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diumenge, 16 de novembre del 2014

La Gran Nación



De pedigüeño trató Aznar a Felipe González cuando este negociaba los fondos de cohesión de la UE hace años. Hoy, y en las antípodas, Rajoy le sablea un saludo forzado a Obama en el G-20. No está mal. El país ha pasado de ser "pedigüeño" a ser "sablista". Es el imparable ascenso de la Marca España. La imagen que publica el periódico es demoledora para el autoaprecio nacional. Obsérvense los dos o tres primeros minutos del vídeo. El gesto obsequioso del español, la displicencia del inglés, la sorpresa contenida del gringo. Relaciones internacionales en estado puro.

Y nacionales. La reunión australiana del G-20 ha venido a Rajoy de perilla para poner tierra y océanos por medio del problema que tiene en casa y no sabe resolver. Pero su condición moral e intelectual lo delata. El hombre que trata a los soberanistas catalanes (cuando menos, 2,2 millones) hostil y despreciativamente; el que manda a la gente al paro o a la emigración; el que rebaja todas las prestaciones sociales de todo tipo, recorta la sanidad, la educación, las pensiones, abandona a los dependientes y maltrata a los inmigrantes; el que es duro y despiadado con los débiles, es un tiralevitas con los poderosos.

(La imagen es una captura del vídeo de Público.es)

dissabte, 22 de febrer del 2014

Desarme simulado en diferido.

Las innovaciones cospedalianas sobre relaciones laborales se aplican también al campo de la política al más alto nivel que el Estado considera "política antiterrorista" y los terroristas, relaciones internacionales. Pero aun en ese orden excelso, de lo que trata siempre es de alguna marrullería. ETA ha escenificado en vídeo la entrega de un fusil, una pistola, dos revólveres y 16,5 kilos de explosivos. O sea el armamento de unas prácticas de seminario en algún zulo de entrenamiento. Una broma del estilo de un finiquito de Cospedal. Además ha sellado ante los mediadores internacionales un zulo, gesto cuyo valor solo será posible aquilatar cuando se sepa cuántos más están en funcionamiento.

Claro, nadie se lo ha tomado a bien. Solo los suyos del ámbito político, Bildu, advierten de que comienza el fin irreversible, pero es el gobierno con su intransigencia e inflexibilidad quien retrasa el proceso. Es una argumentación del viejo estilo, ya sin impacto. Los burgueses del PNV piden el desarme completo y tildan de "pequeño paso" el gesto. Los demás partidos exigen la disolución de la banda/organización y miembros del del gobierno hablan de "tomadura de pelo". El más estridente, como acostumbra a pesar de aspecto manso, el ministro del Interior, que rechaza la teatralización de la entrega, con ese tradicional desprecio de los cristianos viejos por el teatro.

Los mediadores internacionales parecen estar moscas, sospechando que puedan utilizarlos, y pretenden retirarse sin certificar más nada en tanto los gobiernos español y francés no se impliquen directamente. Igualmente les recomiendan que no detengan gente entre tanto, o sea, que hagan la vista gorda, lo cual es poco verosímil cuenta habida de que esos mismos gobiernos, sobre todo el español, justifican su política de negociación precisamente aplicando la ley a rajatabla.

Cierto, el desarme de ETA está siendo demasiado lento, lo cual no es muy inteligente. Su única razón para demorarlo y disolverse es mantener la amenaza de un retorno a la lucha armada. Después de dos años y medio sin atentados, ese amago carece de fuerza, es un cartucho sin pólvora. Además, los acontecimientos han demostrado sin lugar a dudas que la vía catalana, la independencia por medios políticos y pacíficos, es mucho más eficaz que los bombazos.

Quizá esta lentitud sea una táctica para dar peso a las declamaciones de Bildu culpabilizando al Estado y exigiéndole medidas favorables al proceso, como el acercamiento de presos y otras. Pero es una letanía vacua. Una vez iniciado el desarme, las reclamaciones ya no pueden respaldarse en la eventualidad de un retorno a la ilegalidad, sino en el funcionamiento de los mecanismos políticos representativos ordinarios.

Entonces, ¿por qué ese minimalismo cospedaliano, esa lentitud que únicamente fortalece a los sectores no interesados en la pacificación del País Vasco?

Solo caben conjeturas. La más obvia, la que habla de duros y blandos en la organización. Como cuando ETA se dividía en asambleas; unas enterraban el hacha de guerra y otras, no. Es normal. Pero después de más de dos años de inactividad (y gran actividad del frente independentista político que ha cosechado notables éxitos) hasta los más intransigentes deberían haber recapacitado. Aunque quizá eso sea pedir demasiado de unas gentes muy fanáticas y muy difíciles de reciclar en la vida civil. No debe de ser sencillo conseguir que quien ha vivido como un pistolero a gastos pagados acepte un puesto de conserje en una oficina.

O quizá se trate de una táctica de presión de ETA sobre el frente político. Ojo, que el comisario sigue activo y por eso aparecen los encapuchados, para desesperación del ministerio del Interior, en donde quisieran ficharlos. Aquí estamos para impedir que haya desviaciones de la hoja de ruta. Pero eso es absurdo porque redundaría en la deslegitimación de la opción política que, al aparecer como teledirigida, perdería apoyo en las elecciones, el único terreno en que pueden dirimirse las cuestiones civilmente.

Las dilaciones, los retrasos, la parafernalia internacional, con el vídeo para la BBC y los mediadores internacionales, solo revelan la desconfianza y el apego a un propósito de internacionalización del conflicto que ya ha fracasado. No le ha salido a Artur Mas, a pesar de que tiene más simpatías exteriores y mejor prensa, mucho menos le saldrá a los restos de una organización armada que lleva dos años y medio sin pegar un tiro y cuyos explosivos deben de estar ya pasados de fecha de caducidad.

Nota bene: no sé qué tal será Renzi en relación con Letta. Parece un hombre ágil y el otro un poco lento. Pero Renzi ha compuesto un gobierno paritario y ya solo por eso merece aplauso. Un aplauso crítico. ¿Por qué paritario? ¿Por qué andar calculando porcentajes para no incurrir en patriarcalismo? Porque nadie se ha atrevido aún a componer un gobierno con más mujeres que hombres. El día en que eso suceda y sea normal, podrá volver a haber gobiernos con más varones que mujeres y viceversa sin que nadie proteste. Pero parece que todavía queda algo.

dimecres, 12 de febrer del 2014

Las tres eses negras.

La desafección, la hostilidad de la ciudadanía hacia los políticos se extiende, según los expertos, a la política en su conjunto. Y también a la misma democracia, avisan los más agoreros entre ellos. Es el caldo de cultivo en el que engordan las tendencias extremistas, sobre todo de derechas, los populismos, la xenofobia, el fascismo siempre latente en Europa. La causa de esta actitud suele ir a buscarse a la mezcla de corrupción e incompetencia que caracteriza a los gobernantes. "Son todos iguales". "Van a lo suyo". "Dan la espalda a la sociedad". "Son incapaces de resolver los problemas." "Pero aprovechan para enriquecerse." Son expresiones habituales, generalizadas. Solo con esto, el asunto es ya muy grave.

Pero hay más, mucho más. No se trata solo del rechazo que provocan las actitudes de los gobernantes respecto a los asuntos prácticos y cotidianos de la vida: las corruptelas, las arbitrariedades, las insensateces, la incompetencia en la gestión. La irritación ciudadana viene movida por escándalos de mayor calado, que afectan a cuestiones de principios, de valores, de convicciones que se predican y se desprecian en el mismo acto. De estas cuestiones se habla, sí, pero en tono menor, como si diera miedo tratarlas abiertamente. Y, sin embargo, son las verdaderamente graves, las que deslegitiman el sistema político e incluso el orden de convivencia. Son las tres eses negras de esta crisis.

Silencio.

Se dice que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. La sabiduría manda callar. ¿Siempre? A lo mejor es prudente moderar esa afición a los principios con unas gotas de desprestigiada casuística. Callar puede no ser siempre lo mejor. La insólita declaración de la Infanta es un monumento al silencio. Siendo toda palabra potencialmente incriminatoria, de sus labios solo salió una monodia de no sé-no recuerdo-no me consta-no-no-no. Es dudoso que ese inverosímil y cerrado silencio vaya a ir en su beneficio. Al contrario, hace su posición más insostenible. ¿Por qué, pues, lo mantuvo? No mejora su circunstancia personal  y empeora la de su marido. Lo verdaderamente grave es que apunta a su padre. El silencio de la Infanta -ya lo han señalado muy reputados analistas- sirve de cortafuegos al Rey, pretende protegerlo. Lo que el silencio quiere callar es el grado de conocimiento del monarca de unos presuntos delitos cometidos durante años por sus más directos y cercanos parientes. Un grado de conocimiento que necesariamente tiene que haber sido elevado. Los cortafuegos sirven si paran los incendios pero, a veces, cuando hay viento, estos los saltan y prenden en el otro lado del monte. Ahora es la fortuna del Rey la que aparece en el punto de mira de las peticiones de información de la ciudadanía. La Casa Real ha querido adelantarse tomando algunas tímidas medidas de transparencia que resultan insuficientes. El Monarca debe hacer lo que los ingleses llaman una full disclosure una full monty de su fortuna personal, de su origen y ubicación. Algo sobre lo que había caído un manto de espeso silencio acordado por los medios, los grandes partidos dinástico y los sectores poderosos de la sociedad, la banca, la Iglesia, la patronal. Silencio sobre la honorabilidad de la más alta magistratura del Reino. Primera ese negra.


Secreto.
Una de las garantías de la libertad de voto es el secreto. No hay elección popular legítima si el secreto no está garantizado. Excepto, curiosamente, en el Parlamento. El debate sobre si el voto de los diputados debe ser público o no es larguísimo y está lleno de matices. No seremos nosotros quienes lo resolvamos. Pero sí advertimos que suele pasar por alto la disciplina de voto, porque es algo molesto. La evidencia de que, en el noventa y nueve por ciento de los casos, los diputados no votan en conciencia sino según las directrices partidistas, destruye la teoría de la democracia representativa, según la cual los parlamentarios representan a toda la nación. Los partidos se saben tan alguaciles de la situación que tienen establecidas penas pecuniarias (¡ahí les duele!) para los diputados díscolos. La disciplina de voto es una causa del desprestigio de la institución parlamentaria entre la ciudadanía. Cosa que se agrava cuando, como ayer, se impone una votación secreta porque se trata de dirimir un asunto en el que las convicciones profundas están en juego. ¿Resultado? Sus señorías, pudiendo votar según su conciencia y no según su conveniencia, descubren que su conveniencia es su sola conciencia. Todos. Como un solo hombre. Lo expresó con característico desparpajo la diputada Villalobos: no iba a traicionar a su partido pues lo que a ella le gusta es dar la cara. Y, para dar la cara, la oculta. Con ese voto secreto, voto en libertad, voto en conciencia, sus señorías han demostrado ser los esclavos felices. Teniendo en cuenta que el ochenta por ciento de la ciudadanía y hasta el sesenta por ciento de los votantes de la derecha rechazan la ley contra las mujeres a cuyo favor han votado libremente y en conciencia sus representantes, ¿cómo quieren que los representados los respeten? Secreto. Segunda ese negra.

Sumisión.
El gobierno se ha cargado de un plumazo, por el procedimiento de urgencia, valiéndose de su guardia pretoriana parlamentaria -con la simbólica ayuda de sus píos socios de Unió Democràtica de Catalunya- el principio de la jurisdicción universal, la justicia penal internacional que los tribunales españoles, adelantados en esto, venían practicando. Otra vez una cuestión de principios. Y uno muy tocado porque, si ya la fe en el de la justicia nacional es casi inexistente a la vista de los sonados casos como la Gürtel, Bárcenas y, sobre todo, la Infanta, la que se depositaba en la jurisdicción universal ha recibido un golpe de muerte. Los jueces españoles tenían de los nervios a una decena de tiranos distribuidos por medio mundo. Pero la cuestión se plantea -y a toda pastilla, literalmente perdiendo el trasero- cuando afecta a los poderosos. Ya los Estados Unidos respondieron hace unos años con una típica chulería del Far West ante la petición española de que compareciera ante la justicia el oficial gringo que dio la orden de disparar contra el cámara español Couso en la guerra del Irak. "Helará en el infierno", dijo un mandamás estadounidense, "antes de que un militar nortamericano comparezca ante un juez español." Y colorín, colorado.

Pero la Justicia no sabe de infiernos ni amenazas. Solo sabe de principios, así que sigue pidiendo la comparecencia de los militares y, acelerándose, también la detención de unos ex-gobernantes chinos, a cuenta del presunto genocidio del Tibet. Los chinos, en lugar de responder a lo gringo, muy irritados, amenazan en serio y recuerdan que tienen el veinte por ciento de la deuda española. Así que el gobierno, en efecto, ha dado un bote y ha rendido completa pleitesía a los barandas del momento. Este mismo gobierno se niega a extraditar a presuntos torturadores de la dictadura para su procesamiento en la Argentina. Menos mal que los chinos parecen darse por contentos con que España se olvide para siempre de la jurisdicción penal universal y no pide que le extraditen a los juececillos que han osado acusar a sus geniales timoneles. Porque, dados el terror y la sumisión de nuestro gobierno, no sé lo que haría. Sumisión, tercera ese negra de este sistema que hace aguas.

dijous, 16 de gener del 2014

La confesión. Un bochorno histórico.

El País se ha convertido en el vocero de La Moncloa. Su editorial de ayer, celebrando Un éxito de Rajoy, habrá hecho palidecer de envidia a más de uno en la prensa adicta. Obama da el espaldarazo a la recuperación española y al liderazgo de Rajoy; la salida de la crisis es un hecho. Reina un prudente optimismo. Ni mención al torrente de disparates, meteduras de pata y momentos ridículos que protagonizó nuestro representante. Y todo eso so capa de periodismo serio, objetivo, equilibrado.

La visita de Estado de una hora de Rajoy a Obama ha escenificado la verdadera naturaleza de las relaciones entre España y los Estados Unidos, la respectiva consideración en que se tienen el uno al otro. No lo ha hecho a ojos del mundo, ni siquiera de los mismos Estados Unidos, porque no fue noticia en ningún medio y nadie estaba mirado. Fue mucho más noticia en los medios internacionales el estallido del Gamonal y su proliferación a cuarenta ciudades más en España, asunto de muchísimo mayor interés que los balbuceos de Rajoy en presencia del emperador. Ni siquiera tuvo el eco que buscaba en el interior: los catalanes, a lo suyo; los vascos, a lo suyo; la izquierda, moviéndose; la gente, en la calle; hasta sus propias huestes se agitan. Se va dos días al extranjero y le montan un partido más a la derecha que se presenta hoy.

Una hora para escenificar una relación de absoluta sumisión española, en condiciones francamente ridículas. A los dos años de llegado a La Moncloa, el presidente sigue sin ser capaz de pronunciar dos frases en inglés, una por año cuando menos. ¿Y qué decir del esperpento de los regalos? Fue Rajoy con las manos llenas poco menos que de incunables, verdaderos tesoros, y recibió a cambio una caja de conguitos o algo así, firmada por Obama. Es lo de los abalorios y el oro de las Indias, pero al revés. Lógico. Para Rajoy era el pináculo de su carrera, el espaldarazo imperial, la consagración de su liderazgo; para Obama era una visita rutinaria, sin interés, obligada probablemente por cortesía diplomática, lo que le producía una obvia desidia que no se molestó en ocultar a lo largo de la entrevista. En la foto, que recuerda mucho una confesion católica (a Rajoy solo le falta arrodillarse), Obama simular cavilar sobre lo que el otro está diciéndole, aunque sin entender nada, mientras mira disimuladamente el reloj. Eso si no estaba dormitando esperando que el traductor vertiese a inglés la perorata de su huesped.

(Por cierto, al analizar hace unos días esta visita de Rajoy (La Foto) me equivoqué al suponer que, siendo demócrata, la Casa Blanca no situaría a España entre México y Panamá. Falso. El vicesecretario de Estado (el secretario de Estado estaba de viaje) confundió España con México y lo "arregló" mencionándolos juntos.)

Huesped fugaz. Una hora raspada. Sin invitación a almorzar, como sí hizo con Rodríguez Zapatero; ni un aperitivo. Una hora y a casa. Cruce usted el charco a miles de kilómetros con un formidable séquito de políticos, altos cargos, empresarios, etc para un hora. Y ni siquiera hablaron de Eurovegas. La oposición puede preguntar cuánto ha costado este viaje de oropel y ridículo. Pregunte también si se ha hecho algún desembolso adicional. No sería extraño si se recuerda que Aznar gastó dos millones de euros de dineros públicos para contratar un lobby que le consiguiera una medalla del Congreso de los Estados Unidos. ¿Por qué no va a haber habido aquí algún intermediario interesado? En román paladino, ¿nos ha costado mucho la foto de Obama con este embustero compulsivo, obsequioso con los de arriba y despótico con los de abajo?

El asunto es tan irrisorio y nos deja en tan mal lugar que no es responsable no plantearlo, analizarlo y sacar las conclusiones obvias respecto al liderazgo de Rajoy. El único capaz de hacerlo fue Wyoming quien ayer dedicó medio programa a reírse de las gansadas del presidente y poner en solfa el desgraciado guiño nervioso del ojo izquierdo, al que ya llaman el polígrafo de Rajoy.

Decir que este viaje ha sido un Éxito de Rajoy es confundir un editorial con un panegírico.

La realidad de España no está en las trolas de Rajoy, aunque las propale El País que, por cierto, va camino del desastre. La realidad está en el Gamonal y en las calles de decenas de ciudades españolas.

dilluns, 13 de gener del 2014

La foto.


Dos años tardó el emperador en  recibir el líder de la "gran nación" al norte de Gibraltar. España es un aliado fiel, sumiso. Con los de casa, ya se sabe, hay confianza. Y ¿qué va a contar Rajoy en Washington? Que estamos saliendo de la crisis; la luz al final del túnel ya nos deslumbra; es el momento de invertir en el país; salarios "moderados", beneficios seguros.

¿Qué información tiene Obama sobre España y la persolidad de su interlocutor? El tópico de que los presidentes de los EEUU sitúan a España en algún impreciso lugar entre México y Panamá no es cierto o solo lo es de los republicanos. Lo normal es que el Presidente tenga una información estupenda, de primera mano, al día, bien ponderada y relevante. Es decir, sabrá que recibe al presidente del gobierno de un país con la mayor tasa de paro de Europa, si no del mundo; con unos signos de corrupción que afectan directamente al gobierno, su presidente y su partido; con unos datos macroeconómicos que no avalan los discursos de su huesped; con una Monarquía no de derecho divino sino de derecho penal; con una sociedad en abierta insurrección a cuenta de una ley del aborto totalitaria; con dos de sus comunidades autónomas en franco proceso hacia la independencia; y con una capacidad de defensa (en definitiva, el dato que cuenta en el Imperio) similar a la de Sylvania en Sopa de ganso, de los hermanos Marx.

Frente a ello, la información que lleve Rajoy sobre los Estados Unidos será, sin duda, aproximativa. Pero no importa. Él no va a preguntar sino a ser preguntado, responder y colocar el relato habitual de sus muchos logros y éxitos que aquí no le cree nadie, como se demuestra en los sondeos. Pero ¿qué puede preguntar el emperador que no roce algún punto sensible de Rajoy? Puede interesarse por el tiempo en España, por la liga de fútbol, por el Museo del Prado y por la sangría. Da lo mismo. Lo que Rajoy quiere es la foto.

(Tengo entendido que la secretaría de Estado contactó con nuestro ministerio de Exteriores con la oferta de ahorrarnos todos dinero en viajes y zarandajas, substituyéndolo por una foto firmada de Obama. Incluso ofreció hacer un fotomontaje como el de Palinuro, pero con photoshop, que no se nota nada. Pero los españoles lo rechazaron, indignados. Hay que tener cuidado con estos españoles; se mosquean rápidamente).

Lo lógico será que, bien informado como está, Obama se interese educadamente por cuestiones españolas:

Obama. Mr. Rajoy, ¿cómo va ese asunto del referéndum de Cataluña?
Rajoy. Mr. Obama, Spain es a great nation.
Obama. Por supuesto. No lo olvido. ¿Y el proceso de paz en el País Vasco?
Rajoy. Mr. President, la segunda ya tal.
Obama. Really? How interesting! Y dígame, ¿qué tal va mi viejo amigo Juan Carlos?
Rajoy. Al pie del cañón, cumpliendo con su deber, como siempre. Y le manda saludos.
Obama. Oiga, Mr. R., entre nosotros, tiene unos líos con la familia, ¿no?
Rajoy. Mr. President, todo falso, salvo alguna cosa...
Obama. Yes, I know. ¡La maledicencia de la gente! Usted mismo, Mr. R, es objeto de habladurías.
Rajoy. De eso ya he dicho todo cuanto tenía que decir.
Obama. Es verdad. Los políticos nos perdemos por la boca, ¿verdad?
Rajoy. Yes. Hablamos demasiado. Yo, no paro. End of quote.
Obama. Y con juicio torero han dictado ustedes una Ley Mordaza. To shut up a los gobernantes.
Rajoy. No exactamente. Para callar a los gobernados.
Obama. Protestan por todo, right? Ahora no les gusta su ley del aborto.
Rajoy. Bueno; a la mayoría silenciosa, sí.
Obama. ¿Y cómo lo sabe, Mr. Rajoy?
Rajoy. Porque gobierno como Dios manda.

Seguramente será un mal trago para Rajoy, pero no le importará gran cosa. Él va por la foto. Lo demás es irrelevante. Obama ocupa aquí el lugar del elefante abatido por el Rey o el hipopótamo cazado por Blesa. Son trofeos de caza. Recibido por el emperador, Rajoy sienta plaza de estadista. Y, aunque no haya puesto los pies sobre la mesa de su anfitrión, volverá diciendo que ha dado un par de consejos a Obama sobre cómo salir de la crisis. Recuérdese: "A mí nadie me ha presionado; soy yo quien ha presionado a los demás".

Y así todo.

(La imagen es un fotomontaje a partir de una foto de Steve Juvertson, con licencia Creative Commons).

dijous, 31 d’octubre del 2013

El espía universal.


El general Keith Alexander, jefe de la Agencia Nacional de Seguridad de los EEUU, es lector de Palinuro. Ayer, en comparecencia ante la Cámara de Representantes dio por buena la afirmación palinuresca de que aquí todo el mundo espía, especialmente quienes más han protestado por el fisgoneo gringo, los franceses y también los españoles. Alexander explica que se trata de espionaje necesario para la defensa pero que se practica en el seno de la OTAN y todos tienen algo que rascar. España y Francia colaboraron con la NSA y le remitieron millones de datos en "zonas de guerra" y otros lugares del planeta. A la vista de la reacción de Rajoy de hacer que comparezca el director de la inteligencia española muy probablemente haya sucedido con él como con Obama: que no se enteró de la frenética actividad de espionaje en torno suyo.

Se non è vero, è ben trovato. Es una buena solución: todos a una, Fuenteovejuna. Si Francia y España no aceptan este recurso para salvar la cara, tendrán que admitir que los EEUU han estado espiándolas y no pueden hacer nada. Ahora andan los políticos españoles debatiendo si cabe firmar un tratado con nuestros aliados puesto que, como dice De Guindos, "se ha roto la confianza". La confianza, es posible, si alguna vez la hubo; lo que no se romperá serán los tratados. Europa depende de los EEUU, especialmente España. Una dependencia casi total. Hasta los alemanes, que se enfurecieron al enterarse de que los gringos los espiaban, han puesto sordina a su enfado y se niegan a blindar los datos de sus ciudadanos frente al espionaje. Probablemente con razón porque ese blindaje quizá sea imposible.

Aquí espía todo el mundo a todo el mundo, según su capacidad tecnológica de acopiar datos. El ciberespacio está lleno de vulnerabilidades. Un jovenzuelo falangista ha conseguido tumbar la web de Infolibre y si eso lo hace un informático autodidacta con dos computadoras portátiles en su casa, ¿qué no conseguirá la potente máquina de la NSA? Cómo será que cuenta con la colaboración voluntaria de gigantes como Yahoo, Google, Facebook, etc a través del programa PRISM, una refinada versión del "Gran Hermano". Y no acaba ahí la cosa. No fiándose de las grandes plataformas, la NSA se introdujo en sus servidores para hacerse con millones de datos de los usuarios. Es decir, espía a los espías.

Este asunto del espionaje pone el patio europeo ante el espejo de sus propias miserias: se indigna de que lo espíen, pero colabora directamente en el hurto y reparto de la información. Entre sí los paises se vigilan mutuamente y, en el caso de España, hay familiaridad con la práctica. Las aventuras de Alicia Sánchez Camacho con esa agencia de detectives, Método 3, que recuerdan algo las de Philip Marlowe, son la última manifestación de una tendencia que había apuntado con la famosa gestapillo madrileña. Espionaje en escala cutre, pero espionaje.



Leo que Guerra pide crear la marca blanca del PSOE en Cataluña y romper con el PSC. Suena a puñetazo sobre la mesa. Quienes no se preocuparon mucho por la S de socialista en las siglas, ni por la O de obrero, saltan muy preocupados por la E de España. El PSOE quiere ser un partido nacional y por eso mismo, dar la batalla al nacionalismo en su propio campo. Pero la exclusión, la expulsión, la escisión no es nunca una buena idea y no está en la tradición del socialismo democrático. Además, los socialistas catalanes no quieren romper, a pesar de su defensa del dret a decidir porque se consideran un partido español. Un partido español que defiende el derecho de autodeterminación. Me temo que es un discurso demasiado complejo para unas actitudes cada vez más maniqueas en la derecha y también en la izquierda. La Patria está en peligro; no ha lugar a medias tintas; o con nosotros o contra nosotros. 

El PSOE debe dos relatos a la ciudadanía: el relato sobre la crisis y el relato sobre España. De momento no los tiene. Pero ambos son esenciales para calibrar las posibilidades electorales de la izquierda en un momento especialmente difícil.

(La imagen es una foto de Terry Robinson, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 27 d’octubre del 2013

Una de espías.


Obama tiene hoy una valoración en la opinión pública mundial inferior a la de Rajoy y Rubalcaba en España. Ya en su primer mandato la esperanza negra del progresismo dio pruebas de su escasa talla y nos defraudó a todos. El comité noruego, seducido por el color de su piel, le otorgó el Nóbel de la Paz de 2009 y, para celebrarlo, el presidente ordenó que asesinaran al leader de Al-Qaeda y se metió en los habituales conflictos bélicos, en los cuales, además, se está ahora ensayando esa nueva modalidad de matar gente a distancia por medio de drones. Sobre todo, dejó intacta la vergüenza del campo de secuestro internacional de Guantánamo, en donde se pisotean desde hace años todos los derechos humanos.

No le queda ni un ápice de prestigio. Sobre todo cuando sale defendiendo el derecho de los EEUU a meter sus narices en las intimidades de sus "aliados" quienes, por supuesto, están indignados, como si fueran perroflautas que, en cierto modo, lo son. Su razonamiento se le antoja impecable: los imperios se mantienen precaviéndose frente a los ataques y, para eso, hay que espiar todo lo que se mueve y lo que no se mueve. Es un pretexto para ocultar que, muy probablemente, el buen hombre se ha enterado del espionaje por los periódicos o por Twitter, pues es un mandatario moderno. Los centros de espionaje son maquinarias que tienden a independizarse de todos los controles, a independizarse porque, piensan, si rinden cuenta de sus operaciones secretas a las autoridades legales, repletas de bocazas, dejan de ser secretas en cosa de minutos. Obama no sabía nada, es lo más seguro. Y no solamente eso sino que ahora, probablemente, está preguntándose si el CSN no lo habrá espiado a él también.

En cualquier tienda de artilugios de tecnologías de la información y la comunicación se pueden comprar aparatos y sistemas capaces de registrar lo que se dice, interferir, escuchar, desviar cualesquiera conversaciones o intercambios en cualquier lugar del planeta o de robar, copiar o substituir archivos informáticos de la más remota y mejor guardada base de datos. Hoy, lo difícil es no espiar. Los espías no tienen horario. Trabajan las 24 horas del día. ¿Por qué no van a espiar también al presidente que les ordena espiar a los aliados de la patria? Los espías tienden a escindirse y no son extraños los agentes dobles y hasta triples.

La doblez es tan consubstancial al espionaje como el pecado a la humana naturaleza. Mucha doblez hay en ese arrebato de las dos potencias europeas con ínfulas de líderes en el corral europeo: Alemania y Francia. Inglaterra, por eso de la special relationship o no sufre el espionaje del gringo o lo sufre y se lo calla como cosas de familia. Y así parece que los cinco english speaking peoples, EEUU, RU, Canadá, Australia y Neuva Zelandia, han pactado no espiarse. Ignoro si alguno de ellos respeta el pacto, aunque me malicio que no. En cuanto a España, su condición de chica de los recados no le permite hacerse ver protestando. Y así, Rajoy, en una muestra más de su portentosa inteligencia, empezó diciendo que no le consta el espionaje de los EEUU. Por supuesto, hombre. ¡Menudo espionaje si le constara a Mariano Rajoy! Como para jubilar a todos los espías gringos y con una pensión calculada por el propio Rajoy. Finalmente no ha quedado más remedio al gobierno que convocar al embajador estadounidense. Pero será para jugar al poker.

Y esos que protestan a voz en grito, Alemania, Francia, Brasil (sobre todos los primeros), a su vez, ¿no se espían entre sí y todos a los EEUU? La protesta ofendida ("eso no se le hace a los amigos") oculta una doblez. Los mandatarios tampoco se enteran, cosa poco creíble, al menos en el caso de la señora Merkel, quien vivió la experiencia de la República Democrática Alemana en donde espiarse unos a otros era tan frecuente como hacer la compra; o bien son todos una manga de troleros.

El mundo, el mercado mundial, es un bullir de todo tipo de espionajes, a su vez interrelacionados: espionaje industrial, comercial, científico, militar, tecnológico. Hay fortunas enteras en las carreras por las patentes, en el conocimiento de la estrategia de lanzamiento del competidor, millones en una estrategia para desprestigiar a quien no se puede batir.

El espionaje reina asimismo en los mercados interiores. Y no solo entre las empresas sino entre órganos o agencias de la administración pública. No son infrecuentes los casos de torpedeo de actividades entre fuerzas de seguridad distintas (como policía federal/estatal o policía naciona/autonómica/guardia civil), casos en que suele recurrirse a la ayuda de confidentes, otro subgénero del espionaje de rica trayectoria.  Y de los partidos políticos no hace falta hablar. En el PP se pasan media vida fisgando los unos en las vidas y conversas de los otros. ¡Hasta Alicia Sánchez Camacho anda entre micrófonos.

A veces un espía o funcionario al servicio de los espías, sale a la luz, revela secretos de su conocimiento y pone el servicio secreto de su país patas arriba. Parece ser lo que ha hecho Edward Snowden al revelar el programa PRISM por el que los EEUU han estado espiando a Dios Padre en sus charlas con San Pedro. Snowden es hoy, o está a punto de serlo, reo de alta traición en su país. No debe de ser agradable que la maquinaria más poderosa de matar que hay sobre la tierra esté detrás de ti. Tiene mucho valor ese Snowden. Los dirigentes europeos tan indignados con la doblez gringa, podían tener un gesto y ofrecer todos a Snowden asilo político. Probablemente no lo harán porque su indignación termina en donde empieza su miedo ante el gran amigo y aliado.

(La imagen es una foto de Richard Davie, bajo licencia Creative Commons y es una viñeta de la serie Spy vs. Spy que publicó Antonio Prohias en la revista Mad desde 1961).

divendres, 27 de setembre del 2013

Sin límite.


Estaba clarísimo. La entrevista de Bloomberg era para consumo interno español con un evidente fallo en la pretendida difusión del mensaje al contratar con Bloomberg, que solo emite en inglés. La entrevistadora pregunta en su lengua, se escucha el inicio de la respuesta de Rajoy en español y, de inmediato, se suporpone un doblaje al inglés que ya no deja oír el recio castellano del presidente. Algo normal en los empeños exteriores de estos gobernantes absolutamente ineptos. Lo mismo hicieron en Buenos Aires: pagaron millonadas de nuestro dinero a no sé cuántos asesores, preparadores y conseguidores extranjeros para perder su objetivo y, además, hacer un ridículo universal, global. Porque es posible que no todo el mundo entienda el español de Botella, pero su inglés lo comprenden hasta los sordos; quizá los que más.

Si la entrevista ha conseguido su finalidad de difundirse en España a través de la prensa libre se debe al increíble intento de La Moncloa de que Bloomberg censure las preguntas y respuestas sobre Bárcenas. Es la regla primera de la publicidad: nada difunde algo tanto como la pretensión del poder de censurarlo, acallarlo o silenciarlo sin poder real de conseguirlo. El intento es comprensible porque las respuestas (y las preguntas, por cierto) se las traen. Comprensible pero inaceptable y estúpido. Sobre todo estúpido porque, siendo claro que es la única parte de la entrevista con interés, tarde o temprano, se abriría camino. Justamente lo que la intervención trataba de impedir y lo ha acelerado.

Las respuestas, en efecto, se las traen. Primero por existir. Rajoy da en el extranjero las explicaciones que niega en España. Otra cosa es qué explicaciones. Eso es lo segundo: dice desconocer si se han destruido en el PP pruebas sobre Bárcenas. Es decir, no sabe si lo que se ha destruido es o no prueba sobre Bárcenas, pero está claro que se han destruido cosas. Discos duros, registros de entradas, contabilidades. No son declaraciones de un presidente del gobierno, sino de alguien que no quiere que lo impliquen en algo, pues es el presidente del partido en donde se destruyen cosas. ¿O pretende decir que ignora si en su partido se destruyen cosas?

Resonancia completa. Crece la indignación porque Rajoy se permita mentir en el extranjero lo que ya no se digna mentir en casa. La guardia pretoriana del Congreso debiera soliviantarse. Tanto esfuerzo para impedir las preguntas, interpelaciones, mociones de la oposición exigiendo explicaciones al presidente y este va y las suelta en Nueva York y del modo menos avisado, confirmando todas las sospechas que levanta en su país. Claro que aquí cuenta con notables apoyos en las instituciones del Estado. La fiscalía en el proceso de Bárcenas se opone a citar a Rajoy a declarar como testigo argumentando, entre otras lindezas, que la intención de la parte que exige la comparecencia es mediática y política y no puramente procesal. Algo insólito. Lo de menos es la intención de quien solicita una prueba; lo que debe verse es si la solicitud es razonable o no y aquí la fiscalía, sin argumentos, dice que la declaración de Cospedal hace innecesaria la de Rajoy. Es justamente todo lo contrario. La hace imprescindible pues dicha declaración significó a Rajoy como quien tomó la decisión del peculiar despido de Bárcenas. El debe explicarlo. Y en sede judicial.

En lugar de eso, el hombre se presenta en la Asamblea General de la ONU y con el fin, al parecer, de conseguir un puesto para España en el Consejo de Seguridad, alardea de las aportaciones de nuestro país a la obra de las Naciones Unidas, reivindicando la Alianza de las Civilizaciones y la ONU Mujeres de Zapatero, sobre las que se pasó años haciendo chirigotas, sin que ahora tenga reparos en decir lo contrario porque el menda carece de toda dignidad. Vamos, que le ha plagiado el discurso al bobo solemne. ¿Cómo llamará él a quien plagia un discurso de un bobo solemne?

Estas cosas preocupan al común de los mortales, a quienes importa la diferencia entre la verdad y la mentira. Pero no a él, que está por encima del bien y del mal, gracias a su pertenencia a una buena estirpe. Este término, como el de casta, son sinónimos vergonzantes de nobleza y eran los que Rajoy empleaba en 1983 en un artículo para defender la desigualdad entre los seres humanos como algo científicamente demostrado. La cuestión es clara: como es algo científicamente demostrado y él es de buena estirpe, le corresponde gobernar con la misma naturalidad con que la langosta devora las cosechas.

Las acusaciones de corrupción, de sobresueldos, de financiación ilegal, etc, el envilecimiento de la vida pública y el bloqueo de las instituciones no requieren explicación alguna de la presidencia del gobierno. Del gobierno de España.

Resumiendo esta entrada: la democracia española más parece una dictadura por el hecho de que el gobernante es irresponsable política y penalmente. O a tal situación conduce un bloqueo de las instituciones al servicio de esa inmunidad del presidente del gobierno. Del gobierno de España. Esa gran nación gobernada por un truhán.

dijous, 26 de setembre del 2013

Dorian Rajoy Bray.


Como en la obra de Oscar Wilde, hay dos Marianos Rajoys, el atildado dandy con pinta de rico propietario mexicano e hidalgo español que recorre los platós mundiales representando una Marca España en remontada, como corresponde a una gran nación y su otro yo, la imagen contrahecha, perversa, repulsiva del malvado que consume su vida en las zonas más siniestras del barrio chino y el Soho de la Gürtel y el caso Bárcenas. El uno gusta andar por las regiones elíseas del extranjero; el otro no consigue salir de las zahúrdas de Plutón de esta rugosa tierra de pícaros y granujas..

El primero, el hombre de mundo, se ocupa de las cosas elevadas: la deuda, la prima de riesgo, el déficit, la recuperación crédito, la disposición a seguir sableando a la población si es preciso. Se vale para ello de la prosa elegante del autor de La importancia de llamarse Ernesto y su sentido de la paradoja y la contradicción. No se dirá que no es wildeano asegurar que el plan para empobrecer, mermar y eliminar en diferido las pensiones instaura la sostenibilidad de estas. Dorian Gray en su mejor momento, asombrando al mundo con su aplomo de estadista en una entrevista en exclusiva mundial en perfecto español en Bloomberg TV.

El segundo, la imagen mefítica, adaptado a un mundo de villanías y crímenes en el que solo se sobrevive echando a los demás a los leones, se ocupa de su supervivencia ante una oposición cada vez más tumultuosa en su exigencia de que comparezca en el Parlamento a dar cuenta de las que considera mentiras del presidente. Por sí mismo, como la efigie de Dorian Gray, está oculto, cubierto con un tupido plasma y no se deja ver a la luz del día porque helaría la sangre en las venas a los espectadores. Cobros de sobresueldos, cajas B, financiación ilegal, fondos ilícitos, malversación, prácticamente no hay inmoralidad o ilícito de los que no se acuse al PP cuya cabeza visible -cada vez es más notorio- es Dorian Rajoy. Su táctica de esconderse tras el lienzo/plasma y cerrarse en un mutismo total está consiguiendo lo contrario de lo que pretende, esto es, convertirlo en la clave de todo el asunto, el responsable de todos los desaguisados. Y eso no hay discurso triunfalista económico que lo anule.

¿Cómo que no? Ahí está la entrevista en la Bloomberg TV. Efectivamente, ahí está, en Bloomberg, que dejó de emitir en España en 2009. Ahora puede verse en inglés a través de Bloomsberg Europa por cable y satélite. Y el discurso está en español. El canal es de base neoyorkina y la entrevista está hecha en Nueva York. Pero, vamos, que ni la Fox Bussines News de su amigo Aznar ha ido a verlo. Es decir, esta entrevista es un montaje para consumo español interno, probablemente uno de esos golpes de efecto tan celebrados de Arriola por los que cobra una pastuqui y que, en el fondo, no sirven para nada.

Los dos próximos años, hasta las elecciones de 2015, verán la lucha definitiva entre ambos Dorian Brey: el paladín de la elegancia y la decisión salvar a España, el cuentacuentos económicos sobre la crisis, cuyos datos va inventándose sobre la marcha contra la figura deforme que anda a trompicones con la realidad aplastante de la corrupción. A este combate por salir indemne de una trama de mangoneo y trinque generalizados que parecen haber organizado entre su amiguito del alma Bárcenas y él tiene prácticamente sometidas las instituciones del Estado. La Fiscalía está dedicada en cuerpo y alma no a combatir la corrupción sino a garantizar la impunidad del mayor presunto corrupto; el Parlamento, consagrado a bloquear toda indagación, interpelación o pregunta sobre sus mentiras ; la prensa y su cuadra de periodistas empeñados en demostrar que la culpa de todo la tiene Zapaterop.

Estos señores del Proyecto Demos que, al parecer, se presenta hoy en Londres, dejan constancia del retroceso democrático en Europa. Se habrán dado una vuelta por España, es de esperar,  país en donde ese retroceso no solo afecta a la política de orden público y ejercicio de derechos en general, incluida la libertad de expresión, sino también al terreno legislativo penal, por no hablar del sanitario y el educativo.

La cuestión está en si la gente compra unas vagarosas promesas de recuperación imaginaria al precio de la pérdida de sus derechos, empezando por el de que se haga justicia con los delincuentes presentes y pasados y, en consecuencia, vuelve a comprobarse ese saber convencional de los granujas de que la corrupción no pasa factura siempre que puedas convencer al votante de que se acabaron las penurias y comienza la recuperación. Parece mentira pero, al igual que Camps, Dorian Bray podría volver a ganar unas elecciones por mayoría absoluta. A eso probablemente se refería él cuando decía que quería hacer en España lo que el curita en Valencia.

(La imagen es una captura de TV "El País".)

dilluns, 23 de setembre del 2013

Frau Eisenmerkel.


Angela Merkel, triunfadora indiscutible de las elecciones, primera presidenta de gobierno que sobrevive a una votación hace ya años en Europa, desde que comenzó la crisis. Y no solo sobrevive sino que, con 41,5% del voto, supera en 7,7 puntos el que logró en 2009, a su vez el peor para la CDU/CSU desde 1949. De lo hondo, a la cúspide. Mayoría indiscutible con 296 diputados. Pero no mayoría absoluta (300). Los socios liberales de FDP han sucumbido a la cuchilla del 5% por primera vez también desde 1949. El partido que más tiempo ha estado en el gobierno alemán desaparece del gobierno y del Parlamento. Se veía venir. De hecho, la cúpula de la CDU/CSU debatió hace unas fechas la posibilidad de pedir a sus votantes que votaran por el FDP. La decisión fue negativa y los liberales se han quedado de extraparlamentarios. También se ha quedado fuera el partido euroescéptico de reciente creación, Alternative für Deutschland (AfD) que, por cierto, se presenta como el heredero del FDP aunque más parece su sepulturero.

¿Y qué más hay en el Bundestag? Pues, sencillo: tres partidos, el SPD (25,7% del voto), los verdes (8,4%) y La Izquierda (8,6%). La izquierda que suma 302 escaños. Es decir, la izquierda sí alcanza la mayoría absoluta que se niega a la CDU/CSU. Esto tiene yerba para rumiar. Nadie piensa que sea posible una coalición SPD-Verdes-Izquierda (que podría rebautizarse como naranja-verde-roja) y entre las coaliciones posibles de la CDU/CSU, la Izquierda no cuenta. Sin embargo, el líder de esta, Gysi, cuyo contacto con la realidad parece problemático, exultante, dice que, con el 8,6% del voto y 60 diputados son el tercer partido del Parlamento (con 8,4% del voto, los verdes también tienen 60 diputados) y le corresponde dirigir la oposición. Está a 122 diputados del SPD y dos décimas de los Verdes, pero piensa dirigir la oposición antes de saber en dónde estará el SPD.

La intriga es ahora qué coalición se formará. Queda excluida la posibilidad del gobierno en minoría pues Merkel corre peligro de no salir elegida a tenor del artículo 63 de la Constitución; e incluso de ser causa de unas elecciones anticipadas. La coalición es obligada. Pero ¿cuál? Hay tres posibles, según la antigua interpretación de colores: 1ª) negro-rojo; 2ª) negro-verde; 3ª)negro-rojo-verde. Si no puede haber una coalición de las izquierdas por razones que no cabe examinar aquí, Palinuro considera la 3ª opción la menos mala. El predominio alemán se mantendrá. Frau Eisenmerkel recordó en el momento de depositar el voto que los países del Sur de Europa habrán de seguir con la austeridad que tan bien les sienta. Queda la esperanza de si la socialdemocracia alemana y los verdes mitigarán algo la disciplina neoliberal del consenso de Berlín.

La gran preocupación de Palinuro, con todo, es el aprovechamiento que el PP hará de la victoria de la derecha alemana para sus propios fines. Los españoles deben ser tan inteligentes como los alemanes y votar el correlato ibérico de la CDU/CSU alemana. Ya veo los titulares: Votar a Rajoy es votar a Merkel. Éxito seguro.

dimarts, 10 de setembre del 2013

A relaxing cup of café con leche.


La intervención de Botella se ha viralizado. Las diversas versiones colgadas en Youtube suman casi un millón de visitas en veinticuatro horas. El cachondeo es planetario. Hay quien dice que la derecha española no caerá por la oposición sino por la risa de la gente. Me parece poco probable. Esa derecha carece del único sentido que Pío Baroja consideraba esencial a los españoles, el del ridículo. Porque ridícula es la alocución de la alcaldesa a extremos insólitos. No por su espantoso acento; no porque fuera la  escenificación de un breve parlamento aprendido de memoria y representado con las dotes escénicas de un chimpancé. Lo verdaderamente atroz fue su contenido. Donde los turcos defendieron su caso argumentando la paz en Oriente Medio y los japoneses la recuperación del tsunami, esta majadera largó un estúpido discurso de vendedor de viajes de tercera: España, tierra de alegría y jolgorio, festival de la vida, sol, bares, descanso y relajantes cafelitos. Le faltaron los toros y el flamenco. O, como dice una diputada conservadora británica, el burro y la sangría. Es el patriotismo de la derecha.

Pero les da igual. Ya se encarga La Razón de explicar que ese lamentable patochada equivale a la escenificación del mejor monólogo shakesperiano haciendo justicia a los matices del genio de Stratford-on-Avon. Ellos a lo suyo; a mangar. Fueron más de trescientos los invitados al jolgorio bonaerense con el dinero de todos los españoles, incluso amigot@s de francachelas, como Rita Barberá, posible imputada en la Gürtel, que tiene tanta relación con los Juegos como Palinuro con la Bolsa. Trescientos gorrones que se zumbaron las existencias de alcohol en el vuelo de ida y ni siquiera suprimieron la fiesta nocturna al saber que la candidatura había fracasado. Así que todo Buenos Aires se dio cita a celebrar a costa del contribuyente español la derrota de España en el COI. De los 300 mendas -que no fueron los de Leónidas-, los políticos se alojaron todos en el Hilton y los deportistas, como corresponde a su condición socialmente inferior, en un NH cualquiera. La oposición debe pedir las cuentas de este enorme dispendio, euro por euro. Tenemos que saber cuánto ha costado la megalomanía de estos andobas, en qué se ha gastado y por qué. Este cachondeo no se puede consentir. Y los socialistas pueden ir cambiando el chip. Ya han hecho bastante el majadero arrimando el hombro a una candidatura que era una chapuza pensada para tapar el caso Bárcenas y que, si llega a salir, los hubiera hundido para ocho o doce años más.

Los barandas (Florentino Pérez, que se llevó a Ignacio González y Rajoy, que se llevó a Botella) pusieron pies en polvorosa en jets particulares y dejaron tirada a la claque de chupones y aprovechados. También se lo ofrecieron a Nadal (como si el avión fuera suyo en el caso de Rajoy que, efectivamente, así lo cree), pero aquel, en un gesto de dignidad, lo rechazó. En cambio, Palinuro, el reportero más duro, aprovechó el último momento de confusión y se coló en el jet presidencial, lo que le permitió grabar la siguiente conversación:

Botella: Quiero morder, Mariano. Quiero morder. Diez horas preparando el discurso ante el espejo y van los muy cerdos diciendo por ahí que si he hecho el ridículo y si...
Rajoy: La traducción, no te la habrá hecho Carromero, ¿verdad?
Botella: No, hombre. La sacamos del traductor de Google.
Rajoy: ¿De dónde?
Botella: Déjalo, Mariano. Tú de esto no entiendes. Ni de nada, hijo, por cierto. Tu gobierno no ha sabido manejar el asunto. ¿Para qué te sirven los ministros, hombre? Ese Margallo, que se pone chulito con los ingleses cuando necesitamos los votos de los suyos. Y lo que me fastidia es que ya está Aguirre metiendo el hocico y riéndose de mi inglés.
Rajoy: Ana, te juro que estaba todo amarrado. Teníamos 56 votos. Nos lo dijo un Mr. no sé qué de una empresa americana. Nos cobró dos millones de euros...
Botella: ... y nada. Los hombres sois unos inútiles. Lo mismo le pasó a mi Jose: dos millones de euros le soplaron por una medalla del Congreso americano que luego no le dieron.
Rajoy: lo de menos son los millones. Esos los pagan los ciudadanos. Lo malo es que no puedes confiar en nadie. Y este desastre, perdóname, pero va más allá de tu inglés, al fin y al cabo bastante mejor que el mío. ¿Sabes que me encontré a Obama en San Petersburgo cuando íbamos al retrete de caballeros y me dijo no sé qué con ese acento yanqui y, como no sabía qué contestarle, le dije: Mi tú, como me han enseñado.
Botella: ¿Mi tú?
Margallo (que está al otro lado de la mesa, haciendo risas con Moragas y, sospecho, algo sobados ambos): Me too, Mariano, le contestaste (correctamente) Me too.
Rajoy: luego me enteré de que Barack había alabado las reformas que hacemos en España y que me invitaba a la Casa Blanca. Lo leí en la página web de La Moncloa. Así que, ¿le contesté bien?
Moragas (haciendo un guiño a Margallo): perfectamente, presidente, para nota.
Rajoy: Pero ¿qué le dije?
Margallo: Le dijiste que tú también.
Rajoy: Yo también, ¿qué?
Moragas: Que tú también lo invitabas a la Casa Blanca.
Botella (furiosa): No les hagas caso, Mariano. Están sopa perdidos. ¿Qué decías?
Rajoy: Que el asunto no solo es tu inglés, perdóname.
Botella: Te perdono pero, ¿qué más tiene el asunto?
Rajoy: Todos teníamos esperanzas en el Madrid 2020 y nos hemos quedado con el culo al...
Botella: Marianooooo
Rajoy: El pompis al aire. Fíjate en el Príncipe Felipe. Venía ya como Rey in péctore. Era su ocasión. También traía un discurso...
Botella: ... que no escuchaba nadie. Leticia -que, entre tú y yo, es insoportable- tuvo que mandar callar a este  y a la Barberá.
Moragas: "Este" tiene un nombre, Ana. Soy yo. Y precisamente estaba tratando de acallar las bobadas de Barberá que, cuando se pone...
Rajoy: Bueno, pues eso, el príncipe se quedó kao.
Botella: ¿Kao?
Rajoy: KO, coño.
Botella: Marianoooo. ¿KO?
Rajoy: Mujer, es inglés, no me interrumpas. El príncipe, para los cochinos. El Rey, ni te cuento.
Margallo: Para mí, el Borbón se alegra. Se ha escaqueado, ha dejado el marrón al tontaina del hijo y ya no tendrá que abdicar hasta...
Moragas: ... hasta la próxima candidatura. ¡Brindemos por Madrid 2024!
Botella: Ya. Y yo, ¿cómo resuelvo las elecciones de 2015?
Palinuro (emergiendo grabadora en mano de detrás de una cortina): ¿No piensa usted dimitir antes?
Botella: ¡Anda! Y este ¿quién es?
Rajoy: No sé. Un pringao que me ha mandado un cuestionario y quiere que le conteste. Me ha dado pena, como Bárcenas, y lo he dejado colarse. Pero es inofensivo. Escribe.
Margallo: ¡Hombre! Tengo escritas unas memorias. A lo mejor puedes corregírmelas.
Rajoy: Déjate de bromas, Pepe. Claro que Ana no va a dimitir. Conmigo no se dimite. (A Ana) Pero lo de las elecciones está crudo. Según mis noticias, los madrileños, incluso los nuestros, prefieren de alcalde a Mario Conde, que luce bien en Intereconomía. Y de Aguirre ni te cuento. Menuda es. Estoy hablando con ella; me levanto para ir al lavabo; vuelvo y se ha sentado en mi silla. Pero no te preocupes, peor lo tiene Nacho González.
Moragas: Sí. Es bastante más feo. (En ese momento hay una turbulencia, el avión cae bruscamente un trecho, Moragas se golpea la cabeza con una samsonite y se queda frito.)
Botella: ¿Nacho? ¿Qué le pasa a Nacho?
Rajoy: Pues que, como los japoneses se han llevado los juegos, el millonetis de Eurovegas...
Margallo (dirigiéndose a Fátima Báñez, que ha ocupado el lugar de Moragas) Eurovergas.
Botella: Pepe, eres un grosero. Mira cómo se sonroja la pobre Fátima.
Báñez: Claro. No voy a hacer strip-tease como Cospedal.
Rajoy: menuda es esa. Menuda lengua.
Botella: Vale, pero ¿qué pasa con el señor Adelson, el "millonetis"?
Rajoy: Quiere llevarse Eurovegas a Tokio.
Moragas (recuperando el sentido): ¿Asiavegas? ¿Nipovegas? ¿Tokiovegas? No me suena.
Margallo: Hirovegas o Vegasaki.
Rajoy: Total; si se lleva el tío la pasta, a González le huele el culo, el pompis, a pólvora. No lo vota ni la Falange. Pero, con todo, el peor parado he sido yo, así que no me vengáis con monsergas. Vaya racha. Lo tengo todo en contra.
Botella: ¿Por qué? ¿Qué culpa tienes tú?
Rajoy: Ya. Culpa, ninguna. Es toda de Zapatero. Pero cuéntaselo a Pedro J.
Báñez: Presidente, creo que debes echarlo del periódico. ¿Quieres que se lo pida a la virgen del Rocío? Tiene poder. El mes pasado, 31 parados menos.
Rajoy: Es inútil, Fátima. Quieren mi cabeza. Quieren crucificarme, echarme a los leones, descuartizarme. Me dice el médico que empiezo a estar paranoico. Pero no es verdad: me persiguen. No es una invención mía. Ese odioso Bárcenas me tiene manía; quiere hundirse conmigo. De aquí a las elecciones de 2015 tengo que reinvertarme.
Báñez: Re... ¿qué?
Rajoy: Reinventarme. Es el consejo sacado de un libro muy bueno que es estoy leyendo de Dale A. McKenzie. Se llama Cómo triunfar y hacer amigos sin abrir el pico.. Un best seller. ¿No lo conocéis? Tengo que reinventarme, conseguir ser otro. Así, podré presentarme en su momento como yo y no yo al mismo tiempo. Prometeré hacer lo contrario de lo que he hecho hasta ahora.
Margallo: Aunque sigas haciendo lo mismo. Eso se te da muy bien.
Rajoy: Gracias, Pepe. Por supuesto.
Palinuro (perplejo): Perdone, usted ¿tampoco piensa dimitir?
Rajoy: Pero, bueno, ¡qué manía! ¿Por qué voy a dimitir, vamos a ver? No he hecho nada.
Palinuro: Parece que no se sabe lo que ha hecho. Y eso es peor.
Rajoy: ¿Peor? ¿Por qué, joven? La política es secreto. ¿No ve usted cómo gobierno? Nadie sabe nunca nada de lo que hago. Nadie sabe si vamos o no a la guerra de Siria; nadie si lo del Peñón va en serio; nadie si voy o no a cambiar el gobierno; nadie si estoy poniéndome de acuerdo con Artur Más. Nadie sabe lo que hago. Ni yo mismo. La segunda base del éxito es el secreto. Lo dice también McKenzie: "la vida es como un juzgado: todo lo que digas puede utilizarse contra ti". Así que todo el mundo punto en boca. Bárcenas no existe.
Palinuro: Pero el país puede írsele de las manos.
Rajoy: ¡Qué va, hombre! ¡Qué poco conoce a los españoles! Ha viajado mucho, ¿verdad? Se le ve a la legua. Ha perdido el feeling con sus paisanos. No conoce la acrisolada doctrina del Caudillo, cuya vida no conservó Dios suficientes años, para ponernos a prueba: "menos viajar y más leer el Informaciones, hoy La Razón. ¿Qué se apuesta usted, pelagatos, a que volvemos a ganar por mayoría absoluta, sobre todo si sus vísperas catalanas se ponen bravías?

dilluns, 9 de setembre del 2013

Del diario de viaje de Rajoy, III.


Bueno, yo estaba en donde debía estar, dando la cara, respondiendo preguntas, prodigándome en explicaciones. A las duras y a las maduras. Vayan luego los de siempre a decir que rehúyo el bulto, cuando lo que quieren es poner palos en las ruedas, esparcir insidias y rumores, debilitar mi querida Marca España. Mi deber era estar en Buenos Aires y hasta aquí he venido.

Sinceramente,  no nos merecíamos lo que estos del COI nos han hecho. Han jugado sucio. Así lo ha trasmitido fielmente mi palafrenero en La Razón, que habla de Tongo olímpico y, como siempre, ha sido el único en decir la verdad en un panorama de medios en España de tinte bolchevique. Con todo, me queda la duda de si no nos estaremos pasando. Hablar de tongo cuando se pierde en un juego es muestra de mal perder. Y no es nuestro caso porque, cuando hacemos tongo, siempre ganamos; por ejemplo, las elecciones, que financiamos ilegalmente, como Dios manda. No es eso lo preocupante de hablar de tongo sino que estemos acusando de ello a los miembros del COI con lo cual, si nuestras posibilidades eran pocas, ahora serán ya cero. He de hablarlo con García Margallo, a ver si lo distraigo de la conquista del Peñón, por donde puede llegarnos otra castaña fenomenal.

Confieso no haber estado muy feliz ayer al declarar que “A veces se gana y a veces se pierde. La clave es hacer todo cuanto está en tus manos para que las cosas salgan bien". Estaba muy cansado. Volar de San Petersburgo a Buenos Aires, del mundo eslavo al latino, de la selecta cumbre de los barandas mundiales a la chusma bonaerense, es agotador. Y luego está claro que conseguimos jugar bien nuestras cartas. Llevamos un séquito de 180 personas a todo pagado. Los japoneses, cien y los turcos, 75. No tenían media torta. Además, los nuestros iban calientes porque, al parecer, se echaron al coleto 350 cubas libres durante el trayecto. No entiendo qué pasó. No lo entiende nadie. 180 de claque y perdimos. Y ya verás ahora. Como al perro flaco las pulgas, van a llovernos impertinencias. Ya hay quien quiere ver las cuentas del Madrid 2020, a cuánta gente llevamos y por qué razón. Hasta hay quien pregunta qué pintaba Álvarez del Manzano en la fiesta. Si empezamos con pequeñeces...

La verdad, cundía el desánimo. Wert se escondía por los rincones, me malicio que algo avergonzado, García Margallo quería hacer sushi con un japonés pequeñito y los demás tragando saliva al escuchar a Ana Botella en uno de esos discursos en los que parece que está regañando al parvalurio y en cualquier momento va a ponerse a repartir guantazos. Y mira que se lo he dicho muchas veces, siempre con el debido respeto: "Ana te pierde tu temperamento". El momento inglés de la alcaldesa ya me dejó flipando el colores. Menos mal que los de La Razón dejaron constancia del elegante y fluido inglés de Ana. Ahora respiro tranquilo porque, desde luego, yo no entendí nada y, por lo que sé de mi fiel Marhuenda, él tampoco. Pero a ese no le hace falta entender para hablar, pues le pago por hacerlo sin tener ni idea. Y lo borda el hombre. Tanto que van a contratarlo en todas las cadenas de TV todo el día porque es el único del que puedo fiarme. Marhuenda por la mañana, por la tarde y por la noche. Eso es pluralismo informativo cristiano.

Ya más descansado, hoy he hecho otras declaraciones que los chicos de La Moncloa han recogido al pie de la letra, como está mandado: esta decisión no va a afectar al ánimo del país y el Gobierno seguirá apoyando el deporte. ¿Qué? ¿Soy o no soy un hombre previsible? Seguiremos apoyando el deporte. Conste que podríamos no hacerlo, que podríamos castigarlo por su mal comportamiento, como hemos hecho con la salud, la educación, la dependencia, la cultura, etc. Podríamos, pero no lo haremos pues somos unos caballeros. Un periodista (¡malhaya el cuerpo!) me ha dicho que, en cualquier caso, qué culpa tiene el deporte de que los gobernantes sean unos inútiles. Quizá no lo haya dicho así, pero era lo que quería decir. Pues sí, claro, pero no pretenderá el señor periodista que me eche las culpas a mí mismo. Eso es absurdo. Yo doy siempre la cara, ya digo, pero, como todo el mundo sabe, la culpa del desastre de Buenos Aires es de la política exterior de Zapatero. Espero que le hagan un escrache. Ya está bien de hundir España, hombre.

El Príncipe estuvo sublime al decir que Toda España quiere los Juegos Olímpicos. Pues claro porque quienes no los quieren no son España, son la Antiespaña, que ha vuelto a levantar su odiosa cabeza de Hidra de Lerna, aprovechando que el caudillo no ha resucitado. Cierto, luego el muy ladino se calló, hizo mutis por el foro con su esposa, y me dejó solo ante el morlaco. Es un Borbón típico, o sea, un felón.

Pero de esos morlacos me ventilo yo media docena. El verdaderamente peligroso, el de auténtico trapío, Bárcenas, me espera en casa, tras las rejas del toril. Por eso me fastidia haber perdido la votación del COI. Ahora podía estar yo de vuelta en España, entrando en Madrid entre los aplausos de la muchedumbre entusiasta, retornando victorioso de la guerra de la Pampa, con los bolsillos llenos de promesas de negocios para los nuestros en los próximos siete años. Bárcenas y sus sobresueldos caerían en el olvido y yo recuperaría el crédito que tengo algo perdido.

La realidad es muy otra. Tenía un sueño, mejor que el de Martin Luther King, pero el islámico y los taimados nipones lo han reventado. Hubiera pisado la cabeza a Rubalcaba, en sentido figurado, se entiende, como cuando Rubens pintaba a Enrique IV pisoteando cuerpos convulsos de infieles vencidos. Ahora tendré que hacer frente a su moción de censura. La moción del odio, el rencor; la moción del mal perdedor. Y otra vez a hablar de Bárcenas, como si no fuera bastante lo dicho el pasado 1º de agosto, cuando brilló mi inocencia en sede parlamentaria. Si Jesús Posada, el edecán que tengo en el Congreso, vuelve a plantearme una pregunta o interpelación de estos pulgosos del PSOE, lo mando a letrinas.

Ya ni las vísperas catalanas me sirven para ocultar la corrupción en la que sobrenada el partido, el gobierno y yo mismo. Cada vez nos parecemos más a los personajes de las escenas escatológicas de Bocaccio. La mierda (con perdón) llega ya a la altura del micrófono. Tengo a Mas modulando su lenguaje, pues ya habla de una consulta tolerada por el Estado. Esto de las palabras tiene su intríngulis. Hay que entender sus muchos sentidos. "Tolerar" no es "permitir". Pero tampoco prohibir. Y no creo que quienes mandan me dejen no prohibir. La verdad es que, con Bárcenas entre ceja y ceja, es difícil pensar en estas cosas.

¡Malditos nipones!

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

diumenge, 8 de setembre del 2013

Oro en incompetencia.


El batacazo del gobierno en Buenos Aires es impresionante. La Razón y el ABC tendrán que hacer filigranas para convertirlo una vez más en : a) un triunfo en toda línea de Rajoy; b) un fracaso sin remedio de Zapatero. Pero lo intentarán. Les va en ello la paga. Y no sé a quién convencerán porque está claro que el fracaso no es solo del gobierno, sino de España. De la España cuya marca va vendiendo el gobierno y que ha obtenido, bien se ve, el oro en incompetencia.

Incompetencia fabulosa originada en lo esencial en la gestión de unos gobernantes que no tienen ni idea de sus posibilidades reales ni del mundo exterior más allá del círculo de enchufados, asesores y tiralevitas de que se rodean. Ya en el fracaso del intento olímpico anterior (que debía ser, a su vez, el segundo o el tercero) quedó patente la ignorancia e incompetencia de los españoles en el mundo interno de las decisiones del Comité Olímpico Internacional (COI). No solamente no tienen atisbo de la muy compleja teoría de las coaliciones sino que tampoco saben nada de la práctica más pedestre de cómo se mueven las alianzas estratégicas, qué voluntades pueden propiciarse y cuáles otras neutralizarse. Patente ha quedado en la votación bonaerense. España por detrás de Turquía. Dicho está todo.

Tirando hacia arriba, la acción exterior de los gobernantes es de risa. Tiene uno en gran respeto la diplomacia en general, dada su capacidad de dobles y triples juegos, hasta que topa con la española que no sabe jugar ni un solo juego. Veamos: ¿cuántos miembros del (COI) pertenecen a la Commonwealth, la comunidad angloparlante, antiguas colonias y dominios de Gran Bretaña? ¿A quién se le ocurre plantear un conflicto (y un conflicto colonial) con Inglaterra justo en vísperas de una votación en la que hay que conseguir votos de la Commonwealth? Obviamente, al gobierno de España, al ministro de Exteriores, a quien no se le alcanza que quizá convenga preguntar, antes de soltar bravatas, si estaba el horno para bollos. Esto se llama descoordinación y el que se descoordina en un órgano colegiado es un verdadero asno. Pero es que el gobierno de España es hoy una recua de asnos dscontrolados. Eso sí, todos pagadísimos de sí mismos.

¿Qué fue a vender a Buenos Aires esa ridícula comisión olímpica cuya finalidad era nutrir las páginas de la prensa rosa con la presencia de los Príncipes de Asturias y las viñetas de humor con los disparates provincianos y engreídos de Botella? Fue a vender la capital de la corrupción europea y, dentro de esta, la peor de todas en la ocasión, el dopaje. Aunque los gobernantes españoles no lo crean, los demás, especialmente los miembros del COI, están informados de lo que les interesa y utilizan esa información para beneficiar su causa y perjudicar la del adversario. ¿Creen los españoles que el COI ignora los asuntos de dopaje en España cuando son de conocimiento mundial?

Es igual. Llega Rajoy, en gira triunfal, y reafirma solemne que España es un éxito financiero y un socio fiable en todo, también en la lucha contra la “lacra” del dopaje, como se demuestra por el hecho de que una de las más famosas deportistas, la señora Domínguez, salpicada por un asunto de dopaje, es senadora del PP y, en consecuencia, está aforada, es decir, protegida. ¿Cómo contrarrestar la interpretación de que el gobierno de España protege el dopaje? No pasa nada. Tanto en el exterior como en el interior nadie concede crédito a la palabra de Rajoy, cuya función no es sino negar los hechos más flagrantes. ¡Pero si el dopaje se practica hasta en las elecciones legislativas, según denuncia reiterada de Cayo Lara!

Es erróneo tachar de episódico el ridículo de Ana Botella con la traducción simultánea en la rueda de prensa. No fue algo accidental, sino que es constitutivo de la dama. El ridículo es algo tan inherente a su identidad como el croar a las ranas. Es más, parece ser estructural a las señoras de la derecha. Quien ensamble el vídeo bonaerense de Ana Botella con el de los medicamentos que curan de Ana Mato, la virgen del Rocío de Fátima Báñez y el finiquito en diferido de Cospedal puede ganar un premio internacional de cine cómico antifeminista. Por favor: ”A relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor”. Por favor. ¿Qué hemos hecho los madrileños para merecernos esto?

Fracaso redondo, sin paliativos de la Marca España. Todas las esperanzas de Rajoy de enterrar bajo promesas de toneladas de oro, plata y bronce el hediondo asunto de su amigo Bárcenas, al garete. Ahora, a seguir aguantando el cirio que le ha puesto Cospedal en el palo y con el cirio y el rabo entre piernas, de vuelta a casa, a seguir escondiéndose como sea. Y la Marca España a esperar otros cuatro años, a lo cual anima esa prodigiosa nonentity,, Felipe, Príncipe de Asturias, patria querida.

¿Y la oposición? Ese fervoroso apoyo al Madrid 2020 de Lissavetzky y Rubalcaba hace honor a su empeño por prestar leal colaboración en los “asuntos de Estado”. Y demuestra asimismo su despiste –ya casi culposo- su endeblez argumental, su seguidismo del PP, en definitiva, su parte de incompetencia. Para entenderlo basta con plantear dos simulaciones:

Simulación a). Si la situación hubiera sido la inversa, el PSOE gestionando el Madrid 2020, ¿cuál habría sido la actitud del PP? ¿No andaría Aznar predicando por el mundo que España no merecía los juegos? ¡Ah, pero eso es cosa del “y tú más”, propia del PP, pero no del PSOE. De acuerdo.

Simulación b). De haber salido el Madrid 2020, ¿acaso no lo utilizaría el PP como claro signo del éxito del gobierno (no de España) y una ocasión única para tener una cortina de humo de siete años frente a Bárcenas? ¿Acaso no pondría a todos sus esbirros mediáticos a insultar a la oposición acusándola de haber intentado boicotear el éxito? Lo haría sin dudarlo, por supuesto, y en el PSOE no pueden ser tan necios que lo ignoren.

Entonces, ¿qué? Simplemente, que el PSOE es incapaz de articular un discurso leal al Estado pero crítico con el PP y el gobierno. Aterrorizado por el efecto negativo que para sus expectativas de voto pueda tener una campaña del PP acusándolo de antipatriota, incluso de antiespañol, el PSOE marca el paso en donde le dicen y depone toda actitud crítica. Lo mismo le ocurre con la organización territorial del Estado y la forma de gobierno. Muertos de miedo de que la derecha los ataque por separatistas o rojo-republicanos, los socialistas aparecen como centralistas y monárquicos. Y ese es el problema: el miedo del PSOE al PP.

Los aparatos de propaganda del gobierno se encargaron de difundir que el 90 por ciento de los españoles apoyaba fervorosamente la causa de Madrid 2020, lo cual ha de echarse en la cuenta de su inveterada costumbre de mentir. Somos muchos quienes no apoyábamos el Madrid 2020 y no por eso sentamos plaza de antipatriotas o “antiespañoles”. Al contrario, muy al contrario. Sabemos que en el extranjero las cosas se hacen en serio y por eso no podíamos apoyar un proyecto de prisa y corriendo, una chapuza, más pensada como cortina política de humo y negocio en la vertiente de la corrupción (como el que todo el mundo espera en Eurovegas) que como otra cosa.

Nos callamos por prudencia, porque no somos el rencoroso Aznar ni ninguno de esos felones estilo Montoro, (que caiga España, que ya la levantaremos nosotros) y por sentido del ridículo. Queríamos evitar a nuestro país el enésimo bochorno de una derrota sin paliativos. ¿Si nos alegramos por ello? Sí, claro que sí, en la medida en que el resultado evidencia que por ahí fuera las cosas funcionan de verdad y nosotros no nos merecíamos lo que solicitábamos. Puede ser la alegría de Casandra, pero es. Y no por eso somos antiespañoles. Antiespañoles serán (en la medida en que pueda emplearse tan estúpido término) quienes llevan a España de ridículo en ridículo. Claro que nos alegramos y a ver si, por una vez en la vida esos sedicentes "analistas políticos" que no dicen más que tonterías, son capaces de decir la verdad si acojonarse.

Hasta hay una vertiente olímpica de las vísperas catalanas. Se deduce de la sospecha de que, para los nacionalistas españoles, Madrid 2020 suponía sacarse la espina de los juegos olímpicos de Barcelona, 1992. Una cuestión de envidia, de cochina envidia. Ya que no consigue sacarse la espina del Peñón, ni extirpar el forúnculo de Bárcenas, cuando menos, la espina "polaca". Pues ni esa.

Acabo de leer en Twitter que Rajoy justifica el revolcón del siguiente modo: “A veces se gana y a veces se pierde. La clave es hacer todo cuanto está en tus manos para que las cosas salgan bien". ¿Se dan cuenta? Es imposible tomarse en serio a gente así, que solamente gana cuando miente.

divendres, 6 de setembre del 2013

Del diario de viaje de Rajoy.


Por fin he conseguido salir del infierno en que se ha convertido España este verano. Menudas temperaturas. Yo me escondí en Pontevedra mientras las juventudes del partido sacaban de paseo la auténtica bandera de España a los gritos de rigor. En estos chicos está lo mejor de la raza. Son el orgullo de la estirpe, de nuestra estirpe. Pero les hierve la sangre celtíbera y hay que moderarlos a tono con este tiempo de excesos democráticos.

Tuve que recibir al indio aymará de Bolivia, pero conseguí escaquearme de la rueda prensa, pretextando que se trataba de una reunión de rutina. Hombre, hombre, ¿acaso no recibo al cabo de la semana a los jefes de las más pintorescas naciones del globo entero? Pues más este, un presidente, dice, de un Estado plurinacional. Vamos, acepto una rueda de prensa y algún reportero del altiplano -que no tienen límite, todos ellos dándole a la coca- me pregunta si voy a constituirme en pareja de hecho de Bárcenas. Tengo que velar por la dignidad del Estado.

Por fin salimos de madrugada, camino de San Petersburgo. ¡Adiós España! Todo el mes de septiembre dando vueltas por el planeta en defensa de nuestros intereses. Algún bromista me ha dicho que pida un mes de permiso sin sueldo, pues no voy a pisar el suelo nacional hasta octubre. Hasta ahí podíamos llegar. Un mes sin sueldo. Ni sin sobresueldo. Cada cual vale lo que vale. En las redes, que son como una corrala de rojos, algunos especulaban con la idea de que quizá me quedara en Buenos Aires, en donde tengo prevista mi llegada para animar el trabajo del Príncipe de Asturias, que está animando el trabajo de Ana Botella, en favor de Madrid 2020. Tenemos que conseguirlo. Si nos dan las Olimpiadas ganamos las próximas elecciones.

En San Petersburgo, Obama se me puso a tiro y lo abordé en un momento en el pasillo, camino del excusado de caballeros. Tuvimos un amplio intercambio de impresiones de dos minutos, en el que pasamos revista a los asuntos internacionales candentes. He hecho que La Moncloa publique la foto prueba del nivel de gran estadista en que me muevo y adjunté un texto que figura en la página de la presidencia: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, han conversado sobre la mejora de la situación económica al inicio de la cumbre del G20 que se celebra en San Petersburgo. Ambos tienen previsto reunirse en la Casa Blanca en los próximos meses. No hay que dejar nada al azar o la improvisación. Ambos decidimos reunirnos en la Casa Blanca cuando Dios, o sea, Obama, sea servido. Es un verdadero amigo de España y no como el chino descortés, que me canceló la entrevista en Pekín con menos de 24 horas de preaviso y solo porque no le cuadraban las fechas. Estos chinos son taimados.

Estoy en el Empíreo, ejerciendo, como debo, la alta representación de esta gran nación. Aquí solo se oyen coros angélicos y músicas celestiales y todas las potestades, tronos y dominaciones, acuden a prestarnos acatamiento. Como lo harán los indios patagones en Buenos Aires y, más tarde, la asamblea mundial de los pueblos reunida en la ONU en Nueva York, cuando me presente allí en compañía de García-Margallo, Mariscal del Campo de Gibraltar. Solo cuando Moragas entra y sale se cuelan con él rumores del terruño, de esos que he ordenado silenciar, siguiendo los consejos del manual de la Camorra napolitana. Es el ruido de las esferas inferiores, las agitadas por fruslerías y cuestiones frívolas de unos pagos aquí, unos cobros y mordidas allí, unas mentiras en sede parlamentaria, unos pactos o acuerdos o desacuerdos secretos allá. Comadreos.

Moragas, que vale su peso en sobresueldos, viene contando que en la declaración ante el juez de Arenas, este manifestaba no recordar algo en 72 ocasiones. Eso es una sana desmemoria, sí señor. Un poco más y no le consta haber sido militante del PP, secretario general del PP, ministro del PP, candidato sempiterno a la Junta por el PP. En fin, nadie es perfecto. Peor me parece la actitud de Cospedal. Ahora ya sé qué significaba aquello de que "cada palo aguante su vela". El palo era yo. La muy ladina me carga la responsabilidad del pacto secreto con Bárcenas por el cual le dábamos un retiro regio a cambio de dejar de incordiar con sus papeles. La gente, muy materialista, se aferra a estas cosas para decir que el responsable de este lodazal de corrupción soy yo. Conviene estar lejos. Puedo darme por no enterado. Y ya veremos cómo sale la cosa en Buenos Aires. Enviaré a Moragas a hablar con la prensa mientras yo giro visita a las haciendas de los extesoreros del PP, a ver qué comercian.

Está bien San Petersburgo, antes Leningrado, antes Petrogrado. Las noches blancas vienen de caída, pero el Neva está espléndido. Qué envidia me produce la fortaleza de Pedro Y Pablo. Eso es un castillo y no el de Montjuich, a donde tendremos que llevar a Mas si sigue con esa frenética locura de la secesión en las vísperas catalanas. Él debe de intuirlo porque, según me dicen, ya está transfiriendo su amenaza a 2015 o 2016, no lo tengo claro. Es decir, ya considera la posibilidad de que en 2014 no haya consulta. La está cambiando por unas "elecciones plebiscitarias" que, en el fondo, no quieren decir nada. Yo creo que si nos mantenemos firmes y, al final, les damos un pactillo fiscal, estos se desmovilizan. Al menos los de la estirpe. Lo otro es vocinglería separatista.

¡Ah, si pudiera resolver el asunto de Bárcenas con la misma facilidad!