dimarts, 24 de maig del 2011

Dry Bildu

Estas elecciones estaban cantadas desde el comienzo y, aunque algunos nos resistíamos a creerlo, así ha sido al final: ocho millones y medio de votos para el PP y seis millones doscientos mil para el PSOE. El dulce triunfo y la amarga derrota. De nada sirve recordar que la participación ha sido muy baja y que los votos nulos, los blancos y las abstenciones han sumado un pico y hace falta papo para apuntarse todas las abstenciones. La derecha se ha impuesto claramente a la izquierda en el conjunto del Estado. Como estaba previsto.

Sólo dos fenómenos han venido a perturbar la paz de la profecía feliz, los resultados de Bildu y el movimiento Democracia Real Ya (DRY). Al ver que escribiría el post sobre ambos se me ocurrió el inocente juego de palabras del título sin ánimo de ofender a nadie.

Bildu en primer lugar. Es una alegría que, por fin, el electorado independentista más radical tenga a quién votar y no se le recorte la libertad de sufragio. Esos más de 300.000 votos, con sus 1.000 concejales y junteros son un pellizco muy importante de la sociedad vasca que vuelve a las instituciones y pisando muy fuerte, inmediatamente detrás del PNV y muy por delante del PSE-PSOE. No me extraña nada que, presa del entusiasmo escénico, el portavoz de Bildu, Pello Urizar, haya dicho que los resultados de las elecciones implican la retirada definitiva de ETA. Ahora hay que estudiar qué significa implican pero no cabe duda de que el sentido es acertadísimo. ETA debiera entregar las armas ya. Está en interés del gobierno que así sea, pero también está en el interés de la otra parte, cuenta habida de que el PP no oculta su intención de ilegalizar Bildu a la primera oportunidad. Luego ya se vería lo que harían (pues si Aznar hablaba del Movimiento Vasco de Liberación, Rajoy puede reconocer una Euskadi independiente) pero de momento es la imagen que venden.

La presencia de Bildu en las instituciones (en realidad es la suma de los abertzales sin partido conocido más Eusko Alkartasuna y Alternatiba y, por tanto, los votos tampoco son tantos) abre el camino a que la izquierda española proponga un debate sobre el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Va a ser una batalla difícil pero no imposible. En algún momento debe reconocerse ese derecho y, según Palinuro, cuanto antes, mejor.

DRY. El movimiento DRY, cuyo impacto en los resultados electorales, si es que lo ha tenido, es difícil de calibrar, es también algo inesperado, que tiene a las autoridades perplejas y hasta a los mismos participantes. Estos entran en su segunda semana de acampada en un proceso de revisión acerca de qué posibilidades tienen, qué quieren y cómo pueden luchar por ello. Los debates de las asambleas son muy intensos y apasionados, como corresponde a la naturaleza emocional de esos momentos.

Es curioso que el movimiento pida una democracia real pero lo haga por medios virtuales. La importancia de Facebook en el intercambio y difusión de información y en el debate para la adopción de decisiones es enorme. Y lo administra una gente que está acostumbrada a vivir de esa forma, perpetuamente conectada. Se trata de un grupo de Facebook que se ha puesto de acuerdo en movilizarse por una causa colectiva, política en el sentido clásico del término. Al hacerlo en Facebook están provocando réplicas en muchos puntos del planeta. El movimiento DRY tiene vocación global, como el mundo en el que vivimos.

Su problema es práctico: cómo ser eficaz en la acción. Si se pregunta a Lenin, no lo dudará: hagan un partido, dirá, y a ser posible de vanguardia. Cualquier estudioso de la política ampliará la oferta y señalará la posibilidad de constituirse en otra cosa, un grupo de presión, una asociación, una confesión, una ONG, etc. Pero la conclusión es siempre la misma: para ser eficaz hay que constituirse en algo. Y aquí es donde surgen voces de viejas resonancias ácratas contrarias a los partidos y a cualquier forma de organización y orden que, por ser tal, comportará jerarquía. Voces que piden que todo el poder recaiga sobre las asambleas. Son cuestiones sempiternas del debate político. DRY tendrá que decidir. Es un debate parecido al que se dirimió a tiros en Barcelona en mayo de 1937 con el triunfo del orden constuido, que suele triunfar a tiros.

(La imagen es una foto de Visentico/Sento, bajo licencia de Creative Commons).