dissabte, 28 d’abril del 2007

Trágala, perro.

El rollo este de las elecciones municipales en el País Vasco aburre a las ovejas. Desde el bombazo de ETA en Barajas vengo resistiéndome a admitir la única conclusión válida que puede extraerse del comportamiento tanto de ETA como de Batasuna, la izquierda abertzale o como quieran llamarse estas gentes: que a fuerza de creer que los demás son imbéciles han conseguido demostrar y hasta convencernos a quienes hemos apoyado de buena fe todo el proceso, el diálogo, etc, de que aquí los únicos imbéciles son ellos. Imbéciles redomados y sin remedio.

ETA: declara una tregua, pone una bomba, mueren dos, dice que sigue en tregua, prepara atentados, asegura seguir en tregua, manda cartas de extorsión.

Batasuna: dice en Anoeta que va de acción pacífica, pero se niega a cumplir la ley, afirma que quiere cumplir la ley y a Otegi le sostiene el paraguas un presunto pistolero de ETA, que quiere ir a las elecciones municipales, pero sigue sin cumplir la ley, saca una organización de la nada y es filial de Batasuna, recurre a las asociaciones de electores, pero los candidatos, en un 80% son miembros de Batasuna y a alguno, además lo detienen por ser presunto miembro de ETA.

Pero estos ¿de qué van? ¿De trágala, perro? Han estado jugando con el apoyo que mucha gente de buena voluntad ha prestado al proceso de normalización sólo para acabar generalizando la impresión de que, en efecto, son una manga de racistas que piensa que "los españoles" son unos gorrinos despreciables. Vistas las cosas así, ¿cabe mayor encanallamiento y degeneración moral que hacer política protegido por pistoleros?

Y ya puestos, termino una conversa que tuve ayer por teléfono con un viejo amigo comunista que apoya a estos tipos y me pedía un ejemplo: conocí a José Luis López de Lacalle en la cárcel, en donde lo había metido Franco por comunista y ¡vaya si era comunista ortodoxo! ¿En nombre de qué lo mataron los pistoleros? Y conste que vi el video que hizo en su día Pepe Rei de Ardi Beltza para, entre otras cosas, justificar ese inicuo asesinato.