dilluns, 26 de febrer del 2007

Quer pasticciaccio brutto dal Senato.

Ya está Italia donde solía, con gobiernos de 9 meses de duración, amagando crisis crónica. El martes pasado cayó el de Romano Prodi (en la foto de AP/Salvatore Laporta), una inverosímil coalición de 12 partidos de centro-izquierda, desde los comunistas de Rifondazione Comunista hasta los democristianos moderados. Este gobierno dispone de una sólida mayoría de 67 escaños en el Parlamento, pero de otra muy incómoda de dos en el Senado, lo cual es muy peligroso porque en Italia, a diferencia de otros países como España en los que la segunda cámara es políticamente irrelevante, las dos pueden hacer caer al gobierno. Como sucedió en la votación sobre la renovación de las tropas italianas en el Afganistán, que Prodi perdió por dos votos. Los "sies" fueron 158, descontando los votos de dos comunistas (Ferdinando Rossi, del PDCI y Franco Turigliato, de Rifondazione) y dos senadores vitalicios, Giulio Andreotti y Francesco Cossiga, que se abstuvieron o votaron que no, lo que en el Senado italiano, en donde las abstenciones se computan como votos negativos, viene a ser lo mismo. Los "noes" alcanzaron 160 votos y el Gobierno dimitió.

El presidente de la República, el antiguo comunista Giorgio Napolitano, rechazó las peticiones de la oposición, que han oscilado entre pedir elecciones anticipadas (Berlusconi) y un gobierno "de transición" (el aliado de Berlusconi, Gianfranco Fini), lo que prueba que la derecha italiana no está más unida que la izquierda y que la idea, muy difundida por los medios de Il Cavaliere de que ganaría las elecciones de celebrarse ahora, tiene mucho de baladronada al estilo berlusconiano. Prueba: la derrota que se infligió a sí mismo el año pasado gracias a la reforma de la ley electoral que hizo a tragar al Parlamento en 2005.

Napolitano ha encargado de nuevo la formación de gobierno a Romano Prodi quien comparecerá el próximo miércoles ante el Senado con el mismo gabinete que el Senado derrotó. Viejo estilo de la política all'italiana. Para fortalecer el gabinete, Prodi le ha presentado un programa-ultimátum de 12 puntos "innegociables", mucho más conservador que el programa anterior (mantenimiento de la política exterior de d'Alema, que exaspera a los comunistas, algunas políticas fiscales redistributivas y "olvido" de los proyectos de parejas de hecho y matrimonios homosexuales), un éxito, pues para los críticos comunistas. El punto 12 del programa dice que el presidente del Consejo es la unica voz autorizada cuando hay discrepancias en el Gobierno. Lo dicho, un éxito.

En cuanto a la mayoría, dicen los del centro izquierda que cuentan con ella porque a sus 158 senadores seguros suman los dos comunistas díscolos que ahora dirán "sí" y un tránsfuga de Berlusconi, antiguo democristiano, creador de un "partido de centro". Es posible que lo consigan. Por esta vez, hasta los dos partidos comunistas han visto el peligro y honra a Rifondazione la conclusión de que "entregar italia a la derecha de nuevo sería un crimen". Notable perspicacia política. Veremos cuánto dura. Il signore Turigliatto ya ha dicho que votará "sí" al Gobierno Prodi II, pero que volverá a votar "no" cuando el Gobierno Prodi II presente el plan para mantener las tropas italianas en el Afganistán. Con lo que, si el Gobierno Prodi I duró 9 meses, el Prodi II puede durar uno y medio. Pensar en elecciones anticipadas con la ley de 2005, sin aprobar antes una reforma electoral, es pensar en lo excusado. Es decir, la legislatura puede terminar con "n" gobiernos Prodi, siendo "n" un número entre cero e infinito.

Es tranquilizador. Ya vuelve Italia por donde solía y no con un pentapartito sino con un dodecapartito.