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dilluns, 25 de maig del 2015

Tranquilos: en noviembre puede ser peor.

Casi con el escrutinio completo, ya pueden adelantarse algunas conclusiones y, además, proyectarlas a noviembre que es lo que está haciendo todo el mundo. "Bueno", dicen los perdedores, "lo que importa son las generales". Sí, sí. Pero en lo local hay también mucho poder, en concreto, el caciquil, que permite ir más seguro luego a las generales y si ese poder de mamandurria local se pierde, en noviembre hará frío.

Debacle es término muy empleado en los medios, aplicado al PP. No es del todo correcto. La debacle de verdad ha sido la de IU y UPyD. Lo del PP, al menos como lo glosaba Floriano, hablando del PP como el partido ganador por haber sido el más votado, se parece más a una victoria pírrica. Y ni a eso llega. Podía acuñarse también la "derrota pírrica". El País, contagiado por la fiesta, dice que Populares y socialistas pierden casi 13 puntos y 3,3 millones de votos respecto a los comicios de 2011, lo cual tampoco es del todo correcto pues, de los 13 puntos, más de diez los pierde el PP. No es lo mismo, ¿verdad?

Resultado: victoria de la izquierda. De la izquierda de siempre, la institucional y la asaltacielos. Las dos. Y, con permiso de l@s lector@s, felicitaré a Palinuro porque es lo que viene pidiendo desde siempre: coalición PSOE-Podemos. Ahora, con su típica modestia, el piloto de Eneas recomendará a esa coalición su primera medida, antes de nada: una auditoria externa de las cuentas de unas entidades gobernadas durante veinte años por la pura corrupción. Que no les carguen las vergüenzas de la herencia recibida o, quizá, mejor, la "no herencia", porque no debe de quedar ni un euro. El desastre del PP es colosal y la antesala de lo que espera en noviembre. Suelen decir los conservadores que "no ha calado el mensaje de Rajoy de la recuperación". Están en la luna. No es problema de calar. Es que al PP no lo escucha nadie. Ni el PP. Además, ahora casi no tiene en dónde hablar, fuera de las portadas de La Razón: se queda prácticamente de extraparlamentario en el País Vasco; en Cataluña es insignificante; en Andalucía, uno más del montón; y en Valencia; en Castilla La Mancha, a defenderse de la que se le viene encima; en Madrid, alcaldía, como no saque un tamayuchi, estará de mirón...

La coalición de la izquierda, a practicar la trasparencia desde el primer día. Puertas y ventanas abiertas. Alfombras levantadas y, eso, auditoría externa, a modo de ejercicio de la que tiene que hacer cuando llegue al gobierno central. Lo demás, vendrá en su momento. Ante todo, pactar y aliarse ya. Las coaliciones son buenas para que los aliados se vigilen mutuamente. Igual que los romanos elegían sabiamente dos cónsules, es bueno que en el gobierno haya, cuando menos, dos partidos. Los ciudadanos salimos mejor parados. Porque, a la vista está, las mayorías absolutas corrompen.

El PSOE ha aguantado muy bien el famoso ataque al bipartidismo, ese temible ser mítico que se alimenta de carne de partidos. Y bien claro ha quedado que así como Podemos no es Syriza, el PSOE no es el PASOK. Podemos ha devorado a IU como Cronos a sus hijos. Fue el efecto sifón de que hablamos en este blog hace un año. Luego se orientó hacia el PSOE pero, en su lugar, se comió una piedra, como Cronos. El PSOE ha aguantado muy bien y, con él el fementido bipartidismo del que ahora se dice con más prudencia que comienza a desaparecer. Largo lo fían. Sigue siendo tan mítico como un unicornio; más, si cabe, porque es un unicornio con dos cuernos, o sea un bicornio. Y, con el añadido de Podemos, puede llegar a ser un tricornio que, para ciertos asuntillos pendientes en España, quizá no fuera tan extraño.

Tampoco esta vez Podemos ha asaltado los cielos. Ni el primero y, teniendo en cuenta que, según la Biblia, hay tres, queda un tramo. No será porque no lo hayan intentado con denuedo. Después de comerse a IU ("comerse" en el doble sentido del verbo, el normal de alimentarse y el figurado de "comerse el marrón") los morados se propusieron lograr el viejo sueño comunista de sustituir a la traidora socialdemoracia por la "verdadera izquierda", el sorpasso anguitiano. Estaban muy seguros y hablaban de que solo habría pactos con los sociatas mediando un giro de 180º de estos. Luego, preocupados por los sondeos, se allanaron a pedir el voto de los verdaderos socialistas, el de los socialistas de corazón. Sería interesante debatir sobre la ética de este planteamiento, pero quédese ello para mejor circunstancia. El hecho es que hay que pactar con un PSOE del que muchos vienen diciendo que es igual al PP. Pruébenlo. Es muy sencillo: pacten con el PP. Si no, a pactar con el PSOE y desde la relativa fuerza de cada cual, que viene de los votos y no de los cielos. Y todavía más: si no hay pactos y pasa como en Andalucía, faltan seis meses para noviembre, cuando puede suceder lo que ha sucedido con IU en Extremadura.

IU. Ese es el drama, el cataclismo. Literalmente barrida de las instituciones. Para muchos comunistas de militancias antañonas debe de ser muy amargo. Pero era inevitable. Desde la aparición de Podemos, salida directa o indirectamente del seno de la misma IU, el destino de esta estaba sellado: perder las elecciones para que Podemos, presentada como nueva, independiente y no comunista, las ganara. Como en Grecia. Pero, en lugar de quedarse quieta y perder, como el KKE, para que gane la causa, aunque sea con otras siglas, la IU de aquí empezó a hablar de convergencia y unión, organizó el habitual rifirrafe y parte de ella fue a abrazarse con Podemos, con lo que le hizo más daño que beneficio. La faena la coronó por último Anguita que prácticamente pidió el voto para Podemos en nombre de IU, a fin de que no ganase el PSOE. Cuando los de Podemos se dieron cuenta, el daño estaba ya hecho y el avance del PSOE consolidado. 

UPyD acompaña a IU en su triste viaje a la nada. Poco más que decir salvo desear a la señora Díez un retiro tranquilo.

Ciudadanos emite destellos. Pero son destellos. Los emergentes no deslumbran. Y estos menos que los de Podemos, más mediáticos y posmodernos. Pero en algunos lugares son decisivos para la formación de gobierno. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, si las cosas no han cambiado en las últimas horas. A falta de un escaño para la mayoría absoluta, Cifuentes podría gobernar con Ciudadanos. Pero gobernar Madrid con los herederos de Aguirre es un plato fuerte. A lo mejor es más prudente dejarla que gobierne en minoría y atarla corto. Pero esa es cosa que depende de C's, quienes no han conseguido fijar un perfil claro con las elecciones

Queda Cataluña. No sé en todas las provincias pero en Barcelona capital, en la alcaldía, la cosa está complicada. El bloque soberanista es mayoría, aunque no absoluta. Colau es quien tiene la llave porque puede articular varias coaliciones. La cuestión es que eso la obligará a decantarse por una posición en el debate soberanista. Por otro lado, Mas decía el sábado que sopesaría no convocar las elecciones de septiembre si perdía las de ayer. Se supone que las ha perdido. Debe aclarar su intención.
 
Por último, enhorabuena a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, la mujer de izquierda probablemente con más apoyo electoral en España. Dignísima muestra a sus 71 años de la inanidad de la doctrina del relevo generacional que invocan los suyos. Los años pasan. El espíritu permanece.
 
Cuando se tiene.

diumenge, 24 de maig del 2015

Segundo asalto.


Hoy pasamos la segunda etapa de este año de maratón electoral del que se dice que cambiará todo y todo lo transformará. Cambio es el lema e ideologema dominante en la campaña. Todos quieren cambio, unos "real", otros "sensato", otros "tranquilo", otros "radical". Pero todos pretenden cambiar. Todos, no. Falta Rajoy, como siempre, que está en las antípodas. No quiere cambio alguno y echa pestes de quienes lo proponen por frívolos, aventureros, mindundis. Hay que conservar lo que tenemos y no arriesgarlo. Hay que conservar los cinco millones de parados porque, en realidad, es el pleno empleo ya que según Rajoy, hoy "nadie habla de paro". En fin...
 
Segunda etapa de la maratón. Quedan dos, pero la tercera, las elecciones plebiscitarias catalanas, empieza a no estar clara. Mas se pensaría convocarlas si CiU pierde la alcaldía de Barcelona. No se entiende la relación de causalidad, pero puede darse el caso.
 
La campaña pasó como un vendaval. Dos semanas de excesos, desplantes, retos, insultos, acusaciones, pataletas y truculencias diversas protagonizadas casi en su totalidad por Aguirre, lanzada a la conquista de La Moncloa. La condesa ha eclipsado su propio partido, en bloque y uno por uno a sus dirigentes: Cifuentes, Rajoy, Cospedal, Aznar, Santamaría y Botella forman un ocuro y confuso clan de agraviados a quienes lo único que une es el deseo de que aquella se dé el gran batacazo electoral. A los demás, ha intentado vapulearlos a base de golpes bajos y juego sucio, pero se ha encontrado una resistencia inesperada y una respuesta que, con ayuda de los escándalos revelados por Infolibre la han dejado a la puerta del ambulatorio pidiendo árnica y con la perspectiva de que, al final, la gente, harta de una Grande de España que ha resultado ser muy pequeña, no la vote. Cosa que bien pudiera pasar, cuenta habida de que la financiación de esta campaña no ha permitido grandes dispendios.
 
Todos los analistas coinciden. Los resultados están abiertos. Nada puede predecirse. La abstención, tradicionalmente alta en las elecciones autonómicas, se lleva parte de la culpa. Y eso que El País vaticinaba ayer un "vuelco" a favor de los emergentes por el voto juvenil. Pero como situaba el intervalo juvenil entre los 18 y los 54 años, tampoco el asunto es muy seguro. Vienen luego los indecisos a recoger su parte de culpa. Un porcentaje altísimo. A saber por quién se decantarán. Añádase que, al tratarse de elecciones locales, las predicciones, que se hacen por partidos agregados, tropiezan con el hecho de que los distintos ámbitos son mundos aparte. Y eso sin contar el factor catalán.
 
De forma que, no sabiendo los resultados, cosa imprescindible si, como parece, son ajustados, hablar de pactos es como razonar a un guijarro. En términos aritméticos, todos los pactos son posibles. Cuando se dice que no es por razones ideológicas de "mi partido jamás pactará con ese otro" o "trataremos de pactar por todos los medios con aquel otro". Declaraciones de propósitos. Con el valor de los propósitos humanos. Pregúntese a Rajoy. De momento, todos, absolutamente todos los candidatos quieren ganar y gobernar, y todos, absolutamente todos, piensan quedarse en la oposición si no ganan. Ninguno se va a su casa.
 
¿Y los problemas? Se ha hablado de los problemas, fundamentalmente de dos, uno de los cuales me parece ficticio y el otro real. El ficticio es el bipartidismo. El real, la corrupción.
 
El bipartidismo es un problema ficticio porque no está claro que sea responsable en sí mismo de los males que se le achacan, especialmente el desgobierno y la corrupción. Es verdad que las monarquías nórdicas, multipartidistas, son honradas y eficaces. Pero también lo es que Italia, otro sistema multipartidista, acabó siendo el reinado de la corrupción. Por otro lado, hay muchos sistemas bipartidistas, empezando por el británico, que no son corruptos. De forma que el problema no reside en el bipartidismo como institución en sí, sino en este bipartidismo, en el hecho de que sea español.
 
Ahí es donde entra el segundo problema, el que consideramos real: la corrupción. Y sobre eso, los discursos son más que insatisfactorios. Son estrambóticos. Promesas de regeneración de lo más variado, hechas por los responsables y beneficiarios del actual desaguisado. Proyectos de transparencia total, absoluta, con los candidatos fotografiándose en paños menores en instagram y subiendo la contabilidad de su hogar a las redes. Esta demasía típicamente borgoñona es sospechosa. 
 
No hace falta acumular más normas, leyes, decretos, órdenes a la masa ya legiferada. Eso es lo de siempre. Hay que aplicar las leyes y, sobre todo, dotar de más recursos a la administración de justicia, garantizar su independencia, dejar de interferir en los procesos con los más bastardos objetivos, y confiar en los jueces. Una función pública competente y neutral y una administración de justicia fuerte e independeniente son las mejores garantias de regeneración democrática y lucha contra la corrupción..
 
Todo ello debe descansar sobre unos partidos responsables que, cuando estén en la oposición, se dediquen a oponerse y no a dejarse engañar. Porque si la corrupción ha llegado a estos extremos  de establos del rey Augías es porque la oposición estaba en Babia. O era cómplice, lo cual es peor. Y se trata de los partidos y de su deber. Se agradecen esos propósitos de los partidos radicales de que la ciudadanía se implique directamente en la gestión de la cosa pública. Se agradecen más, si cabe, siempre que no sean obligatorios porque los ciudadanos tenemos más cosas que hacer que deliberar permanentemente sobre la gobernación de la cosa pública. Para eso elegimos representantes, Y los pagamos. Tenemos derecho a exigirles  que sean eficaces sin estar vigilándolos. Esa consigna de no nos representan quizá sea correcta para estos representantes pero, no tiene por qué serlo para toda representación.

Y, en fin, a ver qué elegimos hoy.

dissabte, 23 de maig del 2015

Palabras de oro.

Las columnas de Esperanza Aguirre en el ABC eran columnas salomónicas. No por lo sabias sino por lo costosas y lujosas. Cada una a 2.000 o 3.000 €, casi el precio de las del baldaquino de Bernini en el Vaticano. El contenido es lo de menos, aunque todas parecen ser tóxicas. Pero podría ser un lorem ipsum, porque lo que importa, lo que vale, es la firma. Lo dicho, de 2.000 a 3.000 € la pieza. Pero no es dinero que venga de la nada, sino que proviene de las subvenciones, publicidad institucional y otras mamandurrias que el gobierno regional concede a la prensa adicta. Su criterio es transparente: inversamente proporcional a la difusión del medio pero directamente proporcional a su fidelidad ideológica. Es un circuito cerrado, como el tableau de Quesnay: el gobierno cobra impuestos con los que subvenciona a los medios que luego pagan a tres euros cada palabra de la expresidenta del gobierno de los impuestos.

Hay palabras de oro. No hace falta recordar aquellas aladas conversaciones por las que cobraban millonadas el actual embajador en Gran Bretaña y un conocido diputado del PP en tareas de asesoramiento oral a empresarios que luego obtenían contratos del gobierno del partido de estos dos crisóstomos murcianos.

Mañana se deciden Comunidades y ayuntamientos. Hoy toca reflexionar por orden de la autoridad y no de cualquier forma, sino en casita o tomando una clara en la terraza de la esquina. Nada de ir a hacer gansadas en la Puerta del Sol o a hacer caso a los del 15M en su afán por incordiar. Una reflexión sosegada, mirando la portada de La Razón, en la que se trompetea la victoria de Rajoy, una, grande, libre.

Breve resumen hasta el momento. La señora Aguirre se ha comido la campaña del PP, dejándola en la sombra, con Rajoy balbuceando incongruencias sobre el paro, Cifuentes callada como una vestal y Rita Barberá, que debe de estar a punto de entrar en el desolladero porque el presidente dice que es la mejor. Mañana, tarde y noche, las pantallas han sido de la belicosa condesa, las portadas, las declaraciones, los desmentidos, las redes. Hasta Jesús Maraña, director de Infolibre le ha escrito una carta abierta, escandalizado del desparpajo con el que la señora no solo no da explicaciones sino que ataca cuanto se mueve. Empezó como una valkiria, mintiendo a los cuatro vientos para desprestigiar a sus contrarios, Carmona y, sobre todo, Carmena. Y terminó desplumada como un pollo, con todas las vergüenzas al aire, con cobros estratosféricos, pagos insólitos y presuntos tejemanejes para colocar los quesos de oveja de su marido quien, al parecer, solo presenta las cuentas de su empresa los años de jubileo. La dama carece de programa porque, sostiene, no los lee nadie. Bueno, como sus columnas. Pero las columnas no se votan. Solo se pagan. En fin, la campaña del PP en Madrid ha sido la de Aguirre y las resultados, para España, tendrán doble lectura: los de Aguirre en Madrid y los de Rajoy en el resto de España. Y esa será otra guerra.

La izquierda en su peculiarísimo laberinto. El PSOE, con cierto complejo de nave capitana, reitera un mensaje que ha ido formulando en la campaña: estabilidad, centralidad, reversión de errores propios e iniquidades ajenas. Le falta contundencia frente al PP pero aun así, o quizá por eso, cree que puede aglutinar el voto de la izquierda. El país (Metroscopia) le pronostica, junto al PP, un abandono masivo del voto juvenil. Dado que considera "voto juvenil" el comprendido entre los 18 y los 54 años, el vuelco augura ser brutal. En todo caso, reina el clima de la más absoluta concordia. Los de Podemos insisten en que los "verdaderos socialistas", los "socialistas de corazón" deben votarlos a ellos. Anguita ha desaparecido del mapa. Los de IU también afirman la necesidad de encontrar puntos de confluencia con el PSOE y Podemos. Todo eso es puro sentido común. Lo absurdo eran los ataques anteriores. Y las consecuencias de los absurdos se verán mañana.
 
Ciudadanos cerró casi en privado, esencia del espíritu liberal. Cuando todo el pescado está vendido, llegan estos a ver si se comen unos percebes.

dijous, 21 de maig del 2015

Las opciones se complican.

A más de uno se le va a atragantar el croissant con esta portada de El País, explicada en el interior. El PSOE es la pareja de baile preferida. Ya en el tramo final, el ritmo de la campaña y los sondeos parecen dejar un terreno de hipótesis compartidas. UPyD desaparece del escenario, víctima de la barrera electoral del 5% y ni el canto del cisne ha podido entonar. La misma cuchilla puede rebanar las expectativas de IU, un golpe probablemente decisivo para sellar el destino de esta organización tan sobresaltada. Para evitarlo, para ganar visibilidad, Garzón ha sido contundente: ha cargado contra los emergentes y ha subido el tono con el PP, llamándolo "partido de ladrones". Eso es dar forma verbal a un pensamiento muy extendido. Pero tardíamente. La gente ni siquiera tiene claros quiénes son los candidatos de IU a alcaldías y Comunidades decisivas.

Otra convicción: el bipartidismo va a pasar a ser un tetrapartidismo pero, según parece, dos bloques. El PP y los demás. La casi demoniaca inocencia con que Rivera afirma el centrismo de su partido indigna a todos los demás. La FAES, o sea, Aznar, siempre apocalíptica, esta convencida de que Ciudadanos quiere acabar con el PP, la obra de la vida de su presidente. El centrismo, una vitola muy popular en España, permite a C's no solo pactar con el PSOE sino, incluso, afirmar afinidades electivas con él. El efecto de carambola de esta línea es que Podemos se vea forzado a rivalizar con Ciudadanos por el favor del PSOE. Todo dependerá de los resultados. Y, como siempre, decidirán los indecisos, que, lógicamente, tienen tendencia al centro para poder seguir siendo indecisos.

El problema de Podemos es bajar de los cielos a la tierra. Hasta la saciedad han dicho que salen a ganar. Eso está bien. Revela ímpetu, determinación e ingenuidad. Porque todo lo que no sea ganar será perder. De las alturas llegan los ecos de la advertencia de Iglesias al PSOE de que, si quería pactar, tendría que dar un giro de 180º. Eso son palabras mayores, teñidas de una soberbia algo ridícula, para dichas a un partido que mantiene una saludable expectativa de voto y se perfila realmente como centro, según se ve por ser capaz de atraer a la izquierda y a la derecha al mismo tiempo. Porque C's quiere incorporarse al centro, pero viene de la derecha. Aguirre y Cifuentes sueñan con llegar a acuerdos con C's. Cifuentes selló uno contra la corrupción en la televisión con el partido que, en teoría, quiere acabar con el suyo.

Hace unos días, Sánchez desempolvó el viejo fantasma del voto útil, una versión inteligente y positiva del voto del miedo. El voto útil para una izquierda que hace cosas; no que dice que va a hacerlas. El PSOE tiene una maquinaria institucional que funciona incluso cuando está en la oposición, como se prueba por el recurso de inconstitucionalidad a la Ley Mordaza, una norma impresentable. Añádase a ello que ha hecho una campaña moderada con imagen de responsabilidad. Sus candidatos no están cuestionados, aunque tampoco inspiren arrebatos, y no se han visto arrastrados a los espectáculos de corrala que han abundado. Tampoco está atosigado por la corrupción, como el PP, que ha perdido todo el crédito. La insólita soberbia de Susana Díaz, encerrada en su taifa andaluza, curiosamente, ha permitido al PSOE presentarse desligado del desbarajuste del Sur, la corrupción y la parálisis institucional.

A Rajoy ya solo le queda la parte tonta del voto útil, esto es, el voto del miedo. Dice el buen hombre que la alianza de todos en contra del PP sería "letal" para España porque posibilitaría un gobierno del PSOE. Todo un descubrimiento. No votar al PP es votar el caos. Y lo dice en medio del caos. Las noticias desmienten a diario su discurso triunfalista de "gran nación": el gobierno está esquilmando el fondo de reserva de las pensiones, que se habrá agotado en cinco años y la deuda pública está ya en el 103% del PIB. Todo en medio de una abigarrada ambientación de citaciones judiciales, comparecencias, conversaciones telefónicas alucinantes que parecen probar que estos pájaros llevaban años robando a espuertas. Un mundo de corrupción genealizada, sistemática, contumaz, insultante.
 
Añádase a ello ese nuevo sketch, de la señora condesa beneficiándose conyugalmente de que el señor conde coloque sus magníficos quesos de oveja en los comedores que gestiona el amigo del colegio de la señora condesa por concesión otorgada por el gobierno de la señora condesa. Por lo demás, la señora condesa se presenta a las elecciones con un programa de un folio que, en politica, es el equivalente del cuento de Monterroso. Pero es que la señora condesa en sí misma recuerda un personaje de un cuento gótico, siniestra y ridícula, a partes iguales.
 
Todos parecen otorgar al PSOE la centralidad del tablero. Vaya. El debate en el seno de la izquierda es confuso. Esa insistencia de Podemos en apropiarse el término socialdemocracia por referencia al movimiento revolucionario anterior a la aparición del comunismo es un guiño a un pasado demasiado lejano.  Hoy socialdemocracia quiere decir anticomunismo y apelar a la socialdemocracia anterior  para salvar este escollo solo desconcierta a los auditorios.
 
El resultado de la pugna particular entre Podemos y Ciudadanos por el alma de los sectores sensibles al cambio y a la innovación quizá sea el episodio más interesante de estas elecciones. Porque aquí se trata de saber quién es mejor, más atractivo; no de quién sea más joven pues ambos líderes y formaciones lo son. Podemos es quien ha debido elaborar rápidamente una estrategia de defensa de la que carecía porque no contaba con encontrar competencia en su propio campo. Había elaborado un discurso contra el bipartidismo, pero  no esperaba el ataque del hurón en su madriguera.
 
Una prueba más de que, como decía Marx, "los hombres hacen la historia", pero no suelen saber la historia que hacen. 

dimecres, 20 de maig del 2015

La vileza hecha mujer.

Hubo un tiempo, un tiempo largo, parecía inacabable, en el que España se jugaba su porvenir como Estado democrático de derecho en una denodada lucha contra el terrorismo etarra. Había atentados y disturbios constantes. Las calles de las ciudades del País Vasco eran inseguras y, aunque en menor medida, las de otros lugares del país. Decenas de ciudadanos llevaban escolta y estaban obligados a vivir vidas angustiosas por el permanente temor a un asalto armado. Muchos de ellos, de todo tipo, condición o edad, caían victimas de la vesania de ETA. Teníamos una lucha en dos frentes: había que vencer al terrorismo e impedir que, en la lucha, la democracia recurriera a los mismos procedimientos que combatía y se deslizara así de nuevo hacia la dictadura con lo cual, en último término, los etarras hubieran ganado. Fueron años muy duros. Años de plomo y goma 2.

Poco a poco fue asentándose la convicción de que la victoria sobre el terrorismo solo sería posible mediante la unidad de las fuerzas democráticas. Mal que bien, acabó consiguiéndose. Incluso se firmaron dos pactos de lucha antiterrorista entre los dos partidos dinásticos. El segundo de ellos, si no recuerdo mal, a instancias de Rodíguez Zapatero, entonces en la oposición y con la oposición, a su vez, del vicepresidente del gobierno que lo consideraba un "conejo que se sacaba de la chistera" Zapatero.Adivínese quién era el autor de este hallazgo: el mismo Rajoy que unos años más tarde defendía el pacto del conejo en la chistera como si fuera suyo, como un producto de sus entretelas y acusaba a Zapatero de querer traicionarlo. Rajoy en estado puro.
Aun así, había un consenso cerrado, cerradísimo, de todas las fuerzas políticas, apoyadas por el conjunto de la sociedad, en el sentido de que la política antiterrorista era exclusiva del gobierno y no estaba sometida a crítica. Los demás, punto en boca. Ese consenso se cerraba con un broche de oro: nadie usaría el terrorismo como arma política y mucho menos electoral. Y así aguantó nuestra sociedad la tormenta de fuego y odio que la azotó durante largos años. Hubo momentos de flaqueza como cuando el inevitable Rajoy acusó a Zapatero, entonces presidente del gobierno, de "traicionar a los muertos" y de poco menos que de connivencia con ETA. Con ello solo consiguió mostrarse como lo que es, una persona sin escrúpulos. Pero, en términos generales, la unidad se mantuvo, el terrorismo quedó fuera del debate político, el frente social y mediático antietarra era total. Y ETA sucumbió, eliminando así el último obstáculo a la plena instauración de la democracia en España. Lo que ha venido después ya es otro asunto sobre el cual hay hoy día muy encontradas versiones.

Con estos antecedentes, ¿cómo se le ocurre a esta señora Aguirre usar el terrorismo como arma electoral? Tenía razón ayer Palinuro. Aguirre no vive en la realidad, sino en un teatro siniestro que se ha montado en su cabeza. Ayer la comparaba con algunas heroínas. Le venían grandes todas. Se acerca más al tipo Medea: movida por pasiones irrefrenables, un odio sin limites y una obsesión por imponerse capaz de destruir todo lo que la rodea. Lo que hace. ¿Cómo rompe el acuerdo básico que posibilitó la derrota del terrorismo y, además, con carácter por así decirlo, retroactivo, con el fin de insinuar odiosas connivencias entre Carmena y los terroristas? ¿Es que no está en sus cabales?

Aguirre no tiene cabales. No tiene limites. El límite es ella misma. Un caso de mitomanía colosal. Es ella sola, la única. Ya se ha enemistado con todos los dirigentes de su partido, absolutamente todos, que están deseando verla estrellarse. Y lleva camino de hacerlo si sigue mostrando tanta ruindad, tanta mezquindad, tanta ansia por vilipendiar a su adversaria de las formas más repugnantes. Empezó hace unos días poniendo en cuestion la profesionalidad de Carmena al afirmar que es jueza por el cuarto turno con lo que consiguió ofender a todos los del cuarto turno, que son unos profesionales dignísimos y dejó impoluta a Carmena que es jueza por oposición. Y por oposición anterior a la implantación del cuarto turno. Una mentira, un infundio hecho con mala uva, con un espíritu bastante mezquino. Ahora llegan las venenosas insinuaciones sobre las decisiones de Carmena como jueza de vigilancia penitenciaria. Aquí, lo de menos es que Aguirre hable sin saber lo que dice y tome las providencias judiciales como decisiones de las que ella adopta con esos colaboradores que luego acaban todos en la cárcel. Esta saña revela que la dama es una simple y así se lo dice una reposada y segura Carmena que lamenta escuchar cómo su interlocutora, a su edad, dice tales "simplezas".

Es que vive de ellas. Cuanto más simples, elementales, chocantes y agresivas sean sus afirmaciones, más conseguirá la condesa que no se hable de lo que realmente le preocupa, la corrupción, en la que vive anegada hasta las cejas y últimamente hasta más arriba de las cejas. Con buena parte de sus amigos, colaboradores, asesores, subordinados y allegados por diversos motivos entre rejas, procesados, imputados o a punto de serlo, el repentino descubrimiento de ese pintoresco ménage à trois gastronómico entre la presidenta de la comunidad, su amigo del colegio y el marido hace añicos su justificación de que ni ella ni su familia aparecen pringados. Y, de paso,  sitúa el asunto en el nivel adecuado, más bien entre la cocina y el servicio, propio de una novela de Galsworthy. Y luego dicen que la aristocracia española es estirada, cuando se mezcla con los fogones porque, según parece, gracias a las generosas concesiones y contratas que la Comunidad concedía al amigo del cole, este colocaba en los más distinguidos comedores de distintas instituciones los sabrosos quesos del marido de la presidenta.

Para evitar el bochorno de esta inmersión absoluta en el mundo del chanchullo, la mamandurria, el enchufe y el favoritismo, de la corrupción en definitiva, Aguirre arremete con verdaderos insultos, infundios y golpes bajos contra Carmena a la que acusa sin prueba alguna, de laxitud con los asesinos y, en el fondo, de simpatizar con ellos, de ser equidistante, de ser totalitaria. Tanta bajeza, tanta ruindad, tanta desmesura e injusticia con una jueza que ha cumplido siempre su deber, no ha sido nunca sancionada sino, al contrario, galardonada con un premio, seguramente ganarán para Aguirre los votos de la ultraderecha de la de brazo en alto. Pero solo esos. Los otros, de gente normal, más templada, huirán de ella. A lo mejor cae en la cuenta y nos ahorra a todos un espectáculo tan bochornoso como el del debate de ayer.

Preguntaba Aguirre si, dadas ciertas circunstancias de carácter judicial privado aclaradas por la jueza, Carmena no creía que en Inglaterra se vería obligada a deponer su candidatura. Esa pregunta debiera empezar por contestarla ella: si no se vería obigada a dimitir por haber presidido un gobierno que ha sido un muestrario de corrupciones y episodios propios de la pantera rosa, con maletines volanderos, espionaje en los ascensores, sobornos, fundaciones fantasmas. Con el agravante de que su propio marido, su familia están implicados en presuntos tratos de favor y supuestos cabildeos con la institución que ella presidía. Si se añade a la comitiva el divertido sainete del triángulo nutricional, a lo mejor ya ni siquiera se le plantea lo dimisión como candidata porque quizá no le dejen entrar a presentarla. Estos ingleses conservadores son muy estirados y, así como no les gustan los toros, aborrecen el olor a ajo y a queso de oveja.

dimarts, 19 de maig del 2015

Semblanza epitáfica de Aguirre.

À bout de souffle huía una tensa Aguirre, perseguida por Gonzo, de "El Intermedio", de la Sexta, empeñado en saber algo sobre los negocios de su marido, el presunto lobista. El DRAE no recoge el término, pero sí Lobby, que define como "grupo de presión". O sea, el marido de Aguirre es un "grupodepresionista". Casi suena mejor "lobista". Nada, hombre, en castellano tenemos el término "cabildero", el que se dedica a cabildear, o sea, a apañar tratos ventajosos para sí o sus clientes. "Cabildero" es recio y castizo español, pero tiene muy mala fama. En cambio "lobista" parece otra cosa. Hasta habrá quien se lo ponga en la tarjeta de visita o en un nick de twitter. Aquí, lo gordo es que el marido de Aguirre también se dedique al cabildeo en la Comunidad que ha sido jurisdición de su cónyuge, y en 2014. Es decir, ahora mismo. Esto sí que parece el fin de la carrera política de Aguirre.

Una larga carrera muy vistosa, marcada por momentos apoteósicos en contundentes controversias con sus adversarios, pero tocada por la sombra de la corrupción. Desde el origen mismo de su mando en un episodio de auténticos truhanes hasta el momento presente. Su defensa, sin embargo, ha sido siempre la misma: sí, ha estado rodeada de una turba de mangantes pero ella, personalmente, nunca se ha llevado un euro. Nunca. Confiesa su amargura por las traiciones, pero reafirma su integridad personal. Ella nunca se ha llevado nada, lo cual tiene su mérito porque, según algunos, es la única.

Aguirre tiene fuerza y personalidad y, cuando no suelta esas simplezas de neoliberal estilo mormón, mezcladas con el batiburrillo nacionalcatólico que tiene en la cabeza, dice cosas con cierta gracia. Por ejemplo, hace tiempo cargó contra las mamandurrias y hace poco proponía "acabar con las mentiras y los mentirosos". Teniendo en cuenta que su mandato ha sido el reinado de la mamandurria (incluida la de Carromero) y en donde se han dicho más mentiras que en una feria de ganado o un consultorio sexológico, cualquiera diría que se trata de un caso típico de "proyección". La dama acusa a los demás de lo que ella hace. Por supuesto. Eso es evidente, pero no explica por qué lo hace.

Mi hipótesis es que Aguirre no vive en la realidad sino en una ficción, en una obra teatral que se ha inventado. La divinidad, a través de San Miguel Arcángel o de San Isidro, la ha designado salvadora de Madrid y España como hizo con la doncella de Orléans. Falla algo la cuna pero el caso es en todo similar: Juana/Esperanza ha recibido la misión sagrada de rescatar el reino de los ingleses/la antiEspaña, dada la incompetencia culpable de un blandengue Carlos VII/Rajoy. Aguirre vive en su mundo y predica en él, sin reparar siquiera en el efecto de sus palabras. No escucha nunca salvo a sí misma.
Aguirre tiene temple dramático con vislumbres trágicos. Su cuñado, dramaturgo, podría convertirla en un personaje inolvidable de la farsa hispánica. Tiene la capacidad de agitación de Lisistrata, la ambición de Lady Macbeth, la perseverancia de Leonor de Aquitania, la indiferencia ante el desastre de los suyos de Hedda Gabler, la firme voluntad de vencer de Leni Riefenstahl y Ayn Rand. Y ella, a su vez, quisiera ser Thatcher. Con toques de Boris Johnson pero, definitivamente, the iron lady. Uno diría que hay un descenso, pero Thatcher también tiene su grandeza en su firme y evidente vulgaridad. Es la de la sociedad que la rodea; sociedad de clase media, sociedad civil de gente vulgar que no quiere líos ni se mete en ellos, que se gana la vida como puede y saca adelante a sus familias pero siempre de forma honrada. La áurea mediocridad, base sólida del poderío thatcheriano. Por eso resumía las especulaciones en la famosa fórmula de TINSTAAFL que decía con sonrisa cautivadora: There Is No Such Thing As A Free Lunch. "No hay comida gratis". Bueno, salvo que estés en algunos de los círculos de corrupción de la capital del Reino, el de los contratos troceados, el de las recalificaciones falseadas, los concursos amañados, las mordidas, las comisiones, los sobresueldos, los cursos ficticios, las subvenciones ilegales, las desviaciones de fondos, las tarjetas negras, la información privilegiada, los cabildeos y los choriceos. En tal caso te salen gratis las comidas, las bebidas, las dormidas y hasta los viajes al Caribe.

¿Ven el drama de Aguirre? Una heroina trágica que quiere identificarse con la dama de hierro y resulta ser de latón porque la sociedad de la que se ha rodeado no es la sociedad civil de Thatcher, sino el mercado de la Ópera de tres centavos. No es Margaret y Denis Thatcher sino, más bién, Polly Peachum y Mackie el navaja.

Este golpe en la imagen de Aguirre a seis días de las elecciones es la erupción del Vesubio para la Pompeya de sus ambiciones. Su defensa hasta ahora había sido que ella personalmente no se había lucrado con la corrupción, no se había llevado un euro. Ella no, pero su marido, sí, según parece. Ella no, pero su marido, la otra parte de la unidad familiar, la familia, sí. La familia ¿no es ella? Esa familia que Aguirre ha defendido siempre a capa y espada contra las hipotéticas amenazas del aborto y el matrimonio homosexual. Esa familia que, según Thatcher es lo único que hay entre el individuo y el Estado porque la sociedad no existe. Vaya Aguirre a Londres y pregunte cuántas veces hizo Denis Thatcher de cabildero entre Downing Street y Westminster.

Y actúe en consecuencia.

diumenge, 17 de maig del 2015

De la teoría a la práctica y otra vez a la teoría.


Deprimidos por los sondeos, los del PP se aferran a una campaña en las etéreas regiones de la teoría y las dulces promesas para el mañana. Estamos saliendo de la crisis. Cada día engorda el crecimiento del PIB en una o dos décimas. Al llegar el 24 estaremos creciendo por encima del 4%. Ya hemos perdido la cuenta de los millones de puestos de trabajo que van a crearse en 2016 y Rajoy confunde los impuestos que sube y los que baja; pero esto es costumbre.

Aguirre anuncia que representa los principios liberales más puros: la libertad, la propiedad, la justicia y supongo que la honradez. En reserva le queda lo de la superioridad moral y el cristianismo como vehículo de la libertad en Occidente. Pura teoría para no verse obligada a hablar de la práctica que, sin embargo, es lo que parece interesar a los votantes, esa chusma a cuya falta de juicio es preciso someterse cada cuatro años. Como si la unción providencial de la derecha no fuera para toda la eternidad.

La gente solemos estar más en los asuntos prácticos, los que afectan a nuestras vidas cotidianas. Los políticos suelen referirse a ellos como los problemas reales de los ciudadanos, pero no dan la impresión de conocerlos. Y es muy sencillo. Lo que queremos es que dejen de saquearnos, de estafarnos y robarnos. Rajoy sale a la calle en Palma de Mallorca y la gente lo abuchea y lo mismo le pasa luego en Oviedo, en donde los manifestantes le coreaban "Mariano, Mariano, no metas más la mano". Es la más afrentosa de las realidades prácticas para unos gobernantes literalmente anegados en la corrupción. La cruda realidad es la de una partida (o partido) de ladrones en el gobierno. No hay teoría ni promesa rosada que aguante la aparición de otra Gürtel en la alcaldía del PP de Alicante, en donde la alcaldesa Alonso, según la denuncia, podría haberse enriquecido escandalosamente a cuenta de supuestos procedimientos delictivos.

Esa práctica tan tozuda da al traste con todas los bellos anuncios del gobierno y sirve como base para otra elaboración teórica pero de la izquierda. La contundencia de Garzón, llamando a Rajoy presidente de un partido de ladrones no deja lugar a dudas. Esa es la fórmula teórica que resume tres años de absurdas disquisiciones sobre el neoliberalismo, las privatizaciones, el conservadurismo, la desmemoria histórica, la represión, los intentos de censura, el autoritarismo: partido de ladrones. De haber empezado por ahí, aun a costa de reconocer que en las propias filas de los acusadores hay algunos con la mano muy larga, habríamos ahorrado tiempo y paciencia. Aunque no dinero porque la corrupción, bien claro está, no cesa.

Rajoy se agarra más a la teoría y pide no "frivolizar" ni confiar en "tertulianos y comentaristas" es de suponer que en los adversos, aunque, tratándose de Rajoy, nunca se sabe. La política no es hablar. Es hacer. En su caso, también podría decir deshacer.

Ahí está, sin embargo, el más temible tertuliano, al que él llama "el Iglesias", con un toque de desprecio de señorito, retándolo a debatir y afeándole que no lo haga con la oposición. También Iglesias trae el bazooka teórico cargado, llamando "miserable con traje" a Rajoy a quien pide que deje de ser una maldita avestruz con la cabeza en el suelo, y dé la cara y venga a debatir. También muy cierto y contundente. Solo una pequeña precisión a favor de las avestruces: no son tan tontas como para esconder la cabeza y perder de vista al enemigo. La dialéctica teórica de Podemos apunta también al PSOE, al que acusa de copiota. Pura proyección porque esa es la acusación que cabe hacer a Podemos. ¿O no pide este el voto a los socialistas de corazón? Y ¿qué son los socialistas de corazón? Según parece, los del 82. Da para pensar quién copia a quién.

La teoría del PSOE sobrevuela este valle de lágrimas. La campaña es por las autonómicas y locales, pero se apunta a las generales de noviembre. En el corto plazo la suerte parece estar bastante echada. Quedan los altos porcentajes de indecisos a los que se quiere llegar con la teoría del "voto útil", sin perderse en mayores pendencias con el resto de los partidos. Estas elecciones son un alto en el camino importante hacia las generales. Un mitin monstruo en Valencia, con 12.000 asistentes, tiene este significado: una especie de primarias únicas de Sánchez contra Sánchez porque si el resultado del día 24 es malo para el primer Sánchez, ¿cómo va a sostener el segundo su candidatura a la presidencia del gobierno?
 
En el caso de C's, la teoría y la práctica se confunden. Todo el mundo echa pestes de ellos. Hasta ellos mismos. En próximas fechas van a depurarse de falangistas que, según dicen, se les han colado. Lo de menos es que sean falangistas, aunque no es carta de recomendación. Lo grave es lo que tiene de aviso del peligro de reclutar miles de aspirantes a cargos públicos en breve tiempo. Los de C's manifestarán de continuo una mentalidad positiva y positivista pero no pueden evitar la idea de que, al votarlos, se vota un partido de aluvión.

dimecres, 13 de maig del 2015

Elecciones: un tándem de cine.

En las próximas elecciones en Madrid se presentan dos mujeres del mismo partido que gustan de fotografiarse juntas, subrayando la idea de formar una especie de tándem con una clara intención de transmitir un mensaje de coordinación y estabilidad por común militancia. Un tándem de cine. De qué cine está por ver. A veces recuerdan algo "Con faldas y a lo loco" (Some Like It Hot) y todo el problema sería repartir entre las dos candidatas los tres papeles de Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemon. En las redes hay malvados que las presentan como las dos niñas de El resplandor, lo que quizá sea un tanto excesivo.

En todo caso hay algo que las distingue de casi todos los demás candidatos: la veteranía. Los otros pretendientes vienen casi in albis. Ellos sí son candidatos en sentido propio, pues visten la túnica cándida. No traen equipaje, ni historia. Algunos se presentan por primera vez en su vida a algo. Otros quizá hayan ocupado algún otro puesto o cargo en el pasado, pero no son propiamente políticos profesionales. No lo es Carmena ni siquiera Gabilondo, a pesar de haber sido ministro del PSOE que lo era, como sigue siendo hoy, independiente. Es decir, aquí hay diez primerizos, a algunos de los cuales casi no los conocen ni los suyos y dos veteranas archiconocidas con una larguísima experiencia en puestos de gestión pública, sobre todo la sandunguera señora Aguirre a quien, habiendo sido casi todo, ministra, presidenta del Senado, de la Comunidad de Madrid, ya solo queda ser alcaldesa y cardenal primada de España, aunque eso lo tendrá más difícil.

El tándem es de cine porque coincide con el meollo del discurso electoral del PP: ojo a las ocurrencias, las improvisaciones, los conejos de la chistera, las aventuras y los adanes, por sintetizar el jardín metafórico del presidente. No tiréis por la borda lo mucho conseguido y nada de poneros en manos de inexpertos. Hay que confiar en la experiencia, la estabilidad, la responsabilidad de quien lleva años al frente de los gobiernos y sabe lo que hace y lo que se trae entre manos.

Vale. Por eso el PP propone de candidatas a dos veteranas funcionarias del partido que han pasado toda su vida laboral trabajando para este, bien en su organización interna, contratadas por él aunque, como en el caso de Cifuentes, a veces haya sido presuntamente con procedimientos ilegales y en régimen de economía sumergida, bien en cargos representativos. No deja de tener gracia que se presente a guardiana de la ley quien comenzó por saltársela. Pero esto no parece ser óbice en el país de José María el tempranillo. Ahora, las dos mujeres piden el voto para acabar con la corrupción y regenerar Madrid, lugar en el que su partido lleva veinte años gobernando con mayorías absolutas. O se refieren a la corrupción de la corte visigótica o habrán de admitir se trata de la que ellas alimentaron, o ignoraron, o fingieron ignorar mientras gobernaban. Sobre todo Aguirre. De forma que es lícito preguntarse si, a pesar de su veteranía, las dos saben qué se traen entre manos.

En el caso de Cifuentes sí parece, aunque, a la vista de su ejecutoria como delegada del gobierno en Madrid, da miedo lo que pueda estar tramando. Su política de orden público, muy respaldada por el ministerio del Interior, ha sido represiva, autoritaria, hostigadora de la ciudadanía, punitiva y escasamente respetuosa con los derechos civiles y las libertades públicas. Miedo da con una Consejería de Presidencia y Justicia que lleva también asuntos de interior a su disposición. Y su programa está muy claro. Lo dijo en el debate de la televisión: libertad de elección. O sea, privatización de servicios públicos. Quien quiera educación, sanidad, etc., que se los pague de su bolsillo.

Decir que Aguirre sabe lo que se trae entre manos es mucho más aventurado. Su casi interminable mandato en la Comunidad de Madrid ha dejado un panorama terrible: tiene decenas de colaboradores o cargos bajo su responsabilidad en la cárcel o rodando por los juzgados como robagallinas compulsivos. Le han sacado a relucir tramas y fraudes rocambolescos derivados o relacionados con contratos de su gobierno en donde, al parecer, el que no trincaba comisiones, pillaba sobresueldos, enchufaba a recuas de parientes o quería modificar el régimen fiscal aquí o allá en beneficio propio o de sus allegados. Un panorama tremendo que tiene a los juzgados echando humo y a los medios pasmados de cómo se lo llevaba crudo el personal. Pero la señora Aguirre no sabía nada. Y menos mal que no salió una operación bajo su directa influencia, pero que parecía ideada por un comité de gangsters presidido por Al Capone de instalar una especie de Sodoma y Gomorra del ludocapitalismo en Alcorcón. ¿Puede decirse que alguien así sepa lo que se trae entre manos?
 
Es un tándem de cine, pero más al estilo de Pili y Mili.

dimarts, 12 de maig del 2015

Los debates.


Lo interesante de los debates son los preparativos. Las invitaciones, los rechazos, los retos, los acuerdos, las estipulaciones, los tiempos pactados, todo lo que agita las aguas de la opinión unos días antes y mantiene ocupados a analistas, comunicadores y asesores. Finalmente, tras haberse puesto de acuerdo hasta en los turnos para toser, los debatientes se exhiben en la pequeña pantalla para la realización de ese trámite que los teóricos contemporáneos llaman espectáculo y los más radicales, estilo Baudrillard, simulacro. Los candidatos simulan un debate espontáneo sobre asuntos de palpitante actualidad e interés de la ciudadanía.

Y el interés cae en picado. El debate es una sucesión de minimítines en tiempo tasado en los que los candidatos tienen instrucción de colocar el meollo de su mensaje. Apenas hay intercambio y el que hay es de una calidad insultante. Tómese como ejemplo ese acuerdo al que llegaron ayer Cifuentes y Ciudadanos para acabar con los corruptos en Madrid . Una pica en Flandes, ¿no? Anunciado a banderas desplegadas en prime time. Y ¿cómo piensan estas buenas gentes cumplir tan noble propósito? Pues comprometiéndose a firmar un pacto anticorrupción para echar de las instituciones a cualquier político manchado por la corrupción. Como suena. Estas gentes en verdad toman al auditorio por una manga de alelados. Anuncian por la televisión que piensan cumplir la ley. Porque echar a los corruptos es obligado. Es lo que manda la ley. Acabar con la corrupción no es comprometerse a castigar a los culpables, sino impedir que aquella se dé mediante medidas preventivas, de vigilancia y responsabilidad.

Pero nadie dice nada porque en los debates cada cual va a colocar su mercancía. Por cierto, en términos de mercadotecnia, Gabilondo tiene que mejorar, ser más conciso y claro y acuñar expresiones menos lejanas y más afortunadas. En eso falta a todos bastante práctica. Enuncian males, sí, pero sus propuestas son confusas. A todos menos a Cifuentes, que trae el argumentario bien elaborado en el partido. Son propuestas muy contundentes, destiladas al extremo, muy probadas en ocasiones anteriores y con mucha fuerza de convicción. Su contenido parte de un núcleo ideológico-programático neoliberal que parece irrefutable: libertad de elección. En las distancias cortas, en cosas como la corrupción, es posible poner en un brete a Cifuentes. Pero, llegando a los otros dos asuntos básicos, impuestos y educación, se yerguen dos expresiones que son baluartes conservadores frente a los que la izquierda fracasa: primera (para la promesa de bajar los impuestos) en donde mejor está el dinero es en el bolsillo de la gente. Segunda (para seguir con la educación concertada) garantizamos la libertad de elección de los padres. La candidata colocó las dos píldoras sin que sus contrincantes pudieran hacer nada.

La incapacidad de la izquierda de desmentir estas falacias es alarmante. La libertad tiene que ir acompañada de igualdad o no es tal. Tratar de forma igual a los desiguales es privarlos de libertad. Nadie quiere subir los impuestos indiscriminadamente sino tratarlos de forma diferenciada por criterios de igualdad y justicia social. Hay mucha gente que no tiene dinero. Ni bolsillos tiene. El único dinero de que puede disponer es el que pone el Estado vía justicia fiscal. Y lo mismo con la libertad de elección de centros educativos. Hay muchas familias que no pueden pagar los sobrecostes que normalmente cargan los colegios privados concertados. Resulta así que quienes disponen de ingresos superiores se benefician de un servicio público del que quedan excluidos quienes menos tienen pero que, sin embargo, sufragan vía impuestos. Eso es la libertad de elección de unos padres a costa de la de otros.
 
De aquí al 24 habrá otros debates tan apasionantes como este. Los de ayuntamiento prometen ser con espíritu zarzuelero para el que Aguirre se pinta sola. Por cierto que, estando en ferias de San Isidro, seguro que aprovechará la ocasión de ir a alguna corrida. Una idea sería la del día 21, la corrida de la prensa. Ahí se matarían dos pájaros de un tiro: se mostraría a la prensa quién representa el auténtico Ser de España y quién el sórdido espíritu de la anti-España.

Los debates cuyos preparativos más prometen son los de las generales de noviembre. Aunque no descartaría alguno con motivo de las catalanas de septiembre. Para mucha gente, el éxito repentino de Ciudadanos es su supuesta catalanofobia. Un debate sobre el derecho a decidir de los catalanes en la televisión española estaría muy bien. Y Ciudadanos haría su agosto. ¡Qué más quieren los españoles que catalanes que quieran ser españoles! Ahí, Ciutadans arrasa.

En cuanto a las generales, los debates se perfilan complicados. Siguen rituales como de torneos. El interés de Iglesias por debatir en televisión primero con Rajoy y luego con Sánchez y su negativa a hacerlo con Rivera indica una aceptación implícita del código de la caballería. El guerrero quiere justar con el de arriba; no con un zangolotino recién llegado como Rivera. Pero, precisamente ese es el código que se le aplica. Ni Podemos ni Ciudadanos tienen diputados y, por tanto, no son caballeros. Los caballeros no cruzan armas con los villanos. Y si resulta algo "casta" llamar villanos a Iglesias y Rivera, llamar caballero a Rajoy es rondar lo escatológico.
 
Se perfilan uno o más debates singulares de los dos candidatos del PP y del PSOE, sean quienes sean y parece inevitable que haya alguno de Iglesias con Rivera. La manera más clara de romper el bipartidismo es actuar como si ya estuviera roto. Un debate de Iglesias y Rivera no necesita permiso de nadie. Lo compra cualquier cadena privada porque tendrá mucha audiencia. Y así se escenifica el tetrapartidismo. Claro que entonces los de IU y UPyD, o lo que quede de ambas, pedirán participar. Pero si los caballeros no justan con villanos, los villanos no justan con mendigos.

diumenge, 10 de maig del 2015

¿Qué importa más, la cara o el alma?


El diario Público.es trae hoy los resultados de una encuesta de Idea Nomina Data sobre grado de conocimiento de los candidatos a la alcaldía y la Comunidad de Madrid así como de los dirigentes de los partidos por un lado y su valoración ciudadana por el otro. Son dos cosas muy distintas y están llenas de enseñanzas. Con el batacazo que se han dado los sondeos en el Reino Unido, las encuestas no viven su mejor momento. Esta de Idea, sin embargo, no lo es de intención de voto en donde, por lo que se ve, la gente miente más que de costumbre, sino sobre conocimiento y valoración. Los resultados parecen razonables, coinciden con lo que casi todo el mundo piensa y quizá sirvan para explicar el resultado final el 24 de mayo.
 
El pleno conocimiento lo consiguen quienes no garantizan el pleno empleo: Rajoy y Aguirre, seguidos muy de cerca por Pablo Iglesias y Rosa Díez. Los cuatro más conocidos y los peor valorados. Que la gente te conozca no quiere decir que te aprecie. En los 90% se encuentra también Sánchez, aunque su puntuación, sin ser tampoco aprobado, sube un poco más a un 4,6. De todos los valorados solo aprueban Carmena en el Ayuntamiento, Gabilondo en la Comunidad y Rivera como líder de partido.  La posición más sólida parece la de Gabilondo pues une el aprobado (5,3) a un grado de conocimiento respetable de 75,0%, once puntos por debajo de su rival, Cifuentes, que, sin embargo está nueve décimas por detrás en valoración ciudadana. Muy notable el caso de Carmena, con una nota alta de 5,3 pero con un grado de conocimiento muy bajo, de 37,9%, solo por encima del de Begoña Villacís, de Ciudadanos, el otro partido emergente.
 
El caso ganador por excelencia es el de Albert Rivera que, con un grado de conocimiento muy elevado, del 82,2% obtiene la nota más alta, de 5,7 para asombro general. Es como un nuevo Lohengrin, caballero del cisne, que viene a liberar a la dama democracia de su triste sino a manos de la corrupción.
 
El caso perdedor, el de UPyD, cuyos candidatos ya ni salen en las encuestas. Como tampoco sale la candidata de IU a la Alcaldía de Madrid. Ay de los vencidos. Empiezan por desaparecer. El otro candidato de IU, pero a la Comunidad, tiene una puntuación aceptable, de 4,6 pero un  porcentaje de conocimiento muy bajo, del 27,8% ; más que los dos casi desconocidos de Podemos y Ciudadanos, que están algo por encima del 14%. Pero estos son también emergentes y es de suponer que sus votantes los votarán por el partido, aun sin saber quiénes son, mientras que los votantes de García  Montero ya no saben de cierto si votan a IU y a cuál de ellas. Su candidatura, como la de Carmona, del PSOE, al ayuntamiento son candidaturas bastante planas.
 
Aquí la pelea va a estar entre Carmena y Aguirre en el ayuntamiento que entre las dos se comen a Carmona, y Gabilondo y Cifuentes en la Comunidad en una lucha muy desigual y muy desfavorable a Cifuentes. En cuanto a los partidos, entre Podemos y Ciudadanos, que tienen establecido un pugilato especial entre ellos, un pugilato mediático, entre caras y espíritus.

divendres, 8 de maig del 2015

La cosecha de la soberbia

Vendieron la piel del oso antes de cazarlo. Suele pasar con los cazadores bisoños, faltos de experiencia y de modestia. Afirmaron que iban a asaltar los cielos y no sabían en dónde pisaban en la tierra. Sobrevaloraron sus fuerzas y, sobre todo, se sobrevaloraron a sí mismos. Henchidos de soberbia académica, hablando una jerga pretenciosa que nadie entendía y menos que nadie ellos mismos, se permitieron el lujo de despreciar todo lo que no fueran ellos, especialmente, la solidez y la tradición de la socialdemocracia. Si esta quería tener alguna chance, tendría que girar 180º, según dictaminaba un ensoberbecido Iglesias, convencido de representar el giro copernicano de la izquierda.

Al fin y al cabo, estaban seguros de que, una vez expuestos en toda su gloria, gobernarían el país.

Para gobernar hay que ganar elecciones y, tras los primeros escarceos, decidieron que ganar era, no el objetivo prioritario, sino el objetivo único. Y si, para ganar, había que limar las aristas del programa y rellenarlo de ambigüedades, imprecisiones y disimulos, se hacía. Al fin y al cabo, la gente es tonta, sigue al caudillo sin parar mientes en el discurso, se le puede colocar el que se quiera, da igual. Las elecciones se ganan saliendo mucho en la tele sin que importe lo que se dice.
Se crecieron con el resultado de las elecciones europeas, sin caer en la cuenta de que es engañoso, no extrapolable porque la gente vota según le viene el capricho, pues cree saber que vote lo que vote, no cambiará nada. Las elecciones andaluzas ya les rebajaron esas ínfulas de falsa modestia que lucían en las teles. Los sondeos ahora siguen apuntando a su verdadera dimensión electoral: la de la IU en los tiempos del inefable Anguita.
En algunos lugares pueden salvarse de la quema. Pero no será por ellos. Por ejemplo, en Madrid, Manuela Carmena seguramente tendrá muy buen resultado. Pero por ser ella, Manuela Carmena, a sus más de setenta años, que viene a sacar las castañas del fuego a esta cuadrilla de neófitos pretenciosos que hablan de relevo generacional. Y porque su contrincante en la izquierda, Antonio Carmona, solo hace el payaso.
La marca Podemos puede sacar algo en Aragón por el carisma de su candidato y poco más. Ya veremos, incluso, si es relevante a la hora de las coaliciones o, como en Andalucía, solo sirve para decir "no".
Es poco probable que los dirigentes, ciegos de vanidad y presunción, revestidos de cursilería y falsa modestia, corrijan su rumbo. Ellos no se equivocan nunca. Son los demás los que lo hacen o, quizá algo peor, los que los boicotean y linchan sin parar. Porque suficientemente claro lo han dejado ya: toda crítica a Podemos está movida por la envidia, el rencor, la traición, el lacayismo al enemigo, etc., etc.
Vale, los críticos seguiremos criticando porque es nuestro derecho frente a una oferta que afirma venir a cambiar nuestras vidas, pero no tolera que se le pongan objeciones. Es nuestro derecho y nuestro deber. Ha habido mucha gente, incluidos muchos críticos, que creímos al principio en el discurso de la nueva izquierda genuina no contaminada de la dejadez socialdemócrata y el dogmatismo comunista, solo para encontrarnos algo después con que era el engaño de siempre, el revenido revanchismo comunista contra la socialdemocracia con el agravante de intentar plagiarle el nombre como han plagiado lo demás. En donde hay un engaño, hay un engañador y Palinuro, siguiendo el consejo de Sócrates, preferirá siempre ser engañado a engañar. Pero, una vez descubierto el engaño, ya no se calla.
Los avispados dirigentes, que quieren ganar a toda costa, podrán seguir embriagándose con los aplausos de la legión de conversos y tránsfugas que los rodean. Esos que siempre encuentran alguna justificación para lo que en su fuero interno, les repugna. La vida es corta, qué caramba y, hartos de ser minoritarios, estos mutantes se han pasado a los que, en un primer momento, creyeron unos ganadores natos, con ánimo de sacar tajada, de sentirse parte de un  triunfo o de que los fementidos sociatas por fin muerdan el polvo. Todos motivos muy nobles.
No hay tales ganadores y ya veremos si la organización llega a noviembre. Pero los conversos seguirán aplaudiendo.
No tienen otra salida. Bueno, esa y el mérito de propiciar más gobiernos de la derecha.

dimecres, 6 de maig del 2015

Le temps des cerises.

Las elecciones del próximo 24 de mayo serán en pleno tiempo de las cerezas. En algunos lugares ya habrán empezado a recogerse. Le temps des cerises, le temps des promises, el tiempo de las promesas. Todos los partidos están haciéndolas. Preparando sus programas, como primorosos cestos de guindas, adornados con ramitas. Cerezas rojas, brillantes, tersas, que están pidiendo "¡comedme!", "¡creedme!".

Podemos acaba de presentar su programa para las elecciones autonómicas. Razonado, bien expuesto, con muchas ideas, más sosegado de lo que se esperaba. Dicen que por eso hizo mutis Monedero. Puede ser. En todo caso, el programa ahí está, abierto al público en la red. Buen golpe.

Los demás hace tiempo que presentaron sus cestos de cerezas y promesas para las autonómicas y municipales. Aunque no estoy muy seguro de haber visto los de las autonómicas de Ciudadanos y el PSOE. Pero serán como los otros, repletos de promesas. Todas muy razonables y sensatas. El tiempo de las cerezas. Con las cerezas, las ramitas. García Montero dice que hace falta una izquierda clara porque las otras deben de ser oscuras. Los de Ciudadanos enarbolan el orgullo de ser españoles y catalanes. Los del PSOE van a devolver a la gente los derechos que ellos mismos ayudaron a quitarle. Y los del PP van a consolidar la prosperidad de España a través del crecimiento porque a todo el mundo le va estupendamente con una Samsung, es de esperar que adquirida sin pagar comisiones o sobresueldos.
 
Pero todos los cestos contienen cerezas, dulces promesas. El problema no está en las promesas sino en su cumplimiento. Así que, en lugar de aburrir al auditorio tratando de conseguir un crédito del que se carece porque uno es un bellaco, ¿por qué no hacen una declaración notarial especificando que, de no cumplir las promesas en tiempos tasados, dejarán el poder?
 
Bueno, estas cerezas de hoy están cultivadas con plaguicidas y otros productos. No son como aquellas otras de hace 144 años, las que enrojecieron  en la semana sangrienta de mayo de 1871. Eran otros tiempos.
 
J'aimerai toujours le temps des cerises
C'est de ce temps-là que je garde au cœur
Une plaie ouverte!

diumenge, 19 d’abril del 2015

Sostenella, no enmendalla.


Podemos emergió de repente en un florido mes de mayo con la promesa de una primavera eterna. Recogía el espíritu del 15M y lo convertía en un rotundo triunfo electoral en las europeas que, de paso, conmocionó el entero sistema de partidos. En el contexto de la crisis, con desafección ciudadana, desprestigio de las instituciones y corrupción generalizada, los cinco diputados podémicos  aparecieron en Bruselas como los adelantados de una invasión vikinga. En España, una encuesta tras otra elevaba sus expectativas de voto a ser la primera fuerza en el Parlamento. Eran una ola. En poco tiempo llegarían a la cima.

De inmediato se produjo un efecto sifón. A Podemos transfirieron su intención de voto muchos electores del PSOE y muchísimos más de IU. Los recién llegados estaban fagocitando a los veteranos. Lo malo es que, con los electores y militantes, empezaron a pasarse o manifestaron deseos de hacerlo, los dirigentes que veían que se quedaban sin respaldo electoral. Y, con los dirigentes de IU llega inevitablemente la trifulca. Esta ha empezado a afectar también a la organización de acogida, que no ha podido mantener incólume su imagen de otro tipo de movimiento. Aunque los dirigentes hagan logomaquias con la izquierda y la derecha, el abrazo de una IU en descomposición y hundimiento, los lleva al sempiterno campo de batalla de la izquierda mal avenida; su virginal fulgor aparece ya tiznado con el barro y la sangre de la mêlée cainita de los comunistas, los excomunistas, los criptocomunistas y los neocomunistas. Todos ellos la verdadera izquierda, por descontado.

A estas alturas muchos electores ignoran cómo son las relaciones entre Podemos (con o sin otros coaligados) e IU, en dónde hay convergencia y en dónde no y, por supuesto, cuáles sean las razones para lo uno o lo otro. Habrá ocasiones en que, a falta de mayor información, decidan el voto a cara o cruz.

El momento es decisivo. Desde las ocultas cavernas de los viejos dioses ctónicos surge apocalíptica la figura de Anguita: es "ahora o nunca"; hay que acabar con el bipartidismo . En definitiva, para ser más claros, hay que alejarse del PSOE. No pasan los años. El PSOE sigue siendo la bestia negra. Tanto que está de nuevo dispuesto a destruir lo que tiene si con ello destruye también a su taimada enemiga, la socialdemocracia. Y ¿con qué fuerzas cuenta Anguita para este asalto final? Con Podemos, Equo, las PAH y otras formaciones, entre ellas la suya, Foro cívico somos mayoría.

El abrazo de Anguita a Podemos con anhelos de fusión en nombre de IU es mortal para la formación de los círculos. Basta con ver cómo el Califa lo coloca en pie de igualdad con otras organizaciones, como en una traílla.  ellos, que venían a ocupar "la centralidad del tablero" porque sí y con su habitual modestia. Calíbrese por lo demás en qué medida contribuye Anguita a trasmitir la imagen de la nueva política. El Califa no puede hablar por la organización IU puesto que esta tiene sus candidatos y cuenta con un coordinador general, Alberto Garzón, que aspira a la presidencia del gobierno, y no parece muy avisado ir a decirle que se ponga a la sombra de Pablo Iglesias.
 
Pero habla revestido de la autoridad patriarcal del fundador de IU y cuando, preguntado por el destino de Garzón en una hipotética confluencia, embarulla los términos, recuerda un poco la figura de Abraham, dispuesto a sacrificar a su muy amado hijo Isaac-Garzón para apaciguar a Dios. Acabar con el PSOE es requisito imprescindible de cualquier acción de la izquierda. Es un poco maniático, en verdad, con ribetes de neurosis compulsiva, impermeable a los datos de la experiencia y ese monótono discurso antipsoe hace tiempo que da rendimientos marginales decrecientes. Y algo está claro: sacar de paseo la imagen de Anguita  admonitorio, ceñudo, declamatorio debe de habérselo sugerido a Podemos el asesor de comunicación... del enemigo. Presentarse como alternativa de futuro innovador agitando el espantajo de un pasado de perdedor revenido solo tiene sentido si se entiende como una bienintencionada provocación dadaísta pero, a este paso, el asalto a los cielos quedará ya para el próximo plan quinquenal.

Si alguien piensa que lo anterior es una imagen escorada por algún tipo de subjetivismo, animadversión hacia IU, o Anguita o Podemos, aguarde un instante y considere si no es cierto que a la izquierda del PSOE hay un debate a varias bandas entre Podemos, la IU que ha convergido, la que quiere converger de todas todas y la que quiere converger, pero dice no poder hacerlo. Y considere asimismo cómo encaja en el conjunto de este debate la afirmación de Alberto Garzón de que a Podemos le gustaría ser el PSOE, o sea, parte del denostado bipartidismo contra el que lucha a muerte Anguita. Y más aún, que Podemos quisiera ser el PSOE. Menudo anatema. Es posible que Anguita, montando en santa ira, dicte una fatwa contra este enemigo de Alá.

A su vez, a Podemos va sentándole bien el traje PSOE que Garzón quiere cortarle a mala uva para hacerle sentir miserable socialdemócrata. En lo tocante a las enrevesadas cuestiones nacionales, el derecho a decidir, la autodeterminación, la secesión y otros quebraderos de cabeza, Podemos ha decidido que el mensaje del partido sea igual en toda España, en Navarra y en Andalucía. Es el "café para todos" cuarenta años más tarde con elementos de uniformismo típicamente Borbón. Añádanse las ambigüedades en lo tocante a la Iglesia y el Estado, la República y otros gestos y actitudes y se comprenderá por qué la IU garzonita, la que querría converger pero asegura que es imposible por la arrogancia de Podemos, aspira a recuperar los votos que ha perdido cuando los votantes comprendan que la verdadera izquierda transformadora sigue y seguirá siendo IU. Y que, para cambiar a IU por IU, mejor hubieran hecho quedándose en casa, en donde muchos tenían ya grado de chusquero.
 
Las próximas elecciones van a ser decisivas sobre todo porque vienen con un factor de incertidumbre explosivo en Ciudadanos. No crean que esté del todo claro a quién quitará votos Ciudadanos.  

dilluns, 6 d’abril del 2015

Rajoy y el obispo.

¿Qué mejor broche de oro para cerrar la semana santa que con tanta devoción como entusiasmo ha celebrado el pueblo español que resucitar a Cristo? Así debió de pensar el Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, cuando redactó el artículo El sepulcro vacío de Jerusalén, ayer en  Infocatólica. ¿Qué conmemoramos el domingo de Resurrección? Pues lo que el nombre indica, responde monseñor, recién retornado de una peregrinación al Santo Sepulcro y henchido de fe evangélica: la resurrección de Jesús. Pero, ojo, insiste el prelado, no la resurrección en sentido metafórico como admiten hoy muchos doctores de la Iglesia, inducidos a error por el espíritu científico de la época, sino la resurrección real, tangible, verdadera. La reencarnación, en una palabra. Y la aparición en carne y hueso a los discípulos, nada de ilusión o alegoría. Si los doctores dudan solo tienen que alargar la mano, como Tomás, y tocar las llagas.
He aquí un interesante tema para añadir a las clases de religion en los colegios como complemento y parcial rectificación de las de biología: algunos seres vivos no mueren del todo sino que, al cabo de un tiempo, resucitan y suben al cielo por su propio impulso. En algún otro caso que suele olvidarse por desidia y abandono, como el de la Virgen, también resucitan. La resurrección no es un asunto reservado a los hombres. Participan de él igualmente las mujeres, como recuerda el obispo a fuer de avanzado, feminista y partidario de la igualdad de género. Lo de la ascensión a los cielos ya es otro cantar. La virgen no asciende por su propia fuerza sino que es asunta, cosa lógica pues la iglesia no practica un igualitarismo radical y absurdo, ignorante de que las mujeres necesitan siempre una ayuda... a menos que sean del PP en donde, según Cospedal, se valen por sí solas.
Algunos son escépticos respecto a las aseveraciones del obispo Munilla. Víctimas del positivismo y el racionalismo del siglo ven con incredulidad la figura histórica de Cristo y, cuando se trata de admitir no ya solo que el personaje haya nacido sino que haya renacido, la incredulidad se convierte en sarcasmo. Pero los seres humanos somos imprevisibles. Muchos de quienes dudan o incluso niegan el milagro de la resurrección de Cristo creen a pie juntillas en la de Rajoy, bastante más improbable.
De regreso de las correspondientes meditaciones y mariscadas de semana santa, el presidente viene dispuesto a avocar todo el proceso electoral que se avecina y se lo anuncia no a los apóstoles, sino a los 600 miembros de la Junta Directiva Nacional. No enviará emisarios a los territorios en pugna sino que los visitará él en persona, uno a uno, para animar el espíritu de los decaídos votantes del PP. Encabezará la campaña en todas partes, como hizo en Andalucía. Los escépticos y aguafiestas temen un resultado de la segunda llegada de Rajoy, a modo de parusía, todavía más catastrófico que el de la primera.
Debilidades y temores de gentes sin fe como la del obispo Munilla y sin carácter ni energía. Rajoy está, en cambio, pleno de vigor y determinación, seguro del mensaje que va a transmitir, el de la recuperación de la crisis gracias a los sacrificios de este noble pueblo. Tiene confianza en sí mismo y, aunque su valoración popular sigue siendo la más baja de todos los políticos de toda la segunda Restauración, está convencido de ser capaz de "dar a vuelta a las encuestas".
Solo necesita que sus colaboradores inmediatos, los barones, los alcaldes que se enfrentan a unas elecciones difíciles crean, confíen en él. Pero no parece ser el caso. Los interesados, Aguirre, Fabra, Monago, etc, prefieren hacer eso que se llama "campañas personalizadas", centradas en sus figuras y nombres y dejando en la penumbra el de su superior jerárquico, Rajoy, que huele a resucitado y el de su partido, que suena más en las salas de los juzgados que en los mítines políticos. Toman ejemplo de Susana Díaz quien enfocó su campaña envolviéndose en la bandera de Andalucía e ignorando cuanto sucediera al norte de Despeñaperros. Pero no es seguro que lleguen a la perfección de dejar a Rajoy de telonero, como hizo la andaluza con su flamante secretario general. Rajoy manda mucho en el PP y ha sido él quien nombró a todos los candidatos y quien puede desnombrarlos como vino a hacer con el hoy semiproscrito Ignacio González.
Pero justamente esa inevitabilidad de la presencia del resurrecto Rajoy, luego de la humillante derrota andaluza, puede ser el golpe de gracia para las expectativas electorales del PP en especial en las Comunidades Autónomas en las que los sondeos auguran resultados modestos.
Como dice el obispo en su artículo, la resurrección de Cristo no puede interpretarse fuera del orden físico, y es inadmisible la negación del hecho histórico sucedido en el sepulcro vacío de Jerusalén. Difícil de creer, ¿eh? Pues no digamos la de Rajoy.

diumenge, 5 d’abril del 2015

Ruedan cabezas... de turco.

La derrota. Qué amarga es la derrota. Se pierde aquello por lo que se luchaba y empieza la bronca en casa. Hay que conformarse con menos y se inicia la búsqueda de culpables del desastre. Mal asunto, porque es fuerza encontrarlos dentro. Hacerlo fuera es absurdo. Desde luego, el culpable externo de la derrota propia es siempre el adversario, pero carece de sentido condenarlo por ello. Al contrario, lo elegante es felicitarlo, pues ha triunfado. Los culpables se buscan en el interior, en los traidores, quintacolumnistas, derrotistas y hasta tibios. Suelen ser cabezas de turco. En los partidos este comportamiento es tan seguro que parece un guión.

El mayor derrotado en Andalucía, el PP, vive horas convulsas. En su interior se cruzan propósitos avinagrados. 17 escaños y medio millón de votos perdidos son una bofetada al candidato y a Mariano Rajoy y su gobierno, que lo apoyaron y hasta hicieron la campaña para y por él. Eso los resultados. Tomadas como sondeo, con una muestra de cuatro millones de votantes, las elecciones andaluzas auguran un mayo aciago. Una derrota sin paliativos. Y, no pudiendo admitir que los culpables sean Rajoy y su gobierno, pues no podrían sustituirlos en menos de dos meses, se buscan cabezas de turco. Cospedal, Aguirre, cabezas de turca. Pero de turca belicosa. Aguirre quiere ser califa en lugar del califa y Cospedal ya está señalando la puerta de salida al pobre Bonilla. Habra que darse por contentos con este turquillo. La derecha aborrece la desunión y la fragmentación. Rajoy lo entiende muy bien. Para resolver un problema lo mejor es dejarlo pudrirse. Según saber convencional, el modo más seguro de que un problema se pudra es nombrar una comisión para resolverlo. Ni corto ni perezoso, Rajoy ha convocado a la Junta Directiva Nacional del PP para el martes, un órgano compuesto por 600 miembros; una macrocomisión. Su voluntad de pudrimiento es incuestionable. Como siempre. No resolverán nada y seguirán buscando cabezas de turco o de turca.

En UPyD han perdido hasta la camisa y la bronca interna es fenomenal. Entre renuncias y expulsiones, no tienen gente para completar sus candidaturas y los augurios en Madrid los sitúan fuera del Parlamento. Rosa Díez quiere aplazar la catarsis hasta pasadas las elecciones, pero quizá no pueda. Voluntad parece tener y también afán de seguir. Recuerda los últimos de Filipinas o al general Custer en la batalla de Little Bighorn.

En Podemos las fricciones parecen ser menores porque al fin al cabo, 15 diputados de cero antes no es una derrota. Pero tampoco es una victoria. El enfrentamiento entre la baronía andalusí, del sector crítico, y la dirección suprema no es buena señal. Y menos que, en lugar de reconocerlo abiertamente, se haya desmentido, confirmado, vuelto a desmentir y reconfirmado media docena de veces. Catastrófico desde la perspectiva de la comunicación y con los círculos en estado casi tumultuoso, la eficacia de Podemos en Andalucía puede aproximarse a cero. En cuanto a las elecciones de mayo, según parece, en varios lugares hay candidaturas de convergencia de IU y Podemos como "partido instrumental". Eso no va a ayudar a que el electorado se aclare de a quién está votando y, teniendo en cuenta que la participación en las primarias de Podemos ha estado ligeramente por encima del 20%, tampoco aquí los augurios son saneados.

En cuanto a IU, los desastrosos resultados andaluces, atizan mucho más la discordia interna. Unos atribuyen la pérdida de siete diputados a la alianza con el gobierno de Díaz y otros a la existencia de Podemos. El enfrentamiento no se resolverá porque, a escala del Estado, la situación es peor. Precisamente esas candidaturas unitarias de IU con Podemos en unos sitios y en otros no pueden acabar reventando la federación que morirá entonando como Dido el lamento por la convergencia y el amor que no pudo ser.

Ciudadanos y el PSOE no han perdido. Al contrario, C's se ha encontrado nueve diputados salidos como el conejo de la chistera de que tanto habla Rajoy. El PSOE ha salvado los muebles dignamente. Incluso más que los muebles porque el hundimento de su directo competidor lo fortalece.

Por ese motivo no hay tensiones especialmente fuertes en ninguna de las dos organizaciones. Y eso será a su vez un aval para el resultado que esperan conseguir en mayo y que en ambos casos supondrá un espaldarazo para las direcciones de las dos, aunque por razones distintas.