Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Juventud.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Juventud.. Mostrar tots els missatges

diumenge, 19 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (III).

ANDANDO SE ENTIENDE LA GENTE

Una de las pruebas de que este movimiento del 15-M es cosa de jóvenes es que no paran. Están en todas partes, donde menos se los espera, caminan por las calles, ocupan los espacios públicos, recorren las carreteras, es una revolución en marcha, que no descansa. Una revolución que tiene al país en efervescencia con unas autoridades obligadas a mantenerse ojo avizor por si en el transcurso de alguno de sus actos públicos se les vienen encima los anonymous, con esas inquietantes caretas en estética Batman.

Para hoy, la red se pone en marcha, en columnas (y cuidado con la palabreja) que, desde los arrabales de las grandes ciudades confluirán en algún punto estratégico urbano. Como plan, recuerda el ambiente de Los miserables. La banlieu toma el centro. En Madrid, si no ando errado, el Congreso de los Diputados, Carrera de San Jerónimo. Por cierto, no sé si ya se le habrá ocurrido a alguien, pero a lo mejor se podía pedir la retirada de los dos leones que flanquean la entrada, feo recuerdo de las guerras coloniales.

Supongo que las manifas serán copiosísimas. Imagino que la gente aprovechará la ocasión para escenificar el respaldo social que tienen los indignados; o sea que la indignación general va a hacerse patente. La indignación y el hartazgo. Tanto más cuanto que será de forma pacífica. Hay una preocupación, una obsesión general por evitar la violencia. El poder acepta la desobediencia civil y la desobediencia civil acepta el poder. Puede ser grandioso.

Es momento muy trascendental porque afloran muchos debates de calado. En la izquierda socialista hay un reproche continuo a los indignados que debilitan sus posibilidades con exabruptos antipolíticos como los que igualan el PP y el PSOE que a quien benefician, obviamente, es al PP. Pero los socialistas han de darse cuenta de que, cuando piden confianza, se la piden a unos que confiaron y se han sentido defraudados.

La otra izquierda, muy fragmentada, tiene sus más y sus menos con el 15-M. El maltrato a Cayo Lara durante el bloqueo del desahucio probablemente fue injusto, pero era previsible. El 15-M está haciendo con los desahucios pura desobediencia civil, está impidiendo la aplicación de una norma vigente por considerarla injusta, como la considera injusta el conjunto de la sociedad pero no los parlamentarios del PP y del PSOE, muy sensibles a las presiones de los bancos. Los indignados están, pues, enfrentándose al Parlamento, y en Cayo Lara han visto antes al parlamentario que al hombre que coincide con ellos. Ese es un problema serio: la izquierda tiene que fundirse con el movimiento, pero no podrá hacerlo mientras mantenga sus estructuras orgánicas, ya que el movimiento no las admite. Eso de fundirse en el magma de un movimiento sin estructura orgánica parece a los grupúsculos de la izquierda un suicidio.

La obsesión por la no violencia corre pareja con la oposición a todo símbolo o signo político distintivo. No banderas. No emblemas. El movimiento sólo puede seguir siendo tal mientras, como los propios indignados dicen, "quepamos todos"; para eso es imprescindible no proponer nada concreto sino limitarse a insistir en lo que se rechaza, que es lo único que une a la gente.

(La imagen es una foto de Visentico / Sento, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 18 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (II). En el templo de Mammon..

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Preparándose para el gran día, el showdown, del momento, la manifa del 19-J. Los indignados reiteran su pacifismo en términos casi angélicos, aunque no carentes del sentido del humor. Los indignats catalanes piden a los provocadores que se abstengan de ir. Eso recuerda la famosa anécdota según la cual cuando el ministro de la Gobernación de Franco llamó al embajador británico preguntándole si quería que le enviara más policías para contener una manifestación frente a su embajada, el diplomático, con flema, le dijo que prefería que enviara menos manifestantes.

El Gobierno, esto es, el ministro del Interior, que es ya el que habla por todos, anuncia que habrá firmeza si "alguien lo hace mal". Está claro, es una amenaza, pero es una amenaza prudente. Nadie está interesado en que en la manifa del 19-J en Madrid pase algo. Rubalcaba se juega su candidatura a la presidencia del Gobierno y el 15-M la legitimidad de su actuación.

En algún lugar he leído (cuando lo encuentre, pondré el enlace) que los indignados valencianos planean una marcha a pie hasta Madrid supongo que con fines de presencia mediática que, con su intensa vida y capacidad de improvisación el movimiento tiene asegurada. Por cierto, al hilo de la crónica, a lo mejor estoy equivocado pero en el País Vasco no veo indignados, seguramente porque los indignables vascos llevan indignados desde los tiempos de Sabin Arana.

Pero lo más notorio que este cronista debe reseñar es el hecho de que los indignados leyeran un manifiesto durante la reunión de la junta de accionistas del Banco Santander; un manifiesto en el que se acusa a los banqueros de destruir los sueños de la gente. ¿No es hermoso? Nada de ir allí en plan de experto, economista, sabelotodo, a explicar a estos tiburones por qué no deben seguir zampándose los peces más pequeños, sino en plan indignado, poético, radical. Lo bueno es que la intervención se ha producido porque un accionista ha cedido a un indignado su derecho de palabra. Eso es pragmatismo típicamente bancario. Hay que escuchar a todos. Luego se hará lo que nos convenga. Los políticos podrían aprender. ¿Qué costaría invitar a algún representante del 15-M a hablar en alguna comisión del Congreso? Se convoca a todo tipo de personas, ¿por qué no a un indignado?

Y dicen que no es una revolución. No hay más que ver la reacción de los partidos. Los de la izquierda extraparlamentaria (por ejemplo Izquierda Anticapitalista) pero también sectores de Izquierda Unida quieren sumarse a ella, si no dirigirla y eso provoca continuos conflictos. El PSOE no sabe qué hacer, entre otras cosas porque tiene la responsabilidad del orden público en buena parte del territorio. Y el PP y la derecha mediática están furibundamente en contra. O sea, es una revolución.

La derecha compara el 15-M con Hitler, Mussolini y Franco. Lo de Hitler es un obvio tributo pagado a la Ley de Godwin, lo de Mussolini debe de ser por la marcha sobre Madrid y lo de Franco es asombroso teniendo en cuenta que según la Real Academia de la Historia fue un gobernante autoritario, no totalitario y, además, católico, inteligente y moderado. Cunde el nerviosismo mientras los indignados apuntan ahora a la Monarquía.

(La imagen es una foto de RinzeWind, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 16 de juny del 2011

L@s violent@s eran provocador@s de la policía.


Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia



Comienzo con una vulgaridad: la fuerza del 15-M reside en que su protesta es fundamentalmente moral y en que se manifiesta de modo pacífico. Los indignados llevan un mes de asambleas y debates públicos mejor o peor argumentados pero en los que van fraguándose unas reivindicaciones que, en buena medida, gozan de un apoyo generalizado entre una población atribulada que tiende a verlas como deseables pero utópicas. Y la verdad es que hay de todo, pero no es este el momento de ponerse a examinarlas. Basta con señalar que son propuestas reformistas políticas, sociales, económicas que, al tiempo, ponen en evidencia el grado de corrupción de un sistema para el que están acuñando un término de malas asociaciones en España: el régimen.

En cuanto a la violencia, la actitud es rotunda: nada de violencia. Es asunto en que va la legitimidad de un movimiento que tiene amplia aprobación a pesar de las molestias que inevitablemente ocasiona aquí o allá. Con la violencia los indignados son como el alcalde Giuliani de Nueva York: tolerancia cero. Tanto es así que están dispuestos a ampliar su concepto que no reside sólo en el empleo de la fuerza bruta en contra de algo o de alguien sino que puede darse también de otras formas: el ruido, la suciedad, la ocupación abusiva de espacios públicos son formas de violencia. Aunque sobre esto siempre se podrá discutir porque los límites no están claros. Ocupar una emisora de radio y leer un comunicado es violencia, pero ¿puede tratarse como el incendio de un autobús?.

Por eso los vemos barrer sus acampadas, mantener silencio, esforzarse por no estorbar. Esta es una revolución hecha por gente con altura de miras y muy civilizada. No hay barricadas, ni destrozos, ni rotura de mobiliario urbano; no hay atropellos ni agresiones personales. No se da un mínimo pie a que haya represión policial violenta. Los policías, en general, aplican un protocolo de contención. La revolución tiene ribetes versallescos.

Pero, claro, en estas condiciones puede eternizarse. Ahora llega el verano, las acampadas resultan más fáciles pero, por corteses y cívicas que sean, las autoridades de toda índole las ven como un verdadero incordio con el que quieren acabar. Porque de lo que se trata es de que personas como Francisco Camps puedan tomar posesión de cargos representativos por el hecho de haber sido elegidos. Como si eso quisiera decir algo respecto al civismo del electo cuando de todos es sabido que, puesto a elegir el pueblo entre Cristo y Barrabás, eligió a Barrabás, resultado que debiera decir algo al muy cristiano Camps. Así que violencia de los indignados, ninguna y, si alguna se da, como se ha dado por desgracia en Barcelona, es de inmediato reprimida, criticada y condenada en los más duros términos por las comisiones de comunicación del 15-M que se desmarcan de ellos.

Parece así que la derecha, las autoridades y, sobre todo, la policía han descubierto que lo inteligente es minar la base de legitimidad del movimiento, la no-violencia, la resistencia pasiva. Y como éste no acaba de estallar, recurren a los agentes provocadores. El visionado del vídeo deja pocas dudas. Por supuesto, lo trataremos siempre como presunto. Pero ¿hay acto más abominable que la policía delinca? Si los responsables del orden lo son del desorden, con el fin tácito de restablecer el orden al estilo del famoso ¡El orden reina en Varsovia! no hay Estado de derecho. Esos provocadores tienen que ser identificados. En el vídeo son muy fáciles de reconocer. Alguien los ha identificado ya, sin duda alguna. Bastaba con ver por lo demás que no iban vestidos, sino disfrazados. La cuestión es que eso es ilegal y delictivo y, por tanto, los provocadores deben comparecer ante la justicia.

¿No es evidente que el movimiento 15-M actúa desde una posición fundamentalmente moral y que así consigue poner de relieve la podredumbre del sistema? Lo que se ha hecho en Madrid de impedir (por ahora) un desahucio habla por sí mismo cuando los dos partidos mayoritarios bloquean todo proyecto de ley de dación. Y si la policía actúa como bandas de matones queda ya poco por decir y menos que poco, nada, a ese consejero de Interior de la Generalitat, Puig, que utiliza con descaro lo que los ingleses llaman un innuendo al observar, al parecer irónicamente, que fue el único que entendió lo del 27 de mayo, cuando los mossos repartieron estopa con saña. Sí, lo entendió perfectamente. Ahora busca un pretexto y, si no lo tiene, lo fabrica a base de mandar a sus policias a provocar tumultos como verdaderos sicarios. Presuntamente, desde luego.

Una última cuestión sobre las descalificaciones intelectuales del 15-M. Gonzalo Anes, que sigue sin dimitir, dijo en algún momento que lo del 15-M quedaría en la historia como una nota a pie de página o algo así. Y, si de él depende, así será ya que no es un historiador sino un trujimán del Rey que lo ha hecho marqués de su propio apellido, creo. Savater llama a los indignados de Barcelona hatajo de mastuerzos. Si estamos de acuerdo en el alcance del término la verdad es que hay muchos mastuerz@s, pero no más que en otras clases de personas, políticos, periodistas, profesores, curas, empresarios, sindicalistas. Mucha gente cree que la dirigente de UPyD, Díez, es un@ de ell@s. Su intervención ayer en el Congreso culpando a Rubalcaba, el ministro que más cerca de su fin ha llevado a ETA, de ser el responsable de que los proetarras estén en las instituciones muestra gran mastuercez y abundante mala baba. En España los derechos los protegen o deniegan (los denegable) los jueces. No el ministro del Interior. Y hay más: por supuesto que los indignados tienen derecho a que se les escuche, sean cuatrocientos, cuarenta o cuatro en los términos que les parezcan, siempre que eso no redunde en perjuicio de terceros. Los derechos de los ciudadanos son originarios y su ejercicio, responsabilidad de cada cual. ¿O van a tener que pedir permiso a los censores de turno para ejercerlos?

El punto está aquí en ese perjuicio. Uno puede argumentar que la ocupación de la vía pública para asuntos particulares, por muy pacífica que sea, es siempre un perjuicio. Pero es difícil sostenerlo en un país en el que la Iglesia ocupa miles de espacios públicos con sus procesiones y los taurófilos llegan a vedar el tránsito por determinadas calles en época de encierros para poder torturar civilizadamente a las bestias sin muchos riesgos. Se dirá que lo importante no es cuántos son los que ocupan los espacios públicos de hecho sino cuántos apoyan que lo hagan. Cierto. Ese es precisamente el punto de vista de los indignados que de mastuerzos tienen lo que todo el mundo. En la calle siempre hay cuatrocientos, sean indignados, meapilas o falangistas. Y los socorridos cuatrocientos mil que se quedan en sus casas apoyan a unos o a otros. Basta con ver los resultados electorales y los barómetros de opinión. Querer ignorarlo no sólo es inmoral; es también estúpido.

(El vídeo de cabecera es de Xartigas, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 15 de juny del 2011

Cuando no hay futuro, hay presente.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Y un presente que se enseñorea del futuro porque lo están moviendo los jóvenes. Basta ver las fotos. Media de edad, veintitantos años. ¡Que bien lo decía Serrat en los sesentas! : Ara que tinc vint anys, ara que encara tinc força, que no tinc l'ànima morta, i em sento bullir la sang. Siempre son los poetas los que definen los tiempos y todos los tiempos. Porque ese bullir la sang no es privativo de los veinteañeros. La sangre bulle siempre. Al que le bulle. Al que no le bulle, tampoco le bullía cuando tenía vint anys.

Un momento, pero ¿estos de ahora no eran los jóvenes ni-ni, los que no tenían futuro, la "generación perdida"? Y perdida no en el sentido de la lost generation de mis amores sino en el más puñeteramente real del término: perdida de haber perdido el camino, de haberse perdido a sí misma y no en el aspecto moral porque son jóvenes muy formales, sino en el esencial, el laboral, que es donde se hacen las personas. La generación de las no-personas que, vaya ironía, es la mejor formada de la historia del país.

Pues estos perdidos, convertidos en indignados, han ido a encontrarse en la vía pública, en el espacio común, y lo han convertido en un ágora, trasladando un debate sobre los rasgos morales de nuestra democracia que no se da en ninguna otra parte y para el que el sistema no tiene respuesta porque él mismo reconoce estar corrompido hasta la inacción y la parálisis. Lo que acaba de suceder con el Tribunal Constitucional es una prueba irrefutable.

En esta situación el movimiento del 15-M, que lleva la iniciativa de modo sistemático, se ha convertido en una revolución que ya nadie puede detener. Ni quienes la pusieron en marcha. Y no puede detenerse porque, al no tener estructura política, nadie da las órdenes y con nadie cabe negociar nada. Tampoco se puede detener policialmente porque, al carecer de estructura orgánica, no hay nada que se pueda desmantelar y sólo cabe encarcelar a cientos y miles de personas, lo que no es ni imaginable.

Así que cuanto antes comprendan los partidos, los políticos, que no pueden seguir ignorando el fenómeno porque ya ni los deja trabajar, mejor será para todos. Cierto, cabe decir que lo que el 15-M tiene que hacer es dejar trabajar a los políticos (se refiere a los diputados del Parlament en Cataluña, que no pueden recortar a gusto con tanto alboroto), pero la verdad es que tienen escasa legitimidad. Lo han hecho muy mal; lo saben; lo confiesan; pero quieren seguir haciendolo peor. En el PP dirán lo que quieran pero un país en el que un ciudadano como Camps toma posesión de un cargo público tiene un grave problema moral. Lo sabemos todos. Pero los del 15-M lo dicen y, además, se han plantado. Es posible que parte del discurso de los políticos sea razonable: que no sea momento de andar con experimentos de envergadura como están las cosas por ahí fuera. Posiblemente. Pero si la observación no llega muy tarde de forma que la riada va a llevarse por delante los remilgos, será cosa que podrá negociarse con los indignados, que están indignados pero son muy razonables. Es más: están indignados porque son muy razonables.

Lo mejor que puede hacer el sistema (para entendernos) es dar estado a la cuestión, designar una comisión parlamentaria o algo así como interlocutor con el 15-M y negociar. Es difícil porque muchos vienen pidiendo un proceso constituyente y eso son palabras mayores. Pero como de algún modo habrá que decidir qué hacemos, si es que queremos hacer algo, alguien habrá de dar el primer paso para hablar. Porque la política es eso, hablar, entenderse, ponerse de acuerdo. Puede que la teoría sea excesiva pero es que la praxis no lo es menos.

Los partidos, en especial los de izquierda, parlamentarios o no parlamentarios, sienten una especie de fuerza que los arrastra a hacer causa común con los indignados, en algunos casos intentando convertirse en la vanguardia de estos, pretensión fracasada hasta la fecha, por lo que he podido ver. Pero está bien que la izquierda se mire en espejo del 15-M porque las reivindicaciones de este son en un noventa por cien las clásicas suyas que se habían ido quedando por el camino.

La derecha querrá llevar el asunto al territorio del enfrentamiento y la guerra. ¿Hablar? ¿Hablar con una manga de desharrapados que cultivan marihuana por las esquinas? Aquí hablan las urnas, los partidos, las instituciones. La gente, a callar. Sobre todo porque, puestos a movilizar gente, la derecha puede echar muchedumbres a las calles. Lo que no puede conseguir es que se queden de acampada una quincena en una plaza pública.

La derecha soporta también un serio handicap a la hora de hablar y es que tiene muchos asuntos por indiscutibles. Realmente muchos: la Constitución, la Monarquía, la unidad de España, la religión católica, la familia. Indiscutibles en sus peculiarisimas concepciones entre las cuales está que Franco no era un dictador. En cambio, Negrín, sí. Poco más o menos, entiendo, como el 15-M es el precursor de un movimiento totalitario. Nada menos. Y habrá que reconocer que, en cosas de totalitarismos, la derecha sabe lo que dice. Dice, por ejemplo, que el régimen de Franco no era totalitario.

¿Cómo parar una revolución pacífica que se hace por motivos morales invocando la conciencia cívica y el respeto a unas instituciones a las que literalmente se ha hecho trizas, como el Tribunal Constitucional, por ejemplo?

diumenge, 12 de juny del 2011

Luz y sonido.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia
.


La solemne toma de posesión de las autoridades locales se vio ayer animada por la presencia de los indignados en casi todas partes con sus pancartas, su cacerolas, sus gritos, sus protestas. En Sevilla, en Valencia, en Madrid y en un sin fin de otras plazas hubo boicoteo activo a las ceremonias que los del PP llaman chantaje (esto es, extorsión), ellos y sus conciencias sabrán por qué. En varios casos hubo cargas o desalojos policiales con alguna violencia, aunque no mucha porque las autoridades tratan de evitar una dinámica de acción-represión-más acción cuyos efectos han visto y están viendo muy de cerca en los países árabes y ahora es posible que también en Turquía.

Los medios, el principal aliado, quieran o no, del 15-M, están encantados. Hay noticias por todas partes. Y cuando no son de los indignados, son de otra fuente: Álvarez Cascos en Gijón, el poderío de Bildu en el País Vasco, rematado con la joya de la corona, el ayuntamiento de Donostia. Pero lo esencial es la intervención del 15-M que es como la enojosa presencia de aquella parte del pueblo que no se siente representada en el establecimiento político y ha decidido pasar a la acción a su modo. Supongo que los alcaldes y concejales que han tomado posesión en el tumulto estarán deseando que pasen estos momentos, este movimiento, para volver a sus negocios habituales. Pero el movimiento parece ser duradero.

Y lo es porque las causas que lo pusieron en marcha siguen ahí y agravadas si cabe. En primer lugar, la política entendida como cabildeo de partidos. IU se abstiene en muchos municipios y da de hecho el gobierno al PP; en algunos casos, incluso, lo vota. En otras partes, el acceso del PP lo facilita UPyD. Pero hay muchos otros municipìos en los que gobierna el PSOE con los votos de IU. Con los votos de CiU gobiernan varios alcaldes del PP en Cataluña, incluido uno caracterizadamente xenófobo. Y es la CiU cuyo líder, Mas, acudió en cierta ocasión al notario para certificar que jamás pactaría con el PP. Retorna la teoría de la pinza y las amargas recriminaciones de una izquierda que, por lo que se ve, es incapaz de hacerlo mejor. Es fácil que las componendas entre partidos tergiversen el sentido del voto que han recibido, si se considera que el voto es como una especie de mandato. ¿Quién se atreverá a afirmar que la protesta de los indignados con su consigna de ¡No nos representan! esté fuera de lugar?

Todavía peor es el asunto de la corrupción. Más de cien imputados en procesos penales han conseguido acta de concejal o vara de alcalde. Admitido que esto de retirar sin más a los imputados en un país en donde se puede recurrir a la denuncia falsa a adversarios políticos es complicado. Pero aceptando esta complicación, cien imputados tomando posesión de cargos públicos en los que se administran dineros públicos son un espectáculo deprimente. Imputados y procesados por malversación, cohecho, tráfico de influencias, jurando y prometiendo, presidiendo comisiones. Barberá agradeciendo a Camps no su amor al dinero, al boato y al despilfarro sino ¡a Valencia! ¿Cómo afear al 15-M que ponga de manifiesto lo ridículo de esta farsa?

divendres, 10 de juny del 2011

Escucha, izquierda.

El movimiento M-15 es una realidad multifacética, casi proteica, muy extensa... e imprevisible. Nunca se sabe qué forma tomará o en dónde se manifestará. Se coordina por el "todos y ninguno" que decía Palinuro ayer a través de asambleas y en la gran asamblea virtual de internet que tiene un ámbito de debate teórico en profundidad, con documentos, citas, pruebas, controversias en Facebook y una brigada de intervención ligera en Twitter, mediante la cual se transmiten consignas a toda velocidad en un sistema de red que carece de una pauta de organización, una jerarquía y, por tanto, no se puede desorganizar ni descabezar.

El movimiento es un fenómeno nuevo y obliga a considerarlo con mente abierta, alejada de esquemas y fórmulas. Además hay que tratarlo con la dignidad que merece, como un acto de recuperación de la voluntad popular y dejar de considerarlo un mero problema de orden público. Pasar la interlocución del ministerio del Interior al Congreso. Es el Congreso el que tiene que hablar con el M-15; no los antidisturbios.

Porque, además de no ser un peligro de orden público dado que se ajusta a un estricto pacifismo, tiene, en parte por ese mismo pacifismo, un enorme apoyo en la opinión pública. Me atrevería a decir que, a estas alturas, hay tanta gente que se siente representada en las acampadas como en el Congreso, si no más. Para probarlo bastaría un sencillo experimento: póngase a referéndum alguna de las propuestas del 15-M, por ejemplo, luchar contra la corrupción y que, entre otras cosas, los imputados no puedan ir en listas electorales. ¿Cuál se cree que sería el resultado?

Es obvio, la fuerza moral del 15-M es su sólido respaldo en la gente que se mantiene por el pacifismo a toda costa y porque no responde a las provocaciones. Sin embargo la fuerza moral no es todo. Falta la material. Desde luego que ocupar la calle es mucho. Es acabar con el monopolio del espacio público de los medios de comunicación, los partidos, las instituciones y las grandes organizaciones, desde la banca a los sindicatos, pasando por la iglesia. Por cierto, ¡qué callados están los curas! Hasta la fecha sólo se ha oído a monseñor Rouco decir que los jóvenes de hoy tienen problemas con su alma que es como decir que, si vives, respiras. Me da que están asustados con la que se puede montar en la venida del Papa si el 15-M sigue hasta julio, que tiene toda la pinta y más. Porque el Papa viene a encontrarse con la juventud. Precisamente. Mira que si llegan aquí decenas de miles de jóvenes del mundo entero y deciden montar un consejo mundial de la juventud a su modo. La Spanish Revolution irradiando al mundo entero. Pero ocupar la calle, sobre todo civilizadamente, por sí solo no hace cambiar las cosas. Para eso hace falta más fuerza material.

Aunque no mucha. El sistema político que se encuentra el 15-M está muy podrido. Es una democracia formal, sí, pero no real. Esto de la democracia real, que figura como emblema iniciático del movimiento (DRY) no hace referencia a la vieja distinción izquierdista entre democracia formal (burguesa) y democracia material (socialista) sino a la mucho más pedestre entre las formas y los contenidos. Se guardan las formas, pero se quebrantan los contenidos. El sistema no obedece a la voluntad popular sino a la de los partidos políticos que tampoco se refieren a aquella sino que son la voluntad de una oligarquía que conforma una clase política atenta a sus intereses como clase antes que a los de sus representados.

El sistema está corrupto a extremos bíblicos. ¿Cómo puede Juan Cotino poner un crucifijo en la mesa de les Corts valencianas cuando en ellas se sienta lo más granado de la imputación del caso Gürtel? ¿Cómo diantres pone a su Dios a presidir un patio de Monipodio? Porque todo da igual y el crucifijo pinta aquí tanto como lo hace en los colegios en los que los curas abusan de los niños.

¿Y cómo puede la Real Academia de la Historia publicar una biografía de Franco en la que se le tilda de "católico, inteligente y moderado", "autoritario pero no totalitario", poco menos que providencial y en modo alguno un dictador o un represor? Porque la corrupción del franquismo ha contagiado las instituciones democráticas. A propósito, séale permitido a Palinuro recordar que tiene abierta una página en Facebook con la causa Retirad el libelo franquista de la Academia, que tiene 1.618 adheridos y por si alguien quiere firmar.

La clase política en general es honrada pero hay un buen puñado de excepciones que clama al cielo y en el que se encuentran presidentes autonómicos, consejeros, decenas de alcaldes, concejales. Asimismo esa clase política disfruta de escandalosos privilegios y sin excepción alguna: los alcaldes los presidentes de comunidades autónomas se ponen los salarios que quieren, muchas veces estratoféricos. Y toda la clase disfruta de privilegios de pensiones, jubilaciones, retiros, compensaciones que nadie traga con gusto. Y por si esto fuera poco, Bono suprime un día de trabajo de sus señorías. Muchas veces lo más irritante de los privilegios no son los privilegios en sí sino la falta de sensibilidad para verlos.

La podredumbre del sistema es tan clara que son los mercados quienes gobiernan, quienes imponen sus decisiones a los órganos políticos que hace tiempo que no representan la soberanía popular. Por eso no es muy delirante considerar que el 15-M va adquiriendo modales y conciencia de poder constituyente que es lo que, en definitiva, corresponde a una revolución. De ahí que en el curso de los debates de los acampados suenen voces que piden eso, una nueva Constitución.

Llegados aquí es evidente que la izquierda, toda la izquierda, tiene que reaccionar haciendo suyas las reivindicaciones del 15-M que siempre lo fueron hasta que por los compromisos con el orden capitalista fueron abandonándolas. La única objeción que se me ocurre que pueda esgrimir la izquierda para seguir tan claramente alejada del 15-M es la necesidad de tener en cuenta el impacto de las reformas que se piden sobre el crédito del país y, en definitiva su estabilidad económica y financiera. Pero ese es un argumento en el que es perfectamente posible ponerse de acuerdo. El movimiento no niega que haya que hacer sacrificios; si hay que hacerlos, se hacen. Lo que el 15-M exige es que se repartan con equidad. Lo que no puede ser es que multitud de estadísticas muestren que es la renta salarial la que viene bajando desde hace veinte años mientras que los beneficios crecen, que el índice de Gini revele desigualdades crecientes, que los responsables directos de la crisis no solamente salgan indemnes de ella sino que, además, se enriquezcan con la penuria pública. Por eso esto es una revolución.

(La imagen es una foto de Brocco Lee, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 9 de juny del 2011

El rojo y el negro

Esto que se está produciendo bajo nuestras narices es una revolución. Una que no sigue ningún modelo conocido pero que incorpora tácticas de otras varias aparte de las propias y originales. Es una revolución roja y negra. Roja porque muchas de sus reivindicaciones son de la izquierda de toda la vida; negra porque su modo de formularlas y organizarse es espontáneo, no premeditado o programado, al estilo anarquista. La revolución va desarrollándose según se producen los acontecimientos de la vida colectiva. Las asambleas se han convertido en un parlamento ciudadano interconectado entre barrios, entre ciudades mismas a través de las redes sociales. Las redes son el programa. Todos y nadie.

Así, todos y nadie han decidido trasladar la asamblea de Sol al Congreso de los Diputados. Las decisiones asamblearias recuerdan siempre los soviets de la revolución bolchevique, aunque su composición humana era muy distinta pues consistían en obreros y soldados. Pero el traslado a la Carrera de San Jerónimo actualiza las imágenes de la Revolución francesa con la Asamblea Nacional legislando bajo presión de los sans culottes que habían tomado las galerias de la augusta sede.

Es como una escalada de la revolución que viene en cierto modo caldeada por la muerte del joven a causa de la carga de los Mossos d'Escuadra en la Plaza de Cataluña. (Corrección del día 8: esta noticia de la muerte parece haber sido un bulo). La cuestión es si el Congreso puede legislar bajo la presión de la calle. Si pueden hacerlo las asambleas de las Comunidades Autónomas.

En el fondo la cuestión es si el Estado español (en realidad, cualquier Estado) puede enfrentarse a una contestación ciudadana masiva pacífica, en buena medida movida por un sector de la población que tiene tiempo para movilizarse precisamente porque está en paro. El enfrentamiento que mediante tácticas políticas de color negro (de movilización colectiva espontánea anarquista) se abre ahora tiene un intenso color rojo porque se trata de saber si hay alguna posibilidad de evitar el despido libre y gratuito, que es lo que los empresarios exigen ante una situación de tan elevado paro. El paro es la causa de la revolución y su medio de lucha.

Cuanto más se enconen las cosas, más difícil será llegar a acuerdos. Palinuro cree que le falta ya tiempo al Parlamento para debatir en uno de los plenarios que tan oportunamente quiere suprimir Bono cómo reaccionar frente a la revolución de los indignados. La verdad no se comprende que todavía no haya ni una miserable comisión parlamentaria ad hoc para establecer cómo tratar con la revolución. Y la tienen encima.

(La imagen es una foto de sergi MD, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 2 de juny del 2011

Valor y ejemplo de l@s acampad@s.

Saber cuándo llega la revolución a tu vida no es fácil. Requiere apertura de espíritu, curiosidad intelectual, inquietud, sinceridad y capacidad de autocrítica. Es imposible verla llegar y por lo tanto adoptar una actitud razonable ante ella cuando se vive presa del dogmatismo, especialmente el dogmatismo revolucionario. Aquellos rígidos comunistas primero estalinistas y luego antiestalinistas (pero siempre los mismos) que no vieron llegar la revolución de mayo del 68 todavía siguen sin entenderla. Y lo mismo pasa hoy con la de los indignados/acampados. En cuanto las cosas no se ajustan a los esquemas que las almas simples se han hecho a modo de andadores por la vida, ya no entienden nada. Y lo peor no es que no entiendan, sino que es fácil que se pongan en contra: el progreso es la perversión; las máquinas destruyen el trabajo y la riqueza; el arte abstracto es un cuento de inútiles; los Beatles no saben cantar; mayo del 68 es la revuelta de los niñatos; acampasol es un rollo de okupas. La estupidez no conoce límites.

Hasta los más necios se han dado cuenta ya de que la crisis general del capitalismo, en conjunción con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (tics), el hundimiento del comunismo y la vivencia de las nuevas generaciones, ha puesto en marcha un proceso de cambio social y de protagonismo revolucionario de la multitud encabezada por los jóvenes que carece de parangón en la historia y que, cuando alguien quiso poner fin a ésta, la han dejado abierta a todos los vientos del cambio y la incertidumbre.

Como todo lo nuevo, lo original y nunca visto, la revolución de los indignados desconcertó al poder, suscitó (y suscita) fuertes enemistades sobre todo entre la derecha más reaccionaria (al estilo de la clericoliberal Aguirre y el liberofascista Aznar) y descarados intentos de instrumentalizarla entre la izquierda más o menos acomodada con el sistema. Los primeros brotes en los países árabes fueron saludados con universal alegría porque permitían sentar plaza de progre a cientos, miles de kilómetros del lugar de uno y reducirlos a una especie de curiosidad étnica cuando no meramente tribal. Pero casi nadie cayó en la cuenta de qué pasaría si aquellas simpáticas y heroicas revueltas de jóvenes y mujeres cruzaban la línea de la "alianza de las civilizaciones". Ya lo han hecho. Los indignados de la Puerta del Sol, que se extienden por todo el continente europeo, son el resultado del panfleto de Hessel y la revuelta tunecina.

Y el efecto de esta revolución está siendo evidente. El poder está viéndose obligado a contemporizar. Por dos veces (una en Madrid y otra en Barcelona) ha pretendido desalojar y las dos veces ha tenido que retroceder, asustado ante lo que podía suceder, dado el inmenso apoyo social que suscita un movimiento pacífico, espontáneo, asambleario y muy maduro. Un movimiento que está demostrando que hay espacios exentos en la sociedad y que no es obligatorio que el Estado tenga el monopolio de la violencia para que se respete el Estado de derecho y la seguridad jurídica. Es decir, está demostrando que es posible alcanzar la utopía.

La consecuencia más notable e inmediata del movimiento es que la gente, toda la gente, está perdiendo el miedo a protestar, a manifestarse, a hablar y debatir; que los poderosos, cualquiera sea su ámbito, no son indiscutibles ni intangibles y que la sociedad gana y se enriquece con esta revuelta permanente.

La Asociación de Víctimas del franquismo va a concentrarse ante la sede de la Real Academia de la Historia para protestar por el golpe de mano que los fascistas en su interior pretenden dar en contra de la memoria histórica. Un golpe de mano que es paralelo al que los tribunales dieron contra dicha memoria a través de la ignominiosa persecución al juez Garzón. Es el espíritu de acampadasol, una forma nueva de entender la democracia y el derecho de los ciudadanos a decidir en lo que es de su incumbencia. La grandeza de los jóvenes de acampasol es que no solamente se han sacudido la tutela de las generaciones rancias sino que han enseñado a éstas el camino de su propia emancipación.

Palinuro se encuentra en Caracas, pero su ánimo está en la Puerta del Sol y, en ejercicio del poder de bilocación de la tradición pitagórica, también ante la sede de los carcamales de la Academia de la Historia. Con un ruego a los allí acampados: haced como en la Puerta del Sol y no os vayais en tanto los franquistas que han perpetrado el atentado contra la memoria democrática del pueblo no reparen su infamia.

(La imagen es una foto de gloop!, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 28 de maig del 2011

Solución in extremis.

Han hecho bien los socialistas resolviendo la crisis sucesoria con presteza y contundencia. De las varias malas imágenes que cabe dar hoy en política, la peor es la de debilidad, desconcierto, inacción. Es muy difícil gobernar cuando se titubea. El adversario pone en cuestión que el gobierno esté en condiciones de hacer su tarea, los medios amplifican los resquemores, aumenta la desafección ciudadana y crece el desánimo en las propias filas. Imagino que un cuadro de síntomas como estos es el que tuvieron muy presente los barones que levantaron una especie de fronda a raíz de la derrota electoral del PSOE con la finalidad de torcer los planes sucesorios de Zapatero a través de elecciones primarias con dos candidatos cuando menos pugnando por el relevo. Su intención obvia era cerrar cuanto antes la situación de interinidad y dejar al partido en situación de recuperar el terreno perdido pensando ya en las próximas elecciones generales.

En el proceso se ha forzado la retirada de Carme Chacón y se ha dado la impresión de escaso respeto por la democracia interna. Parece que la intención es convocar las primarias en el comité federal de hoy pero con un único candidato, de forma que se elimine toda incertidumbre respecto a los resultados. Se guardan las formas y se sacrifica el fondo a una necesidad perentoria. Es una solución prudente si se tiene en cuenta la paradójica e insólita situación de gobierno con un presidente y un partido que lo sostiene sin un liderazgo real. Porque, en definitiva, el gobierno está a término, más o menos prolongado en meses, pero fijo, mientras que el partido aspira a la continuidad en el mando y a todo esto con las encuestas abrumadoramente en contra.

Las encuestas han sido decisivas en la decisión adoptada consistente en ungir como sucesor al miembro del gobierno que viene teniendo de siempre la más alta valoración ciudadana y que presenta una hoja de servicios más consistente incluido quizá, y por ello se apuesta asimismo, el fin de ETA. La medida del acierto o el error de la solución adoptada la dará seguramente la virulencia de la reacción mediática de la derecha que promete ser intensa. Ya cuando Rubalcaba fue nombrado vicepresidente primero en octubre de 2010 el signo negativo de las encuestas pareció invertirse y se redujo la distancia en intención de voto entre PSOE y PP. Ese es seguramente el dato decisivo en la medida del PSOE: la suposición de que Rubalcaba es el único que puede hacer frente a Rajoy en las próximas elecciones. Probablemente ello no dice mucho respecto a la idea que los estrategas socialistas tienen sobre la capacidad de análisis y discernimiento del electorado pero no es el momento para ponerse a debatir sobre asuntos tan intrincados. La personalización de la política en la era de los medios tiene sus exigencias y lo más rápido es satisfacerlas.

Pero el flamante nuevo candidato Rubalcaba tiene, como el dios Jano, dos caras, la de vicepresidente y la de ministro del Interior. Y esta segunda cara o faceta o actividad es la que va a ponerse a prueba en los próximos días con el recrudecimiento de la crisis de los indignados acampados. La carga de los mossos ayer en la Plaza de Cataluña en Barcelona era el acicate que precisaba el languideciente movimiento para recuperar fuerza. Es decir, el comienzo de la cadena de acción-represión-más acción.

Hasta ahora la actitud de las fuerzas de seguridad había sido de tolerancia y comedimiento siguiendo las directrices de los departamentos de Interior de no iniciar una escalada que pudiera conducir a la violencia. Pero si, como sucede en la Puerta del Sol, se cruzan ya la quejas y exigencias de otros sectores afectados, como los comerciantes o los hoteleros, la situación puede cambiar objetivamente. Rubalcaba supo reaccionar con inteligencia después del primer desalojo del 15 de mayo. Va a necesitar ahora de toda su habilidad y experiencia para salir del paso de este nuevo desafío si, como no es de descartar, los acampados en Sol deciden prologar su estancia en lugar de levantar el campo el domingo. En el entendimiento de que todo cuanto haga ahora se le va a apuntar en el debe y el haber de su hoja como candidato a la presidencia del gobierno.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 24 de maig del 2011

Dry Bildu

Estas elecciones estaban cantadas desde el comienzo y, aunque algunos nos resistíamos a creerlo, así ha sido al final: ocho millones y medio de votos para el PP y seis millones doscientos mil para el PSOE. El dulce triunfo y la amarga derrota. De nada sirve recordar que la participación ha sido muy baja y que los votos nulos, los blancos y las abstenciones han sumado un pico y hace falta papo para apuntarse todas las abstenciones. La derecha se ha impuesto claramente a la izquierda en el conjunto del Estado. Como estaba previsto.

Sólo dos fenómenos han venido a perturbar la paz de la profecía feliz, los resultados de Bildu y el movimiento Democracia Real Ya (DRY). Al ver que escribiría el post sobre ambos se me ocurrió el inocente juego de palabras del título sin ánimo de ofender a nadie.

Bildu en primer lugar. Es una alegría que, por fin, el electorado independentista más radical tenga a quién votar y no se le recorte la libertad de sufragio. Esos más de 300.000 votos, con sus 1.000 concejales y junteros son un pellizco muy importante de la sociedad vasca que vuelve a las instituciones y pisando muy fuerte, inmediatamente detrás del PNV y muy por delante del PSE-PSOE. No me extraña nada que, presa del entusiasmo escénico, el portavoz de Bildu, Pello Urizar, haya dicho que los resultados de las elecciones implican la retirada definitiva de ETA. Ahora hay que estudiar qué significa implican pero no cabe duda de que el sentido es acertadísimo. ETA debiera entregar las armas ya. Está en interés del gobierno que así sea, pero también está en el interés de la otra parte, cuenta habida de que el PP no oculta su intención de ilegalizar Bildu a la primera oportunidad. Luego ya se vería lo que harían (pues si Aznar hablaba del Movimiento Vasco de Liberación, Rajoy puede reconocer una Euskadi independiente) pero de momento es la imagen que venden.

La presencia de Bildu en las instituciones (en realidad es la suma de los abertzales sin partido conocido más Eusko Alkartasuna y Alternatiba y, por tanto, los votos tampoco son tantos) abre el camino a que la izquierda española proponga un debate sobre el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Va a ser una batalla difícil pero no imposible. En algún momento debe reconocerse ese derecho y, según Palinuro, cuanto antes, mejor.

DRY. El movimiento DRY, cuyo impacto en los resultados electorales, si es que lo ha tenido, es difícil de calibrar, es también algo inesperado, que tiene a las autoridades perplejas y hasta a los mismos participantes. Estos entran en su segunda semana de acampada en un proceso de revisión acerca de qué posibilidades tienen, qué quieren y cómo pueden luchar por ello. Los debates de las asambleas son muy intensos y apasionados, como corresponde a la naturaleza emocional de esos momentos.

Es curioso que el movimiento pida una democracia real pero lo haga por medios virtuales. La importancia de Facebook en el intercambio y difusión de información y en el debate para la adopción de decisiones es enorme. Y lo administra una gente que está acostumbrada a vivir de esa forma, perpetuamente conectada. Se trata de un grupo de Facebook que se ha puesto de acuerdo en movilizarse por una causa colectiva, política en el sentido clásico del término. Al hacerlo en Facebook están provocando réplicas en muchos puntos del planeta. El movimiento DRY tiene vocación global, como el mundo en el que vivimos.

Su problema es práctico: cómo ser eficaz en la acción. Si se pregunta a Lenin, no lo dudará: hagan un partido, dirá, y a ser posible de vanguardia. Cualquier estudioso de la política ampliará la oferta y señalará la posibilidad de constituirse en otra cosa, un grupo de presión, una asociación, una confesión, una ONG, etc. Pero la conclusión es siempre la misma: para ser eficaz hay que constituirse en algo. Y aquí es donde surgen voces de viejas resonancias ácratas contrarias a los partidos y a cualquier forma de organización y orden que, por ser tal, comportará jerarquía. Voces que piden que todo el poder recaiga sobre las asambleas. Son cuestiones sempiternas del debate político. DRY tendrá que decidir. Es un debate parecido al que se dirimió a tiros en Barcelona en mayo de 1937 con el triunfo del orden constuido, que suele triunfar a tiros.

(La imagen es una foto de Visentico/Sento, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 22 de maig del 2011

No votar no es votar no.

"Si votas, legitimas el sistema", dicen los partidarios de la abstención. Y si no votas, también. Y además eres políticamente irrelevante.

Es difícil tragar un sistema que lleva cien imputados en procedimientos penales en las listas electorales. Es verdad que no llega al 0,5 por ciento del total de candidatos, pero así y todo, es demasiado. Hay además diferencias cualitativas importantes. Junto a muchos concejales imputados por cosas menores, aparece Camps, presidente de una Comunidad Autonoma. La presencia de Camps en la lista de Valencia ha hecho más por deslegitimar el sistema democrático que el resto de la Gürtel junto. El término candidato, debe repetirse, viene de la toga cándida, blanca, que vestían quienes optaban a cargos públicos en Roma, en señal de su pureza, esa pureza de obra y pensamiento que la leyenda artúrica exige del caballero que conquistará el Santo Grial.

La toga de Camps está llena de chafarrinadas. Puede ser que esto atraiga muchos votos en Valencia pero resulta execrable.

A pesar de todo hay que votar. La izquierda debe votar a un partido de izquierda entendiendo por tal todo lo que va del PSOE a la izquierda, PSOE incluido. El debate sobre si es o no de izquierda puede postponerse para más adelante. Hay cosas más urgentes a que atender. Una de ellas es garantizar que, en donde haya mayorías de izquierda, se formen gobiernos de coalición de izquierda. Para eso no sobra un solo voto.

La izquierda debe votar para ganar y, de no serle posible, para frenar el avance de la derecha, para que ésta no arrolle. Porque si la derecha arrolla, el lunes estará pidiendo elecciones generales anticipadas que se harán con la actual ley electoral y darán posiblemente un parlamento con mayoría absoluta conservadora. De producirse esto ya podemos prepararnos para la recristianización de España (pérdida de derechos de los homosexuales, restricción del aborto, abandono de las políticas de igualdad y cerrojazo a la memoria histórica) y el desmantelamiento del Estado del bienestar. Quienes dicen que el PP y el PSOE son lo mismo faltan tanto a la verdad como Aznar cuando dice que el gobierno socialista es un gobierno extremista y radical. Si la derecha gana abrumadoramente ahora el proyecto de cambio del sistema político se debilita y si gana igualmente en las generales de 2012, ese proyecto muere.

Parece que el 15-M decide hoy en asamblea si sigue con la acampada a partir de mañana, lunes, o la suspende. Suspender no me parece una buena idea. En Barcelona ya están convocando manifas para el mes de junio, prueba asimismo de que la opción de levantar el campo tiene fuerza. Que la decisión se tome antes de conocer el resultado de las elecciones demuestra que éstas no importan gran cosa al movimiento. Y debieran porque según cual sea el resultado, la reforma de la ley electoral tendrá un destino u otro; será o no será. Será si el movimiento mantiene su capacidad de presión mediante algún tipo de órgano objetivo, real, tangible, que sirva para negociar con los interlocutores del Parlamento y para eso ha de constituirse de un modo u otro, eligiendo entre las posibilidades que ofrece la ley.

A su vez según como sea la ley electoral será el Parlamento que salga de las elecciones de marzo de 2012. Será o no posible un Parlamento con mayoría de izquierda que sea constituyente de hecho, capaz de reformar totalmente la Constitución de 1978. Porque esta es la única forma válida de realizar cambios en democracia. Cualquier otra como un golpe de mano, o una insurrección armada, está fuera de consideración. Un Parlamento capaz de aprobar algo como este manifiesto de Democracia Real Ya. Es el primer documento programático claro, factible, sistemático que leo. Se ha avanzado mucho en dos días. El definitivo sin duda será mejor.

Abstenerse ahora es la peor de las opciones.

(La imagen es una foto de ACido, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 21 de maig del 2011

Una vez en la vida.

Lo que más llama la atención, lo que más emociona de la catarata de comentarios en Twitter y Facebook a propósito del 15-M es la experiencia de estar viviendo algo extraordinario, único, maravilloso, fuera de toda comparación. La expresión que más se repite y da la clave del significado es que no basta con leer o escuchar o ver o enterarse por terceros, sino que hay que vivirlo. Cuando el verbo vivir se usa como transitivo es que algo muy importante, trascendental para bien o para mal está pasándonos, que estamos involucrados en lo que sucede y formamos parte del acontecimiento, lo hacemos nosotros. No somos espectadores; somos actores, protagonistas y si se trata de una ruptura, un corte, un cambio radical, una revolución, no hay más que decir: es el entusiasmo, la locura, la embriaguez de saber que la vida puede ser de otro modo y que depende de nosotros que así sea. Que no tiene por qué ser la odiosa rutina de las jerarquías, la obediencia, el horario, el rendimiento, la autoridad, la compraventa, el respeto, la miseria de unos y la opulencia de otros, la ignorancia, la indiferencia, el crimen con suicidio diario que llamamos vida cotidiana.

Hay momentos así de vez en cuando en la historia de los pueblos. Pero no basta con que se den para vivirlos con pasión. Tiene que haber algo más, algo que convierta esa vivencia en una experiencia única, la experiencia de la vida de cada cual y ese algo es la juventud; eso es lo definitivamente único e irrepetible. Si el momento coincide con uno de estos fenómenos colectivos de rebeldía, revolucionarios, se produce esa explosión de entrega y maravilla porque parece como si el mundo culminara y se abriera allí donde un espíritu juvenil se funde con otros sin reservas y que la vida no tiene límites y cabe hacer con ella lo que se quiera.

Es la experiencia que nos han trasmitido quienes tenían veinte años durante la segunda república, la que tuvimos quienes éramos veinteañeros en los años sesenta. Por eso la reconocemos en los comentarios de los acampados e indignados. Es la plenitud juvenil alzada que se hace su hueco al sol, toma en su mano su destino, impone sus reglas, medita su futuro que quiere arrebatar a la siniestra comandita del capital y sus siervos para determinarlo por su cuenta. Porque en el movimiento del 15-M, cierto, hay de todo, de rastas a canas, despierta simpatías en (casi) todos los sectores sociales y lo apoyamos muchos que no somos jóvenes. Pero el movimiento es de ellos y son ellos quienes lo llevarán hasta donde quieran o puedan. Porque es la experiencia de su vida. Igual que los sesenta fue la de la nuestra y la República la de nuestros padres.

Por eso produce una mezcla de perplejidad e irritación ver las reacciones de diferentes sectores que, ajenos al movimiento, opinan sobre él y hasta interpelan a sus protagonistas. Algunos ejemplos:

La derecha, como de costumbre, está rabiosa. Sus asalariados mediáticos de todo pelaje, desde los meapilas hasta los pistoleros, pasando por los señoritos, los conversos, los orates, los envidiosos, los paranoicos y los simples imbéciles, así como sus versiones femeninas, piden mano dura, represión, que se acabe con el desmadre, aprovechan la ocasión para seguir profiriendo todo tipo de insultos y calumnias contra la izquierda en general y el gobierno en particular y, si se tercia, envían matones a ver si pueden reventar el acontecimiento. Según su falsa y venenosa doctrina, este movimiento atenta contra el orden público, el Estado de derecho y la democracia. Nunca estuvo tan claro que quienes más hablan de democracia (los reaccionarios) no saben lo que es y a quienes saben lo que es (los indignados) no les hace falta hablar de ella.

Los intelectuales de superior horizonte a la violeta (los free floating intellectuals, de Mannheim) diagnostican el movimiento según las diversas ideologías que profesan y de las que dicen que son pura ciencia. Como siguen viviendo de sus mecenas, igual que en el siglo XVII (los medios en los que escriben, las empresas para las que trabajan, sus públicos lectores) fabrican teorías explicativas a gusto de sus pagadores, analizan el fenómeno con recetas entre cínicas y tranquilizadoras y aspiran a ganar fama y dinero hablando de lo que nos espera cuando pase la ola.

Un sector de la izquierda que, por razones de edad, no vive este momento en primera persona ni, probablemente, haya vivido ningún otro parecido, un sector de comisarios políticos más rancios que la mojama de Babieca, pretende influir sobre la gente que lo está haciendo y entre la cual hay militantes de todas las organizaciones de la izquierda en alegre fraternidad. Su estúpido propósito es llevar al movimiento el veneno de sus rencillas, sus odios y sus dogmas, arrogándose, como siempre, el derecho a decidir quién es de izquierda y quién no. Y no sólo eso, pretende decir a los jóvenes que están abriendo los horizontes de la política del siglo XXI qué deben y no deben hacer, a quién deben y no deben votar.

El movimiento del 15-M es la oportunidad de los jóvenes y sólo de ellos. Su responsabilidad está a la altura de su gran capacidad organizativa y la nobleza y limpieza de sus ideales. Que hagan tabla rasa del pasado y que la fuerza de su indignación barra toda la porquería acumulada en cincuenta años de una izquierda autorreferencial, caníbal, anquilosada e inútil, como Hércules limpió los establos del rey Augías.

(La imagen es una foto de RinzeWind, bajo licencia de Creative Commons).

Reflexión con Gürtel al fondo.

A pesar de que la prohibición de la Junta Electoral Central se mantuvo y hasta fue reforzada por el Tribunal Supremo que rechazó un recurso de IU contra la decisión de aquella, la gente no se ha movido. Y, en contra de los temores de Palinuro, no ha sucedido nada. Al contrario, Sol es una fiesta y, además ha contagiado al resto de España. Palinuro se alegra de que no se hayan realizado sus temores. Ahora bien, eso es debido a que, después de la metedura de pata del desalojo del domingo, el gobierno ha actuado con inteligencia y ha demostrado ser un gobierno democrático. Dicho en román paladino: puede parecerlo, pero no todos los gobiernos son iguales. Éste ha sabido contenerse. Si, en lugar de acogerse a las prudentes palabras de Rubalcaba de que "para resolver un problema, la policía no va a crear otro", el gobierno procede a ejecutar la prohibición y desalojar se hubiera iniciado un camino de violencia de no retorno.

Ahora las cosas están en un equilibrio inestable. No habrá intervención mientras no se produzcan alteraciones del orden público. Hasta el momento el orden se ha guardado y por lo tanto, la gente se encuentra en una situación ilegal pero legal. Lo bueno que tienen las revoluciones es que empiezan por trastocar el significado de las palabras. Pero no se crea que mantener el orden es tarea fácil. No quiero volver a pecar de agorero pero, en el fondo, ¿a qué iban Enrique de Diego y sus huestes del partido ultraderechista Regeneración? ¿A qué si no a provocar algún altercado? La policía lo ha impedido. Es decir, el orden público se mantendrá mientras no cambien los criterios de qué sea el orden público. Cosa que puede pasar si los comerciantes de Sol, por ejemplo, empiezan a quejarse del perjuicio que se les hace.

Se ha conseguido mucho, pero no es de extrañar en un gobierno cuyo presidente dice comprender de tal modo a los indignados que si él tuviera veinticinco años seguramente estaría en sol. No es una cuestión de edad. Muchos otros que tampoco tenemos esos años ni de lejos hemos estado allí, bien es verdad que no de permanentes y más como espectadores y apoyo externo, ya que el día a día es de los que se lo trabajan. No es una cuestión de edad sino de la posición que cada cual tiene en la vida. Pero no hay que echar en saco roto que el mismo presidente afirme que su partido, el PSOE, se siente comprometido con los objetivos de los indignados. En un post anterior Palinuro señalaba que el 15-M despertaba mucha simpatía entre la población y hasta en la policía. Faltaba saber que también en el gobierno. Esto hace pensar, pues, que, salvo imprevistos, las jornadas de reflexión y votación van a discurrir pacíficamente pero bajo la presión mediática de los manifestantes que ya ocupan muchas plazas de España.

¿Va a influir eso en el resultado electoral? No lo sabemos. Es una situación sin precedentes y no hay experiencias. Todo son conjeturas y todas las conjeturas son posibles. En la izquierda, que hace causa común con los indignados de Sol y de la galaxia indignada, el debate es abstención sí o no. Palinuro insiste en que la abstención es un regalo a la derecha, un suicidio político. La izquierda debe ir a votar a un partido de izquierda; el que sea, pero de izquierda. Como pintan las cosas, ya sería un logro conseguir que la derecha no se imponga por avalancha.

La reflexión abarca algo más que decidir si votar o no. Alcanza también a la relación entre las elecciones y otros factores políticos, especialmente la corrupción. Sabido es que el New York Times atribuye en buena medida el movimiento de los indignados a la corrupción de Camps. Obviamente no es sólo Camps; también cooperan al resultado otros factores como la crisis o las medidas del gobierno para combatirla, pero la corrupción está en unos de los primeros lugares y la corrupción en la forma sistemática que tiene con la Gürtel de la que a su vez es paladín el presunto Camps. Realmente el comportamiento de este hombre es indignante. Miente, pues asegura no conocer de nada al Bigotes a quien, sin embargo, resulta querer un huevo. El otro debía reservarlo para aquel presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia de quien era incluso más que amigo, cosa que éste demostró tratando de exonerarlo de las acusaciones que pesaban sobre él. Además de mentir, no da cuenta de sus actos a la Cámara valenciana ni a la opinión pública y lleva meses negándose a responder a las preguntas de los periodistas sobre nada que tenga que ver con la Gürtel en donde está formalmente imputado.

Todo eso es indignante, desde luego y, sin embargo, las encuestas lo proclaman ganador absoluto. Lo indignante del comportamiento de Camps, que quintaesencia el de todos los políticos corruptos, es que cree que puede hacer lo que le dé la gana, no tiene porqué justificar sus actos ni debe explicaciones a nadie. En resumen, que está por encima de la ley y al margen de la acción de la justicia. El mismo comportamiento que Esperanza Aguirre, si bien ésta ha tenido más cuidado de que no la pillen con las manos en la masa. Y masa tiene mucha. Dado que el comportamiento indignante de Camps, tan parecido al de Berlusconi, pone en riesgo los principios mismos de la democracia, la alta intención de voto que tiene prueba que una mayoría del electorado prefiere la no democracia a la democracia. De ser así en verdad sería desolador.

Entre tanto los indignados de Sol estarán preparándose para el momento posterior a las elecciones. A mi entender, lo más urgente es que el movimiento se dote de algún tipo de organización práctica que permita canalizar las demandas y negociar con el interlocutor que el sistema designe, sobre todo una vez que ha quedado claro que los indignados no son antisistema sino que el sistema es "anti-indignados". En una democracia parlamentaria ese interlocutor sólo puede ser el propio Parlamento o aquel que él designe, normalmente una comisión parlamentaria. Y lo primero que debe acordar esa comisión mixta de parlamentarios e indignados es mantener la legislatura hasta su conclusión con un tema monográfico: la reforma de la ley electoral. Hay que llegar a las elecciones generales de 2012 con una ley electoral lo más justa y democrática posible para elegir unas Cortes que tengan carácter constituyente.

El párrafo de promulgación de la vigente Constitución de 1978 dice que las Cortes han aprobado y el Pueblo español ratificado la siguiente Constitución. Es decir, las Cortes que aprobaron la Constitución no fueron Cortes constituyentes sino Cortes constituidas por el régimen anterior, aunque elegidas de forma distinta. Si ahora las Cortes fueran constituyentes podría cerrarse el bucle de la Transición y enmendar todas aquellas cuestiones que se ignoraron, se olvidaron o se tergiversaron, desde la Monarquía a la organización territorial del Estado, pasando por el derecho de autodeterminación y sin olvidar la pendiente separación definitiva de la Iglesia y el Estado, tan necesaria como una nueva y más justa Ley de la Memoria Histórica.

(La imagen es una foto de Ana_Rey, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 19 de maig del 2011

¿Qué hacer?

Aurora. El país entero está trastornado. El M-15 tiene una fuerza que nadie sospechaba, focaliza toda la atención mediática nacional y parte de la internacional, ha relegado al olvido la campaña electoral y ha dejado fuera de juego a los políticos colgados de la brocha de los mítines. El M-15 (o cualquiera sea su nombre) no era una algarada juvenil efímera sino una movilización ciudadana muy madura a fuerza de ser escrupulosamente pacífica; muy rápida y flexible por estar coordinada en la red; muy representativa debido a su pluralidad: la mayoría es de jóvenes, no necesariamente estudiantes, pero también hay muchísima gente mayor y muy mayor. José Luis San Pedro, por ejemplo.

Sobre todo el movimiento se percibe como legítimo. Sus reivindicaciones son la gestión de la crisis, la corrupción, la inoperancia del sistema político, los privilegios de los políticos. Cuestiones que llevan meses aflorando en los barómetros del CIS y sobre las que todo el mundo predica sin que nadie haga nada. El M-15 está haciéndolo y eso ha sumido en el desconcierto las instituciones que no saben cómo responder. He leido una web de la policía en la que se ve que el movimiento tiene muchos simpatizantes entre las fuerzas del orden. Es un movimiento legítimo y sus reivindicaciones las comparte todo el mundo en España. Hasta los corruptos, supongo que de boquilla.

Manos fuera. Precisamente por eso, el M-15 debe mantener celosamente su independencia frente a los intentos de los partidos, singularmente los de izquierda, de instrumentalizarlo. Frente a los sindicatos, en breve, frente a todos los elementos constitutivos del sistema político que ha hecho crisis con la crisis. Debe evitar contaminarse, como dicen los jueces porque, en tal caso, se convierte en arma arrojadiza y deja de servir. Y los partidos deben tener la elegancia de renunciar a ponerse al frente de la manifestación. Muchos de sus militantes están en el M-15 y ahí deben seguir a título personal.

Refundación del sistema político. Desde esa independencia, el M-15 tendrá que dar a conocer sus propuestas de cómo realizar las reividicaciones de más arriba. Es decir, un manifiesto o un programa. Pero uno de verdad, práctico, porque los que se han visto hasta la fecha como propuestas están vacíos, son retóricos, se limitan a reformular las reivindicaciones, sin hacer propuestas prácticas. Hay varias pero una es esencial y previa: cómo se reforma la ley electoral. Así:

Después de las elecciones del 22 de mayo (en las que, en mi opinión, toda la izquierda debe ir a votar a partidos de izquierda y no abstenerse), si gana la derecha, pedirá elecciones generales anticipadas, cosa que hay que evitar porque se harán con la vieja normativa. Lo que resta de la legislatura debe emplearse en una reforma del sistema electoral que permita llegar a mayo de 2012 con una normativa más justa. Tal cosa sólo puede lograrse mediante una comisión parlamentaria en la que se dé cabida a los/as representantes del M-15. Una nueva normativa para elegir unas Cortes cuasi constituyentes, capaces de abordar una profunda reforma de la Constitución equivalente a una refundación del sistema político en la cual no haya nada intangible. Ni la monarquía. Ni el derecho de autodeterminación.

El partido recházalo-todo. El problema de este plan es que, en el ínterin, el M-15 debe conservar su legitimidad, su presencia y, sobre todo, su eficacia. Para lo cual no es insensato constituirse en partido político, de nuevo cuño, asambleario, digital, recházalo-todo, pero con personalidad jurídica y capacidad para presentarse a las elecciones. Así tendrán a quien votar todos los que consideran que no tienen partido al que hacerlo, más quienes piensen que los mayoritarios han bloqueado la necesaria reforma de la democracia española.

(La imagen es una foto de StephaneMGrueso, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 18 de maig del 2011

Esto es sólo el comienzo...

El movimiento que se inició el domingo quince de mayo tiene brío, tiene fuerza, persiste. Todavía carece de nombre único y se usan indistintamente movimiento de los indignados, movimiento 15-M (que tiene muchas posibilidades por su simplicidad) y movimiento Democracia Real Ya. Varios nombres pero una única cosa, un levantamiento pacífico de ciudadanos, principalmente jóvenes pero no sólo ellos, hartos de padecer la crisis y la forma de gestionarla del sistema político. Y un movimiento espontáneo, nacido en la nueva esfera pública virtual cuya eficacia práctica es indudable. Es rápida, es flexible, recibe mucha información en tiempo real y se adapta a las circunstancias. Es decir, sobrevive. El clima que se vivía anoche en la Puerta del Sol de Madrid, como el que transpiraban las informaciones de Granada, Sevilla y otros lugares era de una exultante felicidad y alegría: tanta gente junta, sabiendo que está haciéndose oír porque es el foco de todos los medios. Es una explosición política pacífica extraparlamentaria que se dirige contra el sistema en su conjunto, el nacional y el internacional, contra la banca, los empresarios, los sindicatos, los partidos, los políticos, las instituciones, los medios de comunicación.

En Sol había de todo y se coreban gritos muy variados con los que Palinuro está o no de acuerdo. Por ejemplo ese PSOE-PP la misma mierda es no me parece cierto. Pueden ser mierda, habría que discutirlo, pero definitivamente no la misma y, en todo caso, echa alegremente en olvido que al PSOE lo votan once millones de personas, demasiadas para tratarlas de mierda, sobre todo cuando quienes lo hacen son cuatro mil y con un eco espeluznante al tiempo del llamado socialfascismo del que vino el nazismo. Otros gritos tenían una resonancia antipolítica bastante tosca, del género "todos son iguales" o "no nos representan". Hubo muchos otros gritos que Palinuro encontró más atractivos, como los que iban contra los bancos, el capital, los beneficiarios de la crisis o los que pedían la reforma del sistema electoral, la responsabilidad de los políticos (que no puedan ir imputados en las listas electorales) el funcionamiento de las instituciones, etc.

Con el sentido práctico que lo caracteriza, Palinuro se pregunta de qué forma puede consolidarse este movimiento ya que su triunfo depende de su permanencia. Y consolidarse sin traicionar su esencia. Es un movimiento independiente y no puede dejarse instrumentalizar por ningún partido, aunque diga coincidir con sus fines. Probablemente el movimiento deba pensar en la posibilidad de constituirse en partido a su vez porque es la única vía de llegar al poder en democracia y el poder sigue siendo imprescindible en todo programa de cambio. Pero eso está lejos aún. Lo que está muy cerca, lo que ya urge, es que tenga un manifiesto o un programa que pueda comunicar al conjunto de la población, aparte de los gritos, que no dan para mucho. La parte negativa de este programa está clara, (no a lo existente) pero no así la positiva, lo que se propone en sustitución de lo caduco. Hay que elaborar propuestas y debe aprestarse algún mecanismo para conocer el grado de apoyo social que tienen.

Hacer un programa no es fácil pero sí lo único que puede cohesionar el movimiento. Sobre ese programa podrá éste plantear sus objetivos. Eso es lo que podría considerar el grupo de trabajo que proponía Palinuro hace dos días, compuesto por parlamentarios (diputados y senadores) y representantes del movimiento. En el entendimiento de que cualquier acuerdo que alcanzaran se sometería a votación popular, bien ordinaria bien en referéndum. Para ir ganando tiempo, el movimiento podía promover una iniciativa legislativa popular que llevase al Parlamento la petición de reformas de quinientos mil ciudadanos por lo menos, aunque este tipo de iniciativa tiene muy recortadas las alas en España.

Algo debe el movimiento hacer porque dentro de cuatro días millones de votos dirigidos a los partidos servirán como plataforma para contraatacar y deslegitimar el 15-M . Cincuenta o cien mil personas en la calle no pueden imponerse a veinte millones de votos integrados en el estatu quo. Sin embargo, la fuerza del movimiento no está en la cantidad de seguidores (aun siendo esto importante porque presta visibilidad) sino en la justicia y la verdad de sus argumentos. Y ahí es donde hay que formularlos en negativo y en positivo.

Jamás había estado tan claro que la oposición entre Rosa Luxemburg (el fin es todo; el movimiento, nada) y Eduard Bernstein (el fin es nada; el movimiento, todo) era absurda porque el fin y el movimiento son lo mismo.

(La imagen es una foto de furilo, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 17 de maig del 2011

¿Cómo serán tan ingenuos?

Los expertos en comunicación política que, como se sabe, abundan más en España que los pingüinos en la Antártida, suelen decir que los socialistas comunican mal, expresión que trata de explicar el porqué de la escasa intención de voto que cosechan y la baja valoración del presidente Zapatero. Habría mucho que discutir sobre esto pero no hay tiempo; ya lo haremos en otro momento. Ahora mismo lo que parece evidente es que entran a todos los trapos con una ingenuidad sólo paralela a su despiste. En lugar de mantenerse fieles a su guión, esto es, explicar la gestión de la crisis y criticar al PP por la Gürtel y la falta de programa claro, pierden el tiempo respondiendo a todas las provocaciones que les lanzan, con lo cual aparecen siempre como disculpándose y sin hablar de lo que tienen que hablar.

¿Que María Dolores de Cospedal acusa al Gobierno de planear otro recorte social y salarial para el verano? Allí sale Zapatero perdiendo un tiempo precioso a refutar la nueva insidia, cosa inútil porque, al ser cuestión de futuro, es incomprobable. ¿Que Gonzalez Pons asegura que si el PP gana las municipales Zapatero convocará Elecciones Generales? Ahí vuelve a salir Zapatero afirmando que las generales serán en 2012. Otro futurible. Si mañana llega otro destacado dirigente del PP afirmando de buena tinta que después de las elecciones Zapatero saldrá del armario y se casará con Josu Ternera, con lo cual se aclarará por fin lo de la negociación ETA-Gobierno, que eso se lo sabe muy bien Mayor Oreja, ¿también saldrá Zapatero a desmentirlo? Además, ¿no se dan cuenta de lo absurdo de que sea Zapatero quien responda a todos esas fabulaciones? No porque no deba el Presidente dialogar con segundos (cuenta habida de que el primero del adversario es un primero silente), sino porque esto lo hacen mucho mejor Rubalcaba o Chacón que para eso están ahí.

El Presidente, a la Gran Política, a explicar porqué la política neoliberal del PSOE es mejor que la del PP, que ya tiene tajo, y a pedir a éste explicaciones por la corrupción, por la Gürtel. Ayer mismo el juez Flors decidió no incorporar a la causa contra Camps a los presuntos de la alta tramoya gürtelina. Doctores tiene la ciencia para indagar en las complejidades de los razonamientos judiciales pero algo parece claro: la decisión acelera el proceso de Camps y cabe que se produzca la citación de éste antes del 22 de mayo, aunque su comparecencia sea posterior. Y ese asunto no son palabras menores.

La abstención. En las elecciones hay que votar porque el voto es el instrumento principal de participación ciudadana. Es falso que votando se legitime un sistema que algunos consideran ilegítimo. Hay un voto de protesta, el que precisamente cuestiona la legitimidad del sistema, que es el voto en blanco. La abstención carece de sentido y no tiene valor político como protesta porque se confunde con la abstención de los perezosos o los indiferentes esto es los que, callando, otorgan. El que vota en blanco muestra su disposición a votar pero no tiene a quién porque el sistema no le satisface. Es decir, votar hay que votar: a la derecha, a la izquierda, a unos a otros o en blanco. Los derechos deben ejercerse. En lo que hace a la izquierda la abstención es muy dañina. Hay, parece, muchos votantes del PSOE y también de Izquierda Unida que, defraudados, piensan en la abstención. Si son de izquierda deben votar a la izquierda, al PSOE, a IU, a los verdes de izquierda, Equo, los nacionalistas de izquierda. Se trata de elecciones autonómicas y municipales con circunscripciones muy variables, mayor posibilidad de representación y gobiernos locales de coalición. La abstención no hace visible la fuerza de la izquierda.


Referencia a los dos temazos del día:

1) Strauss-Kahn: Strauss significa avestruz en alemán; también ramo de flores. El asunto es terrible pero no diré nada mientras no hable la Justicia que es igual para una inmigrante de Ghana que para el todopoderoso director del todopoderoso FMI. No me privo de señalar qué ganas le tenían algunos y cuánta animadversión suscita aquel a quien por probable mimetismo con la organización que regentaba, se conoce como DSK. Otros, en cambio, se han lanzado a la yugular de la femme de chambre, sospechosa de denuncia falsa para dar un pelotazo. No hace falta decir que quienes arremeten contra el poderoso DSK son de izquierda y los que van contra la humilde camarera denunciante, de derecha. Cuestión de querencias.

y 2) Democracia Real Ya. Palinuro dedicó la entrada de ayer a este impresionante movimiento con el título de el fetichismo de la mercancía así que nada de repeticiones. Sí cabe añadir un par de consideraciones: es un movimiento espontáneo en Facebook que, sin duda, muchos (personas o partidos) tratarán de dirigir, capitalizar, "orientar", "organizar". Veremos qué sucede. Lo que está claro es que la yesca la han puesto las revueltas árabes y la chispa la ha traído el ¡Indignaos! de Hessel. Ahora hay que ver a dónde llega el incendio. De momento la protesta continúa con acampadas en distintas ciudades de España. Podemos estar al comienzo de algo importante. La gente está sacando el debate político a la calle, haciendo valer sus derechos.

Por eso es de aplaudir que Zapatero tenga la altura de miras necesaria para decir que hay que escuchar a los indignados. Bien. Conviene entonces no empezar mandando cargar a los antidisturbios. Eso ya no es de recibo. Se ha visto precisamente en los países árabes: la primera reacción del poder ante la protesta callejera es recurrir a la violencia lo cual sólo intensifica la revuelta. Aquí hay que escuchar, como dice y es de esperar que haga Zapatero. Se me ocurre alguna fórmula: por ejemplo, podía nombrarse una comisión parlamentaria (diputados y senadores) que se reuniera con los representantes o delegados del movimiento y formara un grupo de trabajo a ver qué se puede hacer con las reivindicaciones de los jóvenes. Porque éste es un movimiento de la juventud, algo que hay que tomarse muy en serio. A su vez el movimiento tendría que dotarse de algún tipo de estructura que le permitiera tener delegados o representantes, cuestión siempre problemática en movimientos espontáneos y asamblearios.

(La imagen es una foto de Luis Jáspez, bajo licencia de GNU_Free_Documentation_License), vía Creative Commons).

dilluns, 16 de maig del 2011

El fetichismo de la mercancía.

Gran gesto el de ayer, con la multitud echándose a la calle en muchas ciudades españolas a protestar por la penosa situación en que nos hallamos. Manifestaciones que no tenían un objetivo específico y concreto ni respondían a un planteamiento interesado de partido, grupo, tendencia o asociación sino solamente a la generalizada sensación de hartazgo que cunde hoy en la sociedad, especialmente entre los jóvenes, el sector más castigado. Los medios hablan de indignación, en la estela de Stéphane Hessel. En todo caso protesta airada contra la precariedad, el desempleo, los abusos del capital, la corrupción y los privilegios de los políticos, el demantelamiento del Estado del bienestar, la explotación, la negación de derechos. Puede ser el comienzo de un movimiento que se constituya en dique frente al avance de la extrema derecha en Europa. Y también puede ser la configuración de otra posición extrema, revolucionaria, que establezca una dialéctica fatal con aquella; una nueva extrema izquierda enfrentada a una nueva extrema derecha en sociedades cada vez más polarizadas.

En las democracias la política se hace en el parlamento. Pero puede haber circunstancias en que se realice una política extraparlamentaria. Si esto sucede es porque el sistema representativo no es eficaz. Efectivamente, una de las protestas más frecuentes del movimiento ¡Democracia real YA! es contra la inoperancia del sistema político, contra los políticos (tercer problema en orden de importancia para los españoles, según el CIS, después del paro y la situación económica, aunque muy por debajo de estos) y contra los partidos. Quien dice partidos dice también sistema electoral, en el punto de mira de todas las críticas.

Especial importancia tiene aquí que se trate de un movimiento organizado en la red, a través de Facebook, como en los países árabes. Facebook y Twitter hacen posibles movilizaciones ciudadanas espontáneas y permiten una práctica deliberativa general, asamblearia, de consecuencias aún por descubrir. Esa crítica que suele hacerse diciendo que lo virtual no puede sustituir a lo real ha quedado refutada una vez más, cuando lo virtual demuestra que es una de las formas de la realidad, aquella que se ha sublevado contra el fetichismo de la mercancía, tan agobiante que no sólo domina el trabajo sino también el ocio y el paro. Y se ha sublevado pacífica y abrumadoramente, de acuerdo con la propuesta de Hessel. Y ahora, ¿qué? ¿Cómo evoluciona esto que acaba de nacer?

Dependerá de cómo se enfoque. Los partidos más a la izquierda pretenderán hacerse con el mando esgrimiendo el argumento de que sus objetivos son los del movimiento, cosa que está por ver. Téngase en cuenta además que esta acción garantiza en un principio su funcionamiento democrático a base de trasparencia completa, lo cual no puede predicarse de los partidos. A su vez, una de las posibles evoluciones es que este movimiento se consolide como partido y se presente a las elecciones de 2012. ¿Por qué no? La eficacia de la acción depende de la presencia en las instituciones, como está demostrando Bildu. La constitución de un partido que sumara las energías de todos los indignados o hartos daría a los abstencionistas una razón para votar.

De todas formas no le hace falta constituirse en partido ya que, si se mantiene en la red tendrá garantizada su continuidad y el impacto de sus reivindicaciones en el juego político institucional. Puede llegar a ser muy eficaz sin necesidad de pagar el tributo de la política parlamentaria, hecha de acuerdos, concesiones y negociaciones.