dimecres, 24 de juny del 2009

Racismo, democracia y terrorismo.

El número 125 de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Madrid, CIS, enero-marzo de 2009, 206 págs.) trae unos trabajos de investigación empírica de bastante interés tanto por su metodología como por los temas que abordan y son de indudable importancia y actualidad.

Mª Ángeles Cea D'Ancona (La compleja detección del racismo y la xenofobia a través de encuesta. Un paso adelante en su medición) se encara con el conocido problema de cómo detectar las pautas de racismo y xenofobia, difíciles de medir en encuestas tradicionales dado el fuerte rechazo que suscitan y el poco deseo de los entrevistados de aparecer configurados como racistas o xenófobos. Para ver en dónde reside el problema la autora emplea técnicas analíticas multivariantes en muestras de análisis y validación para evaluar la efectividad de los indicadores tradicionales en las encuestas del CIS, que se comparan con otros "nuevos", aplicados en la Encuesta Social Europea de 2202 - 2003, que muestran mayor efectividad en la medición de algo muy importante como el rechazo a la inmigración. El racismo tradicional ha dejado paso al racismo cultural y al simbólico, aquel en el que el rechazo a la inmigración se justifica por sus efectos negativos para la identidad nacional allí en donde hay resentimiento por lo que se juzga como trato de favor al inmigrante (p. 19). De sus análisis extrae la autora cinco conclusiones principales: 1ª) la radiografía de las actitudes sobre la inmigración varía según los indicadores que se empleen, cómo se formule la pregunta. Cuestión que, por lo demás, es cierta para la medición de cualquier tipo de actitudes. 2ª) Los indicadores relativos a derechos sociales y de ciudadanía siguen influyendo en la gradación de actitudes hacia la inmigración. 3ª) Sería conveniente incidir no ya en la concesión de derechos a los inmigrantes sino en los factores de acción o discriminación positiva (p. 37) 4ª) Hay que optar por indicadores y preguntas que generen una elevada variabilidad en las respuestas sobre ejes discursivos predominantes en el rechazo a la inmigración como: a) temor a la erosión de la identidad nacional; b) miedo a la competencia por recursos escasos; c) relacionar la inmigración con la generación de problemas sociales. En definitiva, hay que innovar la metodología de la encuesta para reducir la incidencia negativa del sesgo de deseabilidad social.

Antonio M. Jaime Castillo (Actitudes cívicas y dimensiones de la ciudadanía democrática en Europa) atiende al curioso problema, muy de moda también, de la llamada "paradoja democrática", consistente en que mientras la democracia se extiende por el mundo entero, en las democracias modernas crece la desilusión con el proceso político democrático. Es lo que otros llaman el problema de los "demócratas desafectos". De lo que se trata aquí es de saber cuál es la concepción de la ciudadanía que tienen los ciudadanos democráticos (p. 49). En un repaso teórico recuerda que Held distingue cuatro teorías normativas de la democracia de las que se desprenden sendas concepciones normativas de la ciudadanía: la democracia clásica, la liberal, la tradición del republicanismo y la democracia directa (p. 50). A su vez Araujo distingue tres ideales normativos en el concepto de ciudadanía moderna: civismo, pluralismo e igualitarismo. En el debate contemporáneo se enfrenta una "democracia liberal" a una "democracia deliberante" que, según Cohen en la estela de Habermas, debe ser libre, razonada, formal, substantivamente igualitaria y cuyo fin sea llegar a un "consenso racionalmente motivado" (p. 51). Dentro de este marco, el autor parte de dos hipótesis con las que juega a lo largo del trabajo: a) la explicación de las concepciones individuales de la ciudadanía ha de buscarse en el sistema de creencias individuales de cada sujeto; b) o bien en la dependencia del sistema político y la percepción que los ciudadanos tienen de él (pp. 52-53). Se consideran las medias de importancia que los ciudadanos europeos atribuyen a los deberes cívicos que mencionan y las mayores diferencias no son entre países sino en la importancia relativa de cada cualidad cívica dentro de un mismo país. Aparecen así dos grupos de valores cívicos, aquellos a los que se atribuye más importancia (formarse una opinión independiente, obedecer las leyes, votar en las elecciones) y los de menos (participar activamente en política, ser activo en organizaciones voluntarias) (p. 54). Los primeros factores responden al modelo de ciudadanía liberal clásica; los otros a los de ciudadanía participativa (57) y de este modo llega al cuadro de la derecha que le permite clasificar a los ciudadanos en las cuatro opciones que tiene el cuadro entre compromiso normativo y compromiso comunitario. Se cruzan luego estos datos con diversos factores que afectan a la concepción de la ciudadanía como la disyuntiva izquierda-derecha" (p. 63), el sistema político, el comportamiento religioso (p. 64), el nivel educativo (p. 67), la ideología y la confianza generalizada. Del análisis multivariante y los resultados de las determinantes de orientaciones cívicas en Europa (en las dos formas de compromiso normativo y comunitario) hay varias consecuencias: 1ª) la mayor parte de la variabilidad del compromiso cívico (en ambas dimensiones) se debe al efecto de factores individuales. 2ª) Aunque hay diferencias de comportamiento cívico por confesiones religiosas, las más importantes son las que se siguen del agregado nacional. 3ª) El efecto del nivel de religiosidad es relativamente constante a través de las confesiones religiosas y de los países. Pero es. Una pieza importante de investigación que aporta mucho al renovado interés que despiertan los enfoques politológicos sobre el impacto de la confesión religiosa en el proceso político.

Enric Martínez-Herrera (Receptividad y extremismo nacionalista en el País Vasco (1977-2007): una evaluación multivariante) aplica está técnica al análisis de la forma española del terrorismo. La idea del autor es que la mitigación del extremismo nacionalista se explica por una combinación de una reestructuración substancial del Estado y unas políticas represivas de inspiración democrática, esto es, una sabia combinación de políticas receptivas y políticas represivas. En el orden teórico entre las receptivas se cuenta la teoría consocional de A. Lijphart, el federalismo, las cuestiones distributivas y la democratización (p. 87). Recuerda el autor que la organización de ETA es un sistema de círculos concéntricos y su época de mayor mortalidad entre 1978 y 1981 (pp. 90/91). En la política receptiva concede la mayor importancia a la descentralización política y para operacionalizarla desarrolla una medida del porcentaje del gasto público regional sobre el total del gasto público correspondiente al País Vasco, que es un indicador proxy, útil para medir el grado de descentralización del País Vasco en relación con otros (p. 94). Para el estudio de la evolución de la violencia recurre a un análisis empírico multivariante que modeliza las variaciones anuales en los asesinatos de ETA y en el rechazo de los habitantes del País Vasco a la comunidad política española (p. 101). También mide los efectos de las políticas represivas. En opinión del autor el extremismo nacionalista vasco ha disminuido mucho en los últimos 25 años en gran parte debido a la descentralización política (p. 109) y en parte a una mayor eficacia policial (p. 110). En todo caso, yo daría mucha más importancia a la mayor eficacia de la policía. Al fin y al cabo, la descentralización política vasca, que es amplísima, no ha variado sustantivamente en estos 25 años, en parte porque, como pasa con los fueros, proviene de tiempos preconstitucionales y en parte porque, para mal o para bien, todos los gobiernos españoles se han resistido a concluir las transferencias del Estatuto de Gernika. De ahí que haya presiones en favor de la reforma del Estatuto y presiones para dejarlo como está a la espera de la "gran consulta". En cambio, la eficacia policial no ha hecho sino aumentar en los últimos veinticinco años. Junto a la eficacia policial no hay que echar en saco roto el giro en el enfoque judicial del terrorismo que ha coadyuvado sobremanera al declive de éste.