divendres, 31 d’octubre del 2008

Carta abierta de una lesbiana a la Reina Sofía.

Todavía estoy riéndome a mandíbula batiente de la sarta de necedades de marujona que, según El País ha soltado la Reina a la periodista Pilar Urbano. No es difícil imaginar a la pareja de cacatúas chismosas mano a mano horrorizándose de hasta dónde vamos a llegar con la perversión y licencia de costumbres actuales mientras beben té encorvando el meñique y comen pastas con melindres de gazmoñas añosas. Ya lo decía el asesino Francisco Franco, figura admirada por ambas, sobre todo por doña Sofía que tantas veces fue con él del ganchete a los chundaratas de aquella Dictadura de delincuentes cuya continuidad ostenta su marido: que no había que confundir la libertad con el libertinaje. Y es que hoy se confunde todo. Bien está que se casen los homosexuales (puesto que ya no lo pueden impedir), pero que no le llamen "matrimonio" a su casorio. Se está perdiendo la honradez y la decencia. Hasta su hija anda divorciándose como si fuera una cupletista de ese apolíneo galán que escogió por marido y su hijo unido en lamentable coyunda con una divorciada. Los cimientos morales se hunden.

¿Y qué decir del aborto? He aquí un derecho de las mujeres reconocido por la ley en vigor al que la Reina se opone frontalmente. Pues nada, hombre, que hagan a esta señora mascota de Fuerza Nueva y, en su defecto, del PP que también está a la última en materia de respeto a derechos reconocidos por la ley. No se dirá que no es original tener una Reina que está en contra de la ley vigente.

¿Y del creacionismo? A los niños hay que enseñarles no lo que diga la ciencia sino las patrañas y las leyendas de las que vive un sujeto como Rouco Varela y en las que esta señora cree a pie juntillas, haciendo escaso honor a su nombre.

Iba yo a seguir desgranando aquí mis cavilaciones sobre la egregia metedura de patoncio de doña Sofía cuando recibí un e-mail de mi amiga Dulceflor que es una lesbiana muy activa y presidenta de una asociación de gays, lesbianas y transexuales de mi pueblo indignada contra la esposa del Rey y preguntándome si Palinuro le cedería su espacio para publicar una carta abierta a doña Sofía de Grecia. Le dije que Palinuro será siempre partidario de dar voz a quienes no la tienen y que mandara la carta cuando quisiera. Aquí está, íntegra y sin aditamentos:


CARTA DE DULCEFLOR A DOÑA SOFÍA

Señora de Borbón: se atreve Vd. a negarnos el derecho a llamar a nuestras uniones como nos parezca y en concreto a emplear la palabra "matrimonio" para ellas. ¿Qué pasa? ¿Es Vd. la dueña de las palabras? Las palabras son reflejo de las ideas y, si no podemos llamar a las cosas con las palabras que queramos es porque tampoco estamos autorizadas a pensarlas como queramos. ¿También es Vd. la dueña de los pensamientos ajenos? ¿Hay que pedirle permiso para pensar? ¿En dónde se ha creído Vd. que está y que estamos? ¿En qué tiempo piensa que vivimos? ¿Son sus pensamientos mejores que los nuestros? ¿Lo son sus palabras? ¿Lo es su "matrimonio"? Vd., Señora, no piensa ni ha pensado jamás; no sabe qué es eso. A Vd. se lo ha dado todo pensado una caterva de cantamañanas repleta de curas, tiralevitas y aduladores como lo eran Vd. y su señor marido cuando tenían que arrastrarse a los pies de Franco para que éste los dejara reinar a su muerte.

Presume Vd. de sensibilidad artística por el hecho de pasear por los museos y asistir a conciertos cuando tiene Vd. tanta de esa como un pollino y quizá menos. Porque ¿qué sensibilidad puede tener quien niega a los demás sus derechos, incluido el muy elemental de llamarse como deseen? Por su boca hablan la ignorancia, la petulancia y el desprecio de siempre de los parásitos aristócratas hacia la gente sencilla. Vd. y la otra sinsorga que la ha entrevistado dan la medida de la abyecta supeditación de las mujeres indignas en una cultura patriarcal regida por los mandatos de esos enemigos de la especie humana que son los curas.

Dice Vd. que si todos los heterosexuales salieran de manifestación lo ocuparían todo o algo así de bobo. Pero si Vd. no es nada, Señora; a Vd. la han hecho con un molde de simpleza y la prueba es que ni para poner ejemplos vale. ¿Para qué van a salir de manifa los heteros si el mundo es suyo, si son ellos los que han hecho las leyes, las instituciones, las palabras? ¿Contra qué se iban a manifestar? Ni Vd. misma lo sabe porque no tiene ni idea de lo que pasa en el mundo, en la sociedad, en la vida en que los demás bregamos. En el fondo, lo que Vd. quiere decir, pero lo ignora (o eso espero por su bien) es si los heteros salieran a la calle a masacrar a los homosexuales, que es lo que les va siempre a quienes andan por ahí dando órdenes y diciendo a los demás cómo tienen que vivir sus vidas, qué palabras pueden utilizar y qué deben hacer. Pero como por ahora no están las cosas para que Vd. y los que son como Vd. enseñen su verdadero rostro, tiene Vd. que lloriquearle sus frustraciones a otra pobre de espíritu, tan estrecha de criterio y corta de talla moral como su entrevistadora.

Dice Vd. asimismo que no entiende el orgullo gay. Claro, Vd. no entiende nada que no sea vulgar, chato anodino, nada que sea transgresor, rebelde, único. Es Vd. reina, sí, pero tiene alma de botijo manoseado, de bota de vino mugrienta, de horizonte pequeño y bastante ruin. Lea Vd. algún libro de vez en cuando mujer, a ver si se le despejan las ideas

¿Pensará Vd. que tiene Vd. altura moral para decir a los demás cómo deben comportarse? ¿No está Vd. casada con un perjuro? ¿No juró su marido fidelidad a los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional que luego traicionó en cuanto pudo? Y Vd. misma, ¿no cambió de rito y liturgia religiosa por conveniencias mundanas? ¿No renunció Vd. al rito ortodoxo por el católico? Nosotros, los homosexuales, trans y bisexuales no faltamos a nuestros juramentos ni negamos nuestra religión, cuando la tenemos, por intereses mundanos así que puestos a saber quién tiene más integridad y más dignidad moral, el asunto no me parece difícil de averiguar.

Entre tanto, Señora, reciba Vd. el testimonio de mi más absoluta desconsideración.


Hasta aquí la carta de mi amiga Dulceflor que no tiene desperdicio y pone a cada cual en su sitio. Por mi parte añadiré tan solo que la nota hecha pública por la Casa Real no resuelve nada y demuestra que ese ente llamado "Casa Real" está compuesto por personas tan ignaras, soberbias y despreciativas hacia el común de los mortales como los titulares a los que representan. Vd. se sienta a hablar con una periodista que le dice que va a publicar un libro con lo que se hable en la entrevista ¿y sostiene Vd. que estaba Vd. en un "ámbito privado"? ¿No es evidente que quienes así razonan piensan que las gentes somos estúpidas dispuestas a creer que una cosa es verdad simplemente porque la diga el Rey y aunque contradiga las normas elementales del sentido común?

Vayamos un poco más allá: esta nota no es suficiente porque lo que tiene que hacer la señora del Borbón es pedir disculpas públicamente por su estúpida falta de sensibilidad para con unos ciudadanos. Porque éstas no son opiniones de doña Sofía, que no es nadie, sino de la Reina de España. Es más, esta señora no es Reina por ser Sofía sino que, al revés, es Sofía porque es Reina. Ella personalmente no pinta nada y sus opiniones no le interesan a nadie. Como Reina quizá sí. Pero precisamente como Reina no puede hablar sobre asuntos que dividen a la opinión pública y mucho menos sobre los que están sub iudice porque, como es evidente, se dé ella cuenta o no, es una interferencia de la consorte del Rey en los asuntos políticos, una extralimitación de funciones, un abuso.

Lo que tiene que hacer la Reina es callarse y no infligir a sus súbditos ese conjunto de vaciedades, convencionalismos y meras barbaridades reaccionarias que le bullen en la cabeza o lo que funja como tal.

(La segunda imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons, la tercera, la portada del diario Público de hoy).

Miscelánea (II).

Termino la reseña del número 141 de la Revista de Estudios Políticos.

Antonio Barroso Villaescusa (Ideas, tiempo e instituciones: la atribución de competencias al Parlamento Europeo) contiene un análisis de las cuatro últimas modificaciones de los Tratados constitutivos de la UE, el Tratado de Amsterdam, el de Niza, el fallido Tratado de la Constitución Europea y el de Lisboa. El de Amsterdam trajo la extensión de la codecisión a nuevos ámbitos, la reforma del procedimiento y el control de la Comisión Europea a través del procedimiento de designación del ejecutivo (p. 78). El de Niza supuso un aumento del poder del Parlamento Europeo (PE) si bien menor que los anteriores, gracias a la extensión de la codecisión a siete áreas nuevas y al hecho de legitimar al PE para interponer recursos ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas igual que otras instituciones. El número máximo de escaños quedaba fijado en 731. El Tratado constitucional manifestaba la voluntad de aumentar la legitimidad democrática de la Unión (p. 87). La elaboración de la Constitución no se hizo según las pautas de otras Conferencias Intergubernamentales (CIGs) sino mediante el nombramiento de una Convenión. Se aumentaban mucho los poderes del PE, en especial al pasar la codecisión a ser el procedimiento legislativo ordinario y modificar el procedimiento presupuestario para dar competencias al PE. A diferencia de otras CIGs el PE participó en los trabajos preparatorios (p. 88). El Tratado de Lisboa fue un intento de rescate de la Constitución (p. 92) en el que no se discutió el aumento de poderes del PE sino solamente el de la cantidad de diputados (p. 95) dejando así al PE configurado como cuasi colegislador (p. 96). Se corrobora la doctrina del institucionalismo histórico y la naturaleza incremental de los cambios institucionales (p. 98).

José Rubio Carracedo (La fuente de la corrupción política: la teoría de Rousseau sobre las tres voluntades del ciudadano) es un interesante trabajo acerca de cómo la teoría democrática que viene de Grecia, Roma y Montesquieu se complementa con la adición que hace Rousseau de la fuente de la corrupción política democrática por la teoría de las tres voluntades del ciudadano y de dos garantías decisivas: la religión civil y la educación cívico-democrática de los ciudadanos (p. 106). La teoría democrática orgánica tradicional de la anacyclosis que se encuentra en Polibio se rompe en Hobbes. Rousseau a su vez mezcla una parte organicista con otra del modelo mecánico de la física (p. 109). Para oponerse a la anacyclosis identifica la fuente de la corrupción en las tres voluntades: la propia, la corporativa y la general (p. 115). De la dialéctica entre la voluntad particular (propia y corporativa) y la general arranca la idea de que Rousseau es un representante de la democracia "totalitaria" cuando no es un comunitarista radical sino liberal (p. 118). Las leyes someten a los hombres para hacerlos libres (p. 119). No suelen coincidir la voluntad general y la de todos. Para evitar que la voluntad general se equivoque y el pueblo se engañe hay que conseguir: a) información suficiente para el pueblo y b) ausencia de comunicaciones secretas entre los ciudadanos reunidos (p. 121). Rubio Carracedo resume así la posición de Rousseau respecto a la teoría de las voluntades del ciudadano: "la particular, por la que busca siempre en sus actos una ventaja privada; la voluntad corporativa propia del gobierno que intenta siempre ampliar su poder; y, por último, como ciudadano posee la voluntad general del estado, respecto de la cual la voluntad corporativa es particular. En el esquema normativo, la primera ha de ser anulada, y la segunda subordinada respecto de la voluntad general, que ha de ser siempre hegemónica 'y la regla única de todas las demás'" (p. 124). La más peligrosa para el Estado es la voluntad corporativa (p. 125). El antítodo contra la corrupción política es la religión civil y la educación cívico-democrática (p. 127). Concluye Rubio Carracedo con una exposición muy crítica respecto de la voluntad corporativa de los partidos políticos al día de hoy que no encuentro especialmente atinada, sobre todo por cuanto parece articularla en la cuestión de las listas abiertas o cerradas en las elecciones acerca de la cual hay abundancia de investigaciones empíricas que demuestran que es irrelevante. Pero menos aceptable me parece su crítica implícita en la siguiente expresión: "el clientelismo electoral patente en casos como la ley de paridad (en busca del muy numeroso voto femenino)" (p. 130) que, francamente, me parece impropia de un autor de su categoría porque, además de que el voto femenino es tan numeroso como el masculino y de que la legislación de paridad tiene suficiente fundamentación moral por sí misma, insiste en considerar a las mujeres como seres inferiores desde el momento en que se las trata como objetos (del "clientelismo electoral", presumiblemente masculino) y no como los sujetos que son, capaces de sacar adelante legislación que remedie su tradicional e injusto estado de postración.

Xavier Coller (El sesgo social de las élites políticas. El caso de la España de las autonomías (1980-2005)) es un análisis de la élite política autonómica, acerca de la cual no se dispone de estudios o bien son fragmentarios (p. 137). Hay dos modos de visualizar las diferencias entre la élite política y la sociedad: el de aglutinación (Lasswell, Kaplan) y el de independencia (Putnam) (p. 143). Para medir el sesgo en la representatividad de las élites utiliza el índice de sesgo electoral, esto es, la proporción de un grupo social determinado (mujeres, etc) en la élite respecto de la población en edad de votar; también llamado índice de desproporción social (p. 147). Se analizan dos legislaturas ( la primera y la sexta) a efectos comparativos (p. 149). Si el índice tiene valor de 1 estaremos cerca del "modelo microcosmos" de representación política; si es mayor que 1 el grupo estará suprarrepresentado y si es menor que 1 estará subrepresentado y el resultado final es el que se observa en el cuadro de la derecha: suprarrepresentación de los abogados y los docentes e infrarrepresentación de los trabajadores, las mujeres y los inmigrantes de otras CCAA. El tipo medio de la élite autonómica es, pues, varón, joven, nativo de la región, universitario, de profesión liberal (especialmente abogado) o educador (p. 154).

Rosario Serra Cristóbal (La presencia de mujeres en los parlamentos autonómicos. La efectividad de las medidas de paridad adoptadas por los partidos políticos y por el legislador) sostiene que la presencia de las mujeres en las asambleas legislativas es un proceso evolutivo (p. 162). Ha habido adelantos normativos pero la autora cree que en la evolución también se han dado otros tres factores: a) el factor natural, esto es, la mayor presencia de la mujer en la sociedad; b) los partidos políticos piensan que la presencia femenina atrae votos; c) el género influye en la decisión del voto (pp. 166/167). Repara Serra en algo en que ya otros han reparado antes: en que los resultados de las cuotas son de dos tipos, según hablemos de cuotas en las listas o en los órganos representativos (p. 167) y de ahí que se hayan impuesto las listas llamadas de cremallera. La normativa permite al legislador autonómico adoptar medidas especiales en igualdad de sexos distintas de las estatales si benefician a las mujeres y en tanto no hay un pronunciamiento al respecto del Tribunal Constitucional (p. 179). Con respecto a la legislación estatal (Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres) la autora, que es muy reticente, dice que "lo que subyacía (y subyace) era una división dentro de la doctrina y las fuerzas políticas sobre la legitimidad constitucional de adoptar leyes que imponen a los partidos políticos reglas de equilibrio de sexos en la configuración de sus listas electorales. Ello llevó al planteamiento de una cuestión de inconstitucionalidad y a la presentación de un recurso de inconstitucionalidad contra los preceptos de la Ley de igualdad relativos a las denominadas "listas paritarias"" (p. 184). Es decir, aunque el artículo de Serra manifiesta ser un estudio sobre la presencia femenina en los parlamentos autonómicos, su intención latente es cuestionar el principio mismo de la igualdad, de lo paritario, impuesto por la ley. Para ello sostiene que este empeño (imponer por ley la igualdad de género) debe pasar lo que la autora llama los tres tests, a saber: el test de idoneidad, esto es, si los resultados de la legislación responden a las expectativas que el legislador se había fijado (p. 187); el test de necesidad, esto es, si debe acudirse a la imposición de unas cuotas electorales en función del género cuando no existe otro medio más moderado de corregir la infrerrepresentación de un sexo en los órganos representativos (p. 192); el test de proporcionalidad en el sentido de si la medida legislativa es proporcional por derivarse de ella más beneficios y ventajas para el interés general que perjuicios para otros bienes o valores en conflicto (p. 192). El grado de reticencia y prevención de la autora frente a estas medidas lo da el hecho de que dictamine que estos tests han sido "superados con dificultad" (p. 193). Pero lo han sido.

dijous, 30 d’octubre del 2008

La vivienda, de derecho a estafa.

La señora ministra de la Vivienda, doña Beatriz Corredor, registradora de la propiedad de profesión, comenzó su mandato tratando de favorecer a los empresarios del ladrillo y las grandes inmobiliarias que son quienes han organizado en buena medida el desbarajuste que hay hoy en la construcción en España a base inflar los precios hasta extremos en que, por su codicia sin límites, han matado a la gallina de los huevos de oro y ahora los amenaza la quiebra. Y como todo lo que sea favorecer a los tipos del ladrillo es ir en contra de los intereses de la gente es claro que la señora Corredor empezó haciendo todo lo posible para ayudar a estafarla. En el mes de junio pasado la señora Corredor decía, contra toda evidencia en contrario, que era un buen momento para comprar una vivienda con los precios inflados en más de un cuarenta por ciento. ¿Qué quería con estas declaraciones? Obviamente engañar a la gente para que se entrampara a los precios astronómicos que pedían los tiburones empresariales. Es decir, no recomendaba a estos tiburones que bajaran los precios para que la gente pudiera comprar, sino que trataba de engatusarla para que las empresas no perdieran beneficios. Todavía hace poco y sabiendo que los precios de las viviendas no han bajado lo que debieran la señora ministra volvió a tratar de empujar al personal asegurando que es un buen momento para comprar una vivienda lo que es obviamente otra mentira destinada a favorecer a los empresarios. Y su tendencia no acaba aquí. Si no llega a ser por el señor Solbes, esta registradora de la propiedad que parece a sueldo del ladrillo, hubiera asignado miles de millones para salvar del hundimiento a las constructoras.

Enemiga jurada del derecho a una vivienda digna esta señora vuelve a sacar ahora la idea socialista de los pisos de treinta metros cuadrados que es un verdadero insulto. También ha conseguido la señora ministra que le aprueben el plan de prolongación de las cuentas viviendas por dos años más. Se trata de una medida que puede venir bien a quien la experimente pero sobre todo a quien beneficia es a los constructores que así tendrán dos años más en los que esperan poder quedarse con los ahorros de la gente vendiéndoles los pisos de sesenta metros como si fueran Buckingham Palace.

Por fin sin embargo la señora Corredor se ha caído del caballo, como Saulo en el camino de Damasco y empieza ya a decir que no es un drama que los constructores vendan las casas por lo que ahora valen en el mercado. Parece que la luz se ha hecho en sus cortas entendederas o bien ya se ha dado cuenta de lo impopulares que son sus propuestas. Ahora sólo falta que haga verdad sus palabras y que, como decía ayer no está dispuesta a ayudar a los promotores con el dinero que tiene para ayudar a los ciudadanos. En fin, no se le está pidiendo que actúe como una ministra socialista y mire antes que nada por los intereses de los que no tienen nada; se le está diciendo que no favorezca a los estafadores y sinvergüenzas que se han enriquecido negando a la gente el derecho a una vivienda digna, que se comporte como una persona decente y una demócrata. Seguramente los empresarios no la tratarán igual cuando deje su cargo, pero habrá cumplido con su deber que consiste en ayudar a los entrampados, hipotecados, medio asfixiados y no a los estafadores del ladrillo.

(La imagen es una foto de Sublibrarian of the year, bajo licencia de Creative Commons).

Carta a Aznar en el año 2070.

Habiéndose enterado de que el señor Aznar es negacionista, que sostiene que lo del cambio climático es un bulo, cuando no algo peor, un engaño como los que él hacía hablando de las armas de destrucción masiva o de la autoría de ETA en el 11-M, los habitantes del futuro le han enviado la carta que puede verse aquí arriba

También puede verse directamente en Google docs pinchando en Carta.

Miscelánea (I).

Acaba de salir el número 141 de la Revista de Estudios Políticos (REP) correspondiente a julio-septiembre de 2008 y con un contenido de cierto interés. Pero antes de dar cuenta de él, permítasenme algunas observaciones sobre el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (IEPC) que la edita y sobre la misma revista.

El IEPC, organismo autónomo dependiente del Ministerio de la Presidencia, tiene una larga e ilustrativa historia que el lector atento buscará en vano en la página web de la institución, que prefiere, por lo que (no) se ve, no dar cuenta de su pasado. Sin embargo éste merece la pena: fundado en el decenio de 1940 como Instituto de Estudios Políticos con él se pretendía tener un centro de investigación (un think tank se diría hoy) al servicio del régimen totalitario de Franco y de la Falange. Pero como el hombre propone... etc, el tal Instituto fue derivando hasta convertirse a fines de los años cincuenta y en los sesenta en un refugio de opositores al franquismo, moderados pero opositores. Personas como Carlos Ollero, Elías Díaz, Tierno Galván, Raúl Morodo, Carlos Moya etc. pasaron por allí en algún momento de sus carreras. Curiosamente en los años en que el Instituto editaba el informe del Comité Central del Partido Comunista Checo sobre la toma del poder en Checoslovaquia en 1948 (y titulado muy gráficamente Asalto al Parlamento) el director de la institución era el señor Fraga Iribarne. La justificación para editar un texto comunista era que había que conocer los argumentos de los enemigos.

Con la transición hubo un primer impulso de abolir el Instituto pero, en atención a su gran historia, sus numerosas revistas, sus magníficas ediciones de clásicos, sus fondos bibliográficos y otros méritos, se decidió mantenerlo cambiándole el nombre por el de Centro de Estudios Constitucionales, con lo que se pretendía un claro giro en sus prioridades de investigación y docencia. Y así estuvo funcionando a un ritmo moderado (nada que ver con el frenesí del Centro de Investigaciones Sociológicas, también heredero de un Instituto Español de la Opinión Pública de los tiempos de Franco) hasta tiempos muy recientes, con un trabajo decoroso y sin hacerse notar mucho. Sus dos últimos directores (de la directora actual no puedo opinar pues acaba de estrenarse en el cargo) me da la impresión de que aplicaron en él la política de favorecer a los "amigos" e ignorar a los "enemigos" que es tradicional en la administración pública española desde los tiempos de Godoy. Es posible que esté equivocado pero entiendo que, además de mantener al Centro en su habitual atonía sólo atendieron a sus criterios de "escuela", que es el nombre aceptable que reciben las banderías en la Universidad y a sus propias carreras y proyectos. Tengo para mí que lo único interesante que hizo la Directora anterior a ésta fue volver a cambiar el nombre de Centro de Estudios Constitucionales por el más justo que tiene ahora. Todo lo cual no sería especialmente grave de no ser porque luego tiene uno que escuchar discursos sobre la excelencia y la regeneración de la Universidad. Y por cierto, nada más claro a la hora de ver esta falta de iniciativa en la gestión, este hacer política de afinidades y este acomodarse a los intereses creados que el tratamiento que tiene la REP, probablemente la revista académica de temas políticos más veterana de España.

En efecto, la revista está dirigida desde hace más de veintinco años por dos catedráticos de Derecho Constitucional (como Director y Secretario), ambas personas dignísimas, grandes académicos y amigos míos que espero sigan siéndolo después de esta crítica. Porque crítica es. Carece de sentido que una revista académica tenga la misma dirección durante un cuarto siglo. Estas revistas deben ser algo vivo, fiel reflejo de los debates y del intenso debate entre corrientes científicas; deben proponer vías de investigación, ampliar horizontes, innovar metodológicamente, deben ser semilleros de ideas nuevas, para lo cual deben renovarse. No todos los días, pero sí antes de cada año jubileo. Pero hay más: ambos directivos son de Derecho Constitucional.

El CEPC ya tiene una Revista Española de Derecho Constitucional, también dirigida por dos ilustres constitucionalistas. Ahora bien, la Ciencia Política tiene buenas relaciones con el Derecho Constitucional, pero no se confunde con él ni le está supeditada. Sin embargo, su situación en este terreno de las revistas (de financiación pública) es de clara e injusta subordinación. En un momento como el actual en que la Ciencia Política es un área próspera de conocimientos e innovaciones y en plena expansión, resulta que no dispone de lo que de modo natural debería ser su propio órgano de expresión porque éste está por así decirlo "colonizado" por los constitucionalistas lo que, como es obvio, se nota y mucho en el contenido de la publicación que no es, en sentido propio, ni una revista de Ciencia Política ni una de Derecho Constitucional. Si estuviera dirigida por politólogos, el panorama sería más equitativo. Se dirá que estoy razonando pro domo mea. Pues sí, es cierto, aunque no por un interés directo ya que no aspiro a ocupar puesto ninguno de gestión en parte alguna del planeta ni tengo, repito, pique personal alguno con nadie. Lo hago por un interés puramente académico. Y me gustaría escuchar qué razones pueden contraponerse a éstas, en el mismo territorio académico, para defender el estado actual de cosas que en mi opinión no debiera continuar.

Y como los autores que publican sus brillantes trabajos en este número de la REP no tienen la culpa de lo que los mandos deciden o dejan de decidir, ésta es la reseña del contenido:

Javier Arregui (España en el proceso legislativo de la Unión Europea) se pregunta hasta qué punto las preferencias políticas de España, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña coinciden con los resultados del proceso político en Bruselas. Y pretende comparar la ratio de éxito de España en el proceso legislativo de la Unión Europea (UE) en relación con los otros cuatro citados Estados miembros (EM). El éxito en la negociación se mide por la distancia entre las posiciones de los EM y los resultados finales. Este éxito depende de dos factores: a) la capacidad para poner en pie coaliciones; y b) el poder formal que se tiene en la UE (p. 14). Hay dos fases en el proceso de adopción de decisiones en la UE que se aprecian muy bien en el esquema que puede verse a la derecha. Entre las tres fases hay dos momentos en que los interesados pueden hacer valer sus posiciones, ejercer presión para conseguir el adelanto de sus intereses y ahí es en dónde se medirá el éxito de la gestión "nacional" de cada cual. Para el análisis, el autor emplea tres criterios: a) el procedimiento legislativo de que se trate en cada caso (si consulta o codecisión); b) la relevancia política de la propuesta legislativa seleccionada; y c) el hecho de que el proceso de negociación y de toma de decisiones haya sido relativamente reciente (p. 20). La técnica que emplea para su estudio es el análisis multidimensional scaling (MDS) que es una técnica multivariante que crea un gráfico a partir de las afinidades en las preferencias políticas de un conjunto de países. (p. 31). El resultado al que llega es que el país que consigue un mayor éxito político a la hora de defender sus preferencias políticas es el Reino Unido, seguido de Alemania, España, Italia y Francia (p. 33). Hasta aquñi los datos empíricos. Concluye luego el autor haciendo unas especulaciones acerca de por qué el éxito de España es superior al de Francia e Italia, pero son de carácter meramente conjetural y el propio Arregui nos advierte frente a la tentación de dar excesivo valor a sus conclusiones a la vista de la escasez de los datos y su carácter reciente. El artículo es muy interesante y únicamente se me ocurre objetar al estilo anglicista del autor que resulta muy chocante. Si en lugar de escribir ratio escribe "razón" no pasa nada. Expresiones como "contribuciones a la literatura existente" olvidan que en español la literatura es una de las bellas artes y el inglés literature debe trasladarse al español como bibliografía. La "literatura" epañola es Fiction en inglés. Y ya no quiero decir nada de cosas como "el estado del arte de la teoría" que carecen de significado propio.

Luis Aurelio González Prieto (La concreción teórica del partido único español franquista) sostiene que la teorización jurídico-política del Movimiento Nacional (MN) como partido único se produce en los primeros años del régimen de Franco que está entonces construyendo la teoría del estado totalitario (p. 44); a esto se habían dedicado antes del fin de la guerra Onésimo Redondo, José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma Ramos (p. 45). El partido único se constituye por el Decreto 255 de 19 de abril de 1937 por el que se creaba la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (FET y de las JONS) que tenía el carácter de un MN (p. 47). En lo referente al problema de qué posición cupaban el Partido y el Estado el uno respecto del otro había considerable confusión. De un lado, la doctrina italiana veía al Partido como un órgano estatal (p. 54). Para la doctrina alemana, en cambio, tan influyente entonces en España como la italiana o más, para Carl Schmitt en concreto, el Partido es uno de los elementos constitutivos de la tríada pueblo, Estado, Partido (o Movimiento) (p. 55), con lo que postulaba la autonomía del Partido o, incluso, su supraordinación al Estado. Recuérdese la frecuente afirmación de Hitler de que a ellos (a los nazis) el Estado no les daba órdenes sino que eran ellos quienes daban órdenes al Estado (p. 56). En España la relación entre el Estado y el Partido no llegó a cristalizar nunca en norma jurídica alguna (p. 57), lo cual permitía que convivieran varias teorías. Los administrativistas sostenían que el Partido o MN era una corporación de derecho público oficial encuadrada en el Estado y al servicio de sus fines (p. 57). La Falange comulgaba con la doctrina alemana; tal cosa propugnaba Fernández Cuesta, esto es, la independencia del Partido frente al Estado. Ignacio María Lojendio mantenía una actitud ecléctica, sosteniendo que todo intento de fijar la relación entre Estado y Partido en España estaría condenado al fracaso (p. 59). A su vez Luis del Valle llegaba a hablar de "Estado-Movimiento" p. 60) y Luis Legaz Lacambra de "Estado-Iglesia", retomando la tradición imperial del Siglo de Oro y, según él, igual que el instrumento de aquella dualidad originaria Estado-Iglesia era la Compañía de Jesús, en la formulación moderna había de ser el partido único (pp. 61/62).

Para no alargar indebidamente esta entrada, mañana terminaré la reseña de este número de la REP.

dimecres, 29 d’octubre del 2008

Nafarroa/Navarra.

La ruptura del pacto de UPN/PP, que data de 1991 lleva más candela de la que luce en eso de dos partidos que rompen, se tiran los trastos, como buen matrimonio, y uno de ellos se va del domicilio común y se lo monta por su cuenta, en este caso, el PP. Esto sólo puede pasar en el antiguo Reino de Navarra que conserva mucha personalidad propia y ganas de hacerla valer. Dicen los navarros que ellos no tienen Estatuto de Autonomía sino que se rigen por una Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de Navarra. Muchos afirman que esa ley es un Estatuto de Autonomía más pero otros sostienen que como en ella se recogen la Ley de 25 de ctubre de 1839 de reconocimiento de los fueros y la Ley Paccionada de 16 de agosto de 1841, es algo más que un mero estatuto de autonomía. La cuestión es simbólica y de negra honrilla. Por eso importa tanto.

La derecha navarra, una parte importante de la que procedía de UCD es foralista, lo que significa enfrentada al nacionalismo vasco y también al español. Navarra es "parte de la indisoluble nación española" pero parte propia, peculiar, distinta y única. Por eso tal derecha no está cómoda con el nacionalismo vasco burgués, al que considera anexionista y tampoco con el nacionalismo español de derecha que, en el fondo, no entiende el foralismo. Mucha gente dice que, con la ruptura, saldrá perdiendo UPN pero eso está por ver. Cuando se abre competencia entre dos partidos que comparten mucho terreno electoral es difícil pronosticar quién crecerá a costa de quién. Pasa lo mismo que con las fortunas electorales de Unión, Progreso y Democracia

En cuanto al PP esta crisis le viene muy mal para su estabilidad interna. Lo último que necesita el señor Rajoy es una escisión del calibre de UPN v. PP en Navarra, una Comunidad Autónoma de muy especial categoría y complejidad en donde regía un acuerdo electoral similar al de la CDU alemana, mayoritariamente protestante, y la CSU bávara, mayoritariamente católica, en Alemania, de forma que la CSU sólo se presenta en el Estado Libre de Baviera y la CDU a su vez, se abstiene de presentar candidaturas en él. La ruptura en España es mala también para el PP porque continúa haciendo visible su aislamiento. En realidad, salvo las posibles coaliciones de los gobiernos locales en los que cabe todo tipo de fórmulas, el PP sólo parece mantener colaboración con Coalición Canaria que también está sacando la turbia pezuñita nacionalista. Y eso no es política. La opinión pública sabe que lo suyo en política es pactar, negociar. A la misma opinión pública le encanta sentirse moralmente superior denunciando precisamente que los políticos sean capaces de cualquier villanía, de vender sus principios y por eso adoren el cambalache y la trapisonda. No es posible que la derecha no pueda negociar ni con su sombra, como le sucedió al pobre Peter Schlemihl, eso no se entiende como virtud sino como vicio y tiene coste electoral.

Permítaseme una pequeña digresión. Todavía no hace mucho que, a raíz de las elecciones autonómicas navarras de 2007, se planteó un complicado problema de alianzas parlamentarias en la Comunidad Foral. Finalmente el PSOE decidió que los socialistas navarros apoyaran un gobierno en solitario de UPN, lo que le ganó vituperios de todo tipo, especialmente desde la izquierda, que apostaba por un gobierno de alianza con Nafarroa Bai, o sea, con todos los nacionalistas y con Izquierda Unida. El hecho, sin embargo, es que la alianza de hecho de UPN y el PSN/PSOE, ha fracturado a la derecha en Navarra, y el PP pierde fuerza. Recuérdese que los socialistas estuvieron mucho tiempo soportando la acusación de que pretendían "vender Navarra" a los nacionalistas vascos y que gracias a ellos, España "se rompía". Hoy lo que se ha roto es el PP en Navarra, precisamente al grito de UPN de que no se rompa Navarra. Hágase un ejercicio contrafáctico y piénsese en cómo estaría hoy Navarra con un gobierno tripartito de Nafarroa Bai (a su vez, coalición de cinco o seis partidos nacionalistas, desde los más radicales a los más burgueses), Izquierda Unida y los sociatas. Recordar estas cosas conviene porque en la diatriba política la gente se acalora y no mide las consecuencias de lo que dice.

UPN va por libre. Es difícil visualizar un grupo parlamentario propio de la Unión en el Congreso pero no un grupo mixto nacionalista, alguna forma de Galeuzka parlamentaria. En el fondo a la derecha le ocurre con UPN lo mismo que al PSOE con los socialistas catalanes: que quieren grupo parlamentario propio y, a diferencia de los navarros, tienen gente de sobra para hacerlo. Pero si los navarros de UPN se unen a los galleguistas del Bloque, a los nacionalistas de Eusko Alkartasuna, quizá también a los de Coalición Canaria, si no les da para tener grupo propio y a otras fuerzas nacionalistas que se incorporen, pueden tener su propio grupo parlamentario digamos nacionalista no-español. Lo interesante es que, para entenderse entre ellos, los miembros están obligados a hablar en español o recurrir a traducción simultánea, cosa que no creo que hagan, más que nada por sentido del ridículo que es un sentido que viene y va de forma muy curiosa porque uno se pregunta por qué el Congreso entero (prácticamente) tendría que recurrir a traducción simultánea si se reconoce el derecho de los catalanohablantes a hablar en su lengua en las sesiones y eso mismo no se pide para las reuniones interpartidistas. Claro, porque no hay nadie, ningún representante de la tiranía mesetaria españolista a quien fastidiar.

El problema es efectivamente para el liderazgo del señor Rajoy que aparece otra vez arrastrado por los acontecimientos y como tratando de zafarse de ellos. En verdad el PP padece hoy una especie de fronda soterrada que puede aflorar en cualquier momento y a la que la crisis navarra añade combustible. Hay pendientes en el futuro cercano tres consultas electorales que van a someter a dura prueba la baraka del señor Rajoy: elecciones autonómicas vascas, europeas y autonómicas gallegas Malos resultados en esas consultas serían la puntilla para el liderazgo del ilustre registrador de la propiedad pontevedrés quien, antes de ser candidato en 2012, tiene que superar un congreso de su propio partido un año antes. Ya se sabe: una reunión de su propio partido, esto es, donde se juntan los que están más interesados en acabar con su carrera política. Los enemigos, bien se ve en estos momentos, cuando se cocinan los prolegómenos de las traiciones, los cambios de lealtades, las complicidades, etc, están siempre en tu propio partido. Los del partido contrario son meros adversarios, alguien en quien podrías confiar si vinieran mal dadas antes que en alguien de tu mismo partido.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons). La foto tiene el siguiente comentario del autor: "It's a little mouse with a traditional dress from Nafarroa's folk dance (one of the seven administrative departments of the Basque Country"). (Es un ratoncito con un vestido tradicional de un baile popular de Nafarroa (uno de los siete departamentos administrativos del País Vasco)).

La vida en pseudorrojo.

Hace unos días recibí un par de avisos circulares por la red animándome a ir a ver la peli de Andrés Linares La vida en rojo que estaba siendo sometida a ninguneo y ostracismo por los circuitos comerciales por tratarse de cine español y de izquierda. Confieso que después de tantos años estas campañas siguen movilizándome. En defensa del cine español... ¡y de izquierda! Por supuesto que allí estaría yo que soy ambas cosas.

Lo primero que comprobé es que la peli sólo se proyectaba en el cine Luchana. Mala y buena noticia al tiempo. Mala porque el tal cine está fuera de los circuitos comerciales de distribución, lo que quiere decir que la peli pasará por cartelera sin que casi nadie la vea. Con razón la campaña. La buena noticia, que se trata del cine Luchana, uno de los supervivientes de los grandes cines de Madrid. Siendo todavía niño ahí fui a ver Hondo, una peli de John Farrow con John Wayne y Geraldine Page que no olvidaré jamás ni tampoco aquel inmenso cine en que se proyectaba. Así empezó mi admiración por Wayne, que tantos disgustos me ha causado en la vida y que sigue incólume. Precisamente en el vestíbulo del Luchana de hoy puede verse un retrato más que de tamaño natural de Wayne en... Hondo. Así que iba yo muy bien predispuesto.

Pero salí jurando en arameo. No por el cine sino por la peli. Quienes acuden a verla (poca gente; estábamos siete ayer en la sala) reciben con el volante-anuncio del film un suelto impreso en ordenador que dice: "A QUIEN LE HAYA GUSTADO 'LA VIDA EN ROJO': se ruega envíe una Carta al Director de El País CartasDirector@elpaís.es exponiendo su opinión sobre la 'crítica-masacre' publicada el viernes 24 de octubre y firmada por Javier Ocaña. Y un e-mail al propio crítico javier.ocana@gmail.com diciéndole que es un canalla putrefacto." He consultado corriendo la crítica de Ocaña y puedo asegurar que es benévola. La peli me pareció un bodrio insulso, pretencioso, engolado, falso, mal hecho a conciencia y sin salvación posible. Todo, desde la interpretación a la banda musical, pasando por la ambientación, los diálogos y el guión ataca los nervios. He aquí cómo se pueden hacer españoladas de izquierda.

No he leído la novela de Isaac Rosa en que está basada y, teniendo en cuenta que el propio Rosa es uno de los guionistas del producto, no sé si lo haré porque no me parece necesario. Seguramente será muy buena pues le han dado premios pero la peli no es de recibo. El director quiere hacer una mezcla de historia de ficción y documental jugando con los tiempos del relato sobre un episodio de la lucha universitaria contra Franco en el año 1965 que pretende ser verosímil y, en efecto, en su esquema puro lo es. La voz en off de José Sacristán narrando una historia rebuscada en algo así como galaico-castellano es muy difícil de soportar.

En síntesis la historia es la de un joven estudiante del Partido Comunista detenido por la Brigada Político Social, "hábilmente interrogado" y que desaparece sin dejar rastro. Al día de hoy, más o menos, sigue sin aparecer. Su abuela, su novia y un equipo de jóvenes cineastas que andan haciendo un documental sobre los hechos también lo buscan. El asunto se mezcla con otra cuestión muy verosímil: un profesor de literatura al que le cae injustamente el sambenito de confidente de la policía, algo que normalmente era falso y que demuestra qué mala gente podíamos llegar a ser entonces al no percatarnos del daño que esas cosas podían causar, cosa que pude apreciar cuando alguien para mí muy querido fue víctima también de tan odiosas prácticas, muchas veces movidas por la envidia y el resentimiento. Es curioso, bien pensado, ese personaje de Denís; creo que iré a buscar la novela porque es un tipo en una situación kafkiana de verdad: un tipo cogido en un engranaje que no entiende y que a su vez tampoco es capaz de darle una explicación satisfactoria. El profesor Julio Denis es como Joseph K., que no sabe por qué está pasándole lo que está pasándole.

Hasta aquí, el asunto hubiera dado para una buena historia. El problema empieza cuando, ya desde el principio, los autores, esto es, los guionistas y el director, dan la impresión de hablar de oídas y de no tener gran idea de cómo fueron las cosas en aquellos años. Y lo digo también con suficiente conocimiento de causa por haber estado allí, en las manifas del sesenta y cinco y en la lucha contra Franco. Mi opinión sobre los comunistas es muy pobre pues opino que su fanática entrega a la ideología, su convicción sin fisuras en la verdad de su doctrina y su sumisión a las órdenes "del Partido" (sobre todo entonces) los deshumaniza y los convirte en gente capaz de cualquier cosa. Pero creo que me dejaría cortar en pedazos antes que admitir lo que en la peli se da como normal: que un estudiante comunista amenace a una tercera persona con una navaja con ademán de típico matón. Quien haya imaginado tal secuencia no tiene ni idea de lo que era la militancia comunista que podía ser sectaria, pero estaba generalmente basada en la generosidad y la entrega. Los interrogatorios en la Brigada Político-Social tampoco tienen salvación. Y también lo sé de sobra porque estuve tres veces detenido en Gobernación y me subieron a interrogatorio muchas más. Hasta el lenguaje que usan los esbirros policías de la Dictadura está mal, plagado de anacronismos. Oír a un comisario de la Social decir "tú mismo" mueve a risa.

En fin no quiero escarbar más porque estoy muy disgustado: el tema me es caro y soy rotundo partidario de la memoria histórica, del recuerdo y reconstrucción de aquellos tiempos, de sacarlos y tematizarlos para comprenderlos y explicárselos a los demás. Pero haciéndolo bien; no así; no de cualquier modo; no impostando y contando patrañas. Puede que alguna vez en los años 1965 a 1967 (de los posteriores no sé mucho porque estuve en prisión de 1967 a 1969) hubiera pasado algo parecido a lo que cuenta la peli que le sucede en clase al infeliz profesor Denís pero sería excepcional y estoy seguro de que me hubiera enterado. Nada de lo que en el film se muestra como representativo lo es. Ni siquiera el episodio del hijo comunista del guardia civil que pretende que su vástago se pegue un tiro. Está tomado de otro real que conozco de primera mano, el de un militante del PCE cuyo nombre no daré por discreción, hijo de una general de aviación de Franco quien, al ver que la Brigada Político Social detenía a su vástago, lo invitó a descerrajarse un tiro con su arma de reglamento. Sólo que este episodio que es cierto en la peli resulta acartonado e inverosímil.

Una pena.

Para no quedarnos con tan mal sabor de boca, aquí dejo el trailer de Hondo con el Duque mascullando sus sentencias y mostrando sus habilidades en el cuerpo a cuerpo en el amor y en la batalla, a caballo y a pie firme.

dimarts, 28 d’octubre del 2008

Tiro al negro.

El lunes el señor Obama largó un discurso en Canton, Ohio, pensado para ganarse el apoyo de uno de los estados bastiones de los republicanos en los EEUU, uno que, dice el saber convencional, hay que ganar si se quiere llegar a la Casa Blanca. Mr. Obama dijo a los ohianos que llevaba veintiún meses de campaña y que estaba a punto de ganar las elecciones dentro de una semana.

Si lo pensamos bien, ya es milagroso que un hombre de color pueda ganar las elecciones a la presidencia de los EEUU. Que lo haga una mujer de color está, creo, out of the question. La candidatura del mestizo se ha impuesto a la de una mujer WASP, que ya hubiera sido bastante portentoso. Hace un año nadie daba un duro por Obama y la señora Clinton era la nominada in pectore pues traía la aureola Clinton y era mujer. Al final ganó el mulato, ante la incredulidad de los Clinton que luego se han portado bien.

Ahora al mulato parece que nadie pueda pararlo. Todo Cristo se declara a su favor: políticos como el exministro de Exteriores de Bush, Colin Powell o el exportavoz de la Casa Blanca, Scott McLellan, actores y actrices, presentadoras de televisión, periódicos (desde el New York Times hasta el Anchorage Daily News, el periódico de Alaska, el Estado de la señora Sarah Palin). A favor del señor MacCain sólo parece haberse pronunciado hasta ahora el señor Matorral-pato-cojo, lo que no sé si puede computarse como un activo según están las cosas. Y no es que el mulato haya hecho mucho más que poetizar acerca de "¡como esta Nación necesita un cambio!", que es un mensaje que creo haber escuchado a un candidato a presidente de cada dos en este país desde 1960. (Quien quiera entreterse escuchando a todos los candidatos a presidente desde 1960 -Kennedy/Nixon- que pinche aquí.) El punto es que a éste la gente lo cree porque es joven, es mulato y, sobre todo, no es un vejestorio intelectualmente esclerótico que no ha dado una en toda la campaña. Porque si Mr. Obama va por delante en las encuestas en un rango de cuatro a once puntos porcentuales se debe a él y a su contrincante a partes iguales. Y nombrar a Mrs. Palin, una Esperanza Aguirre de la parte de los pingüinos, fue suicida.

Salvo algún imprevisto muy, muy gordo, el resultado de esta campaña está a la vista dentro de una semana. Una campaña que ha seguido el mundo entero aunque derecho de voto -que debiéramos tener todos- sólo lo tienen los ciudadanos estadounidenses. No tengo duda de que entre el señor Obama y el señor MacCain hay más parecidos que discrepancias. Pero por pocas que sean éstas las prefiero a los parecidos. Y lo mismo deben de estar pensando muchos gringos.

Resultado (también al modo gringo): a éste sólo lo paramos a tiros. Y ya se ha visto que la idea se le había ocurrido a una pareja de semiimbéciles neonazis que estaban programando una especie de videojuego/reality a base de cargarse negros, culminando la cosa con el mulato. Por mucha risa que entre ante el intento, no debe olvidarse que hay una posibilidad (no sé en qué grado) de que alguien atente contra Mr. Obama.

No sería el primer candidato o presidente que muriera a tiros en los EEUU, país sólo segundo ante España en cantidad de magnicidios: Lincoln, Garfield, McKinley, Kennedy; contra Prim, Cánovas, Canalejas, Dato, Carrero Blanco en España. De los cuatro presidentes asesinados, tres lo fueron por razones presumiblemente políticas, aunque de signo distinto: a McKinley lo mató un anarquista. También el equiparable asesinato del candidato Robert Kennedy parecer haber tenido motivación política. Y político sería el asesinato de Obama a quien muchos, empezando por su contrincante en la carrera electoral, el biznieto de un poseedor de esclavos, consideran una amenaza potencial a los EEUU.

El monto de la crisis

El Banco de Inglaterra acaba de calcular el coste total de la crisis, las pérdidas de las entidades financieras del mundo en 2.800.000.000.000 de dólares (o sea, dos billones ochocientos mil millones de dólares) que vienen a ser el 4,3 por ciento del Producto Bruto Mundial, de toda la riqueza del planeta. No sé cómo habrá llegado a ese monto pero, siendo el Banco de Inglaterra, supongo que no lo habrá calculado con un ábaco. Manda narices o huevos, que diría el tantas veces festejado señor Trillo, que una manga de sinvergüenzas, más o menos de acuerdo con otra de inútiles e incompetentes se haya levantado la vigésima quinta parte de la riqueza del mundo. Puede que la culpa de esta colosal estafa no sea del capitalismo sino de la intervención estatal, como dice la inefable señora Aguirre quien nunca habla que no arremeta, pero en todo caso habrá que tomar medidas y medidas además de aprestar una pila de miles de millones que, ahora lo vemos, no es ni el chocolate del loro cuando las pérdidas son de más de 2,8 billones

Para tomar medidas, primero hay que saber cuáles, nombrarlas. Al respecto, me apunto a las que propone Oskar Lafontaine en una entrevista en el Frankfurter Allgemeine Zeitung: "Necesitamos tipos de cambio fijos con un margen de oscilación, control de la circulación internacional de capitales y supresión de los paraísos fiscales. Además, las autoridades deben supervisar las agencias de calificación de riesgo. También debe haber un centro de supervisión internacional de la banca. En Alemania (y en España y en todas partes) hay que prohibir los fondos de riesgo, así como la transferencia de riesgos a sociedades finalistas y la compraventa de papel asegurado (securitisation)." Algunas de estas medidas ya las había pedido Palinuro; otras son nuevas, pero perfectamente subscribibles. También lo son las que Lafontaine enumera en materia de política económica interior: "No más desmantelamiento del servicio público, no más privatizaciones de riqueza nacional, ni un recorte en la política social."

Está claro que con una pérdida de 2,8 billones de dólares, habrá mucha gente que tenga que apretarse el cinturón. Que empiecen los que se los han llevado. Porque está claro que los de las hipotecas, los precarios, los mileuristas, los inmigrantes, los currantes y los pringaos en general no han sido. Asi que a las medidas del rojeras Lafontaine Palinuro añadiría una muy puesta en razón: devolución de todo el dinero que la élite financiera internacional se ha apropiado indebidamente. Revisión de todos los patrimonios por encima de, digamos, 100 millones de dólares (si esta cantidad es demasiado alta o demasiado baja, puede cambiarse por ley, como por ley habrán de tomarse las demás medidas) y de las cuentas por igual cantidad en todos los paraíses fiscales. Hay que levantar el secreto bancario y someter la economía, sobre todo los flujos financieros, a control democrático.

(La imagen es una foto de Hedrock, bajo licencia de Creative Commons).

Caminar sin rumbo (V)

NOSOTROS MISMOS

Cuando uno emprende un viaje, íbame diciendo para mi santiguada, es que uno quiere encontrar algo. Viajar es buscar. Quien tiene todo lo que quiere, ¿para qué va a viajar? ¿Para encontrarse lo que no quiere? Hace muy bien quedándose en casa o donde sea que esté (digo porque Boecio no estaba propiamente hablando en su casa pero le daba igual y no necesitaba nada más para ser feliz) y no poner en peligro su beatífica quietud. Pero es que se me hace cuesta arriba creer que alguien pueda decir que tiene todo cuando pudiera desear. Es más, no creo haber oído a nadie hablar en tales términos, por eso seguimos siendo una especie viajera. Vean ese millonetis ruso que ha pagado no sé cuántos millones de dólares por darse un rulo de ocho o dez días por el espacio exterior del planeta. Ese sí que es un viaje desinteresado puesto que no produce ningún beneficio material y, al contrario, cuesta una pasta.

Pero todos envidiamos al millonetis. Yo cuando menos. Me gustaría ver el planeta desde el espacio exterior y ver el espacio exterior y lo que por allí se vea. Así que he aquí ya un anhelo suficientemente fuerte para poner a uno en camino pues siempre hay algo que buscar, que ver, que encontrar y conocer.

Lo que más claramente buscamos las gentes me parece es a nosotros mismos. Cierto que uno va admirando paisajes nuevos, otros tipos de árboles, de arbustos al borde de los caminos, de edificaciones. Depende de por dónde vaya uno y en qué. Por ejemplo, yendo en coche, ¿han reparado en que en muchos pueblos de Los Monegros los edificios están hechos con la piedra del lugar y tienen el color de ceniza cárdena de la zona? O bien va uno pendiente de uno mismo, de lo que lo ocupa y hasta preocupa y entonces no ve árboles ni matorrales ni edificaciones. Sólo ve aquello en lo que va pensando que a su vez puede ser un paisaje en el que él aparezca no como pensador, sino como pensado. Buscándose uno consigue verse a sí mismo desde fuera, como lo ven los demás, como si fuera un personaje.

Ese es el intríngulis de ese extraño territorio del arte que es el autorretrato, género en el que sobresale la pintura, que es el arte más apropiada para él; no hay autorretratos en música, muy escasos en escultura y tampoco muchos en literatura. Porque en literatura los autorretratos son las memorias, los recuerdos, las autobiografías. Todas ellas formas del autorretrato narrativo, en las que el autorretratado se considera como producto del paso del tiempo mientras que en la pintura el autorretrato es una visión simultánea, no hay narración ni paso del tiempo, salvo en la comparación de dos autorretratos en momentos distintos. Rembrandt tiene muchos de estos

¿Qué es el autorretrato? La imagen que el artista quiere dar de sí mismo avalada por el hecho de que es él mismo el que la ha pintado o grabado. Esta visión subjetiva tiene crédito porque se supone que uno de los que mejor conocen a alguien es ese alguien mismo y si él se ha pintado así o asá, será porque ve las cosas así o asá. O quizá no. No nos importa ya que como creyentes en la idea de que la verdad es producto de subjetividades acordadas en algo, lo esencial es que haya una imagen nuestra vista por nosotros. Luego cada cual ve a su manera y según sus reglas.

El autorretrato de Jean Fouquet, un grabado en cobre dorado y esmalte negro de 1450, una miniatura con forma de medallón que se encuentra en el Museo del Louvre en París nos revela el rostro del pintor más importante de la época como él se veía a sí mismo o, cuando menos, quería que los demás lo vieran. El hombre nos mira y desvía la mirada al mismo tiempo, lo suficiente para que se vea que ha sido pintado por otro que lo veía desde fuera de él que es el que le permite hacer su obra mirando después a las sucesivas generaciones de visitantes que pasaron y pasarán ante el autorretrato de Velázquez en Las meninas.

Este hombre que mira de esa manera pintó también el díptico titulado La Virgen y el niño cuyo fascinante panel derecho vemos aquí. Que vaya Virgen. El díptico estuvo originariamente en el convento de Melun pero hoy, ya desmembrado, la tabla derecha está en el Museo Real de Bellas Artes de Amberes. La Virgen es en realidad un retrato de la amante del Rey Carlos VII (el de Juana de Arco) Agnès Sorel. ¿Hay alguna relación entre el hombre que nos mira desde el medallón en miniatura y el díptico de Melun? Supongo que sí pero no sé cuál. Hay que tener algo en la cabeza para pintar así a la Virgen en un país católico a mitad del siglo XV. Y hacerlo además con la riqueza de colores y limpieza de formas de las ilustraciones de libros de la época. Es el caso, además, que en el panel izquierdo del díptico (que está ahora en Berlín) el retratado no es Carlos VII sino Etienne Chevalier, tesorero de Carlos VII. Me gusta especular sobre la relación entre estos dos que debía de ser algo más que mercantil por cuanto el tesorero de Carlos VII está venerando a la Virgen. Quizá fue un díptico que Chevalier encargó para su consumo privado. T´ngase en cuenta que el retrato de Agnès Sorel es póstumo cosa a la que parece aludirse con el blanco marfil y la posición del óvalo de la cara de la Virgen. Aun así, según leo en el museo en la Web que es la Ciudad de la Pintura Johan Huizinga decía en El otoño de la Edad Media que hay una mezcla de religiosidad y sensualidad en la tabla muy turbadora. Bien cierto y por eso tiene uno deseos de ver al artista que pintó esta Virgen y, si es posible, verlo con sus ojos, como nos aparece en el medallón. Ahora sí intuye uno que este hombre podía pintar aquella Virgen. Consciente de su fuerza, el hombre pretendió transmitírnosla a través de su presencia física. El autorretrato de Fouquet, además del interés de las figuras (considérese el tocado de la Virgen así como su vestido y corpiño) es uno de los primeros autorretratos de la historia del Arte.

Preveo que esto del autorretrato me va a llevar algún tiempo lo que no supone sin embargo que tenga que ser necesariamente seguido, como si dijéramos que la autorretratística haya de ocuparnos durante una etapa del viaje. Y no será ello porque no lo merezca. Los autorretratos son descripciones a instancia de parte. Los literarios son de otro tipo. Los escritores se autorretratan según van escribiendo, pero no como resultado de un propósito sino de un despropósito. No podemos dejar de revelar lo que somos cuando escribimos si quiera lo hagamos sobre algo aparentemente alejado y ajeno. El autorretrato literario es por defecto. El viajero lo sabe; sabe que cuando sale de viaje va en busca de sí mismo, perdido ahí fuera en el ruido del mundo. El viajero es un narcisista insatisfecho o, si se quiere, permanentemente frustrado pues toda superficie de agua a que se acerca le devuelve una imagen en la que todavía no se reconoce. Es una mezcla de Narciso y Sísifo, un Narsifo, un extraño ser mitológico perpetuamente cargado con su imagen que se le va deshaciendo segun camina hacia el espejo acuático que le devuelve un vacío en lugar de imagen para que vuelva a empezar. ¿Qué aliciente tiene echarse al camino si uno está convencido del eterno retorno de las cosas? Claro que, si no lo está, y cree que para encontrar algo nuevo basta con saber mirarlo, lo lógico es ponerse en marcha. La sociedad es una jungla, un zoo de cristal, una feria de las vanidades, una comedia humana, una corte de los milagros, un viaje a ninguna parte.

dilluns, 27 d’octubre del 2008

La canariedad y la nación guanche.

Canastos. Los nacionalistas canarios parecen ir en serio. La ponencia ideológica aprobada ayer en el IV Congreso Nacional de Coalición Canaria (CC) en la que se pide el Estado federal en España y una "relación bilateral" entre las islas y el Estado ha puesto a más de uno de los nervios en la Península. Sobre todo a los del PP que gobiernan el archipiélago en coalición con estos nacionalistas y que ahora tendrán que soportar que muchos les digan que se alían con separatistas, independentistas y que, gracias a ellos "España se rompe". Triste sino.

Pero antes de desmelenarnos vamos a ver qué se dice de verdad en esa ponencia y cuáles son las intenciones reales del partido. Porque aquí hay un contexto que no puede perderse de vista y que es muy explicativo. Debe recordarse que si bien CC lleva quince años ininterrumpidos gobernando el archipiélago, en las últimas elecciones autonómicas ha venido perdiendo apoyos electorales y en la última de 2007 hubo de ver cómo quedaba segundo partido tras el Socialista y tenía que aliarse con el PP para gobernar. Asimismo sospecha CC que otros partidos nacionalistas canarios (muchas veces testimoniales) le restan votos. En consecuencia, para recuperar el terreno perdido cree que es rentable radicalizar el discurso nacionalista y proseguir una política de unificación con las otras fuerzas nacionalistas para consolidar una posición hegemónica como la del PNV en Euskadi. El referente de CC es siempre Euskadi, enseguida se verá por qué.

Esto quiere decir que el nacionalismo de CC es puramente instrumental y, con todas sus líricas declamaciones sobre la canariedad, su finalidad es conseguir una posición de fuerza para negociar luego en Madrid tratos de favor. Que es lo que hacen todos los demás nacionalistas del coso español. Cada cual esgrime lo que puede para justificar su "singularidad": catalanes, vascos y gallegos sus lenguas y culturas propias. A la espera de que el silbo gomero adquiera carta de lengua oficial en el archipiélago, lo que éste aduce para justificar el trato de favor es su lejanía, a más de 2.000 kms. y su fragmentación y pequeñez: siete islas perdidas en el Atlántico frente a las costas del África. De ahí y de otras consideraciones más o menos románticas sobre la singularidad del pueblo canario, su ubicación entre España/Europa y América, saca la fuerza nacionalista CC. Entiéndase bien, esto no me parece mejor ni peor que lo que hacen otras Comunidades Autónomas (CCAA) pues todas tratan de barrer para casa y argumentan ese intento con lo que pueden. Los nacionalistas canarios hacen bien.

Lo que sucede es que la ponencia ideológica, cuya lectura es muy recomendable por lo clarificadora, de ideológica tiene muy poco pues se trata de un texto que más parece un arqueo de caja. Ya en su introducción, los nacionalistas dejan bien claro que les importa mantener (y, si acaso, mejorar) los numerosos instrumentos que les garantizan privilegios económicos y fiscales frente a los peninsulares y europeos en general y hasta los citan expressis verbis para que no haya dudas. Léanlo: "De ahí que sea necesario seguir defendiendo y extendiendo las subvenciones al transporte y herramientas como el Régimen Especial de Abastecimiento (REA) que intentan reducir los costes extraordinarios que tenemos que soportar debido a nuestra insularidad y lejanía o, como la conocemos ahora, a nuestra condición ultraperiférica." E igualmente: "también es justo y necesario mantener y consolidar un Régimen Económico y Fiscal (REF) especial para Canarias que, con instrumentos como la Reserva para Inversiones en Canarias (RIC) y el Arbitrio sobre Importaciones y Entregas de Mercancías en las Islas Canarias (AIEM),ofrezca compensaciones a las empresas canarias de manera que puedan competir en igualdad de condiciones con otras empresas que disfrutan de mercados mucho más amplios." Esto es lo importante, la caja y no las zarandajas ideológicas.

Es el tono básico de la ponencia: quejumbroso (somos pequeños y ultraperiféricos) y solicitante con la finalidad de conseguir condiciones favorables para las empresas canarias. Digo bien: las empresas; no los canarios. Sin duda, CC argumenta su nacionalismo con unas razones etéreas que llama "sentimentales" por la identidad del pueblo, otras que llama "emocionales" por la necesidad de autogobierno pero las que importan son las que llama "racionales" según los cuales: "los hombres y mujeres de Coalición Canaria defendemos que es necesario para un progreso social y económico sostenible que sectores y empresas básicas de nuestra economía permanezcan en manos canarias". O sea, doctrina Monroe de este lado del Atlántico: Canarias para los (empresarios) canarios. Subvenciones para competir en la economía global abierta y proteccionismo en casa. No son tontos los mancebos, no.

Ciertamente, la ponencia utiliza términos ditirámbicos para referirse a la ancestral identidad canaria y blablabla, pero el meollo de la línea política de CC está aquí: "Mientras algunos, principalmente los partidos de obediencia estatal, optan por seguir prestando nuestra tierra para que empresas y grupos económicos foráneos sigan haciendo sus negocios y llevándose las plusvalías a cambio de muy pocos beneficios para los canarios, los nacionalistas apostamos decididamente porque las empresas canarias sean las principales protagonistas de nuestra economía. Lo que está en juego es el control de nuestra economía, y no es una cuestión trivial o neutra." (Las negritas son mías). ¿Está claro?

Léase ahora la parte puramente política del documento a la luz de esta su verdadera intención y véase que CC habla de "nación", de "nacionalismo", de "autogobierno", "autonomía", "relación bilateral", "Estado federal", pero no de autodeterminación o de independencia. Quiere fuerza política para negociar a favor de las empresas canarias, pero sin asustar o resultar poco creíbles. Por supuesto deja caer en un par de ocasiones que no excluye ninguna opción en el futuro en lo que hay que entender lo que hay que entender porque por muy nacionalista canario que sea uno, una mirada al mapa hace ver que la geopolítica no permite andar diciendo muchas tonterías respecto a la independencia. Y ello sin contar con que unas Islas Canarias independientes iban a tenerlo muy crudo para convencer a la Unión Europa de que son parte de Europa más de lo que puedan serlo sus queridos primos venezolanos.

Es obvio. Lo que CC quiere es pleno dominio dentro, autogobierno en las islas compatible con una condición de beneficiado y subvencionado en el conjunto estatal. El asunto puede parecer un poco descarado pero no lo es más que cuando el PNV, el Bloque Galego o CiU condicionan su voto a los Presupuestos Generales a cambio de un cerro de millones para esto o lo otro o de alguna otra bicoca. Es lógico que los canarios quieran apuntarse al festín del rico Epulón y no como pobres Lázaros pero cada cual tiene la fuerza y la importancia que tiene, así que tampoco es para ponerse nerviosos.

Que es lo que le pasó al temperamental señor Vidal Quadras ayer, cuando salió diciendo que el PP tenía que romper el acuerdo de gobierno con CC. Desde su punto de vista ultranacionalista (español) e intransigente probablemente sí, desde el más acomodaticio del señor Rajoy, ya se verá. En todo caso, está claro que el duende de la política ha jugado una mala pasada a los populares. En Navarra los sociatas demostraron ser más españolistas que otra cosa; ahora, en el otro extremo, toca a los populares demostrar lo que son.

Coda. A fuer de especialista en el tema he de confesar que lo que más regocijo me causó en la ponencia fueron sus explicaciones acerca de qué lugar ocupa la Coalición en el eje izquierda/derecha y en el del insularismo/estatalismo. Lo adivinan, ¿verdad? CC no es de derecha ni de izquierda (como José Antonio), sino puritito centro por acopio pues coge lo mejor de la izquierda y lo mejor de la derecha. O sea, todo. Partido atrapalotodo. ¿Serán tontos los demás que no se les ocurre algo tan ingenioso?

Lo más divertido es el lugar de CC en el eje territorial insularismo/estatalismo. Frente a los partidos "de obediencia estatal" (sic), meras sucursales de lo que se dice en Madrid, como suelen decir también los nacionalistas vascos y catalanes, CC defiende a Canarias, los intereses de Canarias, nada salvo Canarias, fuera lo que no sea Canarias que es un hecho singular y diferenciadísimo frente a la Peninsula amalgamadora, uniformizante, homologadora y, en el fondo, olvidada de los intereses de Canarias. ¿Y los insularistas? ¡Ah! A los insularistas, a los partidarios de Gomera, Hierro, Fuerteventura, etc, se les dice que todos los canarios son uno y el mismo, un pueblo único sin diferencias ni exclusiones, que todos cuentan y que carece de sentido que cada cual vaya por su parte, que Canarias no puede hacerse más que con TODOS los canarios (supongo que con los de la octava isla también; que se prepare Chávez) y que TODOS los canarios, vivan donde vivan, tienen los mismos derechos y oportunidades.

Sencillo, pregúntenle a alguien en La Gomera o en El Hierro.

Esto promete.

(La imagen es una foto de JrGMontero, bajo licencia de Creative Commons).

Los cuerpos intermedios y el barullo social.

En tiempos de las guerras de religión, hacia el siglo XVI, se volvió a plantear un problema que ya había ocupado a los escolásticos y nunca había tenido una solución clara: ¿cabe resistir al tirano? ¿puede dársele muerte, cometer tiranicidio? Algunos sectores de los dos bandos enfrentados, los hugonotes monarcómacos en Francia (François Hotman, Philippe de Mornay) y los jesuitas en España (Juan de Mariana) acabarían justificándolo, con ciertas diferencias, como el deber de dar muerte al príncipe que atenta contra la ley de Dios. Obviamente en los dos casos todo dependía de quién se arrogaba el derecho a calificar de "tirano" al príncipe. Para los monarcómanos ese derecho, como leemos en la Vindiciae contra tyrannos estaba reservado a los "magistrados intermedios", los órganos intermedios entre el poder político y los súbditos. Nacía así un concepto por el cual suele considerarse a los monarcómanos como "protoliberales" y que tendría una larga y fructífera vida en la historia de la filosofía política. Recogido después por Montesquieu en su feliz formulación de los "cuerpos intermedios", reaparecería en la admirada glosa que Tocqueville hace de la democracia en América, viéndola como producto del denso entramado de asociaciones voluntarias que funcionan como un colchón entre el Gobierno y el individuo. El concepto está lejos de ser una reliquia puesto que se ha mantenido vivo hasta el día de hoy. Reemergió en las formulaciones neomedievales del socialismo inglés del siglo XIX, el llamado "socialismo gremialista", que reivindicaba la importancia de los gremios para el orden social, en las fascistas de los "fascios y las corporaciones" con similar pretensión, revivió hace poco en las concepciones de la democracia "neocorporativa" y está presente en el resurgir de la teoría de la sociedad civil a partir de los años setenta del siglo pasado, como puede apreciarse en la espléndida obra de Cohen y Arato sobre la sociedad civil y la teoría política en la que se traza la genealogía del concepto.

De estos asuntos trata el interesante libro de Félix Requena Santos, Redes sociales y sociedad civil, Madrid, CIS, 2008, 183 págs. que estudia la cuestión de las redes sociales desde una perspectiva actual, considerando su impacto sobre todo en tres órdenes distintos de la realidad social contemporánea: la democracia, el Estado del bienestar y la globalización. Requena lleva casi veinte años dedicado al estudio de las redes sociales (es autor de Redes sociales y mercado de trabajo, de 1991 y Amigos y redes sociales, de 1994), lo que le da un dominio casi sin rival sobre el asunto en España.

El objeto de estudio "redes sociales" no es sencillo y el libro se ve obligado a moverse de continuo en el terreno resbaladizo de los conceptos de límites confusos, que es la característica propia de la batería de términos que aquí se maneja: redes sociales, sociedad civil, tercer sector, capital social, etc. Así si por un lado parece darse por buena la idea muy generalizada de que la sociedad civil es un conjunto de redes sociales que se encuentra entre el individuo y el Estado (p. 5), lo que casi es una reformulación de los famosos "cuerpos intermedios", también parece avalarse la no menos extendida idea de que, en realidad, en nuestras sociedades opera no un binomio sino un trinomio, compuesto por sociedad civil, Estado y mercado (p. 8). Para complicar las cosas Requena cita y parece aceptar la idea de Víctor Pérez Díaz de que en la sociedad civil (bien que considerada como "tipo ideal") intervienen cuatro elementos componentes: 1) un gobierno entendido como Estado o autoridad pública; 2) el imperio de la ley; 3) la economía de mercado; y 4) un tejido asociativo plural (pp. 12/13) de forma que, según de quién y de qué hablemos, al mencionar la sociedad civil, podemos estar incluyendo al Estado o no. El propio Requena, sin embargo, se decanta por la concepción tradicional: "Ante todo, la sociedad civil hay que verla como un gigantesco entramado de organizaciones intermedias que permiten el flujo de información entre los ciudadanos y las instituciones estatales" (p. 20). El elemento esencial de la sociedad civil es la familia y lo que une a las familias e individuos dentro de la sociedad civil son las redes sociales (pp. 18/19).

Requena aborda otro concepto igualmente confuso pero muy relacionado con las redes sociales, el de capital social ya que éstas aparecen como generadoras de él (p. 44). Compara las definiciones no coincidentes de Fukuyama, Putnam y la OCDE (p. 23) y reconoce la dificultad de medirlo (p. 37) cosa imprescindible si se quiere que, además de expresivo, sea útil. Precisa el autor que el capital social es una categoría relacional (p. 23) ; eso mismo decía Marx del capital sin más pero éste tiene una consistencia material de la que el otro carece.

Las redes sociales pueden conectar el mercado con la sociedad civil y el Estado (p. 47) y surgen así las redes políticas, por ejemplo las redes dedicadas a las políticas públicas que suponen intercambios entre los individuos y las instituciones. Aparece aquí uno de los conceptos más felices de Manuel Castells, el "Estado-red" (p. 56) que tanto juego está dando hoy. Y no sólo el Estado; por vía metafórica aparece la misma Nación cuando, hablando de las ventajas de las telecomunicaciones y de internet cita el autor un artículo de Rubio Núñez en la Revista de Estudios Políticos en que se considera que la política se convierte en un plebiscito cotidiano (p. 57) que es el modo en que Renan definía a la Nación.

Las redes son esenciales como vectores de la solidaridad a través de las familias, la comunidad (p. 61), la cooperación y la reciprocidad (p. 62) y las actividades de los nuevos movimientos sociales cuyo auge, me parece entender, vincula Requena a lo que considera que es la desorientación de los partidos políticos y la desaparición de las ideologías (p. 64) . Para mí que éste es un discurso poco contrastado y poco afín a la realidad contemporánea donde tanto partidos como ideologías protagonizan, en verdad monopolizan, la actividad política mientras que los movimientos sociales, nuevos o viejos, en el mejor de los casos, llevan una existencia subalterna.

En el tratamiento de favor que merece la familia se mencionan las redes familiares como básicas para atender a los problemas del desempleo (p. 73) los de la atención a los jóvenes, los cuidados de los ancianos, de los enfermos y la atención a las mujeres maltratadas (pp. 72-82). Igualmente se consideran las redes eclesiásticas en un capítulo en que se hace un repaso no muy necesario a la función de la Iglesia católica española durante la transición para concentrarse después en el hecho de que, aunque la cantidad de católicos no practicantes sigue creciendo, en España la Iglesia tiene una enorme influencia como consecuencia del tupido asociacionismo religioso en el país (p. 99).

Las redes de mercado son imprescindibles para el desarrollo económico (p. 100). Se nota que Requena se siente confortable al tratar las cuestiones de las redes sociales y la economía, especialmente el empleo porque es lo que más ha trabajado y en donde más sugerencias tiene por aportar. Pero no puedo dejar de pensar que sus acertadísimas consideraciones acerca de cómo las redes sociales y las relaciones personales facilitan la búsqueda y hallazgo de empleo (p. 109) dibujan, en realidad, un país, el nuestro, en el que como siempre, rige el enchufismo y el amiguismo a la hora de adoptar decisiones. Está bien que se haga con elegancia teórica pero el hecho desnudo es que la actividad de las redes sirve para cortocircuitar el valor social del mérito. Sostiene Requena, no obstante, que estas redes son menos operativas en la función pública gracias al sistema de las oposiciones (p. 110). Bueno, pero que no lo investigue mucho. Que no pretenda averiguar qué esconden expresiones como "promoción interna" al tratar de las oposiciones a todos los cuerpos de la administración.

Las redes sociales articulan asimismo otra realidad de esas que don Nicolás Ramiro Rico llamaba en celebrada expresión "vertebrados gaseosos", en concreto, el tercer sector, acerca de cuya composición hay escasísimo acuerdo. Parece estar compuesto por el voluntariado (p. 119), los grupos de autoayuda (p. 121), la participación ciudadana (p. 122) y el tejido social, definido como: "el espacio de participación en el que se imbrican, por un lado, las instituciones sociales, económicas y políticas y, por otro, la participación social" (p. 125) que tiene pinta de ser una definición circular. Es interesante saber que la cantidad de asociaciones en España ha aumentado un 238 por ciento entre 1980 y 1990 y un 151 por ciento entre 1990 y 1998 llegando en ese año a 171.484 (p. 126); pero lo sería más disponer de datos comparativos.

Después de un capítulo sobre redes sociales e identidad colectiva (en el que se emplea el ejemplo de internet como red) y redes sociales y lenguaje que no me resulta muy convincente, por tratarse el espinoso asunto del lenguaje de un modo excesivamente alegre, el autor aborda la cuestión de lo que llama "redes perversas", esto es, el mundo globalizado de estructura reticular es muy vulnerable a varios peligros que Requena localiza en los problemas de la riqueza, los de la pobreza y los de las armas de dstrucción masiva (p. 144). No todas las redes sociales son buenas. Uno de los mayores peligros es el que las Naciones Unidas llaman "la delincuencia organizada" cuya manifestación más llamativa es el terrorismo. Sostiene Requena con acierto que los rasgos de las redes terroristas son que son: a) dispersas; b) ubicuas; c) heterogéneas (pp. 148/149). No sé en cambio si su propuesta de "redes civiles" para ir contra el terrorismo en red tiene mucho futuro (p. 151).

A título de conclusión, Requena aboga por una Sociedad Civil Mundial (p. 161) que requerirá una ciudadanía civil también mundial. A la vista de las dificultades conceptuales de la sociedad civil, las redes sociales, etc en el orden nacional no cabe ser muy optimistas respecto al grado de factibilidad que alcanzaría una sociedad civil mundial. En todo es bueno que la reflexión científica sobre redes sociales traspase los límites de los Estados nacionales, como ya ha hecho su objeto de estudio y se incorpore al debate actual sobre cosmopolitismo sí o no, que es donde gentes como Held, Archibugi, Nussbaum, Apiah, Beck, Taylor, Walzer, etc, están haciendo las propuestas más interesantes.

diumenge, 26 d’octubre del 2008

Ironías de la historia.

Los días 15 y 16 de noviembre próximo tendrán lugar dos acontecimientos separados por miles de kilómetros y muy distintos en cuanto a sus circunstancias, participantes y eco mediático, pero muy similares en cuanto a su naturaleza, causas, objetivos y orden simbólico e incluso metafísico. En Washington se reunirá el G-20 ampliado para ver de encontrar un futuro al capitalismo entendido en sentido amplio; en Madrid se reunirá lo que queda de IU en IX Asamblea Federal para ver de encontrar un futuro al comunismo entendido en un sentido no menos amplio.

Hay una aleccionadora analogía en ambas reuniones y en el espíritu que las preside. Los dignatarios de las economías más desarrolladas y de las más potentes de las menos desarrolladas se han dado cita porque el sistema capitalista en su conjunto está pasando por una crisis que todo el mundo compara ya a la de 1929 cuando es posible que sea peor que ella por lo que muchos le echan ya el requiescat a esta forma de organización económica. Los dirigentes, representantes y delegados de IU acuden a Madrid cuando la organización pasa por una de sus horas más bajas, con una representación parlamentaria reducida a un solo escaño (dos, si contamos el de IC-Els Verts), está minada por las habituales luchas fraccionales, acaba de sufrir su enésima escisión (como siempre, al grito de "unidad") y son pocos quienes creen que pueda levantar cabeza.

Esta casualidad del destino, esta metáfora de la similitud de los contrarios, contiene una enseñanza: la de que los programas totales, fundamentalistas, rígidos, impuestos a la brava, sin negociación, pacto o acuerdo, no da buen resultado. Lo que esta crisis ha puesto en evidencia es que la aplicación del programa máximo del neoliberalismo en píldoras de caballo, sin restricción alguna, de desregulación total de los mercados financieros no funciona y produce auténticas catástrofes como la que estamos viviendo, de la que no sabemos aún cómo salir y que es en todo comparable mutatis mutandi al hundimiento del comunismo hace unos veinte años.

Ciertamente, la crisis actual de IU tiene razones inmediatas en la política española de los últimos ocho años, pero sus raíces mediatas están en aquel episodio del fin del comunismo (o "socialismo realmente existente" en expresión que tenía de realista lo mismo que de cínica), la increíble implosión de un poderoso sistema político, económico y militar que desapareció de la faz de la tierra como si nunca hubiera existido. Por aquel entonces los partidos comunistas occidentales, que habían vivido días de gloria en los años cincuenta y sesenta del siglo XX a la luz del faro del proletariado mundial, eran sombras de lo que habían sido, arrastraban existencias electorales miserables y, cuando la Unión Soviética se hundió, aprovecharon y se disfrazaron "de noviembre para no infundir sospechas", como dice García Lorca que hizo el coñac en cierta aciaga ocasión. Se disfrazaron, se camuflaron, cambiaron su nombre y signos distintivos. En España se convirtieron en Izquierda Unida, trocaron la hoz y el martillo por la verde "u", la "i" gris y el punto rojo, pero siguieron siendo la fuerza decisiva de la organización. No se dieron por aludidos con el hundimiento de la Unión Soviética ni presentaron explicación plausible alguna de qué sentido tenía ser comunista en un mundo en el que el comunismo había desaparecido barrido por el viento de la historia y la voluntad electoral de los pueblos.

Más o menos, lo mismo que pretende hacer ahora el capitalismo en Washington. El anfitrión del magno evento, el señor Matorral-pato-cojo ha explicado al mundo que de lo que se trata es de poner al capitalismo otra vez sobre los pies. Por si algún despistado había creído que iba a la capital federal a encontrar (u ofrecer) explicaciones de qué haya sucedido y por qué el capitalismo ha petado de forma tan llamativa y colosal. Y eso que, sostengo, todavía no hemos visto nada. La crisis del 08 será mucho peor que la de 1929 porque ahora ya no existe (¿o sí?) posibilidad de poner en marcha una guerra mundial en la que el capitalismo pueda renovarse a lo bestia, según su naturaleza, destruyendo infraestructura, utillaje, capital fijo y substituyéndolo por otros a velocidad de relámpago para satisfacer la demanda de guerra.

Habrá pues probablemente países en quiebra (ya hay uno, aunque pequeño; veremos qué pasa si quiebra Rusia) y movimientos de masas, quizá se ponga por fin en marcha la "multitud" de Rudé y otros teóricos posmarxistas de la revolución y la biopolítica a lo Toni Negri o Agamben. Es lo que profetizaba un amigo de mi familia en aquellas reuniones de intelectuales de izquierda que había en casa cuando yo era chaval y las que me permitían asistir: "¡ya veréis", decía ahuecando la voz como el fantasma del Comendador "el día en que se levanten las grandes masas incontroladas del Brasil!" Por qué necesariamente del Brasil nunca lo tuve claro, pero lo de las "grandes masas incontroladas" se me quedó y me lo ha traído a la memoria la admonición reciente de M. Sarkozy según el cual, si fracasamos en el proyecto de refundar el capitalismo, podemos encontrarnos con una revuelta popular mundial, es decir, las "masas incontroladas del Brasil", la "multitud" de Negri o Agamben.

Y a todo esto, ¿qué dice la izquierda marxista? Nada, ni pío. Está concentrada en la fascinante tarea de tirarse los trastos estatutarios a la cabeza en la próxima IX Asamblea Federal a la que acuden tres corrientes de Izquierda Unida. La cuarta, Espacio Alternativo, de mi amigo Jaime Pastor et al. ha cogido las de Villadiego. Ya es mala suerte: pasa el cadáver de tu enemigo por delante de tu casa pero tú no estás allí sentado porque andas pegándote con tus compañeros de organización a golpe de manifiestos. Y conste que hasta cierto punto es una suerte porque si IU estuviera en situación de prestar atención a algo que no fueran sus diversos ombligos quizá se percatara de que, además de deberle al mundo una explicación marxista del hundimiento del comunismo, también está en deuda a la hora de explicar qué se puede hacer con este capitalismo moribundo, cómo rematarlo y qué erigir en su lugar. Sería francamente descorazonador comprobar que su miseria teórica está en relación directamente proporcional a las diatribas que lanza contra la socialdemocracia por ser una mera "gestora" del capitalismo. Imaginémosnos que un programa de TV invitara a algún teórico de IU a explicar a la gente de forma sencilla y clara tres cosas: 1ª) por qué se hundió el comunismo; 2ª) por qué el capitalismo también se hunde y es inviable; 3ª) qué proponen ellos en su lugar que no sea "gestionar" ese sistema inviable. ¿Qué pasaría?

En Washington tampoco irán mejor las cosas. La ventaja de que gozan los mansuetos mandatarios para no tener que dar explicaciones sobre lo que se proponen hacer y de lo que no tienen ni zorrupia idea es que hoy, cuando ya todos, excepto doña Esperanza Aguirre, han entendido que el origen del desastre es el neoliberalismo y se han hecho socialdemócratas, partidarios de una firme pero prudente intervención estatal en la economía, a su izquierda no tienen a nadie.

Literalmente a nadie.

((La primera imagen es una foto de bijijoo y la segunda, una foto de Petezin, ambas bajo licencia de Creative Commons).