divendres, 3 de juliol del 2015

Héroe y villano.


Por fin se presenta en la palestra el campeón del PP, el héroe de La Moncloa, presto a dar la batalla en las elecciones de noviembre. Viene esgrimiendo el arma que mejor maneja: su fabulosa capacidad para no decir nada. Adelanta la reforma del IRPF de 2016 a este año. Dado que acabamos de hacer la declaración de la renta, la rebaja se materializará dentro de otro año. Es decir, no es una realidad tangible, sino una promesa. De Rajoy. Igualmente ha decidido elevar la previsión de crecimiento unas décimas. Dado que lo que se eleva son sus previsiones, pero no el crecimiento, resulta insólitamente moderado. Por elevar podría hacerlo dos o tres enteros.

La sola presencia del héroe cambia nuestra percepción de la realidad. Bajar el IRPF dentro de un año y elevar a placer la previsión de crecimiento sirven, entre otras cosas benéficas, para que no se hable de que los datos del paro son malos cuando, por la estación, debían ser buenos y que, para pagar la deuda, el gobierno ha vuelto a meter la mano en el fondo de reserva de las pensiones. Y no en un futuro incierto sino aquí y ahora. Decir que eso contrasta con la promesa con la que Rajoy engañó a la gente en televisión para ganar las elecciones de 2011, asegurando que no tocaría las pensiones, es aburrir al lector.

La otra cara de este héroe tan cómico es la del villano. Bárcenas insiste por escrito en el proceso que se le sigue en que el PP se financió ilegalmente desde 1982, con Fraga, Aznar y Rajoy y acusa específicamente a Rajoy de haber recibido donativos de empresarios, entre otras barbaridades. Realmente, de la lectura de la deposición del extesorero se sigue no que Rajoy sea un villano, sino que es el jefe de una partida de villanos. Cuando Rivera afrma que, si los papeles de Bárcenas son ciertos, Rajoy queda inhabilitado como candidato a la presidencia del gobierno se queda muy corto. Está inhabilitado para ser ahora presidente del gobierno de España. Eso debió pasar hace mucho, de haber sido España un país normal. Así como hace mucho que la oposición debió haber presentado una moción de censura, de ser verdadera oposición.