dijous, 6 de novembre del 2014

El morro de la condesa.


Esperanza Aguirre es un ejemplo de manual de cómo entiende la política una representante de la oligarquía franquista más reaccionaria y sin escrúpulos. Esta achulapada señora, que tiene de señora lo que Palinuro de obispo, lleva treinta años en política, según ella misma dice; una política hecha de demagogia, falsedades, desplantes, provocaciones, mendacidades y corruptelas. Es trasparente su convicción de que la gente somos una manada de estúpidos a quienes cabe colocar cualquier embuste y engañar sin ningún problema y que si, por malaventura, se ve obligada a explicar sus actos lo hace con la impaciencia, la altanería, la displicencia y la irritación de quien, dedicada a excelsas empresas, se ve molestada por las inquinas y pequeños recelos de la vulgar gentecilla del común.

Debe de ser uno de los ejemplos más acabados de esta clase dominante nacionalcatólica de siempre que ha causado también de siempre la decadencia y la ruina de España, su notorio fracaso como Estado moderno y nación viable.

Dice la buena mujer que no va a dimitir por dos nombramientos que le han salido rana. Como siempre, desprecio absoluto a quienes se dirige y que son quienes pagan su salario: no son dos nombramientos, sino muchos más; no le han salido "ranas" sino buitres, hienas, sapos, urracas y demás faunas. Como siempre, trata de deslizar sus mentiras en excusas dicharacheras, propias de su temperamento real de verdulera de zarzuela, que lo borda.

No, señora, usted no debe dimitir por dos nombramientos; usted debe dimitir porque es usted la quintaesencia de la corrupción de Madrid. Véalo:

I.- Debe usted su cargo de presidenta al más bochornoso episodio de corrupción que ha dado la Comunidad Autónoma, el llamado Tamayazo. Sostiene usted haber salido limpia de él, pero eso es falso: la fiscalía, por entonces, como ahora, genuflexa ante el gobierno, no investigó nada y una comisión parlamentaria concluyó que no había nada irregular en el tal Tamayazo. Esa comisión estaba presidida por Granados, el rana y, por tanto, es otra corrupción más por la que debe usted dimitir.

II.- Se ha mantenido en el cargo ganando elecciones financiadas de modo presuntamente ilegal a través de esa fundación FUNDESCAM de la que usted ha querido desvincularse sin conseguirlo, que se nutría sobre todo de las aportaciones de sus grandes amigos los empresarios supuestamente corruptos, estilo Díaz Ferrán o Arturo Fernández, uno ya en el talego y el otro en trámites.

III.- Está usted relacionada, quiera o no, con una trama de espionaje entre sus delfines del gobierno, en la que unos de estos, los más presuntamente sinvergüenzas, utilizaban recursos públicos de todo tipo para espiar los secretos de otros, publicarlos y hacerles así la vida imposible. A esta corruptela de neorrealismo italiano la llamaban la gestapillo.

IV.- Toda su gestión es estructuralmente corrupta. Usted lo disfraza con sus necedades doctrinales de carácter neoliberal sobre las excelencias de la privatización y los inconvenientes de los servicios públicos a los que usted descapitaliza, arruina y difama al extremo de insultar a los trabajadores y funcionarios acusándolos de comportamientos que solo demuestran que usted gobierna sin tener ni idea de la realidad que gobierna, como cuando reprocha a los profesores de la educación pública unos horarios de trabajo de los que ignora usted todo.

V.- Asegura usted no haber sabido nada del lodazal de corrupción, robo, expolio y rapiña que ha sido su gobierno en todos sus órdenes, pero son abundantes los testimonios de quienes denunciaron los hechos y le hicieron llegar varias veces cumplida información de lo que estaba pasando en su jurisdicción sin que usted acusara jamás recibo, se dignara recibir a los denunciantes o iniciara medida alguna no ya para poner fin al expolio general, sino para investigarlo. Obviamente, no podía porque estaba usted tan pillada en la podredumbre como las ranas de su charca.

VI.- Dice usted que no tiene que dimitir porque no se ha llevado usted un duro y no ha favorecido a sus amigos. En cuanto al duro, supongo que no, ya que es usted acaudalada, aunque en el colmo de la más delirante y estúpida demagogia llegara usted a afirmar que le costaba llegar a fin de mes. Mentira que, por cierto, le copió su archienemigo Rajoy, a quien también priva mucho insultar a la gente de escasos medios.
 
VII.- Lo de los amigos es otra cosa: lo único que ha hecho en su gobierno ha sido favorecer a sus amigos y castigar a los adversarios o simplemente indiferentes. Ha negado usted subvenciones a las asociaciones de víctimas del terrorismo dirigidas por gentes con las que no simpatizaba y las ha acumulado sobre las asociaciones afines y amigas. Ha negado usted licencias de televisión y radio a empresas indiferentes o neutras para concedérselas a las de sus amigos, especialmente si se trataba de esa vergüenza pública llamada Losantos, a su vez financiado en negro por otras instancias de su propio partido. Licencias, dineros y favores que han repartido ustedes, especialmente usted, como maná del cielo a cambio de constituir una corte de aduladores, propagandistas, censores y embusteros a su servicio que, por supuesto, han podido enriquecerse gracias a usted. El ejemplo más obvio, Telemadrid, en donde usted ha empleado los dineros públicos para instalar pesebres de oro para sus incondicionales, estilo Tertsch, que cobraba una pasta al minuto, o el insoportable Sánchez Dragó con un espacio de risa que no veía nadie pero del que sacaba pingües ganancias.

VIII.- Debe usted dimitir porque su comportamiento con el pueblo llano al que dice representar, sean civiles o no, es altanero, faltón, insultante, agresivo y malintencionado.

Debe usted dimitir porque, aparte de sus nombramientos, es usted una persona sin escrúpulos y sin principios, ejemplar destacado de esta ópera bufa de corrupción, granujería, desvergüenza y robo en que usted y su partido han convertido la política de este país, en la que tiene un papel destacado entre los Aznar, los Rajoy o las Cospedal, aunque no haya usted cobrado sobresueldos en negro como, al parecer, han hecho los otros.

Deje de echarle morro, aunque tiene usted un rato largo, y dimita de una vez. Por corrupta.