el PIB (40%), la población (40%), la tasa de paro (10%) y la media de peticiones de asilo entre 2010 y 2014 (10%) (p. 116). Al final, sin embargo, en la reunión del Consejo Europeo de 25 y 26 de junio de 2015 en Bruselas, hubo que reconocer que el reparto de los 40.000 refugiados fuera voluntario (p. 125).

La verdad, sin embargo, pertenece al terreno de la Realpolitik. El EUNAVFOR-MED, el plan secreto de la UE revelado por WikiLeaks persigue: 1) conseguir información sobre redes de traficantes; 2) patrullar aguas internacionales próximas a Libia; 3) actuar militarmente en contra de esos barcos (p. 128). Que el plan sea secreto y WikiLeaks lo haya descubierto pone una vez más de relieve la justicia de la observación de Kant: "todo lo que afectando a derechos de los demás no pueda hacerse público es injusto".

El diagnóstico de De Lucas es contundente y sin apelativos. Por cierto, es de agradecer que el libro recurra a ilustraciones, costumbre que se ha perdido, y muy de aplaudir la reproducción del Barco de esclavos, del gran Turner, para demostrar que la injusticia cambia de forma, pero no de esencia. Sus propuestas remediales son bienintencionadas y supongo que nadie se atrevería a negarlas, pero son tan genéricas que su viabilidad y factibilidad parecen remotas: una política de codesarrollo no intrumental ni cortoplacista (p. 141). Atención a salvamento y rescate (p. 142). Garantías para hacer efectivo el derecho de asilo en la UE (p. 144). Otra política migratoria basada en un cambio de nuestra mentalidad que nos haga ver las ventajas (y la justicia) de basar nuestra unidad en la diversidad (p. 147).

dissabte, 12 de setembre del 2015

Nuevo libro de Palinuro.

Es un texto introductorio a la materia, hasta cierto punto, divulgativo. Pensado para acceso a la Universidad en esta procelosa materia y también para el público interesado en general. No todo han de ser novelas históricas. Consiste en un ensayo, espero que ágilmente escrito, casi sin notas y con aparato bibliográfico mínimo (aunque con una bibliografía de profundización para uien desee mayor información sobre unos u otros temas) acerca de  los puntos cruciales de la política contemporánea desde una perspectiva teórico/empírica y sin olvidar la necesaria consideración histórica. Tiene 286 páginas de amena lectura. Sus capítulos son:
 
1º) La naturaleza de la política.-
2º) Las formas de gobierno.-
3º) La democracia: teoría y práctica.-
4º) Ideas e ideologías políticas.-
5º) Comunicación, opinión pública y comportamiento político.-
6º) El comparativismo y el orden internacional.
 
Quien desee hacerse con él puede pedirlo a la editorial, Tirant Lo Blanch  porque si espera a verlo en las librerías quizá tenga que aguardar a esos tiempos utópicos que preveían Marx y Engels, cuando el Estado quedará arrinconado en el museo de antigüedades, junto a la rueca y el huso, y la política, consiguientemente, haya desaparecido.
 
También hay edición en e-book.

dimecres, 22 de juliol del 2015

A quien pueda interesar.

Si quieres cambiar el mundo, empieza por cambiarte a ti mismo. No, no es fácil porque es imprescindible conocerse y eso es lo más complicado de todo. Y lo más engañoso. Puede que quien lo intente, quien vaya en serio en la introspección, se engañe a sí mismo. Es muy frecuente. Pero el que ni lo intenta, ese no solo se engaña sino que pretende engañar a los demás diciéndoles lo que tienen que hacer, como si él lo supiera mejor. Quien, sin introspección alguna, se cree autorizado a enseñar el camino a los otros suele sacar su seguridad de algún tipo de revelación exterior: dios, la historia, los padres, las lecturas de la infancia o las series de la televisión, el equivalente al pasto espiritual de la literatura de cordel o los seriales radiofónicos de generaciones anteriores.
 
La introspección hecha a base de referencias ideológicas o creencias adquiridas en los predios de la vida no sirve para nada tampoco, es puro teatro. Solo sirve cuando se arrostra sin conviccciones previas, sin respetos ajenos que son siempre simulacros de charlatanes y maestrillos por debajo de toda sospecha. Solo es respetable cuando se aborda sinceramente, pues únicamente nosotros sabemos de cierto si nos engañamos o no. Únicamente en nosotros anida la luz que nos ilumina sobre nuestras verdaderas motivaciones. Lo demás son farolillos de verbenas o triquiñuelas mediáticas. Si de la introspección, del examen de nuestras motivaciones reales, las únicas que cuentan, pues las fingidas no sirven, se sigue la convicción de que, en efecto, uno tiene algo que decir, recomendaciones, orientaciones para los demás, hágase como Zaratustra, sálgase a los campos y caminos y predíquese.
 
Di la verdad. No uses a los otros como excusa o pretexto para convertir en verdad la mentira. No te valgas de ellos, no los instrumentalices con consideraciones de táctica y estrategia. No seas asesino de posibilidades. No seas estratega.Y está preparado para escuchar la verdad de los demás. Y para aceptarla. No de boquilla o como recurso, sino como más verdadera que la tuya. En esa masa de los demás, hay tantas verdades como individuos. Muchos de ellos ocultarán la suya para seguir la tuya. De esos precisamente, de tus seguidores, debes huir. Cuando te pones al frente de ellos, en realidad, eres su rehén y vas por detrás. No diriges; te dirigen.
 
Si quieres valer, no a los ojos de los otros, que de nada te sirven, sino a los tuyos, acércate a quienes no te siguen ni te aplauden sino que te critican. Con esos debes hablar. Esa es la verdadera lucha porque lo es contra lo peor que hay en ti de ti mismo: la autocomplacencia. Tienes que distinguir entre las exigencias de la verdad y lo que te conviene, que suelen confundirse. Entre lo que tu conciencia te dicta y lo que los demás quieren oír. Solo así serás un espíritu libre y solo un espíritu libre puede aspirar a liberar a los demás.
 
El resto es propaganda y manipulación para vender cierta idea de futuro. O sea, humo.
 
También puedes hacerte prudentemente a un lado y tratar de entender lo que pasa. Pero para eso es necesario dejarlo pasar, y no todos los profetas o caudillos saben contenerse.

dissabte, 4 de juliol del 2015

Lectura veraniega y refrescante.


Ramón Cotarelo y José Manuel Roca (2015), La antitransición. La derecha neofranquista y el saqueo de España. Valencia: Tirant Lo Blanch.
___________________________________________

La antitransición es un balance crítico de la legislatura de Rajoy desde noviembre de 2011 a su conclusión de hecho en el verano de 2015. En estos casi cuatro años, España ha vivido una involución en todos los terrenos y se ha visto anegada por una oleada de corrupción protagonizada por el partido del gobierno, al que los jueces consideran una presunta asociación criminal organizada para enriquecer a sus miembros. El empobrecimiento de la población en general, condenada a pagar injustamente los costes de la crisis, el aumento de la emigración de los jóvenes, sin trabajo en el país, la pérdida de derechos y libertades ciudadanos, el aumento de la explotación de los trabajadores y la expansión de los privilegios de la Iglesia, que vuelve a ser un puntal del sistema político tan importante como en tiempos de Franco o más, permiten a los autores hablar de la derecha neofranquista, pues los gobernantes son herederos ideológico y biológicos de la dictadura, a la par que del saqueo de España por ella perpetrado. No se trata de una “segunda transición”, sino de una negación evidente del espíritu de la primera, de un intento de aniquilarla y retornar a los tiempos del franquismo. Con abundancia de datos y referencias y en un estilo ameno, los autores concluyen que esta legislatura es una Antitransición.

El libro se encuentra aquí.
 
 

divendres, 26 de juny del 2015

Visión filosófica de la política.


Fernando Beresñak, Hernán Borisonik y Tomas Borovinsky (Eds.) (2014) Distancias Políticas. Soberanía, Estado, gobierno. Madrid: Miño y Dávila. (190 págs.)
_________________________________________

Los tratados de historia de la teoría o filosofía políticas suelen seguir un patrón, más o menos común. Casi todas son historias de pensadores o escuelas, como las de la filosofía, dado el carácter acumulativo de estos saberes. Y tratan un elenco de autores canónicos representativos de una doctrina o un hallazgo que han dejado huella, siendo debatidos por generaciones posteriores. Así ( entre otros) Bodino, para la teoría de la soberanía, Hobbes para el estado de naturaleza, Locke para el contrato social, Rousseau para la democracia, Tocqueville para la revolución. No suelen aparecer en cambio otros autores  que han tenido influencia política indirecta, pero no han sido fundadores de una concepción específica en este campo o, si lo hacen, es como contexto al estudio de los canónicos. Tal es el caso, también entre otros, de Cicerón, generalmente adscrito a los campos de la jurisprudencia, la oratoria, la filosofía; de Maimónides, también monopolizado por la filosofía o los cometarios de la Torah; de Lutero, considerado en su faceta de lucha dogmática;  o de Galileo, en quien se valora ante todo su espíritu científico.

La originalidad de este estupendo libro, compuesto por nueve estudios independientes de otros tantos especialistas se echa de ver en la selección de autores, que son los que hemos citado más arriba, presentados en orden cronológico, por no otra razón que porque algún orden habían de tener. Los temas son tan disímiles y los autores tan diferentes (cinco canónicos y cuatro no canónicos) que hasta encontrar un título común ha debido ser complicado. Distancias políticas es tan bueno como cualquier otro porque tiene muchos significados o implicancias, como gustan escribir varios de los autores, casi todos ellos latinoamericanos, sin perjuicio de ser un lejano leitmotiv de carácter espacial.

En conjunto el libro tiene un nivel alto, riguroso e innovador. Atrapa al lector porque desde el primer momento se ve que el propósito general es apartarse de los caminos trillados y explorar otros nuevos, tanto en autores poco frecuentes como en aspectos menos conocidos de los habitantes habituales de la polis. En cada capítulo se azuza la curiosidad de ver qué nuevo matiz aparece en la consideración del siguiente pensador.

Comienza Juan Acerbi con un capítulo sobre tradición, divinidad y persuasión. Condiciones de posibilidad en torno al concepto de razón de Estado en Cicerón que descansa sobre la importancia que el jurisconsulto otorgaba al Mos maiorum como fundamento de la sociedad, de la res publica (p. 22). Es la base misma del pensamiento conservador. La cuestión reside, como siempre, en cómo compatibilizar el respeto al Mos maiorum, intangible para los jurisconsultos justinianeos, con la inevitable evolución de la sociedad. La respuesta estaba en el aire: a través de la equidad, que vendría recogida en el derecho pretorio. Pero, al tratarse de un terreno inseguro, era menester que el "orden de los mayores" estuviera protegido por los dioses. De ahí que Cicerón aconsejara que el pueblo pensara que todo estaba lleno de dioses (p. 28). La razón de Estado es divina.

Emmanuel Taub, El ángel y el lenguaje. Angeología y poder soberano en el pensamiento de Maimónides es un examen del alcance y función de los ángeles en la Guía de los perplejos del filósofo cordobés. En su visión, el mundo tiene tres géneros: las criaturas materiales cambiantes, la materiales no cambiantes y las inmateriales, que no tienen cuerpo ni son de materia, pero sí tienen entendimiento individual. Son diez categorías de ángeles, desde el superior, Hayot a Kodes hasta el último, Ischim, considerado en la jerarquía angélica judía como "parecido a los seres humanos" y que, por tanto, puede comunicarse con ellos a través de los profetas (pp. 41/42), aunque algunos otros también lo hayan hecho ocasionalmente, como los serafines o los querubines. Los ischim son los últimos ejecutantes de los designios divinos. El soberano del mundo es Dios; los ángeles ejecutan sus designios, pero tampoco conocen su esencia ni, por tanto, su nombre, como los seres humanos (p. 44).

Hernán Gabriel Borisonik firma un gran trabajo sobre la política negativa y el problema de la economía en el ingreso a la Modernidad, cuyo punto central es la idea de que el Renacimiento y la Reforma son "las puertas de entrada al Occidente moderno" (pp. 57, 68). La obra de Lutero desembocó en la ironía de que el agustinismo político de la Iglesia cayera bajo la crítica de un monje agustino (p. 71). Lutero aparece como el gran adalid de los gobiernos nacionales (p.72), conclusión de una línea coherente de pensamiento, sagazmente trazada por el autor: la crítica a la actividad económica de la Iglesia (p. 60) se complementa con el ataque a la separación entre poder clerical y poder secular en su escrito A la nobleza cristiana de la nación alemana y la orden de que todos deben someterse al poder político dominante (p. 64). Los curas también. La Reforma abrió el camino a la modernidad en Europa. No en España, que se cerró en la doctrina de Trento. Pero esto pertenece a otro orden de preocupaciones.

Alexandre Nodari, en Soberanos y piratas, censores y vagabundos: la amenaza de la eversión en los Seis libros de la República presenta un aspecto poco tratado pero tremendamente actual de la doctrina bodiniana de la soberanía. Recuerda Nodari a Schmitt (quizá el teórico más recordado en el libro) cuando lo cita: Soberano es quien decide sobre el estado de excepción (p. 80), porque resume muy bien a Bodino, de quien está extraída la idea. En estado de necesidad, el Soberano puede recurrir al engaño y el fingimiento por el bien de la república, es decir, ponerse a la altura de los piratas, cuyo rasgo esencial es el recurso a la mentira. Pero, al hacerlo, corre el peligro de convertirse en uno de ellos. Sustitúyase "piratas" por "terroristas" y tendremos el caso de la doble vara de medir que caracteriza el comportamiento de los Estados y el derecho internacional hoy día. Los piratas, los terroristas, "fingen ser lo que no son" (p. 86), procedimiento al que acuden los Estados. Para evitar que la sociedad sea víctima de los falsarios se requieren censores (p. 87). El peligro de la eversión se da cuando hasta la censura falla y la sociedad se vuelve completamente pirata, se puebla de vagabundos. Un supuesto extremo de sociedad que Nodari no considera utópica ni distópica, sino atópica y quizá por eso sitúa en ella la batalla entre la soberanía y la libertad (p.92). 

Fernando Beresñak, en Motivaciones, argumentos e implicancias políticas de la espacialidad galileana acomete una cuestión muy interesante en la valoración ajustada de la aportación de Galileo a la ciencia en la medida en que la examina a la luz de su compromiso o interés de resolver la disputa entre la filosofía y la matemática tanto científica como políticamente (p. 97). Su posición y su conflicto con la Iglesia lo forzaron a formular una concepción de la ciencia que puede pasar por religiosa. Su aportación no sería tanto a una concepción puramente cientifica, sino más al proceso que el autor llama de "secularización moderna" (p. 109), el resultado de una controversia teológica, política y científica sobre la verdad (p. 108). Así resulta que la matemática, que es la ciencia de Dios, de origen incomprensible para los hombres, es también la ciencia por antonomasia del gobierno. (p. 112)

Fabián Ludueña Romandini escribe sobre Soberanía y demonología en el pensamiento político de Thomas Hobbes. El orden social solo es posible mediante la evitación de la guerra civil a través de un Estado que garantice la vida de los súbditos (p. 115). La soberanía hobbesiana traduce la matematización galileana del universo (p. 118) y la "multitud" es el concepto político decisivo y la condición de la estructura soberana (p. 119). Eliminada la guerra civil interna, resurge en la política mundial (p. 121). En cuanto a la interna, la concepción pragmática de la religión para la legitimación del soberano, es decir, su teología política, no suponía la aceptación de la existencia de los demonios, que serían responsables de ella. De ahí el ataque de Leviatán a la ciencia política de los demonios (p. 122). El rechazo a los espectros inaugura la Modernidad, lo cual plantea el problema del lugar de la imaginación que en el 68 se quería que ocupara el poder (p. 129).

Joan Severo Chumbita, La ausencia del pueblo. Cuatro elementos del liberalismo clásico en la teoría política de John Locke, es un conciso cuanto brillante estudio del pensamiento de Locke a partir de cuatro ejes: el concepto iusnaturalista del hombre, el derecho de propiedad, la reserva de los derechos políticos a los propietarios y el derecho de resistencia (p. 132). El hombre es el individuo utilitario, que maximiza su beneficio. La propiedad privada el resultado de la abundancia en el estado de naturaleza, se refiere a unos cuantos, los propietarios, y excluye al pueblo porque, aunque la tierra sea don de Dios a la humanidad, el hombre se la apropia mediante el trabajo pues así genera más riqueza (p. 138). Objetos de apropiación son los frutos, la tierra, el trabajo y la vida humana, que da la esclavitud, algo que Locke rechaza en la sociedad política (p. 140). La reserva de derechos políticos a los propietarios es exclusión del pueblo también. Este solo vuelve a ser sujeto en cuanto ejerce el derecho de resistencia, cuando la gente (sin distinción entre propietarios y no propietarios) retira su consentimiento al gobierno (p. 145).

Rodrigo Ottonello, El problema de la extensión de los cuerpos políticos en la filosofía de Jean-Jacques Rousseau se concentra en el examen de la vida de los cuerpos políticos en Rousseau; no de cómo o por qué mueren, sino de cómo pueden crecer, multiplarse, ampliarse, progresar (p. 154). A base de la Profesión de fe del vicario savoyano, del Ensayo sobre el origen de las lenguas, de la parte correspondiente del Contrato social y el Discurso sobre economía política, Ottonello cartografía las ideas del ginebrino respecto a las relaciones entre materia, cuerpo y extensión (p. 156), el Estado, el soberano y el gobierno (p. 163) y, por supuesto la extensión en que este actúa. Preocupa a Rousseau la cercanía y dispersión de los hombres en los espacios y el hecho de que el gobierno pueda regular el movimiento de las vidas personales o decidir la extensión de la vida en general. Es de reseñar la feroz oposición del ginebrino a las prácticas de control de la natalidad (p. 166). Él personalmente, el ciudadano Rousseau, por cierto, tuvo cinco hijos que llevó metódicamente uno a uno a la inclusa.

Tomas Borovinsky, El porvenir de la revolución, la democracia y la decadencia: pensar a partir de Alexis de Tocqueville. El núcleo esencial de Tocqueville en La democracia en América suele considerarse como un ejemplo de elegante lucidez decadentista. Para el aristócrata liberal, los Estados Unidos son la prueba de que los hombres prefieren la igualdad a la libertad, que la democracia es imparable y nos igualará a todos en la condición de burgueses (p. 183); o sea, el socialismo para entendernos hoy. En El antiguo régimen y la revolución, el punto esencial era otro: son las reformas las que abren la puerta a la revolución que divide luego al continente (p. 175). Dos países dominarán en el futuro: los Estados Unidos y Rusia. Durante la guerra fría, Tocqueville sentó plaza de profeta. Luego, ha quedado el poso de su clarividencia, al celebrar lo fáustico del espíritu empresarial norteamericano (p. 185). Entre tanto, Borovinsky rastrea la influencia de Tocqueville en Schmitt y Heidegger, cuando asimila liberalismo y socialismo (p. 181), así como Aron y otros. Tocqueville no fue solo augur de la guerra fría sino precedente y pionero de la teoría de la convergencia con la que esta trató de superarse a sí misma en el terreno teórico.

dimecres, 17 de juny del 2015

Hoy nos vemos en la utopía.


Luis Gaspar Orozco de las Heras (2015) Manifiesto DEMUN. Democracia mundial. Una utopía necesaria. Burgos: Dos soles. (131 págs.).
_____________________________

Hoy, miércoles, 17 de junio, presento el libro de Luis Gaspar Orozco de las Heras, junto al autor, el editor de Dos Soles y mi amigo José María Arribas. Será en la librería Rafael Alberti, en Argüelles, calle Tutor, 57. Metro Argüelles, insigne diputado de las Cortes de Cádiz. Es un lugar acogedor y agradable. Quien se anime a asistir verá que no exagero.
 
Orozco ha escrito un breve texto en forma y con título de Manifiesto, acogiéndose así a una venerable tradición opuscular en la que aparecen muy conspicuas figuras que han dejado huella de su paso por el mundo. En nuestro tiempo, el manifiesto más conocido es el Manifiesto del Partido Comunista, de Marx y Engels, publicado el revolucionario año 1848, si bien le había sido encargado antes a Engels, quien lo había redactado como un Catecismo, en forma de preguntas y respuestas. Menos mal que llegó Marx y le metió su brillante pluma. O sea, lo cambió de arriba abajo. Es el más famoso, sí, pero no el primero. El término aparece en la historia del Concilio de Trento, del canonista libertino Paolo Sarpi, en 1619. Anterior al comunista es también el Manifiesto de Cartagena del libertador Bolívar (1812). Luego del comunista, los manifiestos se han generalizado, han pasado a las artes (rara es la vanguardia que no cuenta con uno), las religiones, las sectas, los movimientos y hasta los contramovimientos. El célebre libro de Walt Whitman Rostow, Las etapas del crecimiento económico, publicado en 1959, llevaba como subtítulo Un manifiesto no comunista. En todos los casos, el nombre designa un escrito conciso, con una declaración de opiniones e intenciones manifiestas que tratan de subvertir el orden constituido. Cualquier orden.

Y eso en los nombres. La cosa en sí, sin el título, tiene muchos otros ejemplos. Para Palinuro, el primer manifiesto de la modernidad cristiana son las 95 tesis que Lutero fijó en 1519 en la puerta de la iglesia de Wittenberg, que no se llamaban así. Tampoco se llamaban manifiesto la Declaración inglesa de derechos de 1689, ni la de Virginia, ni la de la independencia de los Estados Unidos, ambas de 1776. Tampoco la Declaración francesa de derechos del hombre y el ciudadano o el opúsculo del abaté Sieyès ambos en 1789. Realmente los manifiestos han contribuido a cambiar la historia de la humanidad.

Pica alto el autor yéndose a tan proceloso género. Su texto contiene diez tesis. Tiene pues forma de decálogo. En la siguiente edición quítele o añádale una para que los comecuras como este crítico no se malicien influencias testamentarias. Por lo demás, hace bien, porque adopta una perspectiva filosófica, muy apropiada a su formación y ejercicio profesional de docente de filosofía. Esa perspectiva amplia, holista, le permite abordar nada menos que el lamentable estado del mundo contemporáneo y proponer una vía de solución. Un auténtico manifiesto. Una especie de actualización de aquel Blueprint for Survival enormemente popular en su época y que, si no yerro, fue el primer grito de alarma ante la catástrofe ecológica, ya en 1972. Esta preocupación está muy presente, agravada, en las preocupaciones de Orozco a lo largo de toda su obra. Si el capitalismo -que es el villano principal del relato- debe ser eliminado y sustituido por algo distinto no es solo porque cause explotación, miseria, desigualdad, injusticia, sino también porque destruye la Madre Tierra.

Por partes. Orozco es relativamente sistemático. Al comienzo del manifiesto acumula las críticas el desorden existente; en la segunda mitad argumenta a favor de su solución: la revolución democrática mundial (pp. 76, 123).

En cuanto al diagnóstico, Orozco da por supuesto que todos coincidimos con los males apuntados por Naomi Klein y lo que de verdad le indigna es que pueda defenderse un modo de producción tan dañino, destructivo, irracional e inhumano con argumentos tan simples y falsos como los de la doctrina neoliberal, que es pura ideología, a su juicio. Sin duda. Pero la cuestión intrigante es ¿por qué triunfa una ideología tan necia y falsa que ignora u oculta datos obvios de la antropología cultural y otras ciencias? ¿Por qué se imponen simplezas y topicazos abiertamente falsos como las teorías del "libre mercado" cuando es obvio que el capitalismo es un inmenso sistema de explotación, oligopolio, monopolio y captura de rentas? Al margen de explicaciones más o menos incidentales, también será porque del otro lado no hay explicación alternativa, ni siquiera bajo la forma de ideología. Eso apunta a una carencia en el relato de Orozco que merece cierta atención. Según su pensar el capitalismo es un sistema intrínseca, necesaria, inevitable y únicamente malo. Pero esto contradice la experiencia inmediata de que es el modo de producción que ha traído mayor grado de bienestar y progreso a la humanidad, se mire como se mire, excepto, claro es, si se adopta una visión rousseauniana y se acaba diciendo que lo único sensato es retornar a la feliz condición del buen salvaje. No es el caso, por supuesto, pero, quiérase o no, algo de eso resuena en las tesis actuales sobre el decrecimiento. Siete mil millones de habitantes, todos con legítimas rising expectations, no caben en un Walden. Marx y Engels, en su manifiesto, escribieron (Marx, en realidad), las páginas más entusiásticas sobre la fuerza y el progreso del capitalismo, cuya capacidad de desarrollo es tan grande que padecerá de crisis de sobreproducción hasta la final. Es un punto de vista más equilibrado, aunque quizá no pueda ya valorarse como tal a la vista del fracaso de sus predicciones sustitutorias. Hoy no tenemos Blueprints que contraponer al capitalismo y solo nos queda esperar que las mismas fuerzas ciegas que empujan el sistema al hundimiento permitan encontrar las soluciones que garanticen la supervivencia. En el fondo, nada nuevo bajo el sol. La humanidad siempre ha sobrevivido a base de encontrar solución a los problemas que amenazan su supervivencia, generalmente causados por la acción de ella misma.  

A eso se dedica la segunda parte del libro que es un prontuario para la acción. El último desastre impuesto por un capitalismo depredador, inhumano, injusto, es la globalización (p. 76). Aunque filósofo, Orozco tiene los pies en la tierra y camina como todos, hablando pestes de la globalización pero acomodándose a ella porque es inevitable y tratando de usarla con la astucia y la inteligencia con que los maestros de las artes marciales nos aconsejan valernos de la fuerza ciega del enemigo en nuestro provecho. Es lo mismo que la navegación a vela.
 
El remedio de Orozco es arrebatar el poder a los ricos a nivel planetario a través de la revolución democrática mundial. Es una perspectiva cosmopolita que suena a música celestial en los oídos de los politólogos de tradición que los realistas políticos llaman con cierto desdén "normativa", al estilo de David Held, que lleva años bregando con la propuesta de un gobierno democrático universal. Hacer realidad la cosmópolis republicana kantiana. Y la insistencia en la forma democrática es aquí crucial. Orozco piensa en una revolución democrática en todos los órdenes y especialmente en la gestión de los sistemas políticos, salud, educación, derechos políticos, sociales, laborales, justicia, paz y seguridad y economías sostenibles (pp. 100/108). Un programa completo. El recientemente fallecido Rudolph Rummel, fundador de la teoría de la pax democratica, estará batiendo palmas de alegría en el más allá al ver cómo se difunde su concepción, basada en un enunciado estadístico que él da por apodíctico: que las democracias entre sí no guerrean. Si quieres la paz, democratízate.
 
¿Y cómo llegamos a esta situación, cómo encaramos un futuro vestido de democracia mundial? ( p. 123). Pues a través de la utopía. Llegado aquí, Palinuro confiesa su simpatía abierta por el autor, pues el pensamiento utópico le es muy caro. En el fondo, las utopías también son como manifiestos. Algunas dieron forma a movimientos políticos y sociales de cierta repercusión: los falansterios de Fourier, los icarianos de Cabet, los saintsimonianos, los "nacionalistas" de Bellamy, etc. Las utopías son literatura política de acción. Incluso las distopias de los siglos XX y XXI, cuando el concepto ha vuelto a ser reivindicado en los discursos revolucionarios. Erik Olin Wright habla de "utopías reales". Orozco, de "utopía necesaria". Hasta el punto de identificarlo con el Principio Esperanza, de Bloch, con el que Orozco cierra su obra, que presentaremos hoy.
 
Librería Rafael Alberti, c/ Tutor, 57. Metro Argüelles. Hora: 19:00.