dilluns, 9 de febrer del 2009

Los amigos de ETA, fuera.

Todo según lo previsto. Por enésima vez los tribunales han declarado ilegales a un par de organizaciones-tapadera con las que, también por enésima vez, la izquierda abertzale pretendía perpetrar el fraude de ley acostumbrado en periodo electoral. Es sorprendente la contumacia de esta gente en ir a darse con la testuz contra el muro aunque, ciertamente, también es posible interpretar una actitud tan absurda en clave patriótica. Cabe decir, por ejemplo, que el heroísmo de los abertzales se muestra en su irreductible afición a ir por lana y salir trasquilados. El patriotismo y la imbecilidad, ya se sabe, suelen ir de consuno.

Sólo consigo entrever un punto de racionalidad en esta cerrada obcecación y es que, al fin y al cabo, quienes arman esos seudopartidos saben que, si no pueden presentarse a las elecciones, los votos irán a los partidos nacionalistas que no jalean a los asesinos pero que también se benefician -lo confiesen o no- del imperio de las pistolas en el País Vasco.

Eso puede ser y estamos en un territorio en el que, si no tomamos muy en cuenta el cinismo de quienes recurren a estos procedimientos, podemos entendernos. Lo que ya no merece la pena es responder a las falsificaciones a que recurren los apologetas de los terroristas porque no atienden a los argumentos sino sólo a los disparos de las pistolas:

Nadie en España ilegaliza opción ideológica alguna, como se prueba con la presencia en las instituciones de ERC, un partido tan independentista como los vascos.

Concurrir a las elecciones al amparo del tiro en la nuca no es un derecho.

Nadie en España prohíbe votar a las opciones ideológicas que se quiera como se demuestra por la misma razón ut supra.

Votar a cómplices de terroristas no es un derecho.


Actualización a las 12:00 del 9 de febrero: por si había alguna duda respecto a las conexiones terroristas de las dos formaciones ilegalizadas, los cretinos de las pistolas han respondido a la decisión del Tribunal Supremo con un bombazo.