dimarts, 23 de setembre del 2008

El miedo de los socialistas.

No salgo de mi asombro al ver los últimos nombramientos para el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La enseñanza que supongo sacará el PP es que si te pasas dos años de bronca en bronca, saboteas la renovación del CGPJ y del Tribunal Supremo, paralizas la administración de justicia y te pones bravucón, al final el PSOE se achanta y te da todo lo que pides. Lo dicho, asombroso. Empezó el PSOE cediendo en el equilibrio numérico de vocales del CGPJ de forma que hoy tienen ambos partidos igual número, nueve/nueve, sin que se respete el hecho de que el PSOE es partido mayoritario en la Cámara. Eso no lo hubiera hecho el PP ni loco. Pero pudo atribuirse a un gesto de elegancia de los sociatas que, además en principio tampoco comprometía a mucho ya que en caso de empate decidiría el voto de calidad del presidente y al presidente lo nombraba el PSOE

Pero héteme aquí que el señor Rodríguez Zapatero, pues al parecer la decisión es suya, ha impuesto como presidente del CGPJ al señor Carlos Dívar, conservador y "profundamente católico". Vaya por delante que no tengo nada contra el señor Carlos Dívar y que, según noticias, es un magistrado ejemplar. Sí tengo y mucho contra el hecho de que los jueces sean de "profundas convicciones religiosas" y más tengo aun contra que pertenezcan a sectas, como el Opus Dei. No veo por qué se prohíbe a los jueces afiliarse a partidos políticos pero no a sectas que son más parciales que los partidos, como la citada del Opus. También tendría algo que decir sobre el catolicismo, especialmente el "profundo", pero todo esto se quedará para un post posterior.

De lo que se trata aquí es de saber por qué el PSOE nombra un presidente cuyo conservadurismo y confesión religiosa ostentosa no le hace coincidente con el espíritu que anima al partido, a los vocales del mismo CGPJ que él ha nombrado y desde luego a sus votantes entre los cuales está este bloguero cada vez más harto de un Gobierno que tira a la derecha como la querencia del burro. Porque si los sociatas se han quedado sin la presidencia del CGPJ ocupada ahora por alguien a quien alaba la derecha ésta no ha perdido ocasión de proponer para la vicepresidencia a un duro y fajado militante de su partido, un hombre de probada parcialidad y agresividad en contra de la izquierda. Es decir ésta, teniendo mayoría en el Parlamento, la ha perdido en el órgano de gobierno de los jueces. Y lo ha hecho sin necesidad porque hasta el señor Rajoy aceptaba en principio (ya había sacado bastante con el 9/9) que el presidente fuera un progresista.

¿Por qué no lo ha sido? Se admiten apuestas. Yo tengo dos explicaciones que se me vienen a la cabeza y las dos plausibles: a) en el fondo este Gobierno no es de izquierda o, si lo fue alguna vez, ha dejado de serlo como se ve en toda su trayectoria. Este nombramiento es la prueba certifical definitiva y lo que permite augurar que lo que pretende es obstaculizar la aplicación de la ampliación del aborto pero no hacerlo él, sino poniendo al frente de la jerarquía judicial a un hombre de profundas convicciones católicas, de los que piensan que el aborto es un pecado y un asesinato; b) lo que tiene el Gobierno es miedo a la derecha y lo consume un afán de hacer méritos a los ojos de ésta para no sufrir sus ataques. Miedo disfrazado de objetividad, ecuanimidad y talante. Pero miedo que hace ceder ante las imposiciones ajenas y ceder la confianza que los votantes han depositado en él. ¡Qué lejos queda ya el ¡Zapatero no nos falles! No ha hecho otra cosa que fallar. Clamorosamente desde las elecciones de marzo.

(La imagen es una foto de germeister, bajo licencia de Creative Commons).