dimarts, 21 d’agost del 2007

La batalla de, en, por la derecha.

Supongo que si sales a la calle y preguntas a un dirigente del PP que si en el partido andan a mojicones te dirá que están más unidos que nunca detrás de su líder, señor Rajoy, que le consta que no hay discrepancias y que forman una piña, incluso un puño. Hasta es posible que te lo estampe en los morros para demostrar la autenticidad de sus afirmaciones.

"Mire Vd." (este "mire Vd. es el sustituto del "oiga Vd." con que los policías franquistas increpaban a la gente en la calle en cuanto se descuidaba) "Mire Vd., joven, no sé quién le pagará por andar difundiendo bulos, pero el PP está como un solo hombre, detrás de su presidente y próximo presidente del Gobierno de España".

El asunto, sin embargo, es bien distinto: están a castaña, por no decir hostia, limpia. Primero echaron a su hombre en Cataluña, el señor Piqué para sutituirlo por un joven integrista que tiene toda la pinta de hacer realidad el apellido de su antecesor. Después se encontraron con que el señor Sanz pide grupo propio en el Congreso, para afirmar los intereses de Navarra, según dice. Y ahora viene el alcalde de Madrid y reitera que él quiere calzarse un escaño en ese mismo Congreso.

La petición del señor Sanz ya forzó al señor Rajoy a posponer ad calendas graecas la cuestión y suscitó duras réplicas del pretorio: Navarra ya tiene grupo propio, que es el del PP. La reiteración del señor Ruiz Gallardón ha suscitado las de otros dirigentes de su partido, el señor Acebes, que debe de considerar al alcalde de Madrid una especie de bolchevique encubierto, y la señora Aguirre quien, postulándose a sí misma para el cargo de presidenta del Gobierno, no quiere ni oír hablar del asunto. Los señores de la derecha gastan ya tanto tiempo en hablar mal de sí mismos como de los socialistas, con lo que su oposición se resiente.

Al margen de todo ello que tiene, sin duda, una vertiente humana, la de ver si el señor Ruiz Gallardón materializará su ambición o se le interpone alguien en el camino, la cuestión que plantea, la de que haya representación de la ciudad de Madrid en el Congreso, remite a otro orden de cosas de mayor calado. Lo ha dicho la señora Aguirre (aunque no sé si se refiere a lo mismo que yo) al señalar que la idea "gallardónica" no encaja en el modelo cosntitucional español. Naturalmente que no; pero a la derecha le sale del fondo de las entrañas: representación de Navarra, representación de las ciudades, esto es, abajo el supuesto democrático esencial de que el Congreso es una cámara universal en la que están representados los españoles como españoles, que es una representación personal. Nacionalistas gallegos, vascos y catalanes han hecho de siempre caso omiso de esa doctrina; se han añadido los canarios y ahora vienen los navarros. Representación territorial. Sustitución de la representación universal personal por la de intereses concretos: regionales y, ahora, de las ciudades. ¿Y por qué no de los sindicatos, los empresarios, los bancos, las universidades, etc? ¿Y porqué no implantamos el consejo de los fascios y las corporaciones?

Ay, Señor, les sale del fondo del alma.

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