divendres, 27 d’octubre del 2006

EL MEJOR ALCALDE, EL REY.

Pequeño aviso. Me he apuntado a FeedBurner y he puesto un enlace a la izquierda para quien quiera suscribirse gratis al blog. Imagino que el asunto funciona, pero no estoy seguro. No sé si se recibe por correo o de qué forma. Lo que sí sé es que saca todos los posts, el último y todos los demás, pero vienen un poco desconfigurados. Supongo que no es sólo mi incompetencia porque, según que se emplee un navegador u otro, se desconfiguran de formas distintas. Además, he visto que los de FeedBurner reconocen problemas. O sea, que seguiré intentándolo. Pero, de momento, tengo un enlace molón.

Según lo visto, al candidato a alcalde de mi ciudad lo designa el señor Rodríguez Zapatero en un momento de inspiración. Y esto, ¿qué diantres es? Franco nombraba directamente al alcalde, no al candidato; pero es la única diferencia, porque nombramientos a dedo son los dos. El PSOE, que se dice de izquierdas, ¿no tendría que consultar a los madrileños? No hay norma que fuerce a ello, a no ser una regla de cortesía que obliga a preguntar antes de decidir de forma tan imperial. Al fin y al cabo, el señor Sebastián parece saber tanto de ayuntamientos como la señora Trinidad Jiménez de relaciones internacionales.

La blogosfera, temible monstruo de 100.000 ojos, empieza a crepitar con la imposición de este hombre en la sombra, verdadera sombra de hombre, como candidato. Hasta a los chicos de El Plural, que son devotos monclovitas, les parece mal el asunto, aunque no a todos, algunos dicen que es una sapientísima decisión. Antonio San José se hace cruces, diciendo que Sebastián es lo contrario de Bono y que no tiene carisma. No sé yo qué carisma puedan haber tenido todos los alcaldes del rompeaolas a lo largo de su historia. ¿Carisma Gallardón, Álvarez del Manzano, Rodríguez Sahagún, Tierno? ¿Y qué decir de Arias Navarro o Arespacochaga? Por no tener carisma no lo tuvo ni "el mejor alcalde de Madrid", Carlos III de Borbón. Pero eso traza, creo, la raya del gusto de los madrileños: no nos importa que el candidato no tenga carisma; es más, lo preferimos aburrido (a la vista está) y doctos, a ser posible. Y, si hay que elegir entre aburrido y sabio, se prefiere lo primero, como se prueba con el señor Álvarez del Manzano.

Lo que se me antoja peligroso no es que el candidato sea profesoral, gris y aburrido, sino que sea la voz de su amo, el hombre de confianza de otro, un mandao, vamos. Una ciudad que gusta de tener a reyes por alcaldes (aunque sea Carlos III, a la derecha, en un curioso retrato obra de Joaquín Cortés Caballero) no se conforma, supongo, con un valet de chambre, al menos desde la llegada de la democracia. En la dictadura pudo haber sido alcalde el caballo de Su Excelencia. Pero eso, en principio, se ha acabado. Escolar es demoledor: "dicen los socialistas que este economista desconocido para el gran público que estuvo a punto de ser ministro y se quedó de asesor cumple con "el perfil que buscaba el PSOE desde hace tiempo. Seguro que sí."

Lo tiene crudo el hombre. Por un lado, puede ser una prueba del principio de Peter y, por otro, contraprueba de una de las cuestiones más discutidas en la ciencia política: el impacto de las campañas electorales. La de Sebastián ya tiene que ser original e impactante porque así, en la salida, nadie da un euro por él. Si yo fuera locutor del bando nacional, mañana soltaría la siguiente interpretación por los micrófonos:

"Genuflexo ante el gran Polancone y queriendo pagar una deuda oscura que tiene con él, Zapo nombra candidato a una nulidad para que gane las elecciones Prisardón o, como dice Escolar, uno de mis blogs prefes, para que la nulidad las pierda frente a Prisardón."
Si, en lugar de locutor liberal fuera asesor electoral, montaría una campaña en plan David contra Goliath, que es muy socorrida. Es mejor que el candidato hable de los filisteos que de las obras de la M-30. El señor Gallardón tiene previsto inaugurar el faraónico proyecto antes de las elecciones, para lo que parece que habrá que gastar 1.000 millones más de euros sobre lo presupuestado. No estoy seguro de la cantidad, pero lleva un montón de ceros. Van a poner parquímetros en los rellanos de las escaleras.