dilluns, 23 de maig del 2011

El desastre de la izquierda.

Las elecciones municipales y autonómicas, sobre todo las municipales, son de naturaleza distinta a las generales y es un error proyectar la distribución del voto de las unas a las otras. Hay en ellas más pluripartidismo en las instituciones y, por tanto, posibilidades de gobiernos de coalición muy variados que, en algunos casos, mitigarán lo que a todas luces es una derrota sin paliativos de la izquierda. El PSOE pierde 8,2 puntos porcentuales; un fracaso. Izquierda Unida gana 0,8 puntos que es prácticamente nada. Ambas fuerzas deberán revisar sus planteamientos y es lo que hará Palinuro algo más abajo.

El electorado, especialmente el de izquierda, generalmente más crítico, suele aprovechar estas elecciones para castigar a su partido, darle un toque de atención, un orteguiano "no es esto, no es esto". Es una advertencia para que enderece el rumbo y poder votarlo luego en las generales, que se consideran de mayor importancia. Hasta aquí la parte balsámica de este comentario.

Las autonómicas también son especiales pero se acercan más a una prefiguración de las generales ya que las Comunidades Autónomas (CCAA) tienden a actuar como "miniestados" o "estadículos". Aquí, la derrota de la izquierda es de época. Que Aguirre y Camps hayan aumentado su mayoría a pesar de la Gürtel y Cospedal haya obtenido mayoría absoluta de escaños a pesar de Cospedal, encierra una lección ética: los casos de corrupción, la política hecha de injurias y calumnias no merman posibilidades, al menos en la derecha. Excepción hecha de Andalucía (de momento) y, si acaso, Extremadura, el PSOE gobierna España no como territorio sino como idea. Hace las leyes, pero otros hacen los reglamentos.

El PSOE ha pagado la crisis y su forma de gestionarla. Pero ha pagado más cosas. Ha pagado su arrogancia. Zapatero y su gente iban sobrados en la primera legislatura y la inercia no les dejó ver que en la segunda las cosas habían cambiado drásticamente. Siguieron en plan triunfalista hasta mayo de 2010 y, a partir de entonces, dieron media vuelta a la derecha, siempre cantando victoria, sin molestarse en explicar a la gente la necesidad de tal giro ni mucho menos admitir propuestas distintas y alternativas acerca de quiénes debieran pagar por tales medidas. Porque estaban en posesión de la verdad cuando iban hacia Málaga y en ella seguían cuando llegaron a Malagón. El lamentable resultado de tanta insensibilidad y desprecio ha sido que, de decirle a zapatero ¡No nos falles!, los jóvenes han pasado a echarle su fallo en cara en la calle. Como poco, humillante.

Izquierda Unida también ha pagado muy cara su línea. Cayo Lara puede decir lo que quiera pero ganar 0, 78 puntos con una campaña orientada a atacar al PSOE, siendo así que éste ha perdido más de 8 es un fracaso rotundo, adobado además por el ricino de una mayoría absoluta del PP en la califal Córdoba. IU no es culpable de la crisis ni de las medidas de ajuste, con lo que se impone la amarga conclusión de que la gente no la vota porque no gusta. Sin más. Añádase esa consigna tan increíble de PP y PSOE la misma mierda es o la expresión PPPSOE que, si son comprensibles en grupos de izquierda extraparlamentaria y capillas de revolucionarios de salón, son estúpidas en un partido cuyo destino es pactar con el PSOE si quiere formar gobierno. Empezar insultando a tu aliado necesario no es especialmente inteligente. La consigna es también falsa y sólo se explica en función de una antisocialismo visceral de parte del comunismo.

Por último, el Movimiento 15-M o Democracia Real Ya (DRY) irrumpió en mitad de la campaña. Quizá haya tenido alguna influencia en el desenlace, aunque es difícil saberlo ya que emitió mensajes contradictorios, predominando el de la abstención. Debe incluirse en la izquierda porque, aunque muchas vece insiste en su carácter apartidista, es más próximo a la izquierda que a la derecha. Zapatero ha expresado su simpatía por él; Rajoy, no.

En DRY el resultado disparará un debate acerca de su orientación política. Probablemente lo abandonen los votantes y también militantes socialistas que estaban a título personal. Y lo mismo debieran hacer los de IU, que son quienes más han coreado la consigna PSOE PP la misma mierda es con la esperanza de captar el voto socialista cabreado, ya que la evidente instrumentalización del movimiento, entre otras cosas, ha sido un fracaso.

La cuestión es ahora qué hace DRY. La opinión de Palinuro es que se constituya en algún tipo de ente que pueda negociar con otras fuerzas políticas la reforma de la ley electoral. Ello le permitirá además ver que hay diferencias substanciales entre el PSOE y el PP. No es pensable que un gobierno del PP acceda a tramitar esta reforma. Sí lo es en el caso del PSOE, sobre todo si alguien lo convence de lo errónea que es su posición de aliarse con el PP para bloquearla. El sistema actual beneficia a los dos, cierto, pero incomparablemente más al PP. Por tanto, al PSOE le interesa apadrinar la reforma del sistema electoral porque reducirá mucho la representación del PP y la que él mismo, el PSOE, pierda, podrá compensarla con gobiernos de coalición con IU.

El problema está en los requisitos de la reforma porque su contenido es muy sencillo: si se quiere un sistema proporcional de verdad y no el mayoritario disfrazado de proporcional que hay, basta con copiar el sistema alemán. Con él se puede conseguir un Parlamento en el que los escaños de cada cual sean proporcionales a los votos obtenidos y, por tanto, de mayoría de izquierda, para abrir un período de reforma constitucional equivalente a una nueva Constitución que se presente como revisión total de la vigente.

En buena medida eso depende de que DRY consiga mantener su presión sobre el sistema político para lo cual tiene que ser algo más que una página web.