dijous, 19 de juliol del 2012

Movilización social permanente.

El día de hoy es decisivo. Todos los partidos, los sindicatos, asociaciones de lo más diverso, el 15-M, DRY, etc, han convocado a la ciudadanía a manifestarse en toda España por la tarde. Solo se han excluido, según mis noticias, el PP y UPyD. En el caso del PP es comprensible, ya que la megamanifa es contra el gobierno; en el de UPyD no lo es tanto. Pero es seguro que sus razones tendrán para mantenerse al margen de un movimiento que da la impresión de estar muy extendido.  Como vienen las cosas y la generalizada indignación es de esperar que el país entero se eche a la calle porque quien más quien menos está furioso con una situación en la que
  • va para cinco años de padecer una crisis terrible que nadie previó y nadie entiende pues, si se entendiera, ya se habría resuelto. Lo cual no obsta para que proliferen las más diversas teorías, muchas veces contradictorias e inútiles.
  • los políticos adoptan decisiones cada vez más gravosas para la ciudadanía, recortes, mermas, restricciones de todo tipo que agobian a la gente en función de una crisis que nadie entiende. Y todo ello, además, para rescatar bancos.
  • precisamente los bancos son los máximos responsables de la crisis a causa de sus malas prácticas, muchas de ellas, como se ve, delictivas.
  • las malas prácticas de la banca han sido, al parecer, generalizadas, como se prueba por el asunto del Libor y el Barclays inglés y la posible implicación del Bank of America.
  • a pesar de todo es obligado rescatar los bancos (los mismos que ejecutan las hipotecas sobre sus rescatadores) a fin de que, según quiere acrisolada doctrina, fluya de nuevo el crédito nutricio que ponga en pie la economía real. Quién vaya a tomar esos créditos y producir en la economía real si nadie tiene dinero porque el Estado se lo ha quedado todo, es un misterio del pensamiento neoliberal.
  • para el enésimo rescate, nueva vuelta de tuerca a las argollas que estrangulan a los más débiles, los parados, los funcionarios, los dependientes, los jubilados, los jóvenes.
  • estos han de contemplar además cómo se los ataca en sus posibilidades, su modo de vida, sus intereses no solamente con medidas de carácter económico sino también puramente ideológico. No solo ven que se les restringen sus posibilidades de acceso a servicios sociales sino también de ejercicio de derechos de minorías, como el aborto o los matrimonios homosexuales.
  • al mismo tiempo, la población objeto de medidas de ajuste debe compaginar su amarga experiencia con la contemplación de un baile de desmesuradas retribuciones a altos cargos de los bancos y cajas a los que han llevado a la quiebra y que ahora precisan rescate con cargo a los dineros públicos.
  • los "ajustados" viven igualmente el día a día de una clase política con un nivel de privilegios que produce irritación. Que los alcaldes hayan estado fijando libremente sus retribuciones ha llevado al absurdo de que algunas varas municipales ganen más que el presidente del gobierno. Y no son estos los únicos privilegios de la clase política.
  • No obstante la convivencia más enojosa es la de los sacrificios con la corrupción. Es muy difícil admitir que los colegios deban reducir las horas de calefacción en invierno o incluso suprimirla en lugares en donde la autoridad ha dilapidado cientos de millones en algún proyecto megalómano que luego no sirve para nada. Y mucho más saber que parte de esos cientos de millones han desaparecido en una jungla de corrupción en la que habitan políticos y empresarios dedicados al expolio del erario público.
Así, el "¡Que se jodan!" final ha sido como la chispa que ha encendido la pradera.
Estos de Mongolia vienen fuerte. La portada para el día de hoy es sensacional porque unifica el llamamiento a la acción general con la referencia a la última provocación de la derecha, el exabrupto de la diputada Andrea Fabra y el recuerdo del Madrid de 1936. Todo en uno. Se me ocurre que la portada tiene dos lecturas antagónicas: 1ª) "¡No nos joderán!"; 2ª) "¡No! Nos joderán". Pero he pensado que no está el día para bromas.