dimarts, 17 d’octubre del 2006

USOS REPUGNANTES

FRAGA EN GRANADA

Confieso que hay cosas que me sacan de quicio. Una de ellas es esa costumbre de impedir el ejercicio de la libertad de expresión por las bravas, a lo bestia. Es repugnante lo que han hecho los estudiantes de Políticas y Sociología de Granada con Fraga, como fue repugnante lo que hicieron los de Derecho de la Autónoma de Madrid con Felipe González, como lo de los de una de las universidades barcelonesas con Gotzone Mora (creo recordar), como repugnante es toda agresión a la libertad de expresión legal en una democracia. Es repugnante porque es inmoral (al hacer a alguien algo que uno no quiere para uno) y, sobre todo, es repugnante porque es cobarde.

En 1963, más o menos, Fraga (a quien vemos en una foto en 1947, con uniforme de alférez de complemento, del brazo de su amigo Gonzalo Fernández de la Mora, y dispuesto a comerse el mundo) fue a la Facultad de Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid a dar una conferencia. Era catedrático de la casa y Franco acababa de nombrarlo Ministro de Información y Turismo. Fue a exponer la ley de prensa que estaba preparando; aunque no podría jurarlo porque la verdad es que no lo dejamos hablar, poco más o menos, al estilo granadino. ¿Repugnante? Pues no. España era entonces una dictadura militar en la que no se respetaban los derechos fundamentales, especialmente la libertad de expresión. Fraga era el todopoderoso ministro de propaganda de aquel régimen tiránico que hablaba por los codos, pero no dejaba hablar a nadie más y detenía, torturaba y encarcelaba a lxs que lo hacían en contra de él. Item más, quienes se enfrentaban a Fraga y le impedían hablar se jugaban mucho: expedientes académicos, detenciones, palizas, procesamientos.

Eso es el pasado. Algo que no hay que olvidar pero tampoco reproducir, aunque sea con el signo cambiado. Puedo estar de acuerdo con lo que dicen los estudiantes granadinos. No al extremo de llamar a Fraga asesino, pero sí de recordar que fue ministro en un gobierno criminal, capaz de ejecutar a la gente sin juicio justo. De hecho, el hombre es contumaz. A la derecha lo vemos en la presentación de Alianza Popular, el grupo (no quería llamarse partido; eso vendría después) con el que la derecha franquista pretendía ganar las elecciones de 1977, las primeras libres en España desde 1936. Está rodeado de otros cinco ex-ministros franquistas (Fernández de la Mora, a su derecha en todos los sentidos) y otro que no llegó a serlo. Total, los Siete Magníficos, que se dieron una castaña electoral de aúpa y todavía no han entendido por qué. Igual que en el 14-M.

Pero eso es el pasado, repito, y con el pasado puede hacerse todo: estudiarlo, juzgarlo (incluso en vía judicial), ensalzarlo, repudiarlo, todo menos revivirlo. España es una democracia. Muchos dirán que no. Está bien, no vamos a discutir: hay libertad de expresión. Nada se opone a que una universidad invite a quien quiera a dar una conferencia legal. Nada salvo los energúmenos, que impiden a los demás el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión, para mí el fundamental de los fundamentales. En 1963 nadie privó a Fraga de su derecho a la libertad de expresión por la sencilla razón de que no lo tenía: no tiene derecho a la libertad de expresión el que se lo niega a los demás por la fuerza. Que es lo que han hecho los estudiantes de Granada: ponerse a la altura del pasado de la persona a la que han agredido. Sabiendo, además que no se juegan nada, que no va a pasarles nada. Lo que él hacía: atropellar derechos ajenos impunemente.

MUJERES LAPIDADAS

Puestos a hablar de usos repugnantes, eso de lapidar a las reas de adulterio se lleva la palma. Amnistía Internacional denuncia que hay siete mujeres en el Irán, en grave riesgo de morir apedreadas en cumplimiento de una condena judicial. Dejemos para mañana ponderar qué tipo de animales son unos jueces capaces de fallar semejante atrocidad y qué tipo de cultura y religión las que la prevén, porque ya va de noche. Pero, por si alguien quiere enterarse de la historia e ir protestando, dejó aquí el enlace a Amnistía Internacional.