dimarts, 27 de març del 2012

El Consejo Editorial de Püblico.

Se recordará que hace unos días tuvimos una reunión del Consejo Editorial de Público, a ver qués se podía hacer al haberse cerrado la edición de papel. Como siempre que se reúne gente de pluma, al final nos pusimos de acuerdo en redactar un editorial colectivo que es el que reproduzco más abajo. Decidimos enviarlo a la web de Público.es, para dejar constancia de nuestra preocupación y nuestro propósito. Pero, como no parece que en la web se decidan a sacarlo, lo hago yo en Palinuro:


SIN PÚBLICO.

El Consejo Editorial.

La indignación social, la depresión económica y el empobrecimiento de la democracia en España se encuentran en una situación especialmente necesitada del ojo informativo, analítico y crítico de Público, y en general, de publicaciones que no se plieguen al pensamiento único. En estas circunstancias, el Consejo Editorial del diario Público (CEP) se ha visto sorprendido por la interrupción de la versión en papel del periódico y ha decidido sumar su voz a la del resto de los lectores, suscriptores y simpatizantes del diario.

Nuestro proyecto sigue siendo el originario de Público. Aquel que dio cabida a los lectores de la izquierda, sin preguntarles de dónde vienen sino a dónde quieren ir. Un proyecto, desarrollado en tiempo de crisis, en el que los editorialistas han sido libres de expresar sus análisis como en ninguna otra prensa comercial. Público ha sido un medio de formación de la opinión pública con una concepción nueva y dinámica que ha conectado con los valores de generaciones distintas y de corrientes de pensamiento progresistas. En cuatro años, Público llegó a ser el referente diario de la izquierda democrática.

La crisis económica y factores concomitantes han hecho imposible la continuidad del proyecto empresarial en su conjunto. Pero esperamos que el capital humano, informativo y político-cultural acumulado por el diario durante estos años no se dilapide, y que se consiga mantener la edición digital, Público.es que, con sus cinco millones de visitas, constituye una excelente base para acomodar el proyecto inicial a la comunicación en la era tecnológica. Mientras tanto, el CEP interrumpe su actividad ordinaria hasta que se aclare cuál es el destino de la cabecera y la web.

El Consejo sabe de la dificultad material que entraña acometer este u otro proyecto de similar naturaleza comercial y compromiso cívico, pero se hace eco del interés y de la movilización de los lectores para no darse, aún, por vencido. Sin Público, los mencionados sectores sociales, más activos, abiertos e igualitarios se quedan sin un diario que refleje sus preocupaciones y sus ideas, en un momento crucial de la historia de España y Europa, cuando la reacción está empeñada en devolver la sociedad a épocas pasadas. Sin Público, ¿quién nos librará del pensamiento único?



Al mismo tiempo he de confesar que no soy el mejor ejemplo de abstencionismo, dado que hoy me han llamado del periódico pidiéndome un artículo y, al estar las elecciones andaluzas tan recientes, lo he enviado. Es una posición contradictoria; lo sé, pero lo único que se me ocurre es aferrarme a ella. Quizá nuestra condición sea de imposible cumplimiento dado que nadie sabe qué sucederá con la web de Público.es y nadie puede preverlo. Pero, mientras se dilucida, el tiempo pasa y, si no se alimenta, dejará de tener visitas y su valor decaerá. Es posible que, al final, el destino de la web no sea de nuestro agrado como gente de izquierda. Será entonces cuando cada cual decidirá si sigue escribiendo o no.