dimecres, 30 de setembre del 2009

Postsupuestos.

Presentados en sede parlamentaria unos presupuestos que desdicen todo lo asegurado por el presidente del Gobierno apenas veinticuatro horas antes, ha debido éste de sentir la necesidad de defenderlos en bravo combate singular y ha descendido al batiburrillo del siglo con un artículo en Público titulado Oportunidades y responsabilidades en la lucha contra la crisis en el que defiende sus cuentas en línea con lo expuesto también por su ministra de Hacienda, como cálculos austeros, responsables, solidarios y que nos sacarán fortalecidos de la crisis. A su vez la oposición mayoritaria, incapaz de entender la sutileza del mensaje, carga contra el proyecto con la habitual sarta de descalificaciones acerca de que traerá más crisis, más déficit y más paro sin enterarse de cuál sea la verdadera finalidad de las cuentas, que no es lograr una recuperación de la economía en 2010 sino en 2011 como antesala a las elecciones de 2012. Más que un presupuesto anual es de alcance bianual, da por amortizado el año próximo (que se espera capear sin pena ni gloria, confiando en que el paro no descabale los cálculos) y se orienta al siguiente . Por ello se disfraza el déficit, calculándolo a la baja sobre el ya producido en la ejecución del presupuesto anterior, se obliga a las clases medias -siempre un terreno más seguro y abundoso- a soportar el mayor esfuerzo fiscal, se incrementa el IVA que es un impuesto casi invisible y se aplaza su efectividad al 1º de julio de 2010, se reduce drásticamente el gasto público allí donde no provoque conflictividad (aunque hipoteque el futuro por la falta de inversión en i + d) y, sobre todo, se mantiene el gasto social en la mitad del público lo que, además de materializar un compromiso programático reiteradamente enunciado por el Presidente, garantiza una clientela electoral llegado el momento de la recuperación.

Estos presupuestos son, como se dice, encaje de bolillos pero no económico, sino político. Y la oposición conservadora ni los ha olido.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).

Estado de corrupción: Gürtel.

Hace un año y pico nadie podía conseguir que el señor Rodríguez Zapatero pronunciara la palabra "crisis". Su cerrada negativa a hacerlo traslucía una especie de supersticioso y primitivo temor a que dicho el nombre se manifestara la cosa por arte de magia y aguara lo que el presidente y su equipo planeaban como una legislatura de bonanza en la que el superávit y otras bendiciones del cielo permitirían seguir administrando el país a base de mercedes y larguezas, como el cheque-bebé o los famosos cuatrocientos euros de los que ya nadie se acuerda.

Algo similar sucede ahora con la oposición y la palabra "Gürtel", que nadie la pronuncia, como si callándola, desapareciera ese feo fenómeno de una gigantesca trama de corrupción que cuenta ya con 71 imputados y que, de momento, afecta de lleno al PP en todos los escalones organizativos, desde simples militantes a tesoreros y en todos los ámbitos de la administración, desde la local a la nacional, pasando por la autonómica.

La comparecencia de ayer del señor Camps en las cortes valencianas fue un monumento al cinismo más descarnado: no hay Gürtel, no hay corrupción, no hay trajes, nada de nada; sólo hay una conspiración desde La Moncloa en contra del PP valenciano y nacional. Punto y raya, medalla, que ya escampará. Lo apoyaba en esta actitud de manifiesto desprecio hacia la oposición y la opinion pública en general el señor Fabra, siempre tan bien hablado como bien encarado. Dice este pintoresco hijo de la tierra que se le caen los huevos al escuchar a los sociatas hablar de corrupción. Aparte del insulto, el razonamiento es de encefalograma plano: como los sociatas son unos corruptos, no pueden hablar de la corrupción ajena y, por lo tanto, ésta no existe.

Los otros estamentos conservadores no tienen una actitud más coherente. A la señora De Cospedal se le ha encasquillado el discurso en la acusación al Gobierno de perseguir al PP valiéndose de los organismos del Estado y tras ella, en fila india, todos los altos cargos del PP y el señor Rajoy repican en la misma procesión sin mencionar ni una vez la maldita palabra.

Pero esa maldita palabra es el ábretesésamo de una oscura realidad que afecta al partido en su conjunto y cuys dimensiones, aun por determinar, amenazan con deslegitimarlo como fuerza política en el Estado democrático. Porque lo que se deduce de la trama en este momento procesal es que no solamente se trata de una red de mangantes dedicados a enriquecerse ílicitamente mediante fraudes, engaños, falsificaciones, etc de consuno con los correspondientes cargos del PP sino también de un complejo sistema de presunta financiación ilegal que afecta a la organización del partido en Valencia, en Madrid y en la nacional desde los tiempos de Aznar y pone bajo sospecha la validez de sus triunfos electorales.

Ignorar la evidencia no es jamás una buena táctica pero, en este caso, es casi equivalente a una fórmula de suicidio de un dirigente, el señor Rajoy, que ocupa el cargo por decisión personalísima de su predecesor, a quien nadie ha elegido, que tiene ya dos elecciones perdidas y es incapaz de hacerse obedecer por sus subalternos en la organización partidista.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 29 de setembre del 2009

Ya le tarda al Curita.

El Bigotes, el Cabrón, el Pastuqui, el Albondiguilla están que trinan porque ven cómo, con más de lo que alguno de ellos tiene, el Curita anda por ahí tan pancho. El morro del personaje es inconmensurable. Mentiroso público y reconocido ("yo me pago mis trajes"), imputado por cohecho, aunque un amigo juez lo haya servido de momento para aplazar lo inaplazable, preciso es reconocer la habilidad del Curita para sobrevivir en aguas turbulentas.

Lo cierto es sin embargo que, en contra de lo que suponía, la administración de pruebas, acusaciones y nuevos indicios de maquinaciones para equilmar el patrimonio público, está resultando ya demasiado hasta para el conjunto del PP, una organización cuya capacidad para desviar las acusaciones y castigar mediante la confusión a los que las hacen equivale a la admisión de una docena de Curitas. Que hasta en esto hay clases. De ahí que no sea ya raro si alguno de los colaboradores directos del Curita pierde el puesto. A la fuerza ahorcan.

Pero, a todas estas, hoy, que hay sesión de control en las Cortes valencianas, ¿no sería un buen momento para que el Curita presentara su dimisión ya que ha probado con creces no ser digno del cargo que ocupa?

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

El lío de la prostitución.

El debate sobre la prostitución arrecia. Ayer traía Público un interesante reportaje acerca de cómo este fenómeno fractura el movimiento feminista, dividido entre abolicionistas y partidarios de su regulación, y lo hacía en paralelo a una información según la cual el señor Cebrián cree que hay exceso de puritanismo en lo relacionado con los anuncios de "contactos" con los que algunos medios, entre ellos el suyo, tienen suculentos beneficios. No veo qué tenga de "exceso de puritanismo" prohibir estos anuncios. Es más, hacerlo es muy conveniente si bien es claro que esa prohibición no acabará con la práctica. Casi todos estamos de acuerdo en prohibir la publicidad del tabaco aunque ello no impedirá su consumo.

Soy partidario de la prohibición como mal menor pero sin llegar a la de la actividad misma que es lo que propone el abolicionismo radical. Es decir, entiendo que deben prohibirse todas las actividades ilícitas ligadas a la prostitución que prosperan gracias a la situación de alegalidad de aquella: proxenetismo, trata de blancas, explotación... Lo que sucede es que estos comportamientos ya están penados por sí mismos. Pero nada impide penarlos con doble intensidad.

Y si se prohíbe todo lo que tiene que ver con la práctica, ¿por qué no ésta misma? Por la sencilla razón de que hay prostitución voluntaria. Los abolicionistas dicen, sin embargo, que no hay que permitir ni la voluntaria por la misma razón por la que no se tolera la esclavitud voluntaria. Pero son dos cosas distintas: la esclavitud es la pérdida de la condición humana mientras que la prostitución (la compraventa de relaciones sexuales) no es sino una forma de prestación de servicios; peculiar si se quiere, pero que, si es libre, en nada compromete a la condición humana, salvo que se tenga una concepción sublimada de las relaciones sexuales que, al igual que las mediadas por creencias religiosas, no es obligatorio compartir. Habrá gente que diga: "Mire, déjeme de historias; yo no quiero tomarme el trabajo de "conquistarlas", como Il Cavaliere, sino que, como no tengo mucho tiempo, prefiero hacerlo con una profesional que cobra por ello, sabe lo que quiero, lo hace bien y va a lo suyo como yo voy a lo mío, y todo con garantías.

Este es el punto nodal de la complicada cuestión: el de la prostitución voluntaria. No soy partidario de prohibirla y no porque, como suele decirse, prohibir no sirva de nada ya que seguirá habiendo putas, pues ésta es una objeción absurda. Prohibir la comisión de cualquier delito no garantiza que deje de cometerse pero es evidente que hay que prohibirlos. El problema no está en la prohibición sino en si la prostitucion voluntaria es un delito, cosa que no alcanzo a ver por lado alguno. Puede que resulte objetable desde cierto punto de vista (estético o ético) , pero no veo qué bien jurídicamente protegido se ataca con su ejercicio.

La negativa a reconocer la existencia de la prostitución voluntaria denota cierta insuficiencia argumental no difícil de remediar. En primer lugar está la cuestión de hecho de si de verdad hay gente que ejerce la prostitución voluntariamente. Salvo que se adopte una actitud rousseauniana de esas de querer saber mejor que el individuo mismo las motivaciones reales del individuo, se estará de acuerdo en que ésta es una cuestión que se arregla con una encuesta, saliendo a la calle y preguntando a las profesionales. Aunque, bien pensado, podíamos ahorrárnoslo si recordamos que hasta tienen una asociación, es de suponer que voluntaria, un "colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas" con página web: Colectivo Hetaira.

En segundo lugar no debe olvidarse que el nuestro es un sistema capitalista, un lugar en el que los salarios los fija el mercado de forma que si una mujer cree que gana más de puta que de limpiadora de unos grandes almacenes no se ve con qué autoridad cabe decirle que haga el favor de no abandonar la fregona. Se dirá que entonces hay que abolir el capitalismo y sustituirlo por una orden social en el que estos asuntos no sean ya posibles por desinterés directo de sus protagonistas. No me niego pero recuerdo que la última vez en que tal cosa se intentó, resultó una cagada.

En tercer y último lugar, pero de la máxima complejidad, no deja de ser una hipocresía fenomenal penar un comportamiento que la sociedad ha impuesto por otro lado incluso en forma de institución. ¿O no es cierto que, en buena medida, el matrimonio ha sido y sigue siendo una forma de prostitución más o menos encubierta? La expresión de "puta en casa y ropa limpia" no la he inventado yo. Pero, vamos, que muchas de esas escandalizadas mujeres casadas que quieren abolir la prostitución son tan putas como las que quieren prohibir sólo que lo son, digamos, con contrato indefinido, a diferencia de las del servicio temporal.

En resumen, soy partidario de prohibir todo lo relacionado con la prostitución (publicidad, proxenetismo, etc) pero no la actividad misma que creo debiera estar oficialmente reconocida y regulada y las prostitutas restablecidas en sus derechos.

(La imagen es una foto de lourdesmunozsantamaria, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 28 de setembre del 2009

La marca de fábrica.

Ni con cien jueces De la Rúa tiene ya salvación el Partido Popular. El famoso informe de la policía del que huye como de la peste el genuino De la Rúa, el más que amigo del trajeado señor Camps, no sólo contiene indicios claros de financiación del PP en la Comunidad Valenciana sino de financiación ilegal del PP nacional en la época de Aznar. Con ello se cierra ya el círculo que hasta ahora había estado abierto pues resultaba sorprendente que unos presuntos chorizos que ya empezaron a actuar siendo el señor Aznar presidente del PP y luego del Gobierno, hubieran reducido sus hazañas y tejemanejes a tres o cuatro municipios, por acomodados que sean, de la sierra norte de Madrid y la Comunidad Autónoma de Valencia. Eso debía de ser calderilla para las desmesuradas aspiraciones del señor Correa, principal imputado en la causa. Los negocios suculentos debió de hacerlos el gran Gürtel en el contexto del partido a escala nacional. Es contra este fondo contra el que hay que interpretar la ya muy exhibida presencia del clan Correa en el famoso bodorrio de El Escorial.

Esta semana, creo recordar, se levanta el secreto del sumario y es muy posible que nos encontremos con un potaje que revelará de una vez por todas de qué está hecha la argamasa que mantiene unidas a gentes de tan variopintas y escasas de convicciones ideológicas como las que forman el principal partido de la oposición fuera, naturalmente, de mantener intacta la memoria del Caudillo, que es el interés por los negocios urdidos a la sombra del poder, los más lucrativos, los más rápidos, los más seguros... hasta que alguien empieza a grabar conversaciones.

Para cuando suceda tal cosa, habiendo ya agotado la farmacopea de explicaciones, acusaciones y bálsamos diversos con tal de no reconocer la naturaleza de la situación, el PP tendrá que acudir al famoso y abandonado repertorio de la conspiración masónica internacional, los ataques del comunismo antiespañol y la rabia de la plutocracia anglosajona.

Alemania y Portugal.

Como puede verse en el gráfico que tomo del Frankfurter Allgemeine Zeitung. El gran ganador de las elecciones de ayer en Alemania es la Democracia Cristiana de la señora Merkel. Centrar en ella la campaña, en su inexpresividad y su "poquita cosa" fue un acierto. Tras ella, el Partido Liberal, FDP, ha conseguido sus mejores resultados desde el fin de la guerra, mientras que el SPD, socio hasta ahora de Frau Mekel en la Gran Coalición, apenas llega al 23 por ciento, el más bajo suyo de la historia de la República Federal de Alemania.

El otro dato que hay que retener de estas elecciones es el ascenso de la Izquierda, esto es, el partido resultado de la unión del anterior Partido del Socialismo Democrático, antiguo Partido Comunista y los socialistas de izquierda, seguidores de Oskar Lafontaine cuando éste dejó el SPD. También suben los Verdes. En realidad, bajar sólo lo hacen los dos grandes partidos (CDU/CSU y SPD) del sistema de la posguerra. La CDU/CSU muy poco, 1,4 puntos porcentuales respecto a 2004 y de hecho, aumenta sus diputados. El batacazo se lo pega el SPD que pierde once puntos porcentuales y 75 diputados. Todos los demás "pequeños" partidos, que ya no son tan pequeños, aumentan a costa del SPD. Tanto que hay quien habla ya de nuevo sistema de partidos en Alemania, con el comienzo del fin de los grandes Volksparteien ("partidos nacionales" o "partidos atrapalotodo") y la inauguración de un sistema más auténticamente multipartidista. Pero eso sólo podrá saberse si este resultado se confirma en las siguients legislativas de 2013.

De momento lo que está claro es que el bloque de derechas (CDU/CSU-FDP), con 48,5 por ciento del voto popular, que será mayoría absoluta en el Bundestag se ha impuesto al hipotético bloque de izquierdas (SPD, La Izquierda, Los Verdes) en el caso de que sus discrepancias ideológicas lo dejaran articularse, pues sólo alcanza 45,5 por ciento. El nuevo gobierno alemán será una coalición negro/amarillo y aplicará un programa de reducción del Estado del bienestar.

Justo a la inversa de lo que ha pasado en Portugal también en las elecciones de ayer, limpiamente ganadas por el Partido Socialista del primer ministro José Socrates pero sin mayoría absoluta. En el gráfico, que tomo de Público que permite comparar estas elecciones con las anteriores puede verse cómo la volatilidad del voto se da dentro del bloque de la izquierda: los votos que pierde el Partido Socialista son más o menos los que ganan el Bloque de Izquierda (trostkistas y extrema izquierda) y la Coalición Democrática Unitaria (comunistas y aliados), mientras que el bloque de la derecha se mantiene inalterado. En conjunto, a diferencia de Alemania, las elecciones las ha ganado la izquierda con un 56 por ciento del voto popular frente al 37,6 por ciento del centro derecha. El Partido Socialista propone aplicar una política keynesiana de salida de la crisis, cuyo capítulo más relevante para los españoles es la inversión en el proyecto conjunto del AVE a Lisboa, cosa que planteará -ya lo ha hecho en campaña- la enésima polémica acerca del iberismo.

diumenge, 27 de setembre del 2009

Creía el juez De la Rúa.

Estaba acostumbrado el juez De la Rúa, amigo íntimo del Curita y quién sabe si del Bigotes también (los amigos de mis amigos son mis amigos), estaba costumbrado, digo, a que su palabra fuera la última en los angostos límites del Reino de Valencia; habituado a que su palabra fuera la ley ante la que todos se inclinan. Por eso, probablemente, dijo a su íntimo amigo el Curita que no se preocupase por lo que saliera en la instrucción, que en cuanto el caso llegara a sus manos procedería a archivarlo, dijera lo que dijera el instructor, el fiscal, la opinión pública y el sursum corda. ¿Pues no es él el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, el hombre que zanja todos los casos y que administra la ley en nombre del Rey, el que resuelve todas las controversias y decide en última instancia? Esto es lo que explica aquellas sorprendentes declaraciones del señor Camps cuando más arreciaban las informaciones sobre el cohecho que había cometido supuestamente, de que "El proceso que se ha iniciado hace meses está cada vez más cerca. Quedan uno o dos escaloncitos, y entonces toda esta cuestión tan extraña, tan absurda y tan estrafalaria habrá pasado al pasado". En román paladino: quedan uno o dos pasos más hasta que el procedimiento llegue a mi amigo íntimo el juez de la Rúa, quien se encargará de darle carpetazo. Entre tanto, el Curita, probablemente el tipo con el morro más largo que haya dado la política española, y llevamos ya unos cuantos, seguiría tomando el pelo a los ciudadanos, hablando de cuánto ansiaba poder declarar para explicarlo todo, siendo así que, cuando, en efecto, le tocó declarar, se negó a hacerlo quizá advertido por su amigo del alma.

¿Qué está pasando ahora? ¿Por qué el caso no abandona las portadas de los periódicos y cada vez muestra más su verdadera naturaleza como una posible decisión arbitraria e injusta del juez, rayano en la prevaricación si no plenamente incluido en ella?

Está pasando que la gente ya no se deja atropellar; que la decisión del señor juez De la Rúa choca de tal modo con lo que la gente sabe y ve de este rocambolesco caso que suscita verdadera indignación y crece y crece la demanda no ya de que se explique el señor Camps sino de que lo haga también su obsequioso amigo el juez De la Rúa. Que explique por qué no ha querido tomar en consideración un informe policial que le llegó en debido tiempo y forma y, según el cual, al parecer la Generalitat valenciana está gobernada por un grupo de delincuentes organizados.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

¿Qué son las rentas más altas?

Hace unas fechas el presidente del Gobierno, dando cuenta de que pensaba subir los impuestos, auguraba que pagarían más las rentas más altas. Ahora miro en derredor los muros de la patria mía y comprendo que para el Presidente las rentas mas altas son las que pueden permitirse el lujo de comprar objetos con el 16 por ciento de IVA, o sea, todos. Este es un país de ricos a lo que se ve o la subida van a soportarla los tramos medios de renta, como siempre.

El señor Rodríguez Zapatero que tantas veces ha fallado ya, parece empeñado en que no lo elijan, llegado el momento, porque la subida del IVA en dos puntos porcentuales es hacer que pague más todo el mundo, empezando por los que más han sufrido el impacto de la crisis. Por supuesto, los que más tengan serán quienes más paguen; pero esa es una subida lineal mientras que el Presidente inducía a pensar que la medida incluiría progresividad geométrica. El debate sobre si bajar los impuestos es de izquierda está ya resuelto: es de izquierda lo que haga el presidente, por la razón que sea, lo argumente o no. Aunque también puede haber aquí un engaño si, por ejemplo, sale mañana el señor Rodríguez Zapatero diciendo que ser de izquierda es no ser de izquierda. (La imagen es una foto de Remo, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 26 de setembre del 2009

Estructuras disímiles.

La atención mediática que se presta a las reuniones primero del G-8 y hoy G-20 no guardan relación con su eficacia real en el orden internacional. La táctica "G" tiene mucho ruido y pocas nueces.

Al día de hoy la sociedad internacional es un sarpullido de organizaciones que abarcan todos los extremos del Ser parmenideano. Por haber hay una organización internacional política que ejerce funciones de policía y, desde hace poco, juez internacional: la ONU. Al propio tiempo es un organismo ineficiente porque algunos Estados que lo componen no están interesados en su eficiencia. Por ejemplo, los Estados Unidos (pero no sólo ellos) hasta ahora y en buena medida ahora desprecian a las Naciones Unidas, la mantienen subfinanciada y dependiente en todo momento. El G 20 en cambio, se caracteriza por un universalismo que los europeos que somos los mejor situados para ordenarlo, no podemos residenciar en parte alguna ya que el carácter nómada del G-8, luego G-20 hace que no haya una sede fija, otro de los rasgos que impide ver al G-20 como un organismo internacional. Estos, incluso cuando no existen, como sucedió durante muchos años con el GATT, han tenido una sede; en este caso, Ginebra. Un organismo internacional sin sede no es enteramente comprensible. Sin sede quiere decir sin actividad administrativa concreta con lo que los hipotéticos administrados del G 20 no tienen a quién dirigirse en caso de alguna gestión. ¿Tiene gestiones el G 20?.

Los reportajes periodísticos se toman el trabajo de analizar las declaraciones del G 20 que son enunciados retóricos con el mismo valor que el oráculo de Delfos (desde cierto punto de vista, menos) pues carecen de mecanismos de imposición coactiva. Son meros desiderata tratados como puntos programáticos de un ente del tipo que sea pero acostumbrado con criterios generales de izquierda. Por eso las crónicas de la fábula "G" siempre subrayan su nulo valor práctico. En verdad, el sistema "G" sea G-8 o G-20 es hoy poco más que una foto de familia en la que todos se pelean por estar cerca del presidente de los EEUU y cuyo rasgo principal parace ser que el número de fotografiados jamás coincide con el de la organización. Cuando elG-8, eran once o doce y hoy, treinta y cuatro. Por cierto ¿qué hace el señor Rodríguez Zapatero al lado del Cavaliere? No quiero insistir en el bochorno sardo del otro día pero está empezando a parecerme que este presidente del Gobierno no acaba de encontrar su sitio que ¡no puede ser al lado de Berlusconi, del que todo el mundo huye!

Los organismos internacionales, que tienen sedes, presupuestos, entidades territoriales, etc, sí inciden sobre la realidad formulando políticas concretas que no son meras declaraciones sino que se establecen en marcos ejecutivos más o menos administrativos pero expertos. Estos no suelen formular declaraciones aunque a veces lo hagan, sino programas. Otra cosa es que su índice de alicación deje que desear. El G 8 surgió en verdad como una organización de facto, una especie de club "privado" de los más ricos en los que estos se reunían sin tener sobre la chepa a ciento cincuenta Estados subdesarrollados pidiendo dinero, una especie de tertulia para coordinar políticas internacionales de sus Gobiernos en los ámbitos internacionales. No trataba de ser un Ejecutivo mundial, sobre todo en la época del desvergonzado unipolarismo de Bush pero, al ser el "club de los ricos", en el que todo el mundo quería estar, se asumió que tendría, cuando menos una realidad, una entidad fáctica que permitiera realizar políticas. Pero no ha sido así.

Otra de las razones de la especial visibilidad del G 20 es que, cada vez que se reúne ese hecho ya provoca una cita de reunión de un movimiento antiglobalización o "alterglobalización" cuya naturaleza es en todo igual al movimiento al que se opone, el G 20. Al igual que el G 20, carece de sede, no tiene estructura territorial ni presupuestaria y por ello mismo, su eficacia para la acción deja mucho que desear. Se trata de un movimiento fragmentado en los de sus respectivos Estados nacionales pero con muy escasa capacidad de organización que queda reducid,a irónicamente, a la capacidad de convocatoria del G 20. Cada vez que este fija una ciudad ya sabe que está convocando al mismo tiempo al G 20 y a sus enemigos que irán al lugar en contramanifestación En realidad, el movimiento alterglobalización, igual que el antiglobalización tienen como última línea de defensa el hecho de que son respuesta a las iniciativas ajenas. Pero un movimiento que deja la iniciativa a otro, se convierte en un movimiento de defensa y limita mucho sus posibilidades.

Después de lo anterior se entenderá que no merezca la pena analizar los propósitos concretos de esta cumbre de Pittsburgh que no incluyen ninguno nuevo y no son más que repeticiones de lo que los gobiernos ya vienen haciendo. Un par de previsiones a beneficio de inventario y un enésimo aplazamiento del ataque a los paraísos fiscales. Este asunto seguirá siendo espinoso en tanto no se reconozca que algunos miembros de la UE son de hecho paraisos fiscales, como Bélgica o Luxemburgo, o los albergan en su seno, como el Reino Unido y sin contar los que hay diseminados por el continente bajo diversos estutos jurídicos, como Gibraltar, Andorra, Mónaco, San Marino o Liechtenstein.

(La imagen es una foto de International Monetary Fund, bajo licencia de Creative Commons).

El señor De la Rúa debe responder.

Dice Manolo Saco en su blog que el caso Camps acabará siendo el caso de la Rúa. Tal cual. El calado de los nuevos papeles que han aflorado y que el juez más que amigo se ha permitido ignorar y ha rechazado más tarde incriminan de tal modo a la pandilla valenciana, empezando por el Curita y terminando en el Bigotes que me pregunto si no cabe denunciar al juez de la Rúa por obstrucción de la justicia. Lo que esos papeles muestran es un régimen completamente corrupto en el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Valencia, un expolio sistemático de los recursos públicos y una cuidadosa organización de financiación ilegal del PP, todo ello bajo la atenta mirada de sus máximos responsables políticos. Es de suponer que los papeles estén ya siendo investigados en un juzgado de Madrid pero, de no estarlo, sería la Fiscalía anticorrupción la que tendría que actuar de oficio ipso facto. Porque si estos papeles son ciertos urge una acción pública para poner fin a tanto desmán, frenar la catarata de insultos en que se convierten las comparecencias públicas de un señor Camps cada vez más acosado y forzar una explicación pública del señor De la Rúa.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 25 de setembre del 2009

La "justicia" del juez De la Rúa.

Vamos a ver si he entendido bien este esperpento del no proceso al señor Camps, al que una trama corrupta paga los trajes al parecer porque el pobre andaba en andrajos. A ver si he entendido bien esta farsa de la no dimisión del señor Camps tras haber mentido como un bellaco al país entero afirmando que él se paga sus trajes.

Ya sé que cabe esgrimir razones formales para justificar el archivo de la causa contra Camps y la devolución a la fuente del informe de la policía sobre la financión ilegal del PP, pero hacerlo es una trampa similar a si se pretende negar la mentira con el argumento de que el señor Camps no mentía porque él se paga los trajes... que se paga. Todo se puede retorcer, amañar, desnaturalizar y emplear aviesamente pero se entiende que eso no es de recibo y hay que justificar los propios actos a la luz del sentido común y de las normas morales ordinarias con una base cultural cristiana.

El sentido común dice que un juez adoptando decisiones en una causa penal contra un amigo suyo es una inmoralidad en todo el planeta y en todo tiempo y condición. El señor Camps y el señor De la Rúa son amigos íntimos, según declaró en su momento el señor Camps sin que nadie, ni el mismo señor De la Rúa dijera nada en contra.

En consecuencia, el señor De la Rúa debió abstenerse en el caso de su amigo el señor Camps. No lo hizo y eso es lo que confiere a su acto la condición de inmoral. De nada sirve decir que no hay tal inmoralidad porque nadie la denunció en su momento y nadie puso en marcha la sucesión. La frecuencia de uso no convierte un acto inmoral en uno moral por la misma razón por la que el mucho frotar no convierte una calabaza en un suntuoso carruaje. El señor De la Rúa debió abstenerse motu proprio, sin necesidad de que se le exigiera, salvo que quiera dejar a su amigo Camps por mentiroso por cuanto no sea cierto lo que éste dijo de su amistad más que amistad. Por cierto, incidentalmente, ¿cuánto más que amistad y de qué naturaleza? ¿Son amantes el señor Camps y el señor De la Rúa, son maestro y discípulo del budismo zen? ¿Qué son el uno para el otro? Esta es una cuestión procesalmente importante a la que debiera contestar el señor De la Rúa so pena de que se piense que lo suyo es la inmoralidad y la injusticia.

Por último, el argumento de que, no habiendo sido recusado el señor De la Rúa, ha cumplido el plazo, por cuanto en asuntos de honra y honor no hay plazos ni plazas. Tu delito puede haber prescrito por lo que no serás penado por la ley pero seguirás siendo un inmoral y los jueces, como los políticos, no pueden sr inmorales porque esa es la mayor corrupción que cabe albergar en un sistema.

Parece que no y hasta el señor Rajoy anda por ahí diciendo que el "caso Camps" quedó en nada. Pobre señor Rajoy, que nunca entiende de qué va la música: el caso Camps no solamente pervive sino que se ha multiplicado por dos con el "caso De la Rúa". Es lo que tiene la corrupción: que contamina todo lo que toca. Ahora el señor De la Rúa separa de la documentación del caso Camps un informe policial que prueba financiación ilegal del partido de su más que amigo señor Camps. No dudo de que el señor De la Rúa, consumado maestro en triquiñuelas procesales, habrá encontrado alguna justificación formal o alguna laguna pero se estará de acuerdo en que, en principio, un juez que lejos hacer avanzar la causa de la justicia, trata de evitarla es cosa rara.

El caso Camps es un golpe fortísimo al conjunto del sistema jurídico y político español.

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

La vergüenza del Parlamento español.

En el breve plazo de cuarenta y ocho horas el Parlamento español, en un caso el Senado y en dos el Congreso de los Diputados, han tomado tres decisiones que avergüenzan a cualquier persona con un mínimo sentido de la libertad y la dignidad. Como un solo hombre, en cerrada formación de falange macedónica, los senadores y diputados de los dos partidos mayoritarios han votado unidos de acuerdo con las órdenes de sus partidos y no según el dictado de sus conciencias, supongo. Supongo porque me niego a creer que 329 hombres y mujeres del Congreso de los Diputados estén de acuerdo en rechazar la moción de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds sobre una política integral de la prostitución que, entre otras cosas, dficultaría esa práctica detestable de los anuncios eróticos en los periódicos que los imprimen y con los que se financian; cinco votos a favor y seis abstenciones frente a la marabunta de 329 dispuestos a que las cosas no se toquen y las putas sigan pasándolas putas.

También me niego a creer que, de 263 senadores del Reino, sólo treinta pertenecientes a los grupos políticos minoritarios (¡loor a ellos!) hayan votado a favor de la moción de Entesa Catalana de Progrès por la que se pretendía que las fiestas en las que se maltrata a los animales no puedan ser declaradas de interés turístico nacional o internacional (y, en consecuencia, no reciban subvenciones). Es decir, la inmensa mayoría de senadores conservadores y socialistas ha votado a favor del maltrato animal. "Maltrato animal" suena un poco como las inaprensibles ideas platónicas. Hay que traerlo algo más a casa. "Maltrato animal" significa que sus señorías, que lo son con mi voto, aprueban que se acribille vivo a un becerro, que se alancee a un novillo o toro aterrorizado hasta la muerte, que se arroje a una cabra viva desde lo alto de un campanario, que se claven banderillas de fuego a un toro, que a lo largo y ancho de la península, se apalee, destroce, despelleje, descoyunte, aplaste, desgarre, empale, degüelle a decenas, a cientos de animales indefensos para solaz de unas jaurías salvajes, tan salvajes como las señorías populares y socialistas que condonan y apoyan esta canallada.

Como tampoco doy crédito a que en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo sólo haya obtenido un voto (el de Joan Herrera, presentador de la iniciativa) la moción para que el pleno del Congreso repruebe las provocadoras palabras del Papa en el África cuando dijo que es el preservativo el responsable de la extensión del Sida.Traigo aquí la imagen de Herrera como tributo a su coherencia y decencia intelectual. Por dieciocho votos en contra (PP, PNV y CiU) y dieciocho abstenciones (PSOE) se ha derrotado la petición de que el poder civil democrático pare los pies a una Iglesia invasora de los ámbitos sociales del siglo con sus doctrinas venenosas. Por supuesto, ha faltado tiempo a la Conferencia Episcopal Española para ladrar al Congreso que la representación popular no tiene nada que decir en las decisiones de los órganos eclesiásticos. Los mismos obispos que están todo el día metidos en política, limpia y sucia, con motivo del aborto, la salud sexual, la clonación, los experimentos científicos, la enseñanza, las parejas homosexuales y todo aquello en lo que los ciudadanos pretendan ejercer algún tipo de autonomía personal. Esas dieciocho abstenciones socialistas reflejan la abyección de un partido rendido a la Iglesia, que profesa un laicismo de boquilla mientras garantiza todos los privilegios de la clerigalla y cuyo Secretario General y presidente del Gobierno nombra como presidente del Tribunal Supremo a un fanático que antepone sus convicciones religiosas a su sentido de la justicia propinando de paso una bofetada a las decenas de juristas de categoría que hubieran movido una jurisprudencia más laica, más al servicio de una sociedad civil de ciudadanos.

Y como no puedo creer que sus señorías, al menos los diputados/das de izquierda estén de acuerdo con la esclavitud de la prostitución, el maltrato animal o el oscurantismo del Papa, tendré que atribuir su incomprensible actitud al hecho, verdaderamente de risa, de que las tres mociones progresistas hayan sido presentadas por grupos minoritarios de la izquierda y no estén en el programa legislativo de sus maquinarias burocráticas y que los muy sumisos sólo voten lo que cocina su jefatura. Y aun me parece más grave que en dos de las ocasiones los sociatas hayan cometido el vil atentado al carácter libre y avanzado de nuestra tradición progresista juntando sus votos (o sea, repito, el mío también) al de los reaccionarios neofranquistas de toda la vida.

(Las imágenes son sendas fotos de marcp_dmoz y Saül Gordillo, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 24 de setembre del 2009

Paseando por el mundo.

Anda la derecha rabiosa con el viaje del presidente del Gobierno a los Estados Unidos a participar en la Asamblea General de la ONU y, luego, en la reunión del G20 en Pittsburgh. Además, está de los nervios por no poder dar rienda suelta a su ira en los términos en que la siente: ¿Qué pinta este mindundi condeándose con los jefes de Estado y Gobierno del mundo? ¿Cómo ha llegado el "bobo solemne", en inepta expresión del señor Rajoy, hasta el G20? ¿Qué es eso de que el "traidor a las víctimas", según otra sólita infamia del selecto club del insulto, vaya a entrevistarse próximamente con Obama? ¿Cómo tiene la osadía de salir del ostracismo a que lo había condenado el señor Bush con el aplauso de la derecha española?

Por todo ello decidió ayer hacer el ridículo formulando una batería de preguntas al Gobierno en la sesión de control para averiguar los costes del viaje de la familia del Presidente a los Estados Unidos, como si hubiera pillado al Gobierno en alguna vergüenza contable. Los defensores de la familia, que viajan con ella siempre que pueden, como hacía el señor Aznar con su inseparable señora Botella, se encalabrinan ahora porque los demás hacen lo que hace todo el mundo, empezando por ellos mismos. Los mismos que montaron el inenarrable, fastuoso, espectáculo kitsch de la boda escurialense que algún día sabremos cómo se pagó. En estas circunstancias ¿cómo va a tomarse nadie en serio a esta oposición? ¿Cómo va a despegar el PP en intención de voto? ¿Cómo va a ganar peso el señor Rajoy cuya desgracia no es ya la inconsistencia de su equipo más cercano sino su propia liviandad tonitronante de Maciste de guardarropía?

Porque lo que esa iniciativa parlamentaria y esa forma de hacer oposición no pueden ocultar es el hecho de que el jupiterino patriotismo del PP se acaba allí donde la representación de la Patria recae en el adversario político en cuyo caso en lugar de jugar con la debida lealtad, boicotean lo que pueden, difaman a su país en el extranjero como hace inevitablemente el peregrino señor Aznar, se alegran de los contratiempos nacionales, escatiman y regatean el reconocimiento a los logros del país y pretenden ridiculizar la representación exterior del Estado en una prueba evidente de miseria espiritual que no les hará ganar el reino de los cielos.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).

La afuereña en la Gran Manzana.

La fundación Mapfre tiene una exposición de la fotógrafa austriaca nacionalizada estadounidense Lisette Model en su galería de Azca que merece mucho la pena ver. Es parte de la fabulosa colección de fotos de autor del siglo XX que tiene la aseguradora y que documenta los años más tumultuosos, interesantes e innovadores de este arte en los Estados Unidos a lo largo del siglo XX. Una colección única con obras de Evans, Strand, Arbus, Steichen, Stiglitz, Weegee, Winograd, Friedlander y otros que son un verdadero fondo para el conocimiento de la historia, la sociología, el arte, la vida misma de este país. Sobre todo concentrada en la ciudad de Nueva York, pero no sólo porque se extiende off limits hasta llegar a la costa Oeste y documenta momentos especialmente interesantes como el New Deal.

Lisette Model, nacida Stein de padre judío vienés que pronto se cambió de apellido y madre católica en familia muy acomodada, se había orientado primero en la vida hacia la música, habiendo sido estudiante de Schönberg pero los avatares de la existencia, la historia centroeuropea, el ascenso del nazismo y otras circunstancias, la obligaron a cambiar sus proyectos y orientarse hacia la fotografía con un éxito que por entonces (años treinta a los cincuenta del siglo XX) no estaba al alcance de muchas mujeres.

Empezó en Niza, en donde se instaló con su madre antes de dar el salto con su marido a Nueva York y allí hizo aquella famosa serie La promenade des anglais, esos retratos de una aristocracia hastiada, que paseaba su spleen por la Riviera y contemplaba el mundo como si no tuviera que ver con ella. La guerra, la posguerra, los enfebrecidos años veinte, la crisis, el ascenso del nazismo, todo realidades palpitantes que acabarían dejándola fuera de la historia, como en una vitrina que es donde Model la fotografió como un documento de sociología de época.

Pero el giro más agudo se daría con el paso a los Estados y el encuentro con Nueva York, seguramente la ciudad más fotografiada del mundo. Como todos los de su profesión, Model tenía una irresistible tendencia a hablar y reflexionar sobre su oficio sin decir gran cosa que merezca la pena recordar. Y eso que hacia los años cuarenta la contrataron como profe de fotografía en la New School for Social
Research que era el lugar que pusieron en pie los exiliados alemanes de la Escuela de Frankfurt y en donde contrataban a todos los rojos germanohablantes. No es que Model lo fuera en demasía (roja, digo), pero sí lo suficiente para que se viera obligada a andarse con cuidado con el Comité de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy. De hecho, aunque mantuvo su colaboración con Harper's Bazaar, otras publicaciones, como Life, le hicieron el vacío.

En aquella escuela formuló la única teoría fotográfica que merezca la pena escucharle, al margen de sus otras consideraciones un poco acarameladas sobre el instante fugaz, el ojo de la cámara, el momento inaprensible que es pábulo común de los fotógrafos. Dicha doctrina es muy breve, como todo lo bueno, y se resume en una recomendación que yo extendería a todas las actividades artísticas: "fotografía con las tripas". Si señor: pinta con las tripas, esculpe con las tripas, escribe con las tripas. O sea, sé auténtico, sincero, espontáneo, directo.

Así son las fotos de Model de aquellos años: la serie de bañistas de Coney Island o la muy curiosa de los "pasos a la carrera" principalmente en la calle 42 y en donde se puede intuir la sorpresa que a la vienesa acomadada pasada por Niza causó la llegada a la febril actividad de Manhattan, cuyo espíritu supo también captar con la serie de los reflejos, composiciones complicadas con diversos equilibrios y que tan bien traducen el espíritu neoyorquino porque mezclan los aspectos humanos, cotidianos, existenciales con las líneas, ángulos, perspectivas de la arquitectura neoyorquina, única en el mundo.

Aunque la exposición contiene sólo una ínfima parte de la obra de Model es suficiente para que los amantes de la Gran Manzana pasen una hora deliciosa.

dimecres, 23 de setembre del 2009

Cuando se tiene un amigo juez.

Se tiene un tesoro.

Los trajes te salen gratis.

Puedes cometer delitos, que estos no se investigan.

Si se investigan, dejan de investigarse por orden de tu amigo el juez.

Puedes ser político y recibir regalos que nadie pensará que son cohecho.

Y si lo piensa, tu amigo el juez probará que no lo es.

Las pruebas en los procesos no son pruebas.

Puedes decirle al juez qué hacer con ellas.

Puedes predecir la duración de los trámites procesales.

Puedes predecir el sentido de las decisiones judiciales.

Todo el mundo te trata bien porque el juez es tu amigo.

Puedes incumplir tus promesas.

El principio de igualdad ante la ley no reza contigo,.

Estás por encima de la ley.

Demuestras que la justicia no existe.

(La imagen es un óleo de Francesco Granacci, titulado Una santa ante el juez, que se encuentra en la Galería de la Academia, Florencia).

Centinela de Occidente.

¡Qué solos nos has dejado, Caudillo! Los enemigos de la libertad maquinan sin cesar y cada vez somos menos los dispuestos a hacerles frente. La voluntad flaquea. Occidente se hunde, degenera, pierde el rumbo. No se respeta el orden natural de las cosas. Las razas inferiores invaden nuestras ciudades. Los que nos asaltaron hace mil trescientos años vuelven a hacerlo ahora impunemente. Las costumbres se corrompen. Se pierde el sentido de la autoridad. La familia se disgrega. Los maricas imponen su ley. Los negros aspiran a ser como los blancos. Hasta llegan a presidentes de los Estados Unidos. Los criados sustituyen a los señores. Las mujeres ya no son mujeres. Se resquebraja el principio de autoridad. Los gobernantes son débiles con los terroristas y ceden a sus chantajes. El terrorismo islamoetarra, impune por el 11-M, cada vez crece más. Se impone la política del apaciguamiento. Nadie quiere ver las armas de destrucción masiva que, sin embargo, están por doquiera. Gobiernan los incompetentes. Felipe aún no se ha ido. No existe el ánimo del esfuerzo. Las guerras no se hacen para ganarlas. Hágase usted las Azores completas para esto. La burocracia lo invade todo y nos dice cuándo y en dónde podemos comer, beber, fumar... El intervencionismo del Estado es atosigante, casi bolchevique. No se respetan los valores tradicionales. Ni los no tradicionales. No hay valores. No hay ética. Predomina el chanchullo, la componenda, la mangancia, el socialismo. La gente honrada no puede salir de casa. El espíritu del 68 envenena el mundo. Los enemigos de España, derrotados en el 39 y en el 42 y en el 62 y en el 66 y en el 75 y en el 96, vuelven a la carga para ganar la guerra que siempre pierden con la ayuda de Dios. Ya no hay sentido de la responsabilidad, ni del decoro, ni de la medida, ni del orden, ni de la verdad, ni del sentido. Las meretrices piden derechos; las lesbianas, respeto. La religión se hace a la carta. Se desprecia la cultura por las modas. Nos avergonzamos de nuestras raíces. Nos sometemos a la mariconada de lo políticamente correcto. España es una charlotada de 17 Españitas y dos zonas morunas. El enemigo está ganando la partida. Los mentirosos del cambio climático están convenciendo a la gente. Caemos en la peligrosa ilusión del pacifismo. Los falsos dioses toman nuestros templos. Los falsos profetas, la televisión. Y sin el escudo de misiles estamos con el culo al aire. ¡Qué solos nos has dejado, Caudillo!

(La imagen es una foto de ceslava.com, bajo licencia de Creative Commons).

¡Bienhaya, Zelaya!

¡Bravo, Mel, por fin te decidiste! Y yo que creí que nos habías salido pataruco. Así se hacen las cosas: de modo directo y contundente. Tres meses de espera para que los mandatarios extranjeros, la llamada comunidad internacional y otros mediadores, adoptaran medidas que forzaran a los golpistas a ceder y no se había conseguido nada, salvo ponernos a las puertas de las elecciones presidenciales de noviembre.

Ahora sí hay un buen quilombo y los reticentes tendrán que actuar porque la situación se ha internacionalizado de facto, gracias a la intervención -perfectamente legal y legítima- de Brasil. El conflicto no admite espera ni demora y nadie, sin embargo, tiene la menor idea de qué hacer. Micheletti es mucho más duro de lo que todos supusieron y tú, Mel, por fin, has demostrado agallas. Las cancillerías están que bufan. Pero tendrán que buscar una solución.

A estas alturas la intervención exterior, cuando menos regional, parece inevitable porque la seguridad de la embajada de Brasil y del propio Zelaya no están garantizadas. El aluvión de declaraciones de Micheletti, varias de ellas contradictorias, en las últimas horas, prueba que no cabe descartar un asalto al edificio perpetrado por quien luego se dirá que fue un comando de incontrolados o de patriotas indignados, que viene a ser lo mismo.

(La imagen es una foto de codepinkhq, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 22 de setembre del 2009

Cosa rara: en Alemania puede pasar algo.

A menos de una semana de las elecciones legislativas en Alemania las cosas no están tan claras como trasmite mayoritariamente la prensa. Las simpatías que entre periodistas y comunicadores en general despierta Frau Merkel con ese aspecto sobrio, discreto, unasuming, que dicen los ingleses; la forma de plantear la campaña de la CDU/CSU que lleva dos años machacando una idea: "Die Mitte" (el centro) y un rostro: Frau Merkel; el carácter un poco surrealista de una campaña electoral que enfrenta a dos aliados de gobierno actual, Frau Merkel y su ministro de Exteriores, Herr Frank-Walter Steinmeier; todo conspira para que los medios den por segura la victoria de la derecha, máxime si, como acaba de suceder, el Partido Liberal (FDP) se compromete a una alianza sin condiciones con la CDU, lo que aumenta, según se dice, el atractivo electoral de la posible coalición Negro (Democracia Cristiana)-Amarillo (Partido Liberal), una vez descartada la llamada "coalición semáforo", esto es rojo (Partido Socialdemócrata)-amarillo-verde (Partido Verde) y también la llamada "coalición Jamaica: negro, amarillo, verde". Esta imaginación cromática debe de ser manifestación de esa condición poética alemana que diagnosticaba Heine cuando decía que "los alemanes sueñan con las revoluciones que los franceses hacen".

El caso es que, si nos atenemos a los resultados de los sondeos, las posibilidades de un triunfo de la derecha y de la izquierda están muy equilibradas. Viendo el de marzo de este año a la derecha (fuente: wahlumfrage) se ve que la derecha (coalición negro/amarillo) tenía una intención de voto del 50 por ciento y la izquierda (coalición rojo/verde/rojo, esto es, socialdemócratas, verdes e izquierda de Bisky y Lafontaine) del 45 por ciento. Cinco puntos porcentuales de diferencia. Mucho y poco, según se mire.

Seis meses después, en el último sondeo antes de las elecciones (fuente: Frankfurter Allgemeine Zeitung), las posibilidades son: negro/amarillo: 49 por ciento; rojo/verde/rojo: 46 por ciento. Diferencia, tres puntos porcentuales. Dos menos que en marzo. Claro que está por ver que los verdes firmen sin más con la izquierda (repetición de la experiencia Schröder/Fischer) en lugar de inclinarse por una más atractiva coalición Jamaica en el caso de que se planteara. Igualmente está por ver que pueda darse una alianza entre los socialdemócratas y la Izquierda de Die Linke, de Bisky y Lafontaine, de relativamente reciente creación en parte desgajado del SPD, en parte antiguos comunistas, radical y sin experiencia de coalición.

Por último, las cosas pueden también quedarse como están cual se aprecia en el gráfico de más arriba, también del FAZ en el que se ve que las fortunas electorales de los partidos entre mayo y septiembre de 2009 apenas han variado. (Por cierto, será interesante ver si el partido de los Piratas consigue representación).

Nicoleón Sarkozy.

Cuéntase que un joven diputado inglés alma de cántaro a quien Churchill estaba mostrando la Cámara de los Comunes, al ver la bancada laborista, exclamó con pasión: "¡Ahí se sienta el enemigo!" A lo que el viejo zorro respondió con flema: "Se equivoca, joven, ahí se sienta la oposición" y añadió señalando la bancada conservadora: "El enemigo se sienta ahí".

¡Cómo se odian los señores Sarkozy y De Villepin! Casi parecen hermanos y lo suyo lo que se llama un odio cainita. En realidad, políticamente son hermanos. Pertenecen al mismo partido (y convierten con ello a Churchill en profeta) y han formado parte del mismo gobierno bajo Jacques Chirac, del que también se dice que está pringado en el alucinante caso que enfrenta a los otros dos, el caso Clearstream con De Villepin como acusado y Sarkozy como acusación particular. La cuestión en concreto: si, siendo primer ministro, De Villepin medió para que llegara a la policía, sabiendo él que era falsa, una lista de nombres de personas sospechosas de blanqueo de capitales en la que se encontraba el de Sarkozy. La idea parecería ser difamarlo y destruir sus esperanzas de presentarse candidato a la Presidencia de la República, cargo que codiciaba De Villepin. El proceso va a sacar a la luz del día parte de las mayestáticas entretelas del Estado francés, sus servicios secretos, algunos de los banqueros, aristócratas, mafias, políticos de todos los colores, eclesiásticos... La feria de las vanidades entre Matignon y el Elíseo. Preguntado Sarkozy porqué rompe la tradición de que los presidentes de la República no pleitean mientras están en el cargo ya que gozan de inmunidad, contesta que si es cierto que el Presidente de la República no está por encima de la ley, también lo es que no está por debajo. Y ha añadido en imagen inquietante: que "hará colgar del gancho del carnicero a quienes hayan hecho esto".

Es el último acto, por ahora, de una larga historia de enfrentamientos entre los dos políticos, ambos aspirantes a la presidencia de la República, lo cual recuerda aquella anécdota que se cuenta del Emperador Carlos V en relación con Francisco I de Francia: "Mi primo y yo estamos de acuerdo: los dos queremos Milán". Igual que los dos gaullistas de segunda generación quieren la presidencia de la Vª República, aun con el mandato capado de siete a cinco años, porque sigue siendo la obra de De Gaulle, la penúltima encarnación de Napoleón en Francia. Digo penúltima porque para mí que la última es la de M. Sarkozy ya que el asunto De Villepin trae a la memoria la muerte del duque d'Enghien, a quien Napoleon hizo fusilar sabiendo que era inocente y los cargos, inventados. Y el ejemplo vale para las dos partes.

(La imagen es una foto de azrainman, bajo licencia de Creative Commons) y es una ingeniosa adaptación de Photoshop del célebre cuadro de David titulado Napoleón cruzando los Alpes.

dilluns, 21 de setembre del 2009

¿Quién espía a quién?

Este verano la señora De Cospedal acusó falsamente al Gobierno de practicar escuchas ilegales de sus adversarios políticos. Digo falsamente porque mes y medio después de las acusaciones la acusadora no ha aportado prueba alguna que las avale. Acusaciones falsas, por tanto, torticeras, patrañas, embustes, calumnias, ruido mediático al que inmediatamente se apuntó todo el que en el PP pintaba algo para seguir mintiendo, fabulando cuentos de miedo. Todo artimañas y embelecos a ver si distraían a la opinión y ésta se se olvidaba de los escándalos de corrupción, de la trama de conseguidores en nómina en el caso Gürtel

Pero héteme aquí que los únicos actos de espionaje, de seguimiento ilegal de personas parecen haberlos realizado los acusadores. La misma señora Aguirre que hasta hace poco desmentía rotundamente con sus ademanes achulapados que en su gobierno se cometieran delitos de espionaje, vuelve a verse confrontada con los hechos tozudos, esta vez avalados por un informe de Telefónica.

Hace unos meses, cuando la señora Aguirre sopesaba la oportunidad de lanzar su candidatura a la presidencia del PP a escala nacional según parece sus espias, gente a sueldo de la Comunidad de Madrid, esto es, de las administraciones públicas, nos espiaban y, sobre todo, espiaban a los rivales de la señora Aguirre probablemente con intención de chantajearlos en cuanto pudieran para facilitar el acceso de la dicha señora al puente de mando.

No es de esperar que nadie en el gobierno de la responsable última de los presuntos espionajes presente su dimisión. Es gente acostumbrada a la idea de que todo vale para acceder al gobierno o conservarlo. Ya el modo en que entraron, a través del Tamayazo, acredita su absoluta falta de escrúpulos. Pero alguien podía preguntar a la señora De Cospedal qué opina de la actividades de espionaje de su partido... y quedarse a escuchar la repuesta.

(La imagen es una foto de Roberto García, bajo licencia de Creative Commons).

Torturas American way.

A pesar de los mendaces argumentos de siete barandas sucesivos de la CIA en el sentido de que no se investiguen las torturas que la agencia infligió en el pasado a detenidos o simples secuestrados de origen musulmán con el pretexto de que ello haría peligrar la lucha contra el terrorismo y debilitaría la confianza de los agentes en su labor, el señor Obama ha dado la única respuesta que cabe dar decentemente: las investigaciones seguirán porque en un Estado de derecho nadie está por encima de la ley.

Esos siete mendas que han firmado el escrito, jefes de los presuntos torturadores están bajo la lógica sospecha de haber encubierto los hechos, si no de haberlos ordenado directamente. Así que su demanda, lejos de obedecer a una generosa preocupación por los destinos de sus subordinados, trata de conseguir impunidad para sus propias supuestas fechorías. Es un modo miserable y ramplón de tratar de exculparse invocando un interés público imaginario.

En ello tienen a quien seguir e imitar: al inimitable Mr. George W. Bush quien, confrontado con la acusación de que su gobierno torturaba, negaba los hechos rotundamente y siempre rechazó la idea de investigar nada, argumentando que las técnicas "duras" de interrogatorios habían ayudado a salvar "vidas americanas". Es decir, también en su caso, sospechoso de encubrimiento y complicidad cuando no de haber ordenado personalmente las torturas, su actitud, al igual que la de los siete poco magníficos, es un acto de autodefensa que, en su caso, como siempre cuando se trata de Bush, viene complementado con una guinda de estupidez. ¿O es que las vidas "no americanas" no merecen salvarse?

(La imagen es una foto de tsevis, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 20 de setembre del 2009

De unanimidades.


Los dos grandes partidos nacionales vienen reuniendo o han reunido recientemente a sus máximos órganos deliberantes entre congresos, la Junta Directiva Nacional en el caso del PP y el Comité Federal en el del PSOE. Son dos cónclaves de unos trescientos miembros cada uno, con reuniones esporádicas y compuestos por cargos de los órganos partidistas así como públicos de representación en las distintas administraciones y constituyen buenos instrumentos de medición del estado de los partidos, sus debates internos, sus relaciones con la sociedad y los poderes públicos.

En ambos casos, a principios de semana en el PP y a finales de ésta en el PSOE, se han registrado criterios unánimes que parece debieran de entenderse de apoyo a sus respectivas direciones, sin disensión interna alguna. Pero hay diferencias formales, pues así como la unanimidad en el partido conservador ha sido silenciosa, la del socialista ha sido parlanchina y hasta verborreica. Las dos dicen apuntar en esencia a lo mismo: los partidos muestran una unidad sin fisuras en torno a sus respectivos dirigentes máximos. Pero eso no es cierto. Hay diferencias de fondo.

En el caso de la Junta Directiva Nacional del PP va ya para tres reuniones en que nadie hace uso de la palabra luego de la intervención del presidente, señor Rajoy, sino es, en esta tercera, el presidente de honor, la estantigua del señor Fraga Iribarne y sólo para señalar la ausencia de discrepancias. Quedan ya lejos los tiempos atribulados posteriores a la derrota electoral de 2008, cuando se cuestionaba la dirección del señor Rajoy y se elevaban voces aquí y allá manifestando disconformidades diversas y hasta apuntando a la posibilidad de reñir el cargo al Presidente del Partido. Hoy, anuladas o acalladas tales voces, la organización parece unida en apoyo a la táctica de la dirección de desgastar al Gobierno a cuenta de su supuesta incapacidad para resolver la crisis económica, ofreciéndose como alternativa para este fin y proponiendo elecciones generales anticipadas. El margen de ventaja en la intención de voto del PP es exiguo y el resultado de una consulta electoral ahora, incierto. Pero, siguiendo costumbre inveterada entre los conservadores, dado que el único modo de acceder al poder hoy por hoy es mediante elecciones, y que ello les urge pues sólo entienden de política si gobiernan, lo razonable es pedir la celebración de unas nuevas al día siguiente de perder las anteriores.

La unanimidad del partido de la derecha equivale a una especie de compás de espera de carácter pragmático. El señor Rajoy lleva perdidas dos elecciones generales y su cuestionado liderazgo sólo ha encontrado un respiro en la tácita aceptación general de que, mientras no pierda clamorosamente ninguna otra consulta de otro nivel (europeo, autonómico, local) estará legitimado para ser el candidato del PP en las generales de 2012. El unánime silencio no quiere decir, por tanto, que haya coincidencia de criterios en los problemas en los que antes no la había sino que la disensión queda aplazada hasta ver cómo se zanja la próxima consulta. El señor Rajoy no suscita adhesiones inquebrantables sino solamente utilitarias, a los efectos de no debilitar las posibilidades del partido.

En el caso del PSOE las circunstancias son distintas.Nadie cuestiona los títulos del señor Rodríguez Zapatero para dirigir la organización puesto que ha ganado limpiamente dos elecciones generales y ha devuelto el partido al poder después del intervalo de los ocho años del aznarato. Pero el momento es malo: los socialistas echan el resuello por detrás de los conservadores en intención de voto, el país está sumido en una recesión económica con amenaza de deflación e, incluso, depresión, sin que se vislumbren signos esperanzadores al margen de los mensajes invariablemente optimistas del Presidente del Gobierno y, en los últimos tiempos, el partido está sometido al fuego amigo (pero real) graneado de su antiguo compañero de travesía, el grupo empresarial Prisa, que parece empeñado en desarbolarlo y hundirlo ya que no puede hacerlo navegar en paralelo con él.

Lo anterior explica probablemente la diferencia radical entre el cónclave finisemanal del PSOE y el del PP unos días antes. En el de los socialistas se ha dado la misma cerrada unanimidad tras la dirección que en el de los conservadores pero se ha hecho en un torrente de intervenciones en las que ha habido dos referencias continuas, la explícita, esto es, la crisis económica, y la implícita, es decir, el enfrentamiento con el grupo Prisa a cuenta de la TDT de pago.

Palinuro solicita permiso al amable lector para hacer en este punto una pequeña digresión declarativa: a pesar de todos sus recelos frente a un Gobierno que no supo hacer frente desde el principio a los obvios signos de la crisis que se avecinaba, envanecido como estaba por sus éxitos en el campo de las libertades públicas, a pesar de la irritación que le han producido determinados comportamientos de los gobernantes como la vergonzosa claudicación de la visita a la desgracia pública italiana del Cavaliere en su minigomorra sarda, apoya sin reservas (o sea, se suma a la unanimidad del cónclave) tanto la política del Ejecutivo frente a la crisis como su actitud ante el asalto de los caciques de Prisa.

Es poco lo que cabe decir de la crisis y las medidas en contra pues está ya casi todo dicho: atajar sus causas movilizando recursos públicos, impedir que el capital aproveche las circunstancias para hacérsela pagar a los trabajadores, aprovechar para hacer política socialdemócrata redistributiva y acentuar la progresividad fiscal es digno de apoyo a su juicio y además le parece muy bien que el Presidente lo explique con cierta retórica izquierdista de la frase revolucionaria que, como los puños en alto del otro día, ayuda a recordar de dónde venimos todos.

Más interesante de analizar parece el conflicto que se ha desatado con el grupo Prisa. Nadie, entiendo, discute el derecho al reconocimiento público que el grupo en general y El País en particular se han ganado por su contribución a la llegada y consolidación de la democracia en España. Durante años El País ha sido el mejor periódico español, el que abanderaba la causa del progreso material, político, moral, espiritual y estético de la nación y algo de lo que los ciudadanos demócratas y progresistas nos sentíamos orgullosos, fueran cuales fueran nuestras relaciones concretas con quienes lo elaboraban. Pero ahora vemos que eso se hizo a base de establecer una especie de simbiosis entre el periódico y el Partido Socialista sumamente beneficiosa como empresa para aquel en los años de Gobierno del señor González y para ambos durante los muy conflictivos del aznarato. Esta compenetración se producía al tiempo que El País elaboraba un discurso de independencia política y económica del poder como criterio de garantía de calidad del producto informativo que hoy vemos que era falso. El País medró al amparo de su connivencia con el poder político entre 1982 y 1996 y ahora que ésta se ha roto para dar paso a un sistema de competencia abierta como el que el diario predicaba pero no practicaba, se revuelve como una fiera contra su antiguo socio y, mediante una campaña de prensa impropia de un periódico de su categoría, trata de chantajearlo y someterlo a sus designios de forma inadmisible. El orgullo se ha convertido en decepción, irritación y vergüenza. Da vergüenza leer los artículos del señor Cebrián y sus acólitos socialistas al estilo del señor Peces-Barba en contra del Gobierno del PSOE, da vergüenza leer los editoriales del periódico sobre este tema, similares en su espíritu a los de El Mundo, da vergüenza escuchar al señor Gabilondo en la Cuatro remedando el estilo COPE.

Fin de la digresión. La unanimidad discursiva de los integrantes del Comité Federal del PSOE es un ejemplo de dignidad en el apoyo a la línea política de la izquierda socialdemócrata -la única en nuestro entorno europeo inmediato- y a la actitud de independencia de criterio y defensa de la sociedad abierta y competitiva frente a las prácticas mafiosas de un grupo de presión que, ensoberbecido por un triunfo basado en el privilegio, pretende domeñar a la autoridad para que ésta atente contra los derechos de los ciudadanos a la información, a la igualdad de oportunidades y a vivir en una sociedad competitiva.

El grupo Prisa argumenta en contra del Gobierno que lo que éste hace es favorecer a un grupo amigo. Hágase el milagro y hágalo el diablo. Aparte de que tal fue la relación -amistad, incluso presunta colusión- que lo unió a su vez con el mismo Gobierno, el hecho indudable es que el resultado de dicha acción favorece el interés público, abarata los precios, aumenta la oferta y fuerza a una mejora de la calidad. ¿En dónde está el problema?

El problema está en que, como sucede con todo interés adquirido, el grupo en cuestión, seguro de no tener competencia, aplicó una política clientelar y enchufista, permitiendo el ascenso de los mediocres en su seno que han llegado a controlarlo todo y pretenden que la sociedad admita que el producto que hoy hacen tiene la calidad intelectual y el valor moral que tuvo en tiempos. Y eso es falso.

(Las imágenes son sendas fotos de contando estrelas y de guillaumepaumier, ambas bajo licencia de Creative Commons).

Loa a la independencia.

Ha fallecido Irving Kristol, fundador del neoconservadurismo estadounidense, uno de los movimientos intelectuales más interesantes del siglo XX que luego, cual suele suceder con las doctrinas filosóficas cuando encarnan en la realidad práctica, se ha convertido en un credo para una mezcla de imbéciles y asesinos que, en su momento culminante (desde los tres de las Azores hasta el hundimiento de Lehman Brothers) ha estado a punto de destruir el sistema social y económico que dice defender, el capitalismo. (N.B.: el neoconservadurismo suele confundirse con el neoliberalismo. En sentido estricto no son lo mismo pero su uso indistinto en los medios de comunicación tampoco es tan disparatado). Kristol (no confundir con William Kristol, hijo suyo y también seguidor de la doctrina de segunda generación) fue el primero en aceptar la etiqueta de "neoconservador" que había acuñado con ánimo crítico Michael Harrington, un socialista democrático que, sin embargo, como trataré de probar en esta nota necrológica, tenía mucho que ver con su espíritu.

Irving Kristol, un hijo de inmigrantes judíos centroeuropeos nacido en Brooklyn sintetiza en su persona los rasgos característicos de la generación de intelectuales radicales neoyorquinos (bastantes de ellos, trostkistas) que en los años de 1960 y 1970, rompieron con la izquierda y se orientaron hacia posiciones conservadoras, como Norman Podhoretz, David Horowitz o Nathan Glazer entre otros. Sus curricula son parecidos y muestran diversos momentos en coincidieron o trabajaron juntos: se hacen de izquierda en los años treinta, tienen un momento decisivo en la guerra civil española, sufren su primer desengaño fuerte con el pacto germano-soviético de 1938 (al estilo de otros intelectuales comunistas europeos como Arthur Koestler, Franz Borkenau o Ignazio Silone), evolucionan hacia alguna forma de socialdemocracia ("liberalismo" en los EEUU) y, finalmente, se hacen conservadores a raíz de la revolución del 68, la "Gran Sociedad" y la guerra del Vietnam

Hay dos rasgos formales que, a pesar de mis diferencias profundas en asuntos de contenido, me hacen particularmente atractivos y cercanos a estos pensadores: su invocación de la rebeldía personal y su convicción acerca de la importancia de la lucha de la ideas y la comunicación. En cuanto al primero, confieso que mi coincidencia con ellos es absoluta. Breaking Ranks, de Norman Podhoretz, me parece un libro extraordinario. La historia es simple y consiste en darse cuenta de repente de que, cuando uno se hizo de izquierda en busca de una actitud de independencia de criterio y rebeldía frente a las estupideces y los topicazos de la sociedad burguesa, uno acababa por caer en otra forma de ortodoxia, de reglamento intelectual colectivo, de creencias compartidas, de fe y, lo que es peor: ¡voluntariamente! La sumisión colectiva de la izquierda, especialmente la comunista, es la forma que toma en el siglo XX el discurso de la servidumbre voluntaria de La Boètie. Por eso es necesario reunir energías y romper filas con esa nueva forma de obediencia y sumisión de grado a otro credo con otros dioses y milagros, esta vez, merced al marxismo, "científicos"; invocar el derecho irrestricto del individuo a cuestionar todo sin excepción, la independencia de juicio que sólo puede ser personal. Tal cosa es lo que hicieron estos intelectuales en su momento, como se lee en las Reflections of a Neoconservative: Looking Back, Looking Ahead, de Irving Kristol, también un gran libro.

El segundo punto de contacto está en relación con el primero: los neoconservadores dan una extraordinaria importancia al mundo de las ideas y los debates intelectuales, criterio que comparto con ellos (aunque en sentido distinto) y que probablemente todos hemos bebido de nuestras reflexiones sobre los conceptos gramscianos de hegemonía, bloque, príncipe moderno, etc. De hecho, el movimiento neoconservador se articula en un principio en la vieja tradición de las vanguardias, a través de la acción práctica por medio de revistas y antes de que, al ganar peso social, pasara a controlar el mundo más opaco e inquietante de las fundaciones, los think tanks, etc. Irving Kristol empleó mucho tiempo de su vida editando y fundando revistas (Commentary, Encounter, con Stephen Spender, un inglés, poeta, exbrigadista internacional y hombre fascinante, The Reporter, The Public Interest y, por último, la verdaderamente neoconservadora The National Interest).

Coincidiendo con ellos en estos dos puntos y en algún otro (el libro de Irving Kristol Two Cheers for Capitalism quizá sea una de las defensas más inteligentes, brillantes y convincentes del capitalismo que se hayan escrito, junto a las de Ayn Rand y George Gilder), difiero mucho de sus conclusiones. El relato que el propio Kristol hace de las influencias intelectuales que reconoce en su vida en Neoconservatism: the autobiography of an Idea, básicamente Leo Strauss y Lionel Trilling, a quienes cabe añadir a George Orwell o James Burnham, muestra a las claras a qué horizonte lleva su pensamiento: criticismo, postulación de valores, sana desconfianza burkeana frente a las falacias ideológicas de todo tipo, algo que suscribo con igual decisión y optimismo. Lo que no acepto es que esos valores hayan de ser los de la religión, la patria, la familia en el más angosto y mezquino espíritu burgués; el orden establecido, la explotación capitalista, la desigualdad, la negación del Estado del bienestar, la intervención imperial exterior, la conservación del statu quo internacional (nada en el mundo podrá lavar la ignominia de los neoconservadores apoyando y alentando el golpe de Estado del genocida Pinochet en 1973) o la defensa de la cristiandad, que me parece tan legítima como la del Islam, o sea, ilegítima desde el punto de vista intelectual. Es decir, me pasa con los neoconservadores como con los comunistas: que me caen simpáticos hasta que triunfan y, a partir de ahí, enfrentamiento total.

Irving Kristol fue un hombre decente, un intelectual clarividente y complejo, un buen escritor, combativo en defensa de sus ideas, que no llegó a hacer su segunda revisión, como sí la hizo en cambio Nathan Glazer, retornando a una visión más humanista, socialdemócrata.

Porque el problema del neoconservadurismo no es la reflexión inicial que lo enfrentó a la hipocresía de una izquierda instalada y ramplona sino, como se decía al principio, las consecuencias prácticas que de ella obtuvieron los seguidores y discípulos de la segunda generación, los Paul Wolfowitz, Robert Kagan o José María Aznar en España, gentes sin aventura, sin rebeldía, sin valor personal, defensores de nuevo y sin coste alguno del orden constituido, el derecho del más fuerte, la guerra, el autoritarismo de la política de seguridad y, en definitiva, el terrorismo del antiterrorismo.

Que la tierra sea leve al judío radical neoyorquino evolucionado en neoconservador Irving Kristol.

(La imagen es una foto de parl, bajo licencia de Creative Commons).