divendres, 31 de gener del 2014

Lo que está pasando no está pasando.

Con fecha 27 de enero pasado, don Jon Iñarritu García, diputado de Amaiur en el Congreso, miembro del grupo mixto, formula varias preguntas rogando respuesta escrita al gobierno. Quiere saber en qué medida han intercedido por España Santa Teresa de Jesús y la Virgen del Rocío, qué mejoras se han observado después de condecorar a la Virgen del Pilar, si el gobierno espera otras intervenciones divinas y sobrenaturales y por parte de quién, y si aspira a convertir España en un Estado confesional.

Seguramente la Mesa del Congreso no admitirá las preguntas por considerarlas improcedentes, una rechifla, vamos. Y, sí, tienen bastante de rechifla. Pero no más que las declaraciones de los ministros y autoridades hablando de las intercesiones celestiales en actos oficiales. La exposición de motivos de las preguntas lo deja bien claro. Esas declaraciones y actos del gobierno recuerdan al diputado los tiempos del nacionalcatolicismo. Así es. Y suenan igual a rechifla. Pero con una diferencia esencial: los gobernantes creen en lo que dicen. Están en trato frecuente con Santa Teresa, la Virgen del Rocío, la del Pilar y las diez mil novecientas noventa y nueve restantes. Mientras que el diputado de Amaiur probablemente es un descreído. Por eso sus preguntas son una rechifla.

El asunto está al nivel de la comunicación y el debate públicos en España. El ABC trae un artículo sobre cómo evitar la masturbación y otros nefandos pecados. Es pura doctrina del Opus. A los sabios consejos acerca de cómo no andar tonteando con las partes pudendas, se añaden advertencias muy serias sobre la conveniencia de que los novios se vean lo menos posible porque de las vistas se pasa a los toqueteos y de ahí, ya se sabe. Corona la pieza una consideración sobre los abortos en caso de violación que, sin decirlo claramente, pide de hecho que se prohíban.

Con el infumable proyecto de ley contra las mujeres, los prohibicionistas están perdiendo el oremus. Dicen todas esas tonterías sobre la masturbación y las relaciones prematrimoniales (de la homosexualidad ni se habla porque no les cabe en la cabeza), porque, como buenos beatos, viven obsesionados con aquello que condenan, el sexo, y se pasan la vida regodeándose -ellos sí- en el vicio solitario de las fantasías eróticas que no los dejan vivir. Es lógico que sus ministros meapilas vayan dándose golpes de pecho en los actos oficiales y rezando novenarios a la Virgen y también lo es que un diputado haga las mentadas preguntas siendo, encima, ateo. Si fuera creyente -cosa que no está descartada, por cierto- a lo mejor las preguntas buscaban más exacta información. Si Palinuro fuera el gobierno contestaría en esta onda, asegurando al diputado que Santa Teresa y la Virgen del Rocío han intercedido valiosamente y su acción ya se echa de ver en el milagroso cambio de actitud de nuestros vecinos; la Virgen del Pilar ha mejorado mucho el rendimiento de la Guardia Civil, su amadrinada; sí, el gobierno espera otras intervenciones sobrenaturales pero son parte del secreto de Estado que comparte con las potencias celestiales, sus aliadas; el gobierno no quiere convertir España en un Estado confesiona, no le hace falta. España es un Estado naturalmente confesional, católico para más señas.
Todo esto parece absurdo. Y lo es.

Destino de mujer


La Fundación Telefónica se encuentra en el edificio emblemático de la compañía, construido en 1926 con fuerte influencia de otros de esta época de modernismo arquitectónico, al estilo Nueva York y Chicago. Recuerda lejanamente el edificio Chrysler, al menos por dentro. Allí se hacen exposiciones tanto de material permanente de la Fundación como ocasional.

Ahora, y desde el 9 de noviembre, hay una exposición llamada Hedi Lamarr y el sistema secreto de comunicaciones muy curiosa. En realidad es una exposición sobre la historia de las telecomunicaciones, desde el telégrafo a internet, muy interesante en sí misma (hay que ver qué pinta tan antigua tienen los venerables teléfonos de bakelita y no digo ya las centralitas de clavijas) con una gran variedad de piezas.

Singulariza un episodio casi colateral pero tan significativo que bautiza la exhibición: el papel de famosa actriz de Hollywood de los años cuarenta, llamada en algún momento la "mujer más hermosa del mundo", en el desarrollo de las telecomunicaciones. Hedi Lamarr era austriaca, había triunfado ya en el cine y en el teatro en Berlín a comienzos de los años treinta, al tiempo que estudiaba ingeniería. Abandonó Alemania, se instaló en Hollywood y, contratada por la Metro, siguió triunfando en la pantalla con películas de éxito en los treinta y los cuarenta.  Terminó ingeniería y, con un amigo y colaborador músico, inventó un sistema de alteración de frecuencias para impedir que el enemigo interfiriera los proyectiles teledirigidos, cuya patente regaló al ejército para ayudar a los EEUU a ganar la guerra contra su propio país.

Y eso mientras interpretaba películas con los más famosos actores del momento, los Spencer Tracy, James Stewart, Robert Taylor, Clark Gable, William Powell, Ray Milland, etc. Además, arrastraba una fama de mujer libre y audaz. En una de sus primeras películas, en Checoslovaquia, Éxtasis aparecía completamente desnuda en un par de escenas y en otra de ellas simulaba un orgasmo en close up. Lo suficiente para crearle la aureola de mujer fatal y exótica.

Quizá fuera esa fama o el puro prejuicio machista lo que hizo que el ejército no desarrollara la patente, a pesar de que sí se empezó a usar en los años de la postguerra y sigue usándose hoy en muchos mecanismos de telecomunicaciones que varían las frecuencias de ondas, como bluetooth . En vez de usar el invento, el ejército usó a la inventora como reclamo para vender bonos de guerra. Quien comprara 25.000 $ en bonos conseguía un beso de Hedi Lamarr. Y en un día parece haber vendido siete millones de dólares.

Destino de mujer. Algo así le pasa a la exposición, que también acentúa el contraste entre el invento y el papel de vampiresa que la autora representó toda su vida como actriz. Hedi Lamarr era una mujer bellísima, un poco al estilo de Ava Gardner o Rita Hayworth. Palinuro alcanzó a verla siendo niño en Sansón y Dalila, en donde, claro, manifestaba su hermosa perfidia cortando la cabellera mágica a Sansón, interpretado por Victor Mature, un hombre tan feo que estaba uno deseando le cayeran encima los pedruscos del templo.

Fue, en efecto, mujer de rebosante de vida y personalidad y su existencia, un tumulto. Se casó seis veces y, según parece, tenía un problema de cleptomanía ocasional que la llevó en un par de ocasiones ante los tribunales. Publicó una autobiografía autorizada por la que luego pleiteó varias veces. Alcanzó a verse reconocida en la autoría de su invento cuando el ejército (o la autoridad civil, no estoy seguro) le otorgó un galardón en los años noventa que ella no fue a recoger, quizá por su avanzada edad o por desinterés. Murió en 2000, es decir llegó a ver y entender cómo el mundo entero acababa comunicado, globalizado, gracias a un invento suyo. 

La exposición tiene pocas pero muy interesantes piezas. Fotos, reportajes, objetos, carteles y, cómo no, el metraje de los desnudos de Éxtasis y la escena del orgasmo en primer plano. Pero la razón de su presencia allí es su invento.

 Este año es el centenario de su nacimiento en 1914. Como Palas Atenea, una diosa del conocimiento y señora de la guerra.

(La imagen de Hedi Lamarr en Argel (1938) es una foto de Wikimedia Commons en el dominio público).

dijous, 30 de gener del 2014

Del Watergate al Firegate.

La ambición de siempre de Pedro J. fue destapar un Watergate en España. Más que una ambición, una obsesión. Sus héroes juveniles eran Woodward y Bernstein, igual que para otros espíritus inflamados puedan ser Indíbil y Mandonio, Daoíz y Velarde o Aquiles y Patroclo. En un par de ocasiones los emuló en tesón, constancia y contumacia, creyendo haber encontrado la prueba de cargo definitiva, la época del infame Felipato (los GAL) y el 11-M. (ETA). Qué digo emuló: superó pues, según parece, aún no conocemos la verdad del 11-M. Y quizá no la conozcamos nunca porque el Watergate ha resultado ser un Firegate. Las presiones del gobierno, según se dice, han dado con nuestro hombre en la lona. Con una indemnización millonaria y un periodo de carencia de dos años que semeja unas horcas caudinas: te privamos de la niña de tus ojos y no podrás poner tus pecadoras manos en otro periódico durante una temporadita.Hace muchos años, en su lucha contra el felipismo, alguien lo comparó con David contra Goliat. Ahora, el mismo hagiógrafo podía compararlo con Galileo Galilei: en arresto domiciliario por orden de la Inquisición.

Al margen de las consideraciones -las habrá en abundancia- sobre el relieve del personaje, hay dos consecuencias inmediatas de la defenestración: a) la escuadra de columnistas y opinantes se moverá; b) la opción aguirrista en el PP pierde una posición importante.

Eso nos lleva al terreno en que parece estar jugándose esta partida. La lucha por el PP. Que Rajoy -según parece- acelere la caída de Pedro J. puede significar que entabla el combate final por el control del partido frente a la vieja guardia en torno al combativo Aznar.  La rebelión del delfín.  El farol del presidente: el terror de la derecha a la escisión, supone él, consolidará su posición y Aznar, ya es hora, pasará a la historia. En este momento tiene en sus manos  tres bazas: la lista al Parlamento europeo y las candidaturas a la comunidad y la alcaldía de Madrid. Muchas carreras, muchas expectativas para que nadie se mueva. 

La primera víctima en este conflicto interno del PP es Pedro J., un afuereño. Pero un afuereño que ha sido más importante que muchos ministros y compartió los momentos de gloria desde el balcón de Carabaña. 

La unidad o suspiros de la izquierda.

La democracia se mueve a base de elecciones, está en permanente campaña electoral. El año 2012, primero de la actual legislatura del PP, vio cuatro elecciones en cuatro comunidades especialmente relevantes: Andalucía, Cataluña, Galicia y el País Vasco. 2013 fue insólitamente átono en lo electoral pero 2014 trae las europeas y 2015 autonómicas, municipales y generales. Como estamos ya en campaña electoral, cabe decir que, para ciertos asuntos, la legislatura se ha terminado. Los movimientos en los partidos y en los medios así lo indican. Todo el mundo preparando las europeas y, pasadas estas, las siguientes.

La izquierda también. El PSOE está volcado pero solo a medias. Tiene pendiente su problema catalán y las primarias. Sigue siendo el partido con mayor intención de voto, diez puntos por delante de IU, la fuerza siguiente. De las otras posibles opciones de la izquierda solo hay conjeturas, pero no datos, al menos a escala estatal. Hablar de unidad de la izquierda e ignorar al PSOE no es una actitud tácticamente muy avispada, aunque se justifique por fidelidad a los principios si se consigue averiguar cuáles sean estos. El PSOE es una izquierda socialdemócrata de corte europeo. Como el SPD alemán, que forma coalición con la derecha en su país. ¿Lo veis? ¿Qué izquierda ni izquierda? Son lo mismo. Sí y no. La decisión del gobierno alemán de rebajar la edad de jubilación a los 63 años es un resultado concreto, práctico, beneficioso para los trabajadores, una transformación real, o sea, de izquierda. ¿O no? Es, además, una medida de extraordinario calado que deja a los demás europeos que han prolongado la edad de retiro con la retambufa a la intemperie. Lo menos que puede hacer Rajoy es telefonear a Merkel y preguntarle si ese beneficio es solo para los alemanes, por ser un Herrenvolk, o vale también para las tribus de la periferia.

Esté como esté, la UE es muy importante. Es de esperar que el PSOE haga una campaña hablando de Europa, para variar. Aunque muchos analistas tienen las elecciones europeas por una especie de romería de pueblo, la gente sabe que las decisiones importantes para nosotros se toman en Bruselas. Los sondeos delatan una falta de confianza e interés en Europa; pero puede deberse a la ausencia total de pedagogia de los partidos al respecto. Existe un Partido Socialista Europeo y el PSOE debe hacerlo valer y formular propuestas programáticas socialistas en el marco de la Unión, que para algo está.

IU y el resto de opciones de izquierda siguen presentando un panorama poco alentador. Es cierto que hay mucho debate, efervescencia y movimiento. Pero es muy fragmentario. Los intelectuales, más abundantes y visibles que en la derecha, tienen un discurso coincidente, casi un coro, en pro de la unidad con todo tipo de argumentos. Pero no es infrecuente que estén adscritos a opciones, plataformas, foros o grupos muy distintos, en complejas relaciones entre sí. Y a veces dan la impresión de que los obstáculos a la unidad anhelada son cuestiones personalistas. Por lo demás, nada desdeñables. Esta izquierda tiene una intención de voto moderada y las expectativas de cantidad de escaños son reducidas. Es muy difícil acomodar a tanto solicitante. 

Palinuro es tozudo. Lo ideal sería un programa mínimo común de la izquierda. Eso que la derecha pretende demonizar de inmediato llamándolo Frente Popular, en donde lo demoníaco debe ser lo de "frente" porque el partido de la derecha se llama "popular". ¿No suscribiría toda la izquierda (y hasta una parte del centro y el centro derecha) una rebaja de la edad de jubilación a la alemana? Y, como esa, perfectamente factible, cuatro o cinco más: salario mínimo a un nivel digno, garantía de servicios públicos de sanidad y educación, protección a los derechos de las mujeres, políticas activas de empleo y lucha contra el paro, especialmente el juvenil,  y blindaje de las pensiones. 

Ese es un programa de mínimos que la izquierda toda podría suscribir con independencia de quién vaya en las listas. Al margen de ello, que cada cual pida después lo que quiera. Esto es lo mínimo pero, como están las cosas, parece un máximo.

(La imagen es una foto de Izquierda Unida, con licencia Creative Commons).

dimecres, 29 de gener del 2014

La ruptura.

Según muestra la experiencia los partidos suelen padecer crisis internas cuando están en la oposición o, simplemente, no están en el poder. Cuando tienen menos recursos y menos cargos, puestos, prebendas que repartir entre los suyos. Cuando no pueden satisfacer todas las aspiraciones de carreras o colocaciones. Oficialmente las crisis -críticas, enfrentamientos, tensiones, rupturas- no son nunca por causas personales sino que suelen invocarse discrepancias objetivas, políticas, programáticas. Pero es frecuente que lo personal y lo personalista tengan un gran peso.

Palinuro se propone subir una próxima entrada con una reflexión sobre la crisis de la izquierda española, incluyendo en ella también al PSOE. Las tensiones grandes se dan en el territorio de IU y otras formaciones a la izquierda, pero las aguas no están tranquilas tampoco en el Partido Socialista; no lo están ahora con la cuestión catalana y tampoco lo estarán cuando arranquen de verdad las primarias y se haya desvelado el misterio de la decisión de Rubalcaba que lleva camino de tomarse más tiempo que el tercer misterio de Fátima. Pero eso será en una entrada próxima. Esta va dedicada a los sobresaltos del PP.

Los acontecimientos recientes -creación de Vox, marcha de Vidal-Quadras, negativa de Mayor Oreja a ir en la lista de las europeas, críticas de dirigentes destacadas como Aguirre y San Gil, la inasistencia de Aznar a la próxima convención del partido- dan testimonio de cierta turbulencia en el interior que contradice la experiencia invocada en el primer párrafo. El PP está seguro, cuenta con una mayoría absoluta a prueba de bomba, acumula la mayor cantidad de poder institucional y territorial de la historia reciente. Le va bien, en definitiva. Tiene prebendas para repartir, aunque quizá no tantas ya en su interior pues es de suponer que la época de los sobresueldos habrá pasado. ¿Por qué padece esta crisis?

A lo mejor porque, a pesar de las apariencias, no le va tan bien. La versión oficial, como era de esperar, es negativa ("aquí no pasa nada") e idílica ("los sondeos nos son favorables para las elecciones") con lo cual se prueba una vez más que quizá el mayor problema del partido sean precisamente sus dirigentes. Cospedal se ha superado a sí misma (y parecía difícil, después del "simulado diferido") al sostener que la negativa de Mayor Oreja a la lista es una forma de seguir, de acuerdo con la irreprochable lógica según la cual tirarse por la ventana es otra forma de llegar a la calle. Parecida a la que aplica Rajoy cuando, muy aliviado, asegura desde Jerusalén que, aunque Mayor Oreja se vaya de las listas, sigue con nosotros. Lo curioso es de dónde venga el alivio cuando lo habían mandado a Bruselas para quitárselo de encima. 

Pero lo grave, el momento decisivo, el de la crisis de verdad es la sonora defección de Aznar. La maquinaria del partido, desconcertada, ha comenzado a elaborar un discurso minimizador: Aznar es importante, pero ya está amortizado como líder del partido. Rajoy no puede ser el hombre de nadie, sino que ha de ser su propio hombre. No pasará nada. 

Pero ya está pasando. Aznar, el presidente de la FAES, cantera de hombres e ideas del gobierno y las instituciones tiene mucha más presencia internacional que Rajoy. Y nacional. No por lo mucho que se mueve el ex-presidente, sino por lo poco que lo hace el presidente. En concreto esta es una de las críticas más frecuentes: que no se mueve, no hace nada, deja que los conflictos se enquisten, no tiene brío, resolución ni coraje. Las cosas han llegado a extremos intolerables en Cataluña y Euskadi.  Y, dentro del partido, los seguidores de Aznar siguen siendo muy numerosos, importantes y se sienten relegados por estas nulidades que Rajoy ha encumbrado, tan indecisos e inútiles como él.

No pasa nada pero todo el mundo recuerda la afirmación del expresidente de que si la Patria lo llama, está dispuesto a volver. No sé si fue antes o después de pillarse un berrinche porque el gobierno lo dejó solo en una presentación de un libro suyo. Pero la afirmación se hizo. Y no presentarse en la convención del partido es un recordatorio de que la afirmación se hizo y quien la hizo sigue disponible. Vox puede ser un grupo meramente testimonial, como suelen serlo otros en la izquierda, pero si Aznar levanta bandera, a ella acudirán todos los que creen que, gracias a su pusilanimidad e incompetencia el gobierno se ha rendido en Cataluña y el País Vasco, y está cediendo a las imposiciones de la izquierda que quiere ganar en la calle lo que perdió en las elecciones.

El dilema del gobierno es que, para evitar el peligro de ruptura ha de ceder a las imposiciones de los ultras, pero, si lo hace, puede perder las próximas elecciones generales.

(La imagen es una foto de 15mmalagacc, con licencia Creative Commons).

dimarts, 28 de gener del 2014

Fracaso sin paliativos.

Si se aplicara al gobierno del PP un análisis empresarial de resultados, uno de esos que miden la eficiencia, concepto fetiche del recién dimitido Fernández Lasquetty, la dirección lo pondría en la calle en veinticuatro horas y sin indemnización. Su gestión ha sido un fracaso completo, patente a los ojos de todo el mundo, sin que los denodados esfuerzos de propaganda puedan ocultarlo.

El fiasco mayor corresponde al problema también mayor, el prioritario, a cuya solución se subordinaba todo lo demás, la salida de la crisis. Rajoy había prometido que arreglaría la economía en dos años y que bajaría el paro. La economía no se ha arreglado, según todos los indicadores y magnitudes y una de ellas, muy significativa, el paro, ha subido. Eso se llama fracaso. El presidente aplaza hoy sus promesas de hace dos años otros dos años. Para entonces empezaremos a salir de la crisis, se creará empleo, etc. Pero eso lo dice a beneficio de inventario, sin datos fiables y a base de interpretar torticeramente los que hay que, por supuesto, pueden -y quizá deban- interpretarse en sentido contrario al presidencial: de recuperación económica, nada. Aunque El País siga anunciándola, con cierta discreción.

A ese problema heredado Rajoy ha añadido otro de su propia cosecha, la crispación y agudización del conflicto catalán. El acto de afirmación nacional española del sábado en Barcelona fue la conclusión de una larga serie de desencuentros, presididos por una actitud displicente, incluso hostil de la derecha hacia el nacionalismo catalán. Y precisamente en el momento en que la sentencia del Tribunal Constitucional en su recurso contra el Estatuto, encendía la mecha de la indignación en el Principado que propiciaba la convergencia de los dos nacionalismos, el burgués y el radical, en la vía soberanista. La capacidad de Rajoy para entender el alcance de esta reacción la da el hecho de que calificara de algarabía nacionalista la Diada de 2011. Mira por donde la algarabía lo ha llevado a una situación en que, tras haber acusado a Zapatero de "romper España", es él quien puede aparecer como responsable de esa ruptura por acción o por inacción. Un problema territorial en donde antes no lo había. Otro fracaso.

No tenia necesidad alguna de meterse en un avispero. Se ha metido en cuatro: la sanidad, la educación, el orden público y el aborto. Y eso en un crescendo delirante de acción reacción/represión que ha llevado a la prensa extranjera, por ejemplo, el Guardian, a hablar de deriva española hacia la dictadura. En el punto de mira, la Ley Mordaza. Naturalmente, es una ley para establecer un Estado policial, una ley de plenos poderes al gobierno y sus fuerzas de choque, eliminando controles parlamentarios y judiciales. Una deriva, además, como de esperpento, que empezó privando a los inmigrantes ilegales de asistencia sanitaria y ha terminado, de momento, con el espectáculo del otro día: el ministro de Justicia vendiendo su infumable Ley contra las mujeres a la oposición en nombre de los valores de la izquierda, según la pauta del Manifiesto comunista. Así ha conseguido suscitar una especie de coro europeo de protesta contra ese ataque a los derechos de las mujeres que Rajoy atribuirá sin duda a la leyenda negra pero que nos ha dejado de nuevo a los pies de los caballos ante el mundo civilizado. Otro fracaso monumental. Adobado por una consideración vergonzosa. El ministerio de Gallardón-quien defiende su proyecto de ley con apasionamiento por razones de principios- elabora una justificación de la norma uno de cuyos puntos es decir que esta será beneficiosa para la economía al aumentar la natalidad. Los principios al servicio de la carne de cañón y a costa de la opresión de las mujeres. Redoblado fracaso.

El clima de corrupción general del país, segunda preocupación de los españoles, no ceja. Al contrario, se incrementa y se hace más opresivo merced en especial a la ineptitud del presidente del gobierno. ¿Quién le mandaba decir en TV que todo le iría bien a la Infanta? No resuelve nada a la Monarquía, pero unce su gobierno a la suerte procesal de una imputada de donde puede salir cualquier cosa. Las propias autoridades no se molestan ya en ocultar sus vínculos con las tramas delictivas. Cuando no es un presidente de comunidad autonoma es un consejero, o un alcalde, o un director general o cualquier otro de los cientos de altos cargos. No ha habido, no hay una lucha real contra la corrupción, entre otras cosas porque la fiscalía anticorrupción parece más interesada en proteger a los presuntos corruptos. O sea, enésimo fracaso.

Ni en su partido es el presidente capaz de poner orden. Y es un partido de orden. Incluso de ordeno y mando. Pero Rajoy lo tiene soliviantado, inquieto, abatido, en un estadio próximo al sálvese quien pueda. Vox (por cierto, la empresa homónima sita en la Gran Vía madrileña podía alquilarle parte del local, así tendrían sinergias), la salida de Vidal Quadras, la espantada de Mayor Oreja, los dardos envenenados de Aguirre, el enfurruñamiento de Aznar, la efervescencia de los sectores próximos a las víctimas del terrorismo, dibujan un panorama desolador a cuatro meses vista y con una ya casi obligada crisis de gobierno si quiere llevar a algún ministro a la cabeza de la lista europea. Es decir, nuevo fracaso. (Incidentalmente, Palinuro, con su reconocido ánimo constructivo, brinda al presidente una idea: nombre cabeza de lista para las europeas a Gallardón y dígale que se lleve su proyecto de ley contra las mujeres para meditarlo un lustro in partibus infidelium, que es a donde mandaban los Papas a los obispos molestos. Desde luego algo así no suena muy factible pero es por la pavorosa falta de sentido del humor de la derecha española, siempre tan borgoñona.) En fin, otro fracaso.

El rotundo, patente fracaso interior se trufa con una serie de pifias y meteduras de pata del presidente en el exterior que no son más escandalosos porque allí nadie lo mira ni lo escucha, pero tienen un efecto mortal en la opinión doméstica. Rajoy lleva el alma dividida: quiere huir de su país (sobre todo de los medios) pero quiere mandar desde fuera testimonio de sus triunfos. Y no consigue ninguna de las dos cosas. Fracaso tras fracaso.

En esas condiciones, lo más sensato es aprovechar el ecuador de la legislatura y marcharse por el foro, dejando la gobernación en manos de quien sepa qué hacer antes de que las cosas ya no tengan remedio. Y, de paso, llevarse a los otros dos paradigmas del fracaso de la derecha: los gobiernos de Madrid y Valencia, los bastiones electorales del PP.

Los dos, renovados recientemente en las personas de González y Fabra, han fracasado tan rotundamente como el gobierno central. Valencia no se ha sacudido el sobrenombre de reino de la Mafia sino que lo ha confirmado. Hay un porcentaje respetable de diputados en las Corts mezclados en procesos penales y, fuera de ellas, muchas administraciones provinciales y locales están salpimentadas de casos de corrupción a cual más extravagante y descarado: estafa en la gestión de residuos sólidos, aeropuertos sin aviones, torres inexistentes, trampas en la visita del Papa, edificios millonarios de "tente mientras cobro la pastuqui", expolio de la ayuda a las organizaciones benéficas. Como dicen los ingleses, you name it. Un fracaso total, absoluto, injustificable.

La Comunidad de Madrid, más parsimoniosa ha fraccionado el pago de los fracasos, ha ido fracasando en diferido. Primero fue el proyecto Eurovegas: una inenarrable vergüenza y una humillación con ruina asegurada para la Comunidad pero presunto enriquecimiento de unos cuantos liberales que no prosperó porque el millonetis no tenía el dinero que decía tener. A ese fracaso añadió luego el de la candidatura olímpica. El papel de máximo ridículo internacional correspondió a la alcaldesa Botella, pero el revolcón y finiquito de las expectitativas fue también para la Comunidad. Eurovegas y Madrid 2020 eran Eldorado y se han quedado en esqueletos inservibles y páramos desolados. Otro fracaso.

Y el último le llegó ayer. Adiós a la privatización del sistema madrileño de salud. Potentes empresas decepcionadas, expectativas defraudadas. Fortunas truncadas, entre ellas, presuntamente, las de quienes tomaban las decisiones privatizadoras que luego se colocan en las empresas beneficiarias de sus privatizaciones. Otro fracaso redondo. Lasquetty a la calle. Pero debieran irse todos, porque este era un plan del gobierno en su conjunto: el de despojar a la gente del servicio público para dárselo a las empresas privadas a que hicieran negocio gestionando unas actividades que, según sus administradores, son ruinosas. Un expolio evidente que ha parado en seco la acción organizada de la gente, respaldada por los tribunales.

Este es el rasgo definitivo del último fracaso del gobierno madrileño: viniendo tras la experiencia de Gamonal, ha corroborado que, cuando la gente se organiza, lucha por sus derechos, es constante, desbarata y hace fracasar los planes y medidas de unas autoridades que gobiernan exclusivamente en pro de los ricos y de la iglesia, que son lo mismo.


dilluns, 27 de gener del 2014

Salvar a la Infanta y hundir la Monarquía.

Corren todos, cortesanos y obsequiosos, a proteger a la infanta Cristina. Los ciega el servilismo, disfrazado de preocupación por la salud del Estado. Y van en tropel, probos funcionarios, ilustres abogados, fiscales, ministros, el presidente del gobierno y el augusto padre de la imputada. Este último podría quedar exonerado en vista de su condición paterna. Tengo para mí que un rey no puede anteponer el interés de su familia al de la justicia y el Estado. O quizá no deba. Pero el Pater familias es una institución sacrosanta y la paternidad, una condición inconmensurable. La biológica, desde luego, porque, como se ve en lo que hace el padre de la Constitución, Roca Junyent, la metafórica es de otra naturaleza, mucho más elástica.

Pero los demás, ¿qué pintan acorralando, acogotando al juez Castro? Es un espectáculo bochornoso. Creen estos consocios que el interés de la Infanta es superior al del Estado y dan por supuesto que todos pensamos como ellos. Invocan la razón de Estado, se sienten importantes y no reparan en el absurdo de una razón que se somete a la suerte procesal de una imputada por el hecho de ser de sangre real. Demuestran que para ellos en España hay dos justicias: la del príncipe y la del pueblo. "No, no", dicen escandalizados, "al revés. Queremos que la Infanta tenga las mismas garantías que un ciudadano común y no se la penalice por ser quien es". Dejemos de lado la inepcia del argumento, al parecer del fiscal Horrach. O no es penalizar (en el sentido de penalizar en exceso) o el "ser quien es" es irrelevante. ¿O quiere decir Horrach que no se la puede penalizar (en el sentido de penalizar con justicia) precisamente por ser quien es? El problema no es quién sea, sino qué ha hecho. A eso se atiene, como debe, el juez Castro y nadie tiene derecho a enmendarle la plana. Se le puede recusar en persona o recurrir sus decisiones; pero no se puede interferir, decirle lo que tiene que hacer; no cabe glosar o interpretar sus preguntas ni imponerle cómo debe decidir. Eso es ir contra la independencia del poder judicial.

Si fueran menos obtusos se darían cuenta de que, procesalmente hablando, la verdadera garantía de la infanta Cristina es el juez Castro que le da la oportunidad de explicarse en público, para que brille esa inocencia de la que tan convencido está el presidente del gobierno. Y hasta ha tenido el gentil detalle (que no todos le han aplaudido) de no grabar en vídeo la declaración sino solamente en audio. La feroz presión en torno al instructor (que llega, incluso, a sembrar rumores, claramente conminatorios, sobre su posible substitución) solo demuestra el temor, por decirlo suavemente de que la interesada no sea inocente. Y, entonces, ¿qué?

Entonces a ver cómo se evita que la Infanta arrastre en su caída la institución monárquica, ya muy tocada del ala por múltiples razones, unas conocidas y otras atisbadas y protegidas por los restos del acuerdo del establecimiento de dejar al margen la Corona. Precisamente por eso, argumenta el bloque pro-infanta, es preciso evitar que se la procese, dado que es inocente, como bien sabemos de antemano. Y ello sin contar con que no cabe aplicarle el procedimiento redentorista que emplea el gobierno cuando los condenados también son de su querencia pero plebeyos: se los indulta. ¡Ah! Es impensable verse obligados a indultar a la Infanta.

¿No se dan cuenta de que la segunda opción es más dañina aun para la Corona? Liberada la Infanta mediante cualquier artimaña procesal de alguno de los cerebros que en este momento trabajan a contrarreloj por dar con ella, la opinión pública la declarará unánimente culpable. Las dos opciones son destructivas de la institución, pónganse vuecencias como se pongan. Pero la primera tiene algún elemento más a su favor: la Infanta da la cara, la Monarquía da la cara y cumple la ley que impone a todos los demás.  Seguiría siendo cierto aquello del Rey abajo, ninguno.

¡Qué cosas tiene este Palinuro! Claro, es republicano. 


diumenge, 26 de gener del 2014

Los límites de la realidad.

Toque de generala para las elecciones europeas. Primera andanada, sondeo preelectoral de Metroscopia para El País. Estos son los datos de partida, los únicos de que disponemos; ya veremos cómo son los de llegada. Todo lo demás son conjeturas, tácticas, propuestas que tendrán su efecto sobre la campaña pero no sabemos cuál. Recuérdese que es distrito único lo que posibilita dos resultados que en las legislativas, de circunscripción provincial, no se dan: 1º) el resultado es más proporcional; 2º) hay candidaturas unitarias que no hay en las elecciones legislativas.

La cuestión más evidente, que salta a la vista, es que, aunque sigue habiendo una respetable distancia de 10 puntos entre el PSOE e IU, se ve un poderoso ascenso de la segunda. El discurso del fin del bipartidismo cobra vuelo y suele extrapolarse a las elecciones legislativas. De los dos partidos dinásticos, la hegemonía del de la izquierda parece amenazada. A la presión que sufre a su vez por la izquierda de IU se añade su desgaste por la cuestión catalana, muy difícil de aquilatar, pero que se hará sentir. Una cuestión endiablada porque si el PSOE acentuara su perfil catalanista para conservar el electorado del PSC, probablemente perdería electorado nacionalista español.

En esas condiciones, la perspectiva de IU de ascender es verosímil. Según los datos, no al extremo del sorpasso, pero sí al de tocar la posibilidad de ser socio de gobierno y, por lo tanto, participar en la aplicación de políticas. Esta fórmula ¿es mejor que una unidad electoral de la izquierda con un programa común? No sabemos si será mejor, pero sí parece más realista.

La miseria actual de la izquierda es la fragmentación. Archisabido. Y cada día, peor; cada día hay más opciones de izquierda compitiendo por un estrecho margen del voto. Tantas que pensar en su unidad equivale a la búsqueda del unicornio. Quizá algunas formaciones o plataformas se unan, si consiguen vencer los obstáculos de los personalismos, pero el campo general de la izquierda llegará fragmentado a las elecciones. Y, por supuesto, con la separación y hasta oposición, de sus dos fuerzas mayoritarias, el PSOE e IU. Tan divididas que, a veces, el encono entre sí es superior al de cada una de ellas hacia la derecha.

En estas condiciones, en efecto, proponer un programa mínimo común de la izquierda es perseguir una quimera. Y, sin embargo, las elecciones europeas podrían ser un buen ensayo. La fragmentación ha reconciliado hace ya mucho a la izquierda con el resultado de la irrelevancia en el Parlamento español, una irrelevancia mucho más garantizada en el europeo, compuesto por 766 diputados, de los cuales 54 españoles, de los cuales nueve o diez de la izquierda transformadora.Irrelevancia garantizada. ¿Por qué no experimentar con el programa común? Un programa que aspire a su vez a la unidad de la izquierda europea por una Unión que priorice la salida social de la crisis, el control de los mercados, la garantía del Estado del bienestar y la vuelta a la economía social de mercado.

¿Acaso no es obvio que los países de soberanía limitada como el nuestro no pueden aspirar a aplicar estas políticas en el ámbito interno sin el beneplácito de las autoridades europeas?



No tiene nada que ver con lo anterior, pero me he encontrado con esta reflexión de Henry Sumner Maine en su Derecho antiguo: El deber positivo que resulta de la confianza de un hombre en la palabra de otro se cuenta entre las conquistas más tardías de la civilización en su avance. Tan tardía que en algunos sitios aún no ha llegado.

Una provocación disfrazada de palo y zanahoria.

A la hora de comentar un discurso de Rajoy (o sea, una lectura en público de algo que alguien le haya escrito), es obligado avisar de que el crédito del orador es nulo. Quien asegura en Barcelona que mientras él sea presidente no habrá referéndum ilegal ni se fragmentará España es quien dijo que no subiría los impuestos (los subió); no pediría rescate (lo pidió); no tocaría las pensiones, (las bajó); no recortaría la educación y la sanidad, (las recortó),  etc., etc. El mismo que reconoció no haber cumplido su palabra, amparándose en la vergonzosa excusa de cumplir con su deber, cuando el único deber de un hombre cabal es cumplir su palabra y, si no, no haberla dado. O largarse con viento fresco.

El crédito de Rajoy es cero. Y menos de cero en Cataluña. Su palabra no vale nada. Pero no quiere decir que sus intenciones no sean aviesas. El mismo tipo que ha dicho en Barcelona en tonos casi místicos, que ama a los catalanes y se siente identificado con Cataluña es quien pidió firmas en contra del Estatuto, quien alentó el boicoteo a los productos catalanes, quien -prodigio de sensibilidad, previsión e inteligencia- calificó la Diada de 2011 de algarabía nacionalista y  es el responsable directo del aumento del independentismo por haber recurrido el Estatuto ante el Tribunal Constitucional, cuya estúpida sentencia al respecto en 2010 desembocó en esta situación. ¿Crédito de Rajoy en Cataluña? Menos de cero.

Fiel a su estilo, sobre las mentiras y las bravatas, la mayor confusión posible porque, ¿en calidad de qué hablaba? ¿De presidente del gobierno o del PP? ¿Y a quién hablaba? ¿A los militantes de su partido allí reunidos? ¿A los catalanes? ¿A todos los españoles? Imposible saberlo si no es con un análisis cuidadoso.

Alguien le dijo que diera imagen de firmeza. Así pues comenzó y terminó su breve e insulsa pieza con la misma "promesa": no habrá referéndum catalán.

¿Y qué razones esgrime para ello? Solo una: la ley y la Constitución no lo permiten. Una ley que él y su partido reforman cuando les molesta y una Constitución con la que hace lo mismo, con la impagable colaboración del otro partido dinástico. Para sus intereses y conveniencia, sí; para los de los demás, no. A los efectos de disfrazar tan irritante arbitrariedad, el orador se embarcó en una melopea teórica de maestro ciruelo sobre el sentido de la democracia y el Estado de derecho demostrando, además, que no sabe de lo que habla porque confunde los dos conceptos. Tanto daba, de todos modos, pues no sería su público quien se lo echaría en cara.

Terminado el hocus pocus de la Constitución y la Ley con que este menda fue a engañar a la tribu cataláunica, pensando que está compuesta por bobos, abordó el territorio de las realidades prácticas. Terminada la zanahoria, el garrote. Envuelta en lamentaciones, una sarta de amenazas: Cataluña independiente será más pobre, nadie le comprará nada, quedará olvidada en un rincón, fuera de Europa y de todos los tratados internacionales, sola, con la seguridad social en quiebra, sin poder cobrar las pensiones.

¡Ah! Pero para eso está él. Por eso -más amenazas- no cortará el grifo de su generosidad con el principado, siempre, claro, que los catalanistas abandonen sus proyectos y se sometan. Porque, ¿acaso no ha dicho mil veces que está abierto a todo tipo de diálogo? Véase, si no: se ha hecho 600 kilómetros de un salto para venir a decir a Mas (a quien no nombró, como si fuera un Bárcenas II) que está dispuesto a dialogar sobre lo que sea excepto sobre lo que a él no le dé la gana.

Coronó su inenarrable pieza oratoria con dos de sus habituales mentiras, una referida al pasado y otra al presente. La del pasado: España es la nación más antigua de Europa y Cataluña siempre ha formado parte de ella. La del presente: tenemos señales inequívocas de que estamos dejando atrás esta pesadilla de la crisis.

Dicen los del PSC que Rajoy es incapaz de resolver la relación de Cataluña y España. Cierto, pero, ¿quién ha dicho a estos ingenuos que quiera hacerlo?  No fue a Cataluña a resolver nada sino a mentir, amenazar y provocar a los nacionalistas, a ver si el conflicto se encona aun más, tenemos un lío y él puede ocultar que preside un gobierno dedicado a esquilmar el país, expoliar a los españoles, dejarlos sin trabajo, condenarlos al paro y la emigración, desmantelar el Estado del bienestar, conseguir que los ricos se enriquezcan, entre ellos él y su propia gente a base de sobresueldos y los delincuentes se libren de la justicia, por lo que les pueda tocar también a ellos mismos.

Y si para eso hay que provocar una fractura en España, la provocará.

Ese discurso es una provocación.

 (La imagen es una captura del vídeo de Público.)

dissabte, 25 de gener del 2014

El verbo de Dios.

Animada por el edificante ejemplo del ministro Gallardón en defensa de la fe cristiana, la jerarquía se ha lanzado al combate dialéctico por la misma causa, pero no solo en defensa de la ley contra las mujeres, sino de todos los valores que representa: la homofobia, el estigma de las relaciones sexuales no matrimoniales, la sumisión de la mujer al hombre, la lucha contra el horrendo feminismo. Cumple así el pío deseo de su hasta ahora cabeza visible, Rouco Varela, de reevangelizar España, dejada de la mano de Dios. Son la legión tebana en apoyo de su capitán, San Mauricio Gallardón, batiéndose solo contra los asesinos de seres concebidos pero no nacidos. Arman un gran barullo y esperan que no los sometan al martirio.

Suelen argumentar los católicos, cuando alguien protesta por tener que escuchar en público una sarta de disparates y granujadas, que los curas tienen perfecto derecho a expresarse, que hay libertad de expresión y mucha gente está encantada de escucharlos. No lo dudo. Pero sus gustos no son necesariamente los de los demás y estos monseñores imparten sus doctrinas a través de medios públicos de comunicación que pagamos todos, incluidos quienes no tenemos ningún interés en escucharlos. Es más, cualquier cosa que expresen los curas en público, aunque sea subidos a una farola en una plaza, lo hacen con el dinero que todos los españoles estamos obligados a pagar a la iglesia y con el que esta se mantiene. Es lógica nuestra petición de que, cuando los católicos quieran escuchar a sus pastores, lo hagan en locales apropiados, privados, aparte, en donde no den la murga a los demás, que bastante tienen para pararse encima a escuchar (si, por ejemplo, son gays) cómo los insultan unos señores tocados con un cucurucho.

Una vez corregido este abuso de sobrevoz de la iglesia católica en España, ya decidirán los ciudadanos si les merece la pena acercarse a escuchar la doctrina de los clérigos sobre asuntos acerca de los cuales no suelen saber nada. Siempre hay, además, gente con sentido del humor. Mientras esto no suceda y la jerarquía se empeñe en ocupar los espacios públicos para sus monsergas, en lo que los economistas llamarían una típica externalidad, o sea una especie de contaminación acústica, tendrán que tragar con el correspondiente derecho de réplica de quienes están obligados a escuchar sus sermones y... pagarlos.

Y es que el clero dice cosas que producen verdadero pasmo. El nuevo cardenal, Fernando Sebastián, uno que en 2007 pedía el voto para Falange de las JONS, siete años más tarde ha progresado en su espíritu cristiano y ahora solo pide que se se trate a los homosexuales como enfermos, razón por la cual ya lo han llevado a los tribunales. No sé cómo acabará el asunto pero es difícil que este clérigo entienda lo inhumano y perverso de su razonamiento. Ningún fanático admitirá jamás que quienes no compartan a pies juntilla sus creencias y valores sean personas normales; son delincuentes o enfermos. Es el abc del totalitarismo. Pero está claro que, si hay un enfermo en esta fábula, es el fanático.

El obispo de Granada, editor del libro Cásate y sé sumisa, también está bajo la lupa de la fiscalía que investiga si el ensayo merece algún tipo de reproche penal. Pero Palinuro confiesa que su obispo preferido es el de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, que tiene un discurso más filosófico y carga contra el feminismo radical porque deconstruye la persona. Ahí es nada. Entra a saco en el terreno de la izquierda, igual que Gallardón pero, a diferencia de este, en lugar de enarbolar la bandera roja y ponerse al frente de la revolución, enarbola el lábaro con la cruz y desbarata a los heréticos e infieles con la espada.

Reconozco idealizar un poco pero es que uno espera que Dios envíe sus mejores soldados a la defensa de su causa. Un hermoso San Miguel con su espada flamígera o un aguerrido San Jorge de brillante armadura, por ejemplo. En su lugar hemos de vérnoslas con estos atildados burócratas, repeinados, de sonrosados mofletes, poco dados a la rudeza de la lucha en campo abierto y más a los placeres de la buena mesa. Pero lo que nos niegan en la estética nos lo dan en la dialéctica, en los alambicados conceptos que manejan. Este viene hablando de que el feminismo conduce a la deconstrucción de la persona. Ignoro lo que monseñor entiende por este concepto derridano. Según parece lo tiene por algo abominable. Porque gran parte del feminismo se vale de él para su objetivo, esto es, contraponer la ausencia en que ha consistido su condición desde tiempo inmemorial a la presencia masculina, hacer aquella visible mediante un proceso de différance, hacer visibles a las mujeres. Y eso es más de lo que el obispo puede tolerar.

Carga asimismo monseñor contra las teorías queer y cyborg. Está a la última. Se ve que conoce el manifiesto de Donna Haraway, al menos tanto como Gallardón el Manifiesto Comunista. No sé por dónde puede tener el clérigo cuita con lo cyborg. Una metáfora antes que un teoría. Le hace ilusión, imagino, soltar el término con sus resonancias cavernosas. Alguien que anda con cyborgs está al servicio del maligno. Y de inmediato encuentra Reig el tono pastoral para adoctrinar el rebaño: el feminismo que (ya ven ustedes) empezó pidiendo el sufragio para las mujeres, se ha radicalizado, se ha convertido en un instrumento político a favor del aborto, contra el matrimonio monógamo y la maternidad. ¿Pruebas? Bueno, ¿no está al servicio de los cyborgs? Es el vituperable "feminismo de cuota", el del "empoderamiento", el feminismo ginocéntrico. Le gustará más o menos al obispo (no lo tengo claro) pero este discurso justifica indirectamente la violencia de género.

¿Violencia la iglesia? Por el amor de Dios, si esta ofrece amparo al verdadero feminismo, el cristiano que, sin seguir modelos machistas, sabe reconocer y expresar el verdadero espíritu femenino. El suyo. El ánimo del prelado no solamente no es violento sino que anima a sus seguidoras a rezar por sus hermanas descarriadas, las del feminismo ginocéntrico.

Palinuro, un descreído, también invoca a los dioses, a todos, por si acaso, pues nunca se sabe (aunque sin rezarles) para que nos protejan a tod@s, mujeres y hombres, feministas y no feministas, frente a la ley que Gallardón pretende imponer, con ayuda de estos clérigos bocazas que no saben lo que dicen, pero no paran de anatematizar.

divendres, 24 de gener del 2014

España, 2014.

Aborto prohibido.- Abuso.- Acoso.- Adjudicaciones ilegales.- Agag.- Agitprop.- Aguirre.- Albondiguilla.- Alcaldada.- Alzamiento de bienes.- Amigos del alma.- Amnistía fiscal.-  Antivasquismo.- Arbitrariedad.- Arenas "campeón".- Asesinatos.- Áticos.- Austericidio.- Autoritarismo.- Aznar.- Balbuceo.- Baltar.- Bankia.- Báñez.- Barberá.- Bárcenas.- Beaterío.- Blanqueo de capitales.- Blesa.- Botella.- Borbones.- Burbuja.- Burocracia.- Caciquismo.- Caja B.- Cajas de Ahorros.- Camps.- Capitalismo.- Carcunda.- Casa Real.-  Catalanofobia.- Caverna.- Censura.- Centralismo.- Chulería.- Clasismo.- Clericalismo.- Clientelismo.- Cobardía.- Codicia.- Cohecho.- Colusión.- Comisiones.- Contratas ilegales.- Corinna.- Correa.- Corrupción.- Cospedal.- Déficit.- Delincuentes.- Demagogia.- Derecha.- Desigualdad.- Despido libre.- Despilfarro.- Desahucios.- Despotismo.- Deuda.- Diferido.- Dinero negro.- Díaz Ferrán.- Discriminación.- Dogmatismo.- Embuste.- Emigración.- Enchufismo.- Engaño.- Escándalo.- Españolismo.- Estado policial.- Estafa.- Extorsión.- Expolio.- Fabra I.- Fabra II.- Faes.- Fanatismo.- Falangismo.- Fascismo. Feminicidio.- Financiación ilegal.- Floriano.- Franquismo.- Fraude.- Fundescam.- Gestapillo.- González Pons.-  Gratis total.- Gürtel.- Hambre.- Hilillos de plastilina.- Hipocresía.- Hipotecas.– Homofobia.- Ignorancia.- Imbecilidad.- Impagos.- Indultos.- Infanta Cristina.- Injusticia.- Inseguridad.- Insultos.- Integrismo.- Involución.- Jornadas abusivas.- Juan Carlos I.- Ladrillo.- Ladrones.- Listas negras.- Machismo.- Mafia.- Malhechores.- Maltrato.- Mamandurrias.- Manipulación.- Marca España.- Matas.- Mato.- Matonismo.- Mendicidad.- Méndez Pozo.- Mentiras.- Miseria.- Misoginia.- Mordaza.-  Mordidas.- Morosidad.- Nacionalismo.- Negligencia.- Neoliberalismo.-  Ñoñería.- Obstaculización de la justicia.- Oligarquía.- Opresión.- Opus Dei.- Parasitismo.- Paro.- Patriarcado.- Pederastia.- Peloteo.- Picaresca.- Plasma.- Pobreza.- Preferentes.- Prescripción.- Prevaricación.- Privatizaciones.- Propaganda.- Provocaciones. Quitas.- Racismo.- Rajoy.- Rato.- Rebajas de salarios.- Recalificaciones.- Recortes.- Reducción de pensiones.- Rencor.- Represión.- Robo.- Salarios de hambre.- Santa Teresa de Jesús.- Saqueo.- Señoritismo.- Sepúlveda.- Sicarios.- Sobrecostes.- Sobresueldos.- Sobornos.- Suicidios.- Superstición.- Supresión de ayudas.-  Terratenientes.- Terrorismo estatal.- Torturas.- Tráfico de drogas.- Transfuguismo.- Trinque.- Vaticanismo.- Venalidad.- Venganza.-  Violencia.- Víctimas.- Virgen del Rocío.- Ulibarri.- Urdangarin.- Usura.- Xenofobia.- Zas, en toda la boca.

Mentiras, saqueo y la unidad de la Patria.

Continúa la izquierda discutiendo acaloradamente entre sus múltiples corralillos de qué forma crea un solo, poderoso y unitario frente, capaz de parar la ofensiva neoliberal y recuperar los derechos y las conquistas conseguidos en cien años de luchas y perdidos en dos. Y cuanto más discute, más se fragmenta al grito de ¡unidad!. La mediática irrupción de Podemos, en un baile en el que ya estaban el PSOE, IU, Equo, Izquierda abierta y las candidaturas de las izquierdas independentistas, ha desatado un vendaval de opiniones que, como suele pasar con esta opción política, mezclan asuntos doctrinales con consideraciones prácticas. Llegaremos al momento de la votación con varias candidaturas a la gresca, acusándose mutuamente de no querer la unidad. Y llegaremos nutridos. 

Ayer mismo se especulaba con la posible candidatura del juez Elpidio Silva , al frente de un hipotético movimiento contra la corrupción, parece que apoyada por Democracia Real Ya. Supongo que la idea es la repetición de un Mani Pulite, a la española. Nada de partidos políticos. Este recién llegado al mosaico de la izquierda ayudará poco a la anhelada unidad. Su eje es el personalismo de su símbolo. Lo mismo que en las demás formaciones de la izquierda. Es injusto reducir Podemos a la figura de Iglesias porque eso sucede con los demás. Equo es López de Uralde como Izquierda Abierta es Llamazares e IU Cayo Lara y el PSOE Rubalcaba. Es la personalización de la política, una de las facetas de la sociedad mediática muy americanizada. Otra cosa es que las distintas personas tengan mayor o menor gancho o tirón electoral. Pero como de esto no se habla, los debates de la izquierda sobre la unidad de acción versan sobre cuestiones más abstractas, la movilización, la conciencia, la participación, la hegemonía, el neoliberalismo.

Frente a esta estrategia casi celestial, el gobierno de un partido que ha estado financiándose de modo presuntamente ilegal durante veinte años, presidido por el principal sospechoso de haberla tolerado e incluso de haberse beneficiado de ella, se prepara para coronar su obra de devaluación interna del país (otros lo llaman saqueo y expolio) en los dos años que le restan. Y para acompañar esta tarea con una involución ideológica y en el ámbito de los derechos y libertades.

Es ahora o nunca, compas. El que no se haya hecho rico a base de sobresueldos, comisiones, mordidas, malversaciones, adjudicaciones ilegales o simple mangoneo, tiene aun dos años para intentarlo. Las condiciones no pueden ser mejores: el gobierno, firme; la oposición, en Babia; el Parlamento, silencioso; el poder judicial, acosado; los medios, con una sola voz. Y si, por desgracia, nos pillan, hay seguridad de indulto. La crónica del Reino de España es la crónica penal, desde el borde mismo de la Corona al último alcalde pedáneo.

Una crónica en la cual el gobierno no se atiene a la realidad sino que la crea. Los datos del paro lo demuestran claramente, como los del crecimiento del PIB u otras magnitudes económicas. La mentira es la forma habitual de comunicación de la autoridad. Los hechos, sin embargo, pulverizan las mentiras: el paro ha aumentado en 600.000 personas (sin duda muchas más) con el gobierno de Rajoy y este no ha arreglado la economía en dos años, sino que la ha empeorado. Pero nadie se inmuta. El señor Floriano dice que España se recupera sin que el gobierno haya tocado la sanidad ni la educación. Esta insólita desfachatez viene de la ayuda celestial, gracias a la intercesión de  la Virgen del Rocio y, desde ayer, Santa Teresa de Jesús, reciente fichaje de la Marca España.

En tales circunstancias, pedir a la izquierda que abandone sus personalismos e intereses creados y confluya en un único frente para ganar las elecciones, estas y, sobre todo, las siguientes, es pedir lo mínimo y saber de antemano que es como si se pìdiera lo máximo pues la izquierda no se unirá. 

Y, sin embargo, es un momento crítico porque el conflicto catalán plantea una situación extremadamente delicada. Si la izquierda es incapaz de formular un proyecto de España que pueda llevar a una solución de entendimiento en la que los catalanes se sientan a gusto voluntariamente, tendrá que apoyar el que esgrima la derecha. Y el proyecto de la derecha sí que está claro: unidad, recentralización y españolización. Justo la fórmula para enconar el conflicto. 

O la izquierda se une en torno a un programa mínimo común que incluya una propuesta de reforma de la planta territorial de España que vaya a someterse a consulta de la ciudadanía o la unen marcando el paso tras la unidad de la Patria, impuesta a machamartillo por una parte de ella. La de siempre.

Marxardón.

Palinuro me ha confesado muy compungido que ayer se quedó cortísimo al hablar del delirio del ministro. Parece que vio una comparecencia parlamentaria de Gallardón en el Intermedio del Gran Wyoming, el único programa de TV que mira porque, dice, es la única oposición real del país.

"Pero, hombre", le dije, "si era el Intermedio sería de coña".

"Efectivamente, fue de coña. Pero de coña real. El propio Wyoming no daba crédito. Me quedé cortísimo. Lo del ministro no es un delirio más o menos pasajero sino una verdadera patología, un problema de identidad múltiple. Padece el síndrome de Sarah Bernhardt: allí donde va tiene que interpretar un personaje. Y si a eso le añades una soberbia sin disimulo y una petulancia sin límites, propia de un verdadero necio, te quedas con un espectáculo como el de ayer".

"Pero ¿qué hizo?"

"Interpretó a Karl Marx. Recitó los primeros párrafos del Manifiesto del Partido Comunista como si los hubiera escrito él: habló de patricios y plebeyos, de siervos y señores, de burgueses y proletarios. Era el filósofo de Tréveris recordando a la izquierda en dónde había estado siempre, en la defensa del débil, en donde está su proyecto de ley que, por eso mismo, es progresista, una verdadera ley de izquierda. Es decir, leyó a los socialistas su propia cartilla. 

"Toda esta absurda palabrería para ocultar un sofisma: que no hay un conflicto entre un ser débil y otro fuerte puesto que el llamado débil no es ser en el sentido del llamado fuerte.  Que no es un conflicto entre dos personas sino, en todo caso, de una persona consigo misma y en donde este ministro con sus trilerías dialécticas de monaguillo no tiene nada que decir. Pasar por encima de esta consideración, que es definitiva, lleva en efecto a que un típico representante de la derecha, miembro de un gobierno carcunda, reaccionario de funcionarios del Estado, empleados del partido, empresarios, financieros y aristócratas recite el Manifiesto Comunista en sede parlamentaria. 

"De un modo intuitivo y bastante más tosco lo había dicho Cospedal: "el Partido Popular es el partido de los trabajadores".

Con tal de seguir en  el gobierno, desmantelando el Estado del bienestar, eliminando los derechos de la gente y llevándoselo crudo, estos están dispuestos a decir lo que sea.

(La imagen es una foto del Gobierno de España en el dominio público).

dijous, 23 de gener del 2014

El delirio del ministro

La afirmación del ministro en el Congreso de que nada le dice que, pues no respetan los derechos del no nacido, los socialistas no vayan a legislar en el futuro en contra de los derechos del nacido es delirante. Porque es exactamente lo que está haciendo él en el presente: legislar en contra de los derechos de las nacidas. Es la famosa proyección de la derecha.

En efecto, el hombre debe de estar sometido a una presión muy fuerte; tanto que quizá no sea totalmente responsable de sus actos o dichos. Reconocer que has pretendido imponer por ley tus convicciones personales y ver que no te sigue nadie, ni los tuyos, que en el extranjero te miran con horror y que la opinión pública está mayoritariamente en contra de tu pretensión es un fastidio. Parecen todos contra ti, como en el famoso chiste del loco en dirección contraria en la autopista. Sostener que tu ley contra las mujeres (otro es el nombre oficial) es un avance en el proceso de su emancipación y que solo la aplauda Monseñor Rouco Varela no puede interpretarse a tu favor ni ante tu familia.

Es tal el delirio que quizá no sea delirio sino cálculo político de forzar un enfrentamiento extremo para imposibilitar todo acuerdo. Se insulta al adversario y hay pelea segura. Asesino. Genocida. Fascista. Y ya está liada. Estos católicos son muy de andar con las vísceras en la boca.

¿No es el ministro de hoy el alcalde de ayer, condenado por los tribunales por no pagar a la casera el alquiler del piso donde vívía durante dos años? ¿El mismo alcalde que, en cambio, pagó 120.000 euros de fondos públicos a Urdangarin por unos informes inexistentes? ¿El mismo que estaba dispuesto a regalar al Obispado de Madrid un terreno céntrico en las Vistillas, para hacer un Minivaticano en la capital? Todo esto dibuja un carácter: agarrado con los dineros propios, pero rumboso con los ajenos, los del común que entrega a manos llenas a los mangantes y parásitos que viven de engañar a la gente. Y, en lo tocante a la iglesia, raya en la generosidad celestial, próximo ya a la indulgencia plena, y siempre con los dineros del común. Esta su ley supone entregar de nuevo a los curas y atadas de pies y manos a las mujeres que se les habían escapado con la abominable e impía normativa de los socialistas. Es una ley en contra de las mujeres, para corregirles esa descarada tendencia a creer que, cuando se habla de la libertady dignidad de las personas, se habla de ellas.

Está claro que el ministro es practicante fiel del principio jesuítico de que el fin justifica los medios. Métaselo en la cabeza la oposición. No se enfrenta a un ministro, sino a un enviado de Dios. 

Los dineros de los partidos.

Manuel Maroto, Victoria Anderica, Suso Baleato, Miguel Ongil (2013) Qué hacemos con la financiación de los partidos. Madrid: Akal, (70 págs.)

Pues es tiempo de conflictos agudos resulta conveniente acudir a la publicística de combate. Escritos breves, claros, concisos, al alcance de todo el mundo, que traten monográficamente un tema prioritario en la escala de preocupaciones de la ciudadanía, lo analicen, lo critiquen y propongan alguna solución. Siempre que la sociedad se agita y las luchas se enconan, surgen los panfletos. Tienen una injusta mala fama fabricada por quienes no han sabido responderles convincentemente. Los panfletos son compendios argumentados de posiciones políticas (o religiosas, económicas, sociales, etc) opuestas a otras. La revolución inglesa del siglo XVII sería incomprensible sin el alud de escritos en pro o contra del Rey y el Parlamento; la francesa del XVIII, igualmente. Hasta la independencia y la Constitución de los Estados surgieron de un intenso debate animado a base de panfletos. Los papeles del Federalista, ¿qué son sino un puñado de alegatos publicados en la prensa? Eso sí, con un enorme peso filosófico, político y jurídico. El Federalista sintetizó en panfletos la tradición clásica griega, el derecho público romano y la filosofía de la Ilustración. Y ¿qué es el Manifiesto del Partido Comunista, el libro hoy más editado en el mundo entero después de la Biblia, sino un panfleto? Un manifiesto que contiene una filosofía de la historia.

Los panfletos son pieza esencial en la teoría política. Un género muy respetable. El librito en comentario pertenece a una serie de qué hacemos ya con una veintena de títulos. Supongo que también tiene una perspectiva editorial de aumentar las ventas de títulos de crítica en un mercado agónico. La elección del verbo da un tinte leninista a la colección, pues remite al famoso ¿Qué hacer? de Lenin, idéntico al de la novela de Chernichevski. El amarillo elegido para la portada también acompaña. No es el yellow chrome, pero se le acerca

En este caso es una pregunta por el quehacer de la financiación de los partidos políticos, tratada en perspectiva multidisciplinar, con rigor y conocimiento de causa. Consideran los autores el pasado inmediato (¿cómo hemos llegado hasta aquí?), el presente, y aventuran algunas medidas correctoras. La financiación pública es un elemento esencial de la corrupción; esta viene de antiguo, pero no debe considerarse como consubstancial a la cultura española. Mas algo de eso debe de haber cuando las cantidades de financiación de los partidos en 2008 que se dan (p. 14) son manifiestamente desorbitadas y no parecen llamar la atención.

La conclusión obvia del libro es que el sistema político español está por así decirlo gripado a causa de la partidocracia, agravada por el bipartidismo. Los partidos controlan el gobierno, el parlamento e interfieren en la acción del poder judicial. Es inútil esperar de ellos legislación reformista que afecte a sus intereses, singularmente en materia de financiación. La legislación vigente al respecto es inoperante y nada de lo que se ha hecho recientemente en materia de transparencia ha venido a mejorar sino, al contrario, a empeorar las cosas.

La tercera parte, o parte más propositiva, desgrana una serie de medidas perfectamente asumibles en un espíritu de mejorar, democratizar, hacer más transparente y menos corrupta la financiación de los partidos. La cuestión aquí es la fuerza parlamentaria con que se cuente para imponerlas. Y hay una segunda de contenido: la reforma de la normativa corre el mismo peligro de inoperancia que la normativa reformada. Hace diez años, Bruce Ackerman publicaba un libro (Voting with Dollars) en el que proponía una forma de financiación de partidos extraordinariamente sencilla, que podría aplicarse en España con las salvedades precisas: cada elector dispone de un vale de, digamos, 100 euros anuales que puede emplear en favor del partido de su elección. Un país con 22 millones de electores distribuiría en condiciones óptimas 2.200 millones de euros entre los partidos. Con una condición: los partidos acogidos al vale no pueden tener ninguna otra forma de financiación, pública ni privada. Aquellos partidos que renuncien al sistema de vales pueden tener acceso a la financiación privada que deseen. Probablemente la financiación privada estaría siempre por debajo de la pública decidida por la gente. Admitido, es una opción casi idílica. Probablemente no hay otra que seguir reformando la normativa.

En este terreno de propuestas hay al final un proyecto de consolidar y ampliar la democracia, más allá de los límites institucionales, mediante las oportunas reformas que fortalezcan la participación democrática a través de las iniciativas legislativas populares o la creación de órganos ad hoc para que los movimientos sociales tengan acceso relevante al ámbito legislativo. Nada que oponer excepto cierto escepticismo dictado por la experiencia y la realidad cotidiana: la fuerza política que podría apoyar un programa tan sensato como radical está fragmentada en media docena de formaciones. 

dimecres, 22 de gener del 2014

No era el verdadero Rajoy.

Me disponía ayer, como buen plumilla, a dar cuenta de la entrevista Rajoy/Lomana, un tantico desanimado, francamente, cuando me llamó mi amigo Dick Turpin, propietario y administrador de la página web Wikicloa, y me lo quitó de la cabeza.
- ¿Vas a comentar la entrevista del presidente de hoy?
- Sí.
- No lo hagas. Es falsa.
- ¿Más?
- Falsa de verdad, hombre. Ese no es Rajoy. Os han colocado un diferido con un sosias del menda. No sé de dónde lo han sacado, pero da el pego. La verdadera entrevista, la que estaba grabándose en ese momento, no salió. Salió el doble de Rajoy. Mira, te la envío en un archivo comprimido. No escribas nada de momento. Vas a llevarte una sorpresa.
- Vale y ¿de qué escribo hoy?
- ¿A mí qué me cuentas? Tú eres el bloguero. Pero mira la entrevista. Vas a alucinar.
Y eso es lo que hice: escribí sobre las primarias -siempre un asunto digno- y me puse a ver la verdadera entrevista de Rajoy. Transcribo sus respuestas a los bloques de cuestiones más importantes. El lector calibrará si son o no la misma persona.

Economía. La recuperación será en 2015. A partir de las elecciones. Es decir, a partir de que me reelijan. Todas las medidas de mi gobierno han sido un rotundo éxito. España está rescatada y he echado los cimientos de una poderosa recuperación. Los turistas están en cifras record. Y, dentro de poco, la llegada de capitales será masiva. Por supuesto, ha sido necesaria una devaluación interna y un empobrecimiento de las clases medias y bajas. ¿Qué quiere usted? ¿Que empobrezca a los ricos? Así no se crea empleo. El empleo lo crean los empresarios, no los trabajadores.

Comportamiento de los españoles. Ejemplar, absolutamente ejemplar. Mire usted esa mayoría silenciosa que me come en la mano. Pero, como no hay que adelantar acontecimientos, contemplamos todas las posibilidades; hasta las feas. Para eso tengo ese insustituible ministro del Interior que, cuando no blande el crucifijo, blande la porra, la multa o el tanque de agua.

Los ministros.Y, como ese, todos los demás. Ya sé que me los cuestionan por diversos motivos y que tienen una valoración ciudadana muy baja. Yo también la tengo. Los españoles son así, un poco envidiosos. Mis colaboradores son gentes bravas que cumplen con su deber de tirar la piedra mientras yo escondo la mano. De no disponer de este parapeto, padecería la dignidad del Estado que, en este momento, reside en mí, pues el Rey ya ve usted como está.

Aborto. ¿Acaso no es lo más sensato? Fíjese en el aborto. Alberto quiere prohibirlo y casi lo consigue. Me subleva la opinión, incluso la de los nuestros y hasta resurge la vieja conspiración judeomasónica pagada desde el extranjero. Ocasión de oro para que yo imponga mi autoridad, dé muestras de mi talante conservador pero abierto, reforme el proyecto y deje a Alberto de inquisidor general.

Cataluña. Reitero. Nada de adelantar acontecimientos. Estamos preparados para cualquier eventualidad en el Principado. Cualquiera. Mientras yo sea presidente, aquí no se independiza nadie. Quede bien claro. No hay nada que dialogar con quienes se obstinan en mantener su posición. Me corrijo respecto al adelanto de acontecimientos. Sí se pueden adelantar no-acontecimientos. Por ejemplo, la no-independencia de Cataluña. ¡Ah, y su españolización! ¿A dónde van los países pequeños, vamos a ver? A ningún sitio. Si es por su propio interés...

ETA.- ¿Cómo voy a ver bien la abolición de la doctrina Parot? Yo siempre he dicho, como mi maestro Fraga, que el mejor terrorista es el terrorista muerto. No nos equivoquemos. Pero vivimos en este mundo corrupto, condescendiente con los asesinos y cruel con las víctimas. No puedo hacer más. Entiendo la indignacion de los promotores de Vox si bien deben entender que hay cosas que no pueden pedirme, como tirar piedras contra mi propio tejado.

Infanta. Mire usted, me gustaría decirle otra cosa, pero se supone que me debo a la verdad y a una visión conservadora, moderada, razonable, de la realidad. Aquí no solo no hay que adelantar acontecimientos sino que hay que evitarlos. No tengo ninguna confianza en la Infanta pero, nos guste o no nos guste, tenemos que ponerla por encima de la ley y no de un modo inseguro, como cuando la ministra Báñez encomienda la solución del paro a la Virgen del Rocío, en la que no cree ni ella, sino de un modo eficaz y contundente, acogotando, si preciso es, a ese juez ensoberbecido, partidario, como todos los fanáticos del hágase la justicia y perezca el mundo. Ni hablar.

Bárcenas. Sí, ese ha sido mi calvario esta legislatura. Pero no pienso decir ni una palabra más porque no quiero incriminarme. Eso se lo dejo a Cospedal, que no va a parar hasta que la condenen. Somos todos personas irreprochables. Durante casi veinte años, un mangante parece haber estado robando a nuestras espaldas, aprovechándose de nuestra buena fe. Somos probos ciudadanos, víctimas de la estrategia procesal de un supuesto delincuente. Acepto que esto no afecta sino a una parte mínima de la increíble red de redes de corrupción en que las administraciones del PP han sumergido el país. Deplorable que la estafa de Emarsa (depuración de aguas de Valencia) no sea de 43 sino de 63 millones de euros. Deplorable que el alcalde de Burgos viva en un ático de lujo al parecer regalado por el empresario beneficiado con la adjudicación de una lucrativa obra pública. Todo deplorable, sin duda. Pero siempre lo he dicho: en este partido, el que la hace, la paga; son unos cuantos descontrolados; tenemos un código de buena conducta, presentado en su día por la ministra Mato, la más adecuada; no son los socialistas -los únicos hasta la fecha condenados en firme por corrupción- quienes pueden darnos lecciones. Y, por cierto, la mayoría de los casos, herencia de Zapatero.

Estaba en lo cierto mi amigo Dick, de Wikicloa: no podían transmitir esta entrevista, así que emitieron un fake enlatado.

(La imagen es una foto de La Moncloa aquí reproducida según su ”aviso legal”).

El lobo de la cocaína.

El consumo de drogas ha sido frecuente y habitual a lo largo de la historia y su origen se remonta a sociedades muy antiguas. A veces más, a veces menos extendido; a veces uso de las clases altas, a veces de las bajas. El  opio estaba muy extendido en la Inglaterra del siglo XIX y XX, antes y después de la era victoriana, tanto entre las clases acomodadas como lo prueban las Confesiones de un comedeor británico de opio, como entre el pueblo y los bajos fondos, como se ve en la novela de Sax Rohmer, Dope, publicada ya en el siglo XX. Esa prevalencia obligó a las autoridades británicas y también a las estadounidenses a regular el consumo, a regular los llamados opium dens de Chinatown.

Algo parecido a lo que sucede en nuestro tiempo, caracterizado por una expansión del consumo de drogas, tanto en cantidad como en diversidad. En algunos países europeos están despenalizados ciertos aspectos de este consumo. En otros latinoamericanos se legaliza la marihuana y lo mismo está haciéndose en algunos estados de los Estados Unidos. El debate está en la calle porque el consumo ilegal, fuente de ingresos fabulosos en negro que luego se blanquean por vías delictivas e influyen en el desarrollo del capitalismo, también está en la calle. Y en los despachos.

Porque tal es la verdadera protagonista de esta larguísima película (tres horas) de Scorsese: la cocaína. Bueno el capitalismo financiero especulativo frenético de los años ochenta y noventa, cuando se fue generando la burbuja que estallaría luego en el siglo XXI. Un capitalismo movido por un corazón de nieve. Y de todas las demás drogas, crack, anfetaminas, drogas de diseño y, por supuesto, las socialmente toleradas tabaco y alcohol. Y todo a raudales.

Olvídense los discursos legitimatorios sobre la racionalidad del capitalismo y el funcionamiento de los mercados. El mundo se mueve a impulsos de decisiones imprevisibles, intuitivas, irracionales, que no distinguen entre la legalidad y el delito y cuya moral es una especie de calvinismo a la inversa: hay que enriquecerse, triunfar para llevar luego no una vida de santidad sino de depravación. La lección se la explica una especie de gurú con quien contacta el protagonista al comienzo de su carrera de broker: mira, chico, no quieras entender nada porque aquí nada es inteligible ni previsible. Nadie sabe qué va a pasar mañana, así que, cuando veas la ocasión cógela. Es lo que siempre se ha dicho de la Fortuna que por eso la pintan calva, pero elevado a muy alta potencia.

Es una historia real acerca de cómo un tipo llamado Jordan Belfort y salido de ninguna parte, llega a la cúspide de la especulación financiera, convirtiéndose en el broker de mayor éxito de Wall Street y su final a manos del FBI, que no necesariamente de la justicia. Son tres horas de narrativa exuberante, atropellada, abigarrada, a un ritmo endiablado, una verdadera lección de cine que tiene un punto de exhibicionismo. No creo que dañe a la película acortarla algo, quizá media hora. Todos los planos están logrados, pero la profusión de escenas de multitudes cometiendo todo género de excesos y con diálogos cruzados torrenciales plagados de tacos quizá abrume algo. Desde luego, Di Caprio sobreactúa en varias ocasiones. Dicen que busca un Óscar. Si se lo dan en proporción a su gesticulación, le corresponderían dos. 

La dirección es magistral y tal la entrega del equipo a la historia que da la impresión a veces de que la obra no es crítica con esa forma de ser, de actuar, de vivir, con esas relaciones sociales y económicas, sino, al contrario, laudatoria. Sabemos que toda la operación consiste en especular e inflar unos dineros que se estafan a las gentes con labia de agentes de bolsa, así, tipo preferentes en España. Pero casi nunca vemos a los estafados ni se exponen las consecuencias de las estafas en sus vidas. La historia es la de los estafadores y narrada con detalle psicológico, casi acaba consiguiendo que sintamos cierta simpatía por algunos de ellos. Empezando por el propio Jordan que, en el fondo, no es una mala persona. Hay que ver cómo quiere a sus compañeros de fechorías. 

La clave de esta aparente paradoja está en una brevísima secuencia al final de la historia, la única vez, si no me equivoco, en que aparece el interior del metro de Nueva York. Esa escena simboliza, como una bomba, el espíritu crítico de la película. A algunos no les parecerá suficiente. Es cosa de la imaginación de cada cual.

dimarts, 21 de gener del 2014

El viento de las primarias.

Cayo Lara dice no sentirse retado por Pablo Iglesias. Curiosa expresión. Retado ¿a qué? Tal como lo entiendo, pues no está del todo claro pero no parece se trate de un reto en el campo del honor, a constituir una candidatura única de la izquierda a las elecciones al Parlamento Europeo a través de unas primarias, es de suponer que abiertas.  El imaginario reto contiene dos cosas distintas: la unidad de la izquierda y las primarias.

De pronto, las elecciones primarias han adquirido un significado impensable aún hace unos meses. Las postula todo el mundo: Equo, Izquierda Abierta, Podemos y el PSOE. Algunos ya las han realizado y otros están preparándolas. La única en resistirse es IU, que da libertad a las organizaciones menores, pero no las considera en el orden federal o estatal. El argumento de Cayo Lara para negarse no puede ser más pobre: que "son un invento de los Estados Unidos" y una "cortina de humo" para desviar la atención de los verdaderos problemas del país.

Las primarias no son un "invento de los Estados Unidos", sino una práctica de sus partidos políticos que ni siquiera se aplica en todos sus estados. Y aunque lo fueran, ¿qué importa eso? En los EEUU se han inventado muchas otras cosas a las que Cayo Lara seguramente no objeta. ¿Por qué las primarias, que son un procedimiento muy recomendable de elegir candidatos? Lo de la "cortina de humo" no llega a argumento. Es un pretexto que suele emplearse entre los políticos cuando pretenden pasar de largo ante un problema que no pueden, no saben o no quieren resolver.

Cayo Lara no ignora que las primarias son un procedimiento práctico, participativo (especialmente si son abiertas) y democrático. Por supuesto, los partidos de la izquierda tienen cauces institucionales internos que consideran representativos para elegir a sus candidatos. Pero hoy es parecer común que esas vías estatutarias están anticuadas y no responden al aumento de exigencias participativas de la ciudadanía. Todos lo ven así. ¿Por qué no IU? Obviamente porque la petición se vincula, quiera la organización o no, a la propuesta de Podemos. Porque son primarias para la constitución de una lista común de la izquierda que IU empieza a vivir como una OPA hostil. La posibilidad de una lista unitaria votada por militantes y simpatizantes de las dos opciones rompe todos los cálculos internos de IU, los acuerdos a que haya podido llegar respecto al reparto de puestos; desbarata intereses creados. Por eso dice Cayo Lara que no se siente retado por Iglesias, en una explicación muy reveladora de cuál es la verdadera preocupación: la posibilidad de que Podemos sitúe a su gente en cabeza de la candidatura de la izquierda a las europeas, desplazando a los candidatos oficiales de la casa. 

El asunto no puede hablarse con esta claridad porque implica dar la razón a quienes sostienen que los partidos institucionales están anquilosados, que no responden a las preocupaciones reales de la ciudadanía ni son capaces de adaptarse a los cambios en la realidad de las movilizaciones populares en busca de formas nuevas. Justamente, esa es la única parte indubitable del discurso de Podemos el significado de esa propuesta de una nueva forma de hacer política. Y, para bien o para mal, le ha tocado lidiar con ella a IU. Esta parece reaccionar como el propietario de un inmueble que cierra el paso a un okupa. Se puede formular de forma más rimbombante y se hará: no es prudente jugarse el futuro de una organización que ha costado tantos años levantar al albur de un fenómeno mediático, pasajero, sin apoyos conocidos, experiencia ni substancia. Los dos argumentos frente a frente: el del anquilosamiento de la izquierda oficial y el del mantenimiento de posiciones frente a modas del momento. Cada cual elegirá el que prefiera.

La unidad de la izquierda es un objetivo prioritario de todos pero en el orden meramente teórico, casi quimérico, si se tienen en cuenta los problemas del exacerbado personalismo de esta orientación política. Porque en la práctica, bien se ve, es imposible. Precisamente a cuenta de las primarias. Si Podemos aceptara apoyar la lista que presente IU o se aviniera a negociar en privado su composición, quizá desaparecieran los obstáculos. Pero la exigencia de las azarosas, imprevisibles primarias, lo impide. Y ya tiene chiste que el anhelo de unidad de la izquierda, al menos a este nivel, pueda frustrarse por la exigencia de un requisito de mínimos democráticos.

IU y su entorno acusan al PSOE de ser un partido prácticamente neoliberal, alternancia (no alternativa) del PP, y de no ser verdaderamente de izquierda. Sin embargo, en un espíritu que llevan años practicando, los socialistas han organizado sus primarias y, además, abiertas. Lo harán mejor o peor, más a gusto de unos que de otros, pero están haciéndolo. Primarias abiertas para elegir su candidato a la presidencia del gobierno en 2015. Algo democrático, propio de la izquierda aunque, según parece, no de la verdadera.