dijous, 28 de setembre del 2006

MÚSICAS CELESTIALES.

BOMBAS EN LOS ALTARES.

Creo haber dicho ya cuánto me recuerda el periodismo español al que retrata Mark Twain en un cuento titulado "Cuando fui periodista en Tennessee". Es una historia de competencia entre dos periódicos, supongo que de la capital, Nashville, a mediados del siglo XIX. Por cierto, ¿quién se acuerda de Nashville Skyline, de Bob Dylan? Había allí un tema country, Girl of the North Country Side, que apareció por primera vez en Freewheelin' Bob Dylan en un dúo impresionante con Johnny Cash. Tengo que ir corriendo a buscar mis vinilos de los 60.

El caso es que los dos periódicos de Nashville, Tennessee, acostumbraban a dirimir sus diferencias a mamporros, tiros y bombazos. Más o menos como aquí, aunque aquí parezca que las cosas no van más allá de las palabras, de momento. Francamente, no veo a Luis del Olmo poniendo una bomba en los bajos a nadie. Pero decirlo, lo ha dicho. Se le oye en e-noticies: una bomba. He pillado la noticia en LD.

La bomba son esas declaraciones. Será digno de oír lo que conteste el otro, el bombardeado, que no es un modelo de finesse. Tennessee se queda corto al lado del reñidero español. Tengo a Luis del Olmo por persona tranquila y hasta apacible, con lo que muy quemado tiene que estar para manifestarse de ese modo. Claro que también puede ser un exabrupto escénico, al estilo Rubianes. ¿No dicen por ahí que "todos somos Rubianes"? Aun así, sospecho que hay mar de fondo, quizá puramente personal. Luis comete un lapsus curioso: llama Iñaki a Losantos. A efectos radiofónicos, sólo hay un Iñaki en el país. Típico acto fallido: ¿a quién quiere ver volando por los aires Luis del Olmo?


LA IGLESIA, EL ISLAM, EL PERDÓN.

Las peregrinas afirmaciones del señor Aznar en los EEUU sobre las disculpas que los musulmanes nos deben por "habernos" invadido hace 1300 años han provocado todo tipo de chirigotas. Esas afirmaciones son disparatadas, desde luego, pero son, sobre todo, inoportunas en una Europa que está haciendo esfuerzos por acomodarse con las abundantes comunidades islámicas que viven en nuestros países. Hasta los alemanes, que tienen fama de racistas, han convocado una conferencia islámica (que ha inaugurado el Ministro del Interior Wolfgang Schäuble, CDU/CSU) para entenderse con los musulmanes.

Pero no por eso se da una actitud de "apaciguamiento" de que siempre acusan los neocons a quienes pretenden ligar con el Islam: la señora Merkel se opone a la suspensión de la representación de Idomeneo en Berlín, en donde, al parecer se decapita a tres fundadores de sendas religiones, Buda, Cristo y Mahoma, lo que no sé cómo encajará en la ópera de Mozart. Y, ¡hopla! los participantes en la conferencia han dicho que si la ópera se escenifica, ellos irán a verla. Claro, eso de que no se puedan representar figuras humanas y menos divinas, esa iconofobia, es contraria al espíritu de los seres humanos, a los que nos gusta vernos desde fuera. En realidad les gusta a ellos también. Véase si no la miniatura persa del siglo XV que representa a Mahoma jinete en su yegua Buraq que visita el paraíso en compañía del arcángel Gabriel. El de la puerta es Abraham. Y la yegua tiene mucha gracia.Mohammed Image Archive.


Ese resultado demuestra dos cosas: la primera, que se puede ser intransigente en asuntos de principio y flexible en las formas, cosa que el señor Aznar ignora; la segunda, que no se queda ahí el desbarre del señor Aznar, sino que entra en colisión con la actitud del Santo Padre, del Santo Padre del señor Aznar. Porque Benedicto XVI ha dicho que "siente profundamente que sus palabras hayan podido ofender a los musulmanes" que no es, desde luego, una petición de perdón (ya sabía yo que Ratzinger no iba a pedirlo), pero tampoco es un aznariano "y yo en la tuya por si acaso". (Quien quiera ver la noticia en latín, cosa muy lógica al tratarse del Papa de Roma, ya sabe tiene que pinchar en Nuntii Latini, el periódico -y radio, hay archivo de radio- finlandeses que dan las noticias en latín. Una pasada).

De forma que, cómo no, el señor Aznar es más papista que el Papa.