diumenge, 28 d’octubre del 2007

Atención, bandera.

Mi amiga Pilar me envía la imagen que reproduzco y se titula "Orgullo ibérico". Muy logrado, sí señor. Es el trasunto de la bandera que venera un sector importante del pueblo, el de todos aquellos que rinden culto al cochinillo asado en cualquiera de los cientos, quizá miles de hornos de asar que hay diseminados por toda España, verdadero holocausto de la raza porcina en esta tierra cristiana, tierra de buen yantar de un tiempo a esta parte porque antaño, primero con el Imperio y después con la pérdida del Imperio, todo fue sonar de tripas.

Así que una buena loncha de un jabugo flamígero, orgullo de la casta de la pata negra simboliza grandemente también el alma nacional, pues el jamón serrano (a quien se la tiene jurada la leyenda negra) es tan español como la fiesta llamada "nacional", santo cielo. ¿No iba a notarse el ascenso de España al club de los ricos? Naturalmente, en el cambio del viejo "pan y toros" por el nuevo "jamón y toros".

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