divendres, 29 de febrer del 2008

Inmigrantes.

El mapa que se reproduce, sacado de Wikimedia Commons tiene licencia GNU Free Documentation y refleja los movimientos migratorios en el mundo hacia 2006. Los países en marrón son países de emigración, los en azul de inmigración y los en verde ni lo uno ni lo otro. Como se ve, un fenómeno planetario, algo que afecta a toda Europa y a algunos otros países en el mundo. Otra parte muy importante de éste está tratando de cambiar de residencia, de país.

Este fenómeno mundial -son millones, decenas de millones, quizá centenas los que están en camino- no se resuelve con políticas nacionales. Se necesita un acuerdo mundial, probablemente aprobado en las Naciones Unidas y siempre que los Estados que se sirven de ellas, los cinco permanentes del Consejo de Seguridad y en especial los EEUU estén dispuestos a aceptar algo así que siempre es una limitación de soberanía. Dudoso.

Entre tanto, sólo caben medidas nacionales no para resolver el problema, sino para paliar sus consecuencias país por país, región por región. Pero esas medidas no son todas iguales. No todos los partidos enfocan de igual modo la inmigración. El escrito de los 127 profesores y expertos en asuntos de inmigración, criticando con toda dureza el enfoque del PP contrapone lo que considera el discurso tradicional de la derecha al respecto, autoritario, arbitrario, xenófobo, asimilacionista y hasta racista con otro democrático, legal, xenófilo, integracionista y antirracista. Esto los lleva a pedir que no se vote al PP.

Lo cierto es que el río suena porque agua lleva. No sé qué mando del PP en las Canarias ha vinculado directamente la inmigración con la delincuencia, como suele hacer el señor Rajoy dando incluso los pormenores de los delitos; secuestros y violaciones de muchachos menores.

En el tratamiento de este asunto no es exagerado decir que el señor Rajoy bordea la xenofobia. No lo hace descaradamente porque no se atreve, pero lo insinúa de un modo bastante repugnante. Esa idea de que "los derechos de los unos no pueden ir en menoscabo de los derechos de los otros" es una formulación más o menos apañada de otra que se repite mucho por la calle cuando los ciudadanos se quejan de que la administración los posterga en beneficio de los afuereños. Percepción falsa, pero muy popular. Lo más fácil es siempre culpar a quien, por azares del destino, sentimos en peor situación aun que nosotros. Azuzar esa inquina entre autóctonos (sobre todo los más pobres) y los "recién llegados" es de una irresponsabilidad tan grande que da que pensar si en efecto, el señor Rajoy es lo que el expresidente González dice que es. Bueno, no da que pensar. Lo es.