dissabte, 24 de març del 2007

El boicoteo a PRISA.

Están luciéndose. El País es uno de los mejores periódicos del mundo. Uno de esos que llaman "de referencia", cosa reconocida en todas partes, por el público en general y por los especialistas. Mutatis mutandi, es equiparable a Le Monde, el New York Times o cualquier otro de los grandes. ¿Qué se diría en los EEUU si uno de los dos partidos principales llamara a boicotear al Washington Post, por ejemplo, o en Francia si Sarkozy pidiera el boicoteo de Le Figaro? Ambos perderían las elecciones. Esa pasada del PP de pedir el boicoteo al completo grupo PRISA es una metedura de pata parecida.

Que el PP y la derecha en general tienen ganas al grupo es cosa sabida. Ya en su primer mandato Aznar intentó meter a sus responsables en la cárcel con ayuda de un juez prevaricador. Al no conseguirlo, hizo un boicoteo de hecho durante las dos legislaturas. Quizá me equivoque pero no creo que concediera una sola entrevista a El País en sus ocho años de gobierno y sólo llamó por teléfono una vez para engañar al director acerca de la autoría del atentado de Atocha en 2004. La desmesura, el pataleo de la reacción de los conservadores a las declaraciones de Polanco pertenecen a su estilo, incrementan el barullo, la agresividad, la hostilidad de la derecha al sistema democrático en su conjunto y son terreno abonado para la violencia. Ya veremos qué pasa en la primera manifa de la derecha, cuando traten de informar sobre ellas los medios que el PP boicotea.

No pueden soportar la prensa libre. Si estuviera en su mano, cerrarían El País porque la prensa que les gusta es la que se ve a la derecha. La que gustan leer los falangistas que se manifiestan junto con las NNGG del PP contra una decisión de la fiscalía.

Esa demasía histérica, ese perpetuo tronar indignado contra todo lo que hace el Gobierno, esa bronca sistemática y movilización permanente en la calle son como los movimientos angustiados que hace el infeliz que ha caído en una ciénaga de arenas movedizas; cuanto más se agita, más se hunde. Como lleguen así a las elecciones de 2008 van a perder la mitad de sus votantes. El asunto es tan evidente que parece como si pensaran que no va a haber elecciones.

El motivo de la explosión han sido las declaraciones del señor Polanco en la junta de accionistas de la empresa. Algunos medios ya empiezan a decir que dichas declaraciones son inoportunas, inconvenientes y polémicas. Es el inveterado miedo de los españoles a la derecha feroz. Si ésta insulta, amenaza, apabulla, no se dice nada; pero si la izquierda o hasta la derecha menos montaraz (al fin y al cabo el señor Polanco es más bien de derechas) manifiestan su posición con claridad, se les recrimina como si hubieran abusado de la libertad de expresión. ¿Abusar de la libertad de expresión cuando se dice que al PP le vale todo con tal de volver al poder o que las manifas de la derecha son franquismo puro y duro? Parece mentira. Todo el mundo puede ver las fotos con las banderas franquistas en esas manifestaciones y las banderas franquistas, es de suponer, son franquistas. Que al PP le valga todo para sus fines electorales lo sabe hasta la Capra Hispánica.

Pero hay más. Aquilátese la concepción de la libertad de expresión y el juego democrático que tiene la derecha. Desde sus medios se insulta al señor Rodríguez Zapatero prácticamente todos los días y con el mismo argumento: que está dispuesto a todo (a romper España, a entregarse a ETA, etc) con tal de permanecer en el poder. Eso lo dicen los periodistas y políticos del PP. Además, desde los medios de la derecha se confiesa una abierta filiación política: Zarzalejos, Pedro J., Losantos, etc dicen a las claras que quieren que gane las elecciones el PP y hacen lo que pueden por conseguirlo. Son boletines del PP, cosa que, como es sabido, no es lo mismo con El País y el PSOE.

El PP es cada vez más un partido antisistema, ultramontano y extremista que parece dispuesto a mantener este nivel agresividad y excitación hasta marzo de 2008. No quiero pensar en el verano que nos espera. Quizá sea inteligente que el Gobierno convoque elecciones anticipadas. Así nos libramos de estos espectáculos y los partidos conocen su auténtico apoyo electoral. Con los partidos, la gente. Con la gente, lxs hacedorxs de opinión, que son siempre lxs últimxs en enterarse de todo, y sabiendo ya el respaldo real en votos del PP, le pierden el miedo.