divendres, 23 d’octubre del 2009

Esparciendo la m.

Con el fin de salvarse a sí mismo en una situación desesperada, acosado por la oposición, despreciado por una opinión pública cada vez más avergonzada por su comportamiento, discutido en su propio partido, el señor Camps ha decidido echar mano a la socorrida técnica del ventilador. Como no puede evadir el cuerpo de los cargos que se le imputan, no puede negar que es un mentiroso ni evitar que le afeen de continuo sus maniobras, se dedica a extender la sospecha, generalizar la acusación al adversario con un discurso de tú más que no niega los hechos que se le imputan pero pretende generalizarlos. Es la línea de defensa que le faltaba y extrañaba que no hubiera tomado.

Sostiene el Curita que las empresas de la Gürtel son los amigos de La Moncloa y que ésta, La Moncloa, es decir, el gobierno, ha contratado por más de trescientos millones de euros en los últimos años con una de esas empresas.

Lo primero que hay que recordar al Curita es que lo delictivo no es contratar con esa empresa pues, siendo una empresa, pueden ambos, empresa y gobierno, hacerlo, sino que lo delictivo está en cómo se contrata, si se hacen adjudicaciones ilegales, si campea el favor, si se cobran comisiones bajo cuerda, si hay cohechos y sobornos, si se defrauda la ley troceando artificialmente los contratos para evitar los controles contables administrativos. No basta, pues, con lanzar esa especie en el debate parlamentario sino que hay que probar que hubo corrupción al menos como lo prueban las conversaciones grabadas y las pruebas que se acumulan en el sumario de Gürtel.

Pero hay más: supuesto que fueran ciertas las peores suposiciones de esta acusación repentina, supuesto que efectivamente, la trama corrupta de don Vito Pastuqui estuviera haciendo charranadas con alguna administración socialista como las que, según parece, estuvo haciendo hasta ya mismo con las del PP, supuesto todo eso, ¿qué? De sobra sabemos que la corrupción, como el dinero, "no huele" y no lleva color de partido y que puede afectar al uno, al otro o a los dos. ¿En qué disminuye eso la corrupción del PP y en concreto la presunta corrupción del Curita? Tiene éste la peregrina costumbre de considerar que los votos obtenidos le exoneran del cumplimiento de la ley. Sólo falta que también crea que la generalización del delito lo convierte en un comportamiento aceptable en el entendimiento de que uno roba pues todos roban.

Si el contenido de las acusaciones del Curita son ciertas, el PSOE debe responder política y penalmente. Pero eso no hace en absoluto tolerable el comportamiento del President valenciano antes ni ahora. Y, de entrada, es de esperar que, además de denunciar el asunto en sede parlamentaria, el señor Camps esté ya haciéndolo en el juzgado.

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).