dijous, 21 de gener del 2016

El trilero de Dios

El Plural de ayer traía esta noticia: Pablo Iglesias marca la casilla de la Iglesia en su declaración de Hacienda. Puede parecer algo trivial, pero no lo es. Tiene una importancia inmensa. Tanta que requiere una explicación inmediata. Mientras llega, que ha de llegar porque, si no lo hace, quedará clara una superchería y estafa mayores que las que se han practicado con los de las franquicias para los grupos, enumeremos las posibilidades:

1ª.- Es una noticia falsa, una superchería, un bulo, un fake. Desde luego, El Plural es un digital muy favorable al PSOE igual que otros lo son al PP, a Podemos, etc. En España no existen los medios independientes. Pero el diario tiene cierto nivel de seriedad. Es improbable que recurra a procedimientos tipo La Razón. Pero pudieran haberles colado una patraña. Si es así, que lo aclaren cuanto antes.

2ª.- La noticia es cierta, pero Iglesias no tiene nada que ver con ella. Un gestor, que le hace la declaración, ha tachado la casilla de la Iglesia sin saberlo el declarante. Es poco verosímil, aunque podría darse. Que también lo aclare cuanto antes.

3ª.- La noticia es cierta. Si es así, aquí hay una estafa de proporciones bolivarianas. Podría decirse que estamos exagerando y que tachar la casilla de la Iglesia católica es una tontería sin importancia ninguna. Mentira. Hacerlo es contribuir a la hipocresía y el expolio de la gente perpetrado sistemáticamente por los curas. Cualquiera sabe que tachar la casilla es voluntario, pero lo que no es voluntario es que, todos los que tachan la casilla obligan a los demás a financiar a los clérigos y su empresa de acumulación de dinero, la Iglesia, porque lo que ellos no aportan a la caja común del Estado, tenemos que pagarlo los demás, seamos católicos o no. O sea, un robo y un robo hipócrita. Obviamente, Iglesias tiene derecho a ser católico, por supuesto, pero no con el dinero ajeno, sino con el suyo.

Pero hay más, Iglesias está ahora obligado a aclarar si es o no católico para que no se le pueda acusar de trilero, a él, que empezó acusando de trileros a los de izquierdas. Y aclararlo de forma tajante, puesto que esto no es un asunto privado. Y no basta con salir diciendo que él fue comunista. Con todos mis respetos, la similitud entre católicos y comunistas, es innegable, sobre todo el comunismo leninista. Tampoco vale que se diga que, en el fondo, a pesar de todas las tonterías sobre el "ni de derechas ni de izquierdas", es de izquierdas. América Latina está llena de "izquierdistas" (estilo Correa del Ecuador), que tanto gustan a los de Podemos y son auténticos meapilas en cuyos países el aborto está prohibido.

De darse esta circunstancia, ahora sí estaría claro por qué en Podemos no hablan del aborto (excepto aquella vez en que Bescansa dijo que "no era una prioridad" para callarse a continuación seguramente cuando comprendió que no convenía levantar la liebre); por qué no hablan de potenciar la educación pública y suprimir la concertada, que es una estafa por la que los curas drenan recursos públicos a favor de las clases privilegiadas mientras se destruye la educación pública; y por qué no hablan de la separación entre la Iglesia y el Estado en una país nacionalcatólico, gobernado por los clérigos.

Hay que aclarar esto porque tiene toda la pinta de ser la mayor estafa de los últimos años a la ya muy castigada y baqueteada izquierda española. Dado el aportunismo ilimitado de los de Podemos, probablemente este silencio es un cálculo táctico, de esos de no hablar de cosas que hagan perder votos. Pueden encubrirlo con la habitual mentira de la derecha de hablar de las cosas "que verdaderamente interesan a los españoles". 

Que hagan lo que quieran. En menos de un mes ya han demostrado que lo que querían era participar de la vieja política (aunque todavía sean tan inexpertos que les cuelan todos los goles), pero que dejen claro si el líder máximo es o no católico, y qué piensan respecto al aborto, la enseñanza concertada y la separación de la Iglesia y el Estado. 

Porque lo que ya no pueden hacer es seguir engañando a la gente.